Partida Rol por web

Había llegado la noche y Constance se estaba preparando para encontrarse con Ser Bastín cuando alguien llamo a la puerta de su Habitación

La joven se volvió hacia la puerta sin entender que pasaba. No se suponía que nadie viniera en su búsqueda, no esa noche.

-¿Quien es?

Preguntó y aguardó, no iba a abrir así como así.

Soy yo Constance tu padre, dijo Lord Owen del otro lado de la puerta.
 -Pasare.- agrego y abrió la puerta. La muchacha noto que su padre estaba acompañado de una persona que no había visto nunca.
-Hija quiero presentarte a Ser Daeron, el es un buen caballero que esta bajo mi mando desde hace unos meses el formara parte de tu guardia desde hoy en adelante.-

El hombre ingreso a la habitación, tenia un porte serio como si fuera un hombre que jamás sonreía, pero a su vez su cara era amable.
-Buenas noches mi señora yo seré su escudo juramentado de aquí en mas.-

Constance miro a su padre sin poder creer lo que le estaba haciendo, ni siquiera atendió a Ser Daeron.

-Padre, nunca he necesitado un guardián, yo siempre me he cuidado sola...

¿Como iba a ver a Bastian con ese hombre cuidándole las espaldas? Tenia que pensar en algo rápido, muy rápido.

-Ahora voy a dormir, nadie necesita un guardia para dormir... Dejadme tranquila esta noche y mañana lo pensare. No tengo nada en contra de vos, Dieron pero padre, no soy una niña.

La muchacha se acercó a su padre y lo abrazó como si estuvieran solos y le pidió.

-Solo esta noche, te prometo que luego dejaré que tu guardia cuide mi sombra...

Era la debilidad de su padre, esperaba poder convencerlo esta vez también.

El guardia miro a Constance con suspicacia y luego miro a Lord Owen para saber que opinaba su señor con respecto a lo que le pedía su hija. Apoyo la mano en el pomo de la espada un acto que había adquirido a lo largo de su vida y que era ya un reflejo propio de el

-No lo pondré a dormir en la puerta de tu habitación, lo tengo para que te cuide durante el torneo y luego también en el viaje de vuelta a casa.- Dijo Lord Owen a su hija.
-Es un buen hombre muy religioso y hábil con la espada, le insistí para que compita en el torneo pero me dijo que juro nunca desenfundar su espada si no era para usarla de en serio.- Comento el Lord y le dio una palmada en la espalda a Daeron.

Constance sonrió como una tonta, no se había dado cuenta de que su padre no había dicho quen la cuidaría en ese momento. Respiró profundo, mirando al caballero, realmente no era desagradable.

-Vaya, había entendido mal. Entonces está bien, padre. Ahora, si no os molesta, me gustaría cambiar mis ropajes y dormir.

Había respirado tranquila. Ni bien se fueran, podría correr a ver a Bastian. Aun miraba a su padre a los ojos pero esperaba que se fueran pronto.

-Bien, no te preocupes. Por esta noche ya no te molestaremos mas.- Dijo lord Owen y se alejo llevándose a Ser Daeron que antes saludo a Lady Constance debidamente.

Una vez se hubieron retirado la pelirroja volvió a quedar sola en su habitación.

Respiró aliviada cuando su padre salio con el caballero. Al menos ya estaba lista y solontndria que dejar pasar unos minutos antes de salir para no ser descubierta. Cuando creyó que podría ser, asomó el rostro por la puerta y miro a los pasillos, de un lado y del otro, era ahora o nunca.

Constance logro salir de la habitación si ningún tipo de problemas, al llegar a la cocina la pelirroja noto la gran cantidad de gente que se reunía allí charlando y bebiendo, eran todos sirvientes del castillo y gente de menor importancia que no tenían lugar en los grandes salones del castillo.

 Allí en una de las mesas esperaba su caballero, Llevaba una capucha marrón puesta pero no era el único que llevaba algo así, de modo que no destaco entre el resto de los allí presentes.

-Por un segundo pensé que no llegarías, ¿Lista para nuestro paseo nocturno? pregunto con una sonrisa bajándose la capucha para que ella le viera el rostro

La joven no se removió la capucha, la verdad que con el asunto del nuevo guardián estaba un poco nerviosa. Se acercó a él y le sonrió.

-Mejor que nos vayamos ahora... Estoy lista pero tengo algo que contaros.

Miró en todas direcciones por si alguien la había seguido pero al menos de momento no veía a nadie. Tomó la mano de Bastian para llevarlo consigo y volvió sobre sus pasos deteniéndose y haciendo que él tropezara con ella.

-Nunca me había emocionado tanto un paseo bajo la luna...

Lo decía de verdad.

Ser Bastian siguió a Constance y tomo su mano cuando esta se lo ofreció. Tenia una mano calida y nudosa trabajada por cientos de horas practicando con la espada y el escudo.

-Me alegra que te emocione el paseo, espero que lo disfrutes mucho.- Comento mientras le sonreía.

Siguieron su camino hasta llegar a las caballerizas, allí un paje tenia preparados dos Caballos Alazán ya ensillados.
 Ayudo a Subir a Constance al suyo y luego monto el que tenia preparada para el no si antes dejarle al muchacho unas monedas de cobre.
-Bueno podemos ir yendo.- Dijo y espoleo a su caballo para comenzar la marcha.
 Cruzaron la puerta de rastrillos sin ningún problema y Bastian puso su caballo a la altura del de Constance para hablar.
-Que tal si nos alejamos un poco del castillo, así estaremos mas tranquilos.- Propuso a la colorada.  

Constance miró a su acompañante que había emparejado los caballos. Erabuba noche espléndida y él estaba aún mas buen mozo que horas antes.

-Mucho me temo que en este caso estoy en vuestras manos pues desconozco el lugar... OS diré aun mas, si me dejáis aquí, me perderé para siempre.

No mentía, realmente no conocía el sitio. Movió la cabeza hacia el lado contrario de el dejándole ver solo su rojo cabello en una trenza.

-Estoy segura que vos sabéis a dónde ir... Vamos, os sigo.

-Entonces sígueme dijo Y espoleo su caballo para ganar velocidad esperando a que Constance hiciera lo mismo con el suyo.
 Ambos tomaron velocidad y el viento hizo que la capucha de la chica se corriera mientras golpeaba, revitalizarte en su joven rostro.

 Tras una corta carrera Ser Bastian freno su montura y comenzó un avance un poco mas lento saliéndose ahora del camino.
 Hay que tener cuidado mi señora, el caballo puede tropezar con una raíz. Por suerte la luna y las estrellas nos dan la luz necesaria para poder guiarnos.
 Tras un rato mas avanzando a paso lento llegaron a la orilla del Ojo de los dioses que se mostraba calmo y reflejaba como un espejo el inmenso cielo.
 El caballero bajo de su caballo e hizo que Constrance hiciera lo mismo.
 Se desabrocho la capa y la tiro en el piso, a orillas del lago para que Constance se sentara.
 -Traje vino, pan y algo de queso.- Comento Ser Bastian mientras de las alforjas del caballo sacaba la comida.
-Los siete nos regalaron una noche inmejorable para poder disfrutar, solo tu presencia hace que la noche sea mas que perfecta.

Lo siguió sintiéndose libre y al mismo tiempo cuidada. Quizás era una tonta por no decirle a nadie que saldría y con quien pero sentía que junto a Bastian no podía suceder nada malo. Con una sonrisa dejo que él la ayudara a apearse del caballo y luego se sentó observando el panorama alrededor de ellos. Realmente era una noche hermosa pero cuando él dijo aquello, Constance lo miró sin borrar su sonrisa.

-Gracias, mi lord... No sé si es una noche perfecta con mi presencia, yo mas bien creo que es por vuestra compañía.

Echó un ojo a lo que Bastian había llevado para ellos y sonrió.

-Primero dadme vuestra mano derecha.

La tomó al tiempo que se lo decía y comenzó a poner cara de preocupación. Luego sonreía y luego preocupación de nuevo, finalmente dejó de jugar con él, apretando su mano con suavidad.

-Allí dice que seréis bendecido por Los Siete con al menos cuatro hijos y que una mujer hermosa dormirá cada noche a vuestro lado, es posible que ya la hayáis conocido. También dice que vuestros enemigos no serán tan poderosos y...

La mujer lo miró seriamente, aguardando la reacción de Bastian.

Se Bastian ofreció su mano para que Constance leyera en ella su fortuna, la miro sin hacer preguntas ni comentarios mientras la muchacha leía las marcas de la mano del caballero.

-Así que cuatro hijos, eso será fantástico, me encantan los niños.- Comento ante las predicciones de sus herederos.

Al oir que dormiría con una bella mujer y que seguramente ya la haya conocido no comento nada solo se limito a sonreír.

-eso un gran alivio saber que mis enemigos no serán poderosos ¿y que mas dice mi mano? ¿por que se detiene? pregunto el caballero.

En el sereno lugar se hoyo un ruido de acero rozando el cuero

-¿Que ha sido eso? ¿lo has oído también? pregunto ser Bastian cortando la lectura.

Constance estaba por responderle por qué había parado cuando si, escuchó lo mismo que él. No se movió ni un ápice, no tenía miedo por alguna razón nunca lo tenía cuando debía y no le gustaba el papel de doncella desvalida, prefería papeles más protagónicos, algo que siempre le había recriminado su padre. Bajó la voz para no ser escuchada.

-Lo escuché, quizás alguien nos siguió...

Esperó un segundo pero luego se puso de pie tendiéndole la mano a Bastian.

-Habrá que esperar en guardia. Es cuando odio no tener una espada o como mínimo un arco como mi hermana Mérida.

En realidad no lo odiaba, le gustaba la idea de que hicieran cosas por ella.

-Supongo que os toca defenderme, mi lord.

Aún le sonrió como si no sucediera nada y quizá realmente no sucedía.

Ser Daeron apareció frente a la pareja con espada en mano y actitud poco amistosa.
-Por esta noche dijo doncella Constance, eso me hizo dudar y no me equivocaba.- giro la mirada para cruzar los ojos con ser Bastian -voy a tener que llevarme a la dama por las buenas o por las malas.- El hombre no le importaba estar amenazando al hijo de un poderoso Lord del Dominio.
-Doncella Constance, por favor vuelva conmigo.- Dijo finalmente sin sacar los ojos de Ser Bastian.

 El caballero de la manzana roja desenfundo también su hoja y se puso un paso adelante de Constance.
-Que corra sangre ser.- dijo sin miedo -Ella no volverá si no lo desea.