Partida Rol por web

Liza no vivía como una reina, pero el deplorable estado edilicio le hacía querer pensar que este aguantadero no era la residencia habitual de Chuma, aún si pudiera ser útil con tanta parafernalia ocultista. Pero algo le decía que estaba equivocada, y sentía algo de pena por su amigo. No quería ni ver cómo sería el baño.

—¿Necesitas ayuda?— le ofreció al cazador, que ya estaba por echar mano de los contenidos del botiquín. Ella no era ni de lejos la mejor médica, pero la vida le había enseñado a improvisar unos cuantos puntos. Tampoco sería la primera vez que le cerraba las heridas al cazador.

—Lamento lo que ha pasado. Esperaba una negociación dura, pero no una emboscada— dijo con una mueca.— Ni para tal caso, vampiros, magos o fantasmas.

La concentración le resultaba fructífera al roedor irlandés, que lograría mantener aquella forma el tiempo suficiente como para ponerse fuera de la vista de las sanguijuelas y en un sitio, que le provocaba más ganas de ser el chupito personal de estás, que un prisionero en la guarida del cazador.

Su aclaración sobre desconocer el significado de todo lo que gritaba a todo pulmón en ese sitio a ocultismo, solo generaba más dudas e intriga, algo que en cierta forma le agradaba de su forma práctica de lidiar con lo desconocido.

No pudo sentirse a gusto con la sensación de repelús, y mucho menos aquellos gritos que resonaban de aquellas jaulas. Pietro tragaría saliva en su pequeña forma, que iría perdiendo, hasta recuperar su aspecto humano. -No soy un leprechaun, esos si te podrían plantar cara a los golpes Chuma.- La voz de Pietro sonaba aguda y tenue a medida que logró ganar volumen suficiente al final de su oración en lo que se iba transformando hasta quedar como había venido al mundo en ese sitio. Su desnudes no resultaba problemático en absoluto, el hada parecía carecer de esa clase de pudor, o simplemente no se le antojaba pedir prestada la ropa del cazador, por seguridad e higiene más que nada.

-Puedo curar esa herida...al menos lo suficiente para que no te mueras desangrado...quizás hasta el punto de que solo necesites solo un calmante para el dolor.- Dada la situación, no iría a curarle sin aviso, no quería terminar en una jaula por la desconfianza ajena. Aunque lo dicho por Liza llamo la atención del irlandés.

-Supongo que ya no estoy tan oculto como pensé...lo que me faltaba, vampiros que quieren drogarse de mi y no conmigo....-

El Moscú Espectral estaba superpuesto al terrenal. Tenía muchas similaridades con el mundo real pero también era distinto de una manera retorcida, igual que un sueño se parecía a la realidad pero con extraños detalles. Los fantasmas podían pasar a placer entre uno y otro pero no eran los únicos. 

La presencia de Grigor hizo saltar un sensor de temperatura. Las cámaras detectaron una sombra que se hacía más oscura a medida que se acercaba a la puerta blindada cerrada a cal y canto que habría detenido a un camión desbocado. 

La atravesó sin más.

Sabedor de que la gente dentro eran personas de acción, empezó a hablar rápidamente antes de que se pusieran nerviosos. 

-Señores,  el Metallicheskiy Shabash necesita a las hadas. Su líder, Vanya Kutuzov, planea encadenar a la Bruja de Hierro, Baba Yaga para robar su poder. Pero hay cosas que están más allá del alcance de un simple mortal. 

Mientras Chuma seguía dándole al vodka y buscando un botiquín del que sacar algunas vendas antes de desmayarse, Pietro se paseaba tranquilamente en cueros por el lugar. Le daba absolutamente igual haber perdido sus ropas, aunque no podía sacarse de la cabeza que había perdido lo verdaderamente importante: su collar, su único vínculo con su querida Isla Esmeralda y la única prueba de su pertenencia a la Corte de Primavera. Se preguntaba si los vampiros se lo habrían quedado, o si simplemente estaría tirado entre la nieve sucia en alguna calle de Moscú.

Pronto se sumó a ellos Grigor, como ya habían esperado, y les dio las explicaciones que ansiaban. Liza sabía que los vampiros más de una vez habían intentado dar con Pietro, pero nunca se habían mostrado tan determinados, y jamás habían colaborado con el Shabash para ello. Según el fraile, el propio Maestre de la logia tenía sus motivos, e implicaban encadenar a la mismísima Baba Yaga.

