Partida Rol por web

-Bueno...-dijo cuando pudo recuperar el habla. Esas caricias la habían descolocado por completo-...dejaré un pequeño recuerdo entonces...para ayudarte cuando se te pase.  

Se aproximó a su rostro poco a poco, muy lentamente. Su mirada descendía desde sus ojos azules hasta los labios que deseaba besar. Su nariz rozó la del chico. Las manos de Jackie recorrieron los brazos de Eneas, subiendo hasta su cabello, donde enredó los dedos. Entreabrió los labios ya próximos a los del chico, apenas los rozaban. 

-Si quieres que ésto continúe...-dijo casi sobre los labios de Eneas-...tendrás que esperar a que vuelvas a ser tú. 

Dicho esto permaneció ahí un poco más y se separó poco a poco, hasta volver donde estaba. Sonrió con picardía. 

Seguro que así lo recordará.

Al ver como sus ojos aumentaban al acercarse su rostro casi se me para el corazón, tan sólo sentía su nariz tocando la mía y el aliento de su boca en mis labios. Aliento que anhelaba probar, no recordaba desde cuando... la había visto desde niño en el campamento, siempre se fijó en ella, puede que por su carácter, pero nó. Aún recordaba las trenzas que llevaba y las gafas redondas, aunque nos conocimos propiamente a los once años, ya la había visto de antes.

La niña encantadora y risueña, una niña que sólo salía en raros momentos en mi presencia. A veces pensaba incluso... que conmigo volvía a ser esa niña.

Cuando mis labios rozaron los suyos el corazón terminó de pararse y al cabo de un rato latió... -No creo, no creo que nunca lo olvide...- Digo cuando se separó finalmente.

El tiempo sigue pasando y vosotros dos os encontrais comodamente en soledad. La playa esta ya llena de gente, ruidos y comidad rápida.

Siguió sonriendo sin apartar sus ojos de los de él. Sentía que se había aprovechado de él, seguramente si no estuviese ebrio ni se le pasaría por la cabeza abrazarla de aquel modo, ni decirle que quería besarla...Ni ella le hubiese tentado así. Pero no se sentía mal del todo, tal vez así ayudaba a su amigo a demostrar lo que sentía. 

Agradecía también en parte que estuviese ebrio, no solo por esos momentos, si no porque no le pediría la respuesta que tanto quiere y que ella aún no sabe dar. 

Apoyó la cabeza en su hombro y comenzó a juguetear con el pelo de él entre sus dedos, alisándolo, haciendo bluces con los dedos y dando pequeños tirones de vez en cuando. 

-Pues la próxima vez serás tú quien deba continuar, ¿de acuerdo?-alzó la mirada para mirarle y sonreírle. 

No veía la hora en la que el chico quisiese continuar. 

Sonreí ante su comentario mientras su jugueteo con mi pelo me relajaba -En cuanto menos te lo esperes...- Comtesto tomándola de la mano mientras respiraba aceleradamente por el momento que estaba viviendo. No me gustaba que fuera gracias al alcohol... pero de otra manera a saber cuánto tiempo habría pasado hasta que tuviera valor para decírselo.

Se rió mientras sus caricias descendían desde la nuca hasta el final de la espalda de Eneas y luego volvían a subir. 

-¿Sabes? Me siento mal haciendo ésto-dijo riéndose-. En circunstancias normales te hubiesen dado cinco ataques de ansiedad y dos paros cardíacos. Es como si me estuviese aprovechando de ti-siguió riéndose. 

Encogió las piernas y se acercó más a Eneas para descansar la cabeza en su hombro. Aunque pareciese una niña pequeña, se sentía segura y tranquila. Le parecía una tontería, pero era lo que sentía.

-Olvídate de eso- Respondo sinceramente -No estoy vulnerable, al contrario... simplemente... he tenido el valor de hacerlo, es lo que deseo, sabes...- Me quedo pensando unos segundos, segundos en los que la acurruco contra mi pecho como protegiéndola del mundo exterior, el corazón me iba a mil por hora y ella lo estaría escuchando... -Sabes lo que siento por ti...- Suspiro finalmente.

Sus dedos se detuvieron un segundo en la espalda de Eneas, pero recomenzó las caricias.

Jackie agradeció tener la cabeza algo cabizbaja, así él no vería que se había puesto rojo carmesí. 

-Oh...-pudo responder. Miles de pensamientos confusos pasaban por su cabeza. Él era su mejor amigo, el único de hecho, ¿debía arriesgarse a perderlo por una cuestión de hormonas? Pero...¿y si eran más que simples hormonas? Se había imaginado miles de veces escenas de ellos dos juntos...pero a la vez no le gustaba la idea de entregarse en cuerpo y alma a una sola persona, demasiados riesgos a perder, a que la vuelvan a abandonar. No sabía qué hacer ni qué responder, se quedó en silencio un momento, reflexionando, hasta que al final respondió midiendo sus palabras:-Lo sé...pero...el problema es...que yo no lo sé. Y tampoco sé si te haría bien que saliésemos...acabaría haciéndote daño.-suspiró con aire algo abatido-Además...no me gusta que hayas tenido que recurrir al alcohol para poder decirme todo ésto...

Sus dedos siguieron recorriendo su espaldas, haciendo garabatos aleatorios, como si su dedo fuese un pincel y la espalda de Eneas un lienzo. 

Suspiro -Si lo que temes es hacerme daño, eso Jackie es problema mío... y creo que sobre eso debo decidir yo- Acaricio su pelo, puede que lo de Jackie fuera un sueño, nada más pero si lo era no quería despertar... sólo deseaba, sólo deseaba que ella fuera feliz, que confiara en mí plenamente... y para eso, si no lo hace después de tantos años sólo hay un modo.

-Si lo que temes es que sea un cabrón, lo que me dolería después de tantos años... te aseguro, que nunca, nunca en esta vida ni después de ella te haría daño intencionadamente, antes prefiero morir Jackie- Suspiro sabiendo que lo que voy a hacer no tiene marcha atrás una vez sellado, mi dedo índice se coloca en su barbilla para "obligarla" a mirarme a los ojos -Lo juro por el Río Estigio- Los dioses hacían esos juramentos y los rompían, pero yo era mortal... ellos no, si incumplo ese juramento, en ese mismo intante moriré... pero hacer daño a la única persona que ha estado siempre a mi lado... si es así merezco morir.

Abrió los ojos sorprendida ¿Cómo se le ocurría hacer ese juramento? ¿Y más aún...por ella? No sabía como tomárselo. Lo miró a los ojos sin creérse aún lo que había hecho...Por su culpa. 

Idiota idiota idiota idiota...

-Eres...eres...eres...-empezó a decir, pero no sabía como continuar. No sabía si reprenderle por eso, si besarle, si jurarlo ella también o si salir corriendo... Ese juramento significaba mucho, muchísimo, entre ellos, que el chico estaría con ella siempre. Siempre. Odiaba esa palabra y lo que significaba, ya que prometía lo que no podía cumplir. Notaba que le faltaba el aire y tuvo que incorporarse y sentarse en la toalla, deshaciendo el abrazo.-¿¡Pero cómo se te ocurre?! ¡No es un juramento que se haga a la ligera! ¡Y nosotros ni siquiera estamos saliendo! Y...y...y...¡Joder!-maldijo hundiendo la cabeza entre las manos-. No temo a que seas malo conmigo, temo a perderte, imbécil. Temo a que algún día o tú te hartes de mi o yo de ti y que nada vuelva a ser como antes. Porque seguramente sea así, somos jóvenes, joder, tenemos diecisiete años...nos queda muchísima gente por conocer y...y...¡Agh! ¡Joder! ¡Mierda!-exclama agobiada. 

-He dicho que nunca te haré daño, no que estaré siempre junto a ti...- Contesto con astucia mirándola a los ojos -¿Por qué te has ido de las ramas pensando en que era que siempre estaré junto a ti? Que nunca te haré daño no es lo mismo Jackie... ¿Por qué tu mente se ha ido tan rápido a esa equívoca posibilidad?- Era hijo de Afrodita, pero de tonto no tenía un pelo.

-No me refería a eso...que también...si no...Tarde o temprano nos haremos daño, Eneas. Es así. De algún modo u otro, lo haremos.-suspiró.-Además, no sé, no...no te convengo. 

Volvió a tumbarse boca arriba. Cerró los ojos con fuerza y los abrió para mirar a Eneas. 

-No podrás evitarlo, ni tú ni yo...Nos dañaremos y nada será igual. Y yo...no quiero eso, ¿vale? Ni siquiera se lo que siento por ti, ni lo que quiero...Por eso digo que no te convengo. Ya sabes como soy. 

Se vuelve a poner de lado, inquieta, y se abraza las piernas. 

Pongo los ojos en blanco y espero a que se calme un poco, después me tumbo encima de ella con las manos apoyadas cada una a cada lado de su cabeza.

-Eres una agonías... no nos hemos hecho daño en seis años siendo nuestra edad más tonta, relájate de una vez. Intenta vivir éste momento y...- Le sonrío con algo de malicia -Y callate de una vez...

Dicho esto sin ningún aviso junté mis labios con los suyos y comencé a separarlos poco a poco para entregarle el primer beso de mi vida, que seguramente sería más torpe que un minotauro en monopatín.

Llego corriendo y le hago un placaje a Eneas.

-¡IMBECIL! ¡Se puede saber que has echo?- Le digo mientras le presiono la cabeza contra la toalla. Miro al rededor, la gente va a su bola, un par nos mira de soslayo y sige su camino.- Ese juramento no es para mortales, idiota. No solo te has atado a ella, ¡si no que tambien la has atado a ella a ti! Mas valdría que os hubierais bañado un rato... Para la atencion que estais llamando.

Miro a Jaqueline y niego con la cabeza sin decir nada.

-¿Sabes por que el rio estigio es el único juramento que respetan los dioses? ¡Por que va mas allá de la misma vida! Ni siquiera las aguas del Leteo pueden borrar ese tipo de juramentos.

Caigo en la arena en ese preciso momento, no me hubiera importado ese placaje en cualquier otro momento pero ¿en ese? -Maldito gilipollas...- Digo levantando el puño, finalmente gruño y termino -Pasa de mí hijo de perra... me voy al hotel..- Digo poniéndome la camiseta y cogiendo la mochila.

Hecho esto me doy la vuelta y me dirijo al hotel, no quería saber nada de ese cojo de mierda.

El beso había pillado a la chica por sorpresa. Sin embargo cerró los ojos y disfrutó de su primer beso;  algo torpe debido a la falta de experiencia de ambos, pero dulce.

Entonces sintió que tenía menos peso sobre ella.

-¿Pero qué...? ​

vio a Eneas en la arena y fue a ayudarlo. Johan le habia placado, con razón realmente...¿Pero no podia esperar un poco mas? 

Miro al herrero algo avergonzada y fue tras Eneas.

-¡Espera, Eneas! No te vayas...

-De verdad no lo entiendes Eneas -Voy tras el tratando de alcanzarlo- ¡No sabes lo que has echo! ¿Como se te ocurre jurar en el nombre del rio Estigio en una mision de Hades?

Tenía que hacerselo entender.

-¡Si no cumples tu juramento, la muerte es lo mínimo que te puede ocurrir!

Me paro, pero sólo por Jackie -¡CONOZCO MUY BIEN LAS IMPLICACIONES DEL JURAMENTO!- Grito -Llevo desde los seis años en el campamento, en este mudo no he conocido otro, pero mientras no lo rompa no he de temer nada ¡Quiero a esa chica desde que tenia trenzas y gafas! ¿Te acuerdas de ella así? No... pues yo sí. Si le hago daño, el castigo es el que me merezco.

-No me importa que Hades me lleve al Tártaro mientras ella sea feliz ¿no lo entiendes? De sobra sé lo que me puede pasar y si lo incumplo aceptaré la condena-

Ahora con la voz mas baja niego con la cabeza.

-Hay muchas maneras de hacer daño Eneas, y la física es desde luego el mas leve. Daño emocional, daño personal, una crítica cariñosa, un bajón de autoestima... Si de alguna manera se sintiera herida en alguna manera por ti... -paso un dedo por la garganta.

Miro a Jaqueline y sonrio tristemente.

-Mas te vale ser comprensiva...