Partida Rol por web

La zona es propicia, poca presencia de la guardia, quizá podamos pasar algun tiempo aquí reclutando hombres, pero no es mi intención el dejar correr los días. Sin duda alguna somos perseguidos.

-Os sigo.- Digo a Madre y a Eric.

El septón os abre las puertas del lugar, donde están rezando más de una docenas de fieles. Sin embargo, cuando habláis con él a solas, el hombre, de no más de cuarenta años, comienza a ponerse nervioso y a cerrarse en banda. Antes de que os deis cuenta el hombre se ha alejado de vosotros y se ha encerrado en sus aposentos, en otra sala del templo.

Los fieles allí congregados han presenciado lo ocurrido pero, a pesar de ello, siguen rezando sin atemorizarse por la actitud de su septón.

La actitud de aquel septon me deja totalmente desorientada. Parece tener más miedo que el anterior, quizás el tendría que haber venido con nosotros para convencerlo.-medito mientras veo como se aleja para cerrarse en una habitación. Observo a los fieles allí congregados sopesando si es el momento de hablar ya que están todos allí.

-Ramiel, quizás debas plantear aqui y ahora lo que ya sabe el septon a los fieles mientras yo intento hacerle entrar en razón-propongo a mi hijo.

-Intentalo, yo esperare aquí, si no vuelve, empezaremos en cuanto vuelva Alastor.-Respondo a madre.

-De mientras, Eric, y en vista a la gente aquí reunida y a la actitud del Septon, os animo a que inicieis un oficio para medir la real fe de este pueblo.

Me mantengo a la espera, en cuanto esto se resuelva dare el discurso que en mente tengo, y lo mas pronto posible reanudaremos la marcha.

-Como digais, mi rey- Digo antes de ponerme sobre el pulpito y girarme hacia los fieles -Bien hallados todos los presentes, pues sois autenticos focos de luz pura en un mundo que esta siendo consumido por la luz de un fuego infernal. Venimos de Desembarco del Rey para traeros funestas noticias, pero antes recemos- Digo implorando hacia los siete que salga todo mejor que en el anterior pueblo

-Que el padre, la madre y la anciana nos den sabiduria, que el guerrero y el herrero nos protejan, que la doncella mantenga nuestra inocencia y que el desconocido pose su mirada sobre nuetros enemigos- Me mantengo unos momentos en silencio antes de continuar -Hermanos, la fe de los siete peligra, la religión de fuego ha tomado la capital. El sagrado septo de Baelor junto con el septon supremo han ardido, y todo esto ha sido llevado a cabo por el hereje que se hace llamar regente. Quentin Martell ha traicionado la fe de los siete, y no solo la ha traicionado, sino que ahora persigue a sus fieles para alimentar con ellos las piras del sanguinario demonio al que ahora sirve. Los siete estan en su momento más oscuro, y os necesitan a todos, la guerra santa ha comenzado. El septon supremo, en gloria este, antes de morir nombro un nuevo rey hungido por los siete, él ha conseguido escapar de las llamas gracias a la intercesión de los siete y ahora os necesita. Estamos aqui para que os unais a sus filas, para que no dejeis que vuestras familias sean quemadas en las hogueras para tener satisfecho a un demonio. ¿Estais dispuestos ha luchar por un rey que protege vuestra religión? ¿Estais dispuestos a luchar por vuestra fe?- Digo poniendo enfasis en las ultimas preguntas

Camino hacia la puerta por la que el septon se metió cuando las palabras de Edric comenzaron a salir de su boca. Llamo a la puerta pero no espero la respuesta y la abro inmediatamente. Entro despacio y cierro la puerta a mis espaldas sin darme tan si quiera la puerta y mirar al exterior.

-Septon-digo dulcificando mi voz y acercándome lentamente hacia él-Siento que nuestra presencia aqui pueda ocasionarle problemas pero...debe entender...-añado aún más cerca de él-el miedo que siento como mujer, madre y seguidora de los siete ante esta guerra. Sé que puede resultar una locura pero nadie más que usted sabe que los siete nos apoyan en esto, ¿acaso no quiere proteger y ayudar a una madre, viuda y asustada como yo? ¿Y al resto del pueblo que siguen sus preceptos? Nadie mejor que usted para insuflarnos el valor que tanto necesitamos en estos momentos.-prosigo ya a su lado-Por lo que vengo a pedirle e incluso implorarle su ayuda-esta última frase la digo mirándole a los ojos pero desde abajo, sabedora del efecto que le puede causar.-Diga que si.-termino con una sonrisa.

Vuestras palabras y preguntas surten efecto en el pueblo.

El septón, que parecía estar completamente aterrado y al que pilló Lurleen recogiendo sus cosas para partir, ha retomado su valor y su fