Partida Rol por web

Constance habia llegado al lugar en donde varias personas habian improvisado una especie de reunion campestre, La muchacha vio varios escudos de armas pero no le parecieron conocidos, alguno lo habia visto en algun libro pero no recordaba los nombres, Todos estaban cantando y bebiendo al son de una cancion picante interpretado por un jovén Bardo llamado Susurro de miel.´
 Tambien en el grupo habia varias chicas, Constance las conocia como cortesanas que era como le decian en las altas esferas a las prostitutas, la unica diferencia entre unas y otras es que las cortesanas eran mas refinadas.
 No tardo en unirse otro bardo al improvisado festin y comenzo un divertido duelo entre ambos donde improvisaban sus canciones y trataban de dejar en riduculo a su contrincante.

Por casualidades del destino, la joven supo còmo se llamaba aquel bardo, incluso el nombre le parecia algo gracioso, divertido y dulce. Estaba en un buen sitio y no se perdìa nada de lo que acontecìa; tenìa que reconocer que esos dos sabìan còmo divertir a la gente. Tambièn mirò a aquellas mujeres, no tenìa nada en contra de ellas pero le causaban casi tanta curiosidad como los dos que lanzaban coplas al aire el uno en contra del otro. Se obligò a dejar de mirar a las cortesanas y volver a centrar su atenciòn en los que cantaban, a veces movìa un piecillo al ritmo de la mùsica, hasta que un hombretòn mayùsculo que estaba cerca de ella se levantò y se fue a otro sitio, entonces la pelirroja se sentò y desde ahì tenìa la mejor de las vistas.

-Esto puede ser màs interesante que recluirme a leer.

Pensaba mientras veìa como las personas bebìan alegremente, parecìa que tenìan un mundo aparte y en cierto modo eso le ayudaba sobremanera. Se quedò muy quieta, escuchando, mirando, algunos nombres los recordaba pero no reconocìa a nadie en aquel sitio y dudaba mucho que alguien la reconociera a ella. Pronto sòlo era una chica pelirroja disfrutando del improvisado espectàculo.

Las canciones seguían y la bebida corría a grandes cantidades la batalla de los bardos había llegado a una tregua y ahora ambos cantaban canciones a dúo para los presentes. Varios de los presentes comenzados a bailar con las cortesanas mientras la risa y la bebida  llenaban el lugar.

 Entre tanto alboroto Constance vio a una de las cortesanas tomar una copa de vino y ofrecérsela a uno de los caballeros, eso no hubiera parecido nada raro si no fuera que la mujer había dejado caerá algo en la bebida de hombre que se tomo con avidez.

 El movimiento fue rápido y casi imperceptible tal vez la muchacha había encontrado a quien pudiera enseñarle ese extraño arte que le despertaba el interés.

 Mientras seguía sumida en sus pensamientos un joven se acerco a Constance.

-¿Me permite invitarla a bailar? dijo el mismo con una cautivadora sonrisa

Constance quedó maravillada con lo que acababa de ver y cuando estaba a punto de ir a preguntar sin ningún reparo pero entonces alguien la invitó a bailar. La joven pelirroja dudó un instante mirando en todas direcciones por si alguien de los suyos venia pero no, por suerte para ella no parecía que nadie la hubiera seguido. Tomó la mano que la invitaba y sonriendo aceptó. ¿Que era lo peor que podía pasar? Nada, Constance necesitaba distraerse y olvidarse de Ragnar.

El muchacho muy galante tomo a Constance de la mano y la llevo donde el resto de los hombres bailaban, llevaba el pelo hasta el hombro y tenia un Jubón amarillo con una Manzana roja en el centro.
-No soy un gran bailarín espero no le moleste.- Dijo y comenzó a bailar con la muchacha al son de una divertida canción.
 La Cortesana aun seguía en el mismo banco, charlando con el "Envenenado" que reía y manoseaba a la muchacha de vez en cuando.
-Usted es la señorita Nigthwing verdad.- Pregunto el hombre a constance haciendo que la chica volviera a mirarlo.

Constance dejó de mirar a la muchacha y se fijo en su acompañante. Era un hombre muy guapo y no parecía que no de esos bardos, segura estaba de que no lo era.

-Yo no he bailado mas que con mi padre y mi hermano, así que tampoco diría que soy una experta.

La joven sonrió amablemente hasta que él le preguntó si era lady Nightwing. Se vio ligeramente sorprendida pero no era de extrañarse, muchos debían saber quién era ella.

-Así es pero ahora estoy en desventaja pues no sé quién sois vos...

Estaba mirándolo tan fijamente que no se dio cuenta y trastabilló un poco, demostrándole a él que no le había mentido respecto a sus artes en el baile pero no borró su sonrisa, esperaba que le dijera cuál era su nombre y cómo sabía el de ella.

-Mi nombre es Bastian Fossoway.- dijo sin dejar de bailar con la doncella.
 Su casa es muy conocida por todo poniente vi cuando llegaron con su caravana y no pude dejar de notar su hermosa presencia.- Dijo con galantería el sujeto.
-Vino a ver a su padre competir en el torneo ¿verdad? Pregunto resaltando un poco lo evidente.
 -Yo he venido a competir pero no creo poder ganar, Lord Owen Nigthwing es un justador excelente y yo aun no tengo la técnica suficiente para enfrentarme a el.

Constance se sintió halagada por las palabras de aquel joven lord y no es que fuera ajena a la fama de su casa pero a veces le gustaba olvidarse y ser un poco mas como las otras muchachas, aunque amaba ser parte de los Nightwing como siempre le decía su amado gemelo.

-Si, he venido a ver a mi padre pero podéis ver, también puedo hacer otras cosas, ser Fossoway.

Nuevamente miró en todas direcciones y luego al caballero mientras le sonreía.

-Casi estoy segura que decís eso a todas las jóvenes que conocéis pero aceptaré el halago porque sé que lo soy...

Por un momento se quedó seria pero luego echó a reír dejándole bien claro que era solo una broma.

-Si, ya veo y me extraña que no este custodiada por nadie.- Dijo el hombre mientras bailaba. -Pero mejor para mi asi  puedo cortejarla como se merece sin tener que lidiar con un tosco guardia.- Sonrio a la muchacha para ver si le debolvia la sonrisa.

-Me parte el corazón señorita Constance, no soy un hombre que corre tras las faldas de cualquier mujer, cuando digo algo lo digo con el corazón.- El hombre miraba siempre a la los ojos de la joven Nigthwing, su mirada era segura y casi encantadora.

Constance respiró profundo, era sin duda un hombre muy galante y con lo poco que ella había tratado con ellos, era posible que la convenciera pero no era una chica que tuviese esas dudas, se sabía hermosa y sólo había un hombre que podía negarse a ella, más valía no mencionarlo pero tampoco es que fuese a creerle a pie juntillas porque quedaría como la tonta que no era.

-Digamos que lo sentís y que os creo, de todas formas es poco apropiado. Necesitaréis que haya más que un grupo de bardos y unas cortesanas para cortejarme como habéis dicho.

La pelirroja no dejaba de mirarle fijamente a los ojos.

-Este no es el mejor sitio, si padre se entera que me habéis encontrado aquí no creo que le haga mucha gracia. Pero, seré buena chica y le diré que me rescatasteis de perderme por allí, después de todo no conozco este lugar a la perfección.

Era evidente que su padre no era así y que posiblemente él lo sabía pero a Constance le gustaba jugar. Se acercó al oído de Sebastian.

-Debo deciros que sois un hombre impresionante, además de muy buen mozo... Y yo tampoco miento, casi nunca.

-Entonces dígame cual es la mejor manera de cortejarla y entonces lo haré.- Dijo el hombre sin dejar de bailar con la muchacha. -Tal vez podamos cabalgar por la ribera del ojo de dioses ¿que le parece esa idea?

-Oi que habrá una gran cena allí seguramente será un lugar mas propicio para bailar.- comento el hombre que sonreía a Constance y la miraba siempre a los ojos.

 Su sonrisa se ensancho mucha mas tras lo dicho por la joven pelirroja. -Déjeme decirle que aun no he conocido mujer mas bella por estas tierras, me preguntaba si me podría bendecir con una prenda para poder ganar el torneo en su nombre.-

Constance no podìa negar que le agradaba la manera en que Bastian le hacìa sentir la ùnica mujer en aquel lugar y mucho menos podìa negar que era un gran partido. Daba paso cortitos, danzaba y sonreìa.

-Mmm, si os digo lo que es apropiado, os pongo el camino demasiado fàcil y si quisieràis, mi lord, una mujer fàcil, no estarìais bailando conmigo.

A veces, ella creìa que la gente mentìa para conseguir cosas cuando era màs fàcil conseguirlas exigièndolas como ella solìa hacer pero en este caso, quizàs y sòlo quizàs, era que Los Siete le habìan puesto a Fossoway en camino.

-¿Es una invitaciòn? Me refiero a la cena porque a lo de cabalgar, bueno, quizàs encuentre plantas distintas aquì y eso me encantarìa. ¿Cuàndo serìa eso?

Los ojos de la joven brillaban y antes que èl pudiera dar otro paso, ella se detuvo y metiò la mano en la manga de su hermoso vestido, sacando un panuelo que tenìa bordado su nombre con hilos de oro.

-¿Algo como esto?

Lo extendiò hacia èl y mientras lo hacìa, recordaba màs o menos la casa de Bastian, finalmente lo conseguìa y lo que recordaba le gustaba.

-Es verdad, prefiero poder encontrar yo mismo la mejor forma de cortejarla.- Coincidió sin dejar de moverse al ritmo de la música de los Bardos.

-Si mi Lady, lo de la cena será una invitación y la cabalgata una promesa.- Dijo Bastian.
-Mañana mismo comenzaran las justas así que luego de la jornada podríamos salir a pasear, me hará bien verla luego de recibir tantos golpes serás mi cura tras una jornada de dolor.-

el hombre tomo el pañuelo bordada y se lo ato a la muñeca dejando de bailar para poder hacerlo bien, ahora se que con esta prenda podré derribar a cualquiera que se me enfrente.-    

-Me gustan las promesas y las invitaciones, màs aùn cuando vienen de un hombre de palabra y vos debèis serlo, mi lord.

Constance no tenìa prisa pero querìa volver.

-Entonces os verè mañana... A menos que desèis caminar conmigo y dejarme sana y salva en mis aposentos.

La muchacha sonriò y acariciò brevemente el pañuelo que èl se habìa acomodado en la mano, incluso lo apretò un poco màs. Nunca le habìa dado una prenda a nadie pero ahora era otra la situaciòn, asì que podìa darse ese lujo.

-No sè si os quitarè los golpes pero prometo que pasarèis una buena tarde despuès.

Ella seguìa danzando a su lado, èl era un buen bailarìan aunque en principio hubiera dicho que no. Constance mirò en todas direcciones, no querìa encontrarse con la sorpresa de que alguien la estuviera vigilando, odiaba eso.

-Imagino que no necesita mi protección pero si así lo desea la acompañare a donde usted quiera mi Lady.- Contesto Bastian con total galantería.

 Mientras Constance acomodaba el pañuelo que le había dado el caballero quedo inmóvil mirando la maniobra de la mujer sin decir una sola palabra.

-Prometo que será una formidable velada.- Dijo y le regalo otra de sus atractivas sonrisas

Constance terminó de arreglar el pañuelo, era realmente un gesto muy lindo y le emocionaba en cierta manera. Deseó, casi inconscientemente que fuese Ragnar el que alguna vez le hubiera pedido aquello pero visto lo que habían hablado en el lago era mejor que se olvidara de eso más pronto que antes. La joven sujetó a Bastian por el antebrazo, realmente debían hacer una pareja extraordinaria y comenzó a caminar lentamente y con una elegancia inigualable hacia el jardín por donde había llegado.

-Tenéis razón, no necesito que me cuiden. Digamos que me he sabido cuidar hasta ahora bastante bien y pasar desapercibida para personas indeseables, aunque no para vos, lo cual ya os hace especial. Ciertamente no necesito que nadie me cuide pero vuestra compañía me agrada y hace mucho que no paso tanto tiempo con alguien que me agrade y no sea de mi familia.

La joven estaba siendo totalmente sincera con él. Quizá porque lo era normalmente o quizá porque quería poner a prueba el temple del caballero, eso sólo él podría descubrirlo.

-Ahora, no tengo por qué engañaros. Si mi padre considerase que necesito alguien que me cuide tendría encima una escolta molesta que no nos dejaría ni conversar y a mí no me permitiría codearme con esa gente con la que estaba.

Ella se detuvo de golpe en el medio de la nada o en el medio de todo, realmente no estaba muy segura de estar siguiendo el camino correcto hacia sus aposentos.

-¿Me prometéis una velada inmejorable? Parecéis un hombre de palabra, mi lord pero tendréis que demostrarlo.

Los ojos de la muchacha brillaban mientras lo miraba, no iba a negar que era muy buen mozo pero tampoco estaba segura de que debiese ilusionarlo pero, un momento, ¿no lo había hecho ya dejándole esa prenda?