Lo que le faltaba, un hada en pelotas paseándose alegremente por su morada. En aquel momento no le habría importado que las defensas místicas de las jaulas empleadas por el culto para retener a sus sacrificios siguiesen bien cargadas de energía y le ocasionasen cuando menos una migraña o un sarpullido que lo mantuviesen inmóvil en una esquina, pero por desgracia Chuma no era un místico y aquellos cubículos poco más eran que pequeñas freidoras de mosquitos, como esas barras que ponen en los peores bares y los comercios de baja estofa para que los mosquitos se queden pegados entre dos barillas, friéndose por toda la eternidad. Abrió un armario lleno de ropa más o menos limpia y planchada y le arrojó una camisa en cuyo estampado podía verse el motivo repetido del caballero rojo, representación del sol, del cuento de Vasilisa la bella.

- Haz el favor de ponerte esto, Prieto, o vendrán los fantasmas de los antiguos sectarios que ocupaban esta casa a reírse de tus partes.

Cuando Grigor se materializó y les contó lo que supuestamente estaba pasando, se quedó completamente alucinado. - Vaya, jamas imaginaría que tal vez podría pedir empleo a Kutuzov, con mi experiencia y sus necesidades podría hacerme rico en un par de noches, JAJAJA... Ough...- Solo dolía cuando reía, y cuando no, también. - ¿Y qué diablos podemos hacer para ayudar aquí a la nueva estrella porno visitante?- Preguntó al resto, más que nada para preguntarse él mismo cuánto estaría dispuesto a sacrificar por ayudar al hada.

-Se lo oí decir a Nitz, el oráculo del Círculo Interno. Kutuzov no cesa en su empeño de hacer a la Madre Rusia grande de nuevo y prepara otro de sus rituales masivos.

Sentía emociones enfrentadas. Si de verdad era Baba Yaga la que estaba cazando a los fantasmas de Moscú, que alguien la quitara de en medio sonaba prometedor. Por otro lado, Kutuzov era un megalómano enloquecido que gustaba de jugar con fuerzas demasiado vastas para un simple mago industrial: intentar encadenar a la mismísima Abuela Invierno podía tener consecuencias imprevisibles incluso peores que dejarla suelta. 

Liza revisó su celular, con la esperanza de que aquel colmilludo le hubiera mensajeado, tal como le había mandado. La cosa se iba a poner movida, y tenía la impresión de que iba a necesitar informantes en todas partes.

—Bueno,—dijo Liza ponderando la oferta de Chuma— es cierto que podríamos ofrecernos a cazar otras fatas. O alguna pieza de magia infernal. Eso si lográramos contactarnos... Pero me niego a negociar la salud de Pietro —sentenció frunciendo el ceño— Y sigue sin quedarme claro que pintan los vampiros en todo esto, aunque creo que nos vamos a enterar más pronto que tarde.

Liza se llevó una mano al bolsillo, y sacó un paquete de cigarrillos aplastado. Nunca había entendido del todo cómo es que no se prendían fuego junto con ella, pero suponía que las llamas del infierno podían ser selectivas con sus objetivos. Tomó uno, se lo llevó a la boca y tanteó su chaqueta hasta encontrar el encendedor. Ofreció el paquete a los presentes, en caso de que quisieran uno también.

—Para ser sincera, tampoco tengo ni puta idea de quién es Baba Yaga, más allá de ese cuento sobre la cabaña con patas de gallina, y algo de una bruja comeniños. Pero si algo que se ha ganado un nombre propio en el folklore hace siglos sigue respirando, quizá sea mejor evitar cruzárnosla— concluyó con una larga pitada.

El representante del folklore celta atrapó aquella prenda de vestir, sorprendido que el cazador realmente tenía ropa en buen estado, hasta parecía planchada.

-Nada mal Chuma...esa no me la vi venir.- reconocería el hada que aún parecía bastante intranquilo pese a su "buen" humor. Caminaba de un sitio a otro, escuchando lo que decían todos y alegrandose de sentir al menos que uno de los allí presentes si se preocupaba genuinamente por el.

-Debo preguntar, eras consciente de que iban tras de mi o eso te lo desayunaste en el momento?- Pietro no le quitaba los ojos de encima al espectral sacerdote pese a estar caminando de un sitio a otro. No quería revelar el asunto de la piedra hasta estar seguro de si podía confiar en aquel que no les aviso de la trampa.

-Creeme que comprendo eso de engañar a tus aliados para engañar a tu enemigo...es muy usado por los míos, pero Chuma se llevó una ligera punzada y yo unos lindos tatuajes por el hierro frío...tu información es buena, pero no me olvidó de eso por más que la anciana sea un problema más grande.-

Al final terminaría por aproximarse hasta el cazador para mostrar el despliegue del glamour, esa brillante y verdosa luz que nacía de su mano.

-Hablando de punzadas, te cambio algo para tratar quemaduras por sanar esa puntada, al menos su mayoría.- ya que antes no le habría respondido sería más directo.

Pietro aplicó su mano en el costado ensangrentado de Chuma, y una luz verde y dorada fue naciendo de ella hasta envolver el torso del cazador. La herida se fue cerrando mágicamente, mientras Pietro cerraba los ojos con fuerza, claramente sufriendo mientras trataba de mantener la concentración. Finalmente, lanzó un grito y separó la mano, lo que hizo que el resplandor se apagara. La cara del hada era mucho más macilenta ahora, como si acabara de pasar por una dura enfermedad.

Chuma gruñó agradecido y puso cuatro vasos de cristal en la mesa. Vertió tres dedos de vodka en cada uno de ellos (a pesar de que Grigor no iba a poder beber nada, siempre servía uno para su amigo Mortaja), y levantó el vaso con un sencillo "Za nas"*

Empezaron a discutir qué hacer ahora. La información de Grigor sobre el Shabash y los planes de Kutuzov parecía fiable, aunque aún no estaban seguros de qué pintaba una camarilla de vampiros que hablaban hebreo en todo aquello. ¿Trabajarían pra Kutuzov, o sería al revés? ¿Qué tipo de trato había entre ellos? Y lo más importante, ¿cómo les podía afectar a ellos? Baba Yaga era un ser de leyenda, seguramente la bruja más poderosa de Rusia. ¿De verdad les interesaba meterse en aquello?

Liza echó un vistazo a su teléfono móvil, y curiosamente, descubrió que sí había recibido un mensaje de un número desconocido. Era una fotografía de una chica con gafas, atada a una silla y amordazada.

"Dile al hada que la intercambiamos por él. Que se entregue en la Casa Blagration mañana al anochecer, o la americana muere"

Liza le enseñó la foto a Pietro. Se trataba de Sam.

—Joder, una les da una mano y la toman del hombro...— comenta mientras hace girar la pantalla del movil para mostrarla al resto.

—Vamos por lo básico ¿Quién es ella y por qué nos importa?— le preguntó al hada, suponiendo que la conoce.

- Te debo una, Rumpelstiltskin.- Le dijo, satisfecho, Chuma al hada, tanto porque se hubiese animado a taparse la cola de ratón como por haberle soldado los rotos. Sirvió otros dos vasos expresamente para ellos dos, para subrayar su buena voluntad... Claro que eso fue antes de que Liza levántase sub móvil y les mostrase la foto de aquella joven desconocida. Al notar que Pietro debía de tener algún tipo de relación con ella, se arrepintió en silencio. En un silencio en el que se apretó la frente, nervioso, hasta que se le puso tan roja como sus borrachas mejillas. - Esto te pasa por ponerte fantástico, puto Chuma, ahora vas a estar de guano de colmilludos hasta el puto cuello.- Se lamentó sin mucha convicción mientras esperaba respuestas del hada, mientras vaciaba el chupito que había puesto a Grigor cuando nadie le miraba.

Le hizo gracia el apodo al irlandes, como para no identificar la referencia y aceptaría el acto de buena fe de tomarse con el cazador otro chupito de vodka. Pero ni disfrutarlo pudo siquiera cuando Liza mostraría la pantalla de su movil y el rostro del hada se tornaría rojo mas rápido de lo que el alcohol podría lograr. Penso en aventar el cristal en su mano contra un muro, hasta hizo el ademan, pero interrumpiría su actuar.

-Es una muy buena amiga mía, puede o no importarles pero yo si les debere una a ustedes si me ayudan con esto...ya de por si tenía que ir tras esas sanguijuelas, ahora me dieron razones para hacer que vean el sol...el real.-

Si antes estaba nervioso, ahora con la ira creciendo se volvía peor. Y por si fuera poco, el cuerpo le dolía horrores entre la quemadura de hierro frio y lo producido por su magia.

-Sacerdote, que mas nos has ocultado....tu sabias de ella?- No le quitaba los ojos de encima a grigor.

-Las palabras que estás intentando decir son "de nada"-soltó Grigor molesto por el poco aprecio que había recibido su ayuda. Arriesgaba mucho llevándole la contraria a Kutuzov-No conozco a cada pecador que ronda la noche moscovita pero los vampiros sí. Si tu amiga lleva una vida disipada entonces seguro que ha llamado la atención de alguno de ellos. Pero no creo que tengan un especial interés en ella: te quieren a ti, Pietro. 

Liza lanzó una mirada fulminante a ambos, como para intentar cortar de cuajo una posible discusión antes de que comenzara. Ella también estaba cabreada, y era mejor no empezar a los gritos.

—Bien, si dejar a la chica a su suerte no es una opción, vamos a tener que actuar rápido. Se me ocurren 2 ideas. La primera es aceptar el intercambio, no ceder a Pietro hasta confirmar la seguridad de la chica y luego abrirnos paso a los golpes para escapar.— La corrompida dio una pitada mientras sopesaba la idea.— Arriesgado, peligroso y fácil de prever para cualquiera que haya visto una peli de acción en los últimos 30 años. Además, estamos asumiendo que, como mínimo, intentarán hacer una pantomima de liberarla en ese momento, en lugar de decirnos "en 2 horas la soltaremos".

Liza se enderezó para dejar de reposar en la pared sobre la que estaba reclinada y se acercó hasta la mesa, apoyándose con una mano sobre ella.

—La segunda es un golpe directo, preferentemente de día, a donde sea que la retienen. Sabemos donde quieren hacer el intercambio (que no tiene por qué ser el mismo lugar donde la tienen) y sabemos el número de teléfono de alguien involucrado. También podemos suponer que los magos les estarán dando una mano.

Liza miró al fantasma un momento, fijando sus ojos en donde suponía que los del espectro se ocultaban tras su capucha.

—Antes de planear nada más concreto. Si no quieres arriesgarte a participar, este es el momento de irte. Será mejor para todos que te vayas sin saber nada.

-Participé en la emboscada por orden directa de Kutuzov: no sabía que los implicados erais vosotros. 

La figura translúcida de Grigor se encogió de hombros. 

-Pero puedo intentar averiguar dónde tienen a la chica. Al fin y al cabo, ella es inocente. 

—Bien— Liza asintió con la cabeza— Entonces ¿Por dónde vamos a averiguar? Yo conozco un policía, y mi jefe quizá ayude por un precio... pero si alguno tiene más contacto con las criaturas de la Noche, supongo que esos sabrán más. Si por milagro no hay una sanguijuela buscando traicionar al resto, seguro que los lobos han estado al tanto de sus movidas extrañas.

- Podría tener un medio contacto lupino, pero no estoy seguro de cuánto podría saber... Y os aseguro que va a ser un buen dolor de culo para mí en el futuro, así que espero que valga la pena...- Chuma ya era capaz de ver a Sveta echándole en cara que él se metiese con ella por andar con una panda de cambia pieles de la ciudad cuando ahora bien que iba corriendo a pedirle que husmease un poco entre sus amiguitos. El cazador se cagó en su vida mentalmente y se preguntó si tan siquiera estaría la cachorra en la ciudad, de estarlo o estaría ocupando su cama sin avisarle, en su auténtico piso (No mucho menos cochambroso que este) o estaría en las calles, olisqueando el trasero de alguno de esos malditos licántropos...

- Lo que está claro es que debemos aprovechar la ventaja que nos da el no tener que planchar la oreja durante el día, no como esos nosferatus. Tal vez deberíamos pensar en descansar ya y echarnos a la calle de buena mañana. Tengo unas colchonetas de espuma en algún lado, si no las ha carcomido la herrumbre de alguna mierda que terminase encima de ellas.

-Dejadme preguntar a las almas perdidas. Para los que las paredes no significan nada hay pocas cosas que se nos puedan ocultar. Es decir, si la chica es importante para Pietro...

Grigor calló. Todavía estaba resentido con el hada por su negativa a curar al hijo de Popov. 

-Descansad. Volveré por la mañana. 

El Moscú Espectral tenía vida propia.

Era una ciudad de sombras gris y silenciosa, superpuesta a la ciudad real, donde vagaban las almas de los que no podían descansar en paz y cosas aún más siniestras. Aunque muchos lugares tenían su contrapartida espectral, había edificios derruidos mucho tiempo atrás que ya sólo existían en el otro lado por lo que no era difícil encontrarse con barrios prácticamente medievales junto con zonas más modernas.

Grigor se detuvo en el borde de un bosquecillo desaparecido más de doscientos años atrás y esperó pacientemente hasta oír los cascos de un caballo. 

Nadie sabía el verdadero nombre del jinete pero todos le conocían como "El Cosaco". Llevaba en la ciudad desde los lejanos días de los zares y había visto muchos gobiernos alzarse y caer. 

-Cosaco-saludó Grigor con una inclinación de cabeza. 

-Sacerdote-contestó el jinete fantasmal deteniendo su montura. 

Escuchar a todos ayudo a que el hada calmara un poco sus nervios, inclusive el saber el hecho de que no había ido por voluntad propia a la emboscada ya ayudaba a disipar un poco las dudas, pero con el espectro no se sabía bien, ya le había estafado una vez en el pasado y el recuerdo quedaba.

-Claro que es importante o no se los estaría pidiendo.-

Dejo eso en claro antes de que el espectro se marchara.

-Creo que es mejor la idea de descansar, movernos durante el día será mas fácil aunque si los vampiros están trabajando con otros, probablemente estén atentos a nuestros movimientos en lugar de esperar pacientemente a que me les sirva en bandeja de plata.-

Ya estaba logrando conseguir la calma que tanto necesitaba para no cometer una idiotez -Preferiría que no contrajeras mas deudas con tu jefe Liza, o que a ti te jodan a futuro Chuma, si llegan a eso; pero sepan que me asegurare de devolver el favor cuando lo pidan.-