John Kellemport y el Kapitän se marchan al piso de arriba, mientras garibay va en busca de un teléfono. A los pocos segundos vuelve donde la señorita Sally, ni rastro de teléfono en el lugar... Además, tampoco os serviría de nada, con la nieve nadie podría llegar hasta allí, y sin instalación eléctrica es probable que el teléfono no funcionara.
Finalmente, aún con el corazón acelerado, os encamináis hacia el piso superior. Subís las polvorientas escaleras, que crujen de un modo bastante inquietante, cada vez que alguien las pisa. Notáis el ruido del viento en la calle, y los nervios empiezan a manifestarse en vosotros, mientras intentáis tenerlos bajo control. Los ruidos de aquellas extraña melodía y la sensación de esa oscuridad está presente sobrevosotros constantemente, como si martilleara en vuestra cabeza. Recordáis entonces como Crosswell describía los ruidos: Un martilleo.
Un escalofrío os recorre la espalda.
Al acabar las escaleras, os encontráis ante un lúgubre pasillo, sin decoración alguna en las paredes, tampoco hay rastro de que ningún obrero haya pasado por allí, este piso no parece haber sido renovado en modo alguno. Una desgastada alfombra gris cubre los suelos de madera, astillados y en un pésimo estado.
Caminando detrás de Kellemport, que sostiene la linterna, voy dibujando un plano de lo que veo.
-¿Entramos en esa puerta de la derecha?
- De acuerdo, Herr. - respondí.
El lúgubre pasillo me producía escalofríos y el martilleo que notaba en mi cabeza no ayudaba nada. Recordaba las palabras del señor Crosswell y la sensación de impotencia de los acontecimientos del sótano. Pero entonces recordé que yo era un hombre racional... y que todo tenía que tener algún tipo de explicación.
Me armé de valor y abrí la puerta para examinar la siguiente habitación, la que estaba a mano derecha.
- Acabemos con esto. Tengo ganas de finalizar el plano y bajar de nuevo a examinar ese sótano. - dije con toda la firmeza de que fui capaz.
Käpitan... si puedes edita los destinatarios de tu mensaje, que Sally y Garibay no están con nosotros! :)
Trago saliva mientras Kellemport abre la puerta, metiendo el lápiz en la espiral del cuaderno y acercando una mano temblorosa a la pistola que llevo en la chaqueta.
Perdón por el despiste, ya está editado.
Al abrir la puerta, encuentrais lo que parece un armario, por el tamaño casi podría ser un almacén al estilo del de abajo, o un pequeño cuarto de la limpieza. Dentro está todo muy oscuro, y cuando intentas alumbrar un poco la habitación encuentras grandes arañas en las esquinas, una escoba y alguna indumentaria de limpieza, todos cubiertos de polvo y suciedad.
Eché un vistazo rápido... no parecía que hubiera pasado nadie por ahí en mucho tiempo.
- No creo que haya nada útil ahí. - comenté.
Alumbré las paredes, el techo y las esquinas por si acaso y dejando la puerta abierta me giré hacia el nuevo pasillo que se abría ante nosotros.
- Sigamos. - me dirigí por el pasillo hacia la puerta más cercana, que ahora se encontraba a mano derecha. Miré brevemente al Käpitan antes de abrir de nuevo y musité silenciosamente: - ¿Listo? -
Cuando Herr Käpitan asintió con la cabeza abrí la nueva puerta con cuidado...
Jo, ya me espero ver aparecer un monstruo detrás de cada rincón... xD
En cuanto abrís la puerta, un viento helado choca contra vuestra cara, dirigido por una fuerte corriente, que parece querer sacaros de allí. Os sobreponéis a ella, y aún sin entrar en la habitación echais una ojeada. Las envolventes ramas de un gran roble han roto los cristales de la ventana frente a vosotros. La lluvia y la nieve, caen sobre una cama individual que se deteriora en la parte más alejada de la habitación. Todo se encuentra completamente descompuesto, tanto los dos grandes armarios en las paredes, como la mesilla de noche junto a la cama, y hasta la alfombra que se abre ante vuestros pies, completamente deshilachada.
- Esta casa parece que se cae a pedazos. No entiendo cómo alguien querría vivir aquí. - comenté a mi compañero.
Entré despacio en la habitación y me dispuse a revisar rápidamente los armarios y la mesilla de noche.
- Echemos un vistazo antes de continuar. - comenté al Käpitan. - Pero no nos entretengamos mucho. No parece que este cuarto tuviera mucho uso ni cuando los Crosswell vivían aquí. -
Rebusco rápidamente salvo que encuentre algo que llame mi atención, en cuyo caso me concentró más y le dedico más tiempo...
Las páginas de mi cuaderno aletean con el viento. Las sujeto y las paso hasta volver a aquélla en la que estaba dibujando, para esbozar esta habitación.
-Mein Gott, ¡qué frrío! ¡Busque rápido o lo que seguro encontraremos serrá un buen resfriado!
Mientras el Kapitän se mantiene fuera de la habitación dibujando al estancia. Kellemport se acerca a investigar. A medida que se acerca al centro de la sala, oís como el suelo cruje bajo vuestros pies, amenazante. En solo cuestión de segundos el suelo parece derrumbarse en el centro de la habitación, mientas Kellemport parece estar en el punto clave del derrumbe. Intenta agarrarse a alguna parte, pero apenas le da tiempo. El deteriorado suelo de madera, cede casi de inmediato, y las astillas se clavan en tu cuerpo.
Kellemport: 1 punto de daño. Tírame esquivar.
Motivo: Esquivar
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 72 (Fracaso)
Ficha editada, me quedan 9 PG.
Creo que me voy al piso de abajo... :(
De repente, el suelo cruje sobre Sally el padre Kintana, que observan como sin previo aviso, del piso de arriba, Kellemport completamente cubierto de maderas y astillas, cae al suelo de golpe, con un ruido sordo.
Por suerte, la altura no era mucha, y el daño, salvando las numerosas astillas... ha sido mínimo.
Kellemport nota como la cabeza le da algunas vueltas, y ve a su derecha a Sally, y al padre Kintana junto al señor Crosswell, en el otro lado de la cocina.
¡John! ¡John! Jadeé con sorpresa, ¿se encuentra usted bien?
-Scheisse! ¿Está usted bien, Herr Kellemport? -se oye una voz desde el piso de arriba.
No me asomo por el borde del agujero, no quisiera seguir al detective en su descenso.
Me llevé las manos a la cabeza ligeramente aturdido y me levanté muy despacio...
- Creo que estoy bien. No se preocupen. - miré hacia arriba y vi el enorme agujero.
- ¡No se acerque a eso, Herr! Enseguida me reúno con usted. - miré luego a mi alrededor y comenté a Sally y el padre: - Cuiden del señor Crosswell. Nosotros acabaremos enseguida... la parte de arriba está muy vieja y hay poco que ver. -
Sin más dilación me sacudí la gabardina, recogí mi sombrero, y tras quitarle algo del polvo me lo coloqué en la cabeza y volví a subir para reunirme con el Käpitan.
La habitación ha quedado aún peor de lo que estaba, ahora además del árbol cubriendo la mitad de la habitación, un gran hueco en el medio empujaba hacia la parte de abajo. La situación de la casa era cada vez más precaria, y el viento gélido que entraba por la ventana no era mejor.
Mientras estabas arriba te pareció oír voces o susurros.... Decían palabras sin sentido, otro idioma quizá. Notabas que te rodeaban, y justo cuando empezabas a pensar que no era tu imaginación viste a Kellemport subiendo por las escaleras a grandes zancadas.
Los ruidos cesaron. Te preocupó que pudiera caerse de nuevo, aunque no parecía haberse herido. Se sacudió un poco la chaqueta, las astillas recorrían casi todo su cuerpo, y su precioso traje necesita una lavandería.
Me olvidé del dormitorio de invitados... era obvio que no podríamos sacar mucho en claro de esa habitación.
- ¿Se encuentra usted bien, Herr? - pregunté por educación. Esperaba que no le hubiera pasado nada debido a mi aparatosa caída. - Como no tengamos cuidado esta casa acabará por matarnos. - Ya había sufrido dos caídas en menos de 10 minutos... - Es como si nos persiguiera la mala suerte... - comenté. - Ni que hubiéramos visto un gato negro. -
Mientras hablaba me acerqué a la puerta de enfrente del dormitorio de invitados. Miré al Käpitan y le pregunté...
- ¿Preparado para continuar? - una vez que el Käpitan me asintió abrí la puerta preparado para encontrarme lo peor en esa nueva habitación...
Espero por si el Käpitan aún no quiere entrar o algo. Si dice que sí abro la puerta y continuamos
Parezco ensimismado cuando llega el detective, y doy un respingo cuando me habla.
-Eh... ¡sí, estoy bien!
Visiblemente alterado, no respondo a los comentarios de Kellemport sobre nuestra mala suerte.
-Adelante -digo cuando me pregunta si estoy listo.
- A esto si que le llamo yo venir como caido del cielo. - exclamó el padre Kintana mientras se sacudía, molesto, el polvo de la sotana. - ¿Se encuentra usted bien? - Para su sorpresa, el señor Kellemport se puso en pié y regresó rapidamente arriba, esta vez por las escaleras. - Por cierto, no hay telefono en la casa... y aunque lo hubiese, tampoco hay electricidad!!! - gritó Kintana para hacerse oir por sus dos compañeros.