-De todas maneras os confesaré algo más: espero que estéis en esa cena porque algo me dice que si no lo estáis, puedo asesinar a alguien.

Aquellas palabras las soltó con seriedad pero luego le sonrió dulcemente.

-Es dificil pasar desapersivido ese cabello bendecido por los dragones.- Dijo haciendo alucion al rojo de su cabello. -Por eso me soprende que pase desapersivida entre la multitud, puede que usted posea una habilidad admirable.- Comento mientras caminaba comodamente del brazo de la mujer. Intentaba ser siemrpe seguro para que Constance se sienta bien a su lado.

-No hara falta un guardia cuando este conmigo, no dejare que ningun mal perturbe su tranquilidad.- dijo mientras seguia caminando a un paso lento, parecia que queria alargar el viaje lo mas posible.

-Juro por mi espada que allí estare y que tendremos una gran velada, lo unico que lamento sera todo el tiempo que estare lejos de usted. eso sera como una puñalada al alma pero resistire sabiendo que podre volver a verla.-

Constance sonriò, sabìa quièn era y lo que valìa pero que se lo recordaran de una manera tan galante era algo a lo que ninguna mujer, incluida ella, se podrìa resistir. Detuvo su andar en un recodo del pasillo miràndolo fijamente mientras los alumbraba la luz de un candil.

-Supongo que pasar desapercibida no es algo que estè en mi naturaleza, a menos que sea algo que desee. Para vos no pasè desapercibida, mi lord.

Le guiñò un ojo, sonriò y volviò a retomar el paso.

-La verdad es que no dudo que nada me sucederìa estando con vos. Màs y sin ànimo de parecer soberbia, os dirè algo: vos tampoco pasarìais peligro cerca de mì.

Ella estaba firmemente colgada de su brazo mientras avanzaba sin prisa, estaba muy a gusto al lado de Bastian. Se parò justo frente a una puerta pero sin soltarse de èl, sopesando lo que le habìa dicho.

-Entonces no esperèis hasta la cena de bienvenida para verme...

Ladeò la cabeza y dejò la invitaciòn flotando en el aire para èl. Probablemente no era lo correcto pero ya lo correcto le importaba màs bien poco.

-Entonces ¿sugieres que querías que te encontrara? pregunto Bastian -Tal vez fue algo predestinado que no fueses invisible para mi.- El hombre sonreía constantemente a la pelirroja -Creo que los Siente querían que nos encontráramos.-

-Eso es raro pero no dudo en la ferocidad de una mujer cuando esta hace gala de la misma, temo conocer los secretos que hacen que me sienta seguro a tu lado.- Comento con cortesía

-Esa propuesta me parece fascinante.- Dijo y se tomo el mentón en gesto pensativo ¿que te parece volver a vernos esta misma noche?
 Propuso el caballero -Espérame en las cocinas del castillo allí se junta la gente común así que no resaltarías en la multitud. Yo te iré a buscar y daremos un paseo a caballo con la luna como única guía.-

Constance no dejaba de sonreírle, quería que fuese él quien le hiciera olvidar o quizás no pero por esa noche lo estaba logrando y además, no sólo era buen mozo sino que también era muy inteligente y perspicaz, dos cualidades que le gustaban en un hombre.

-Puede ser o sólo puede ser que yo haya sido una mujer afortunada que consiguió captar vuestra atención más que todas las otras doncellas en aquel lugar... No sé, me gusta dejarle su protagonismo a las causalidades de la vida.

Sabía que si podría temerle si ella quisiera pero no era eso lo que necesitaba en ese momento. Tenerlo tan cerca le hacía sentir que era capaz de muchas otras cosas que hasta ese momento no había experimentado.

-Prometo guardar siempre las formas, os sorprendería y no creo que os asustaríais; sois muy valiente, lo puedo ver en vuestro ojos.

Si era una propuesta fascinante, también era una propuesta arriesgada pero no sería la primera vez que se escapara a su padre y aquel lugar no supondría mayor riesgo que el de casa. La joven asintió con una mirada dulce, Constance no solía ser muy dulce con los desconocidos y de alguna manera él lo era pero en ese momento, era la persona más cercana a ella y lo sabía.

-Puedo robar algo de comer pero de los caballos os tendréis que encargar vos, a menos que sea una solo...

La pelirroja le guiñó ojo y tomó las manos del caballero entre las suyas.

-Y si os portáis bien, os diré el futuro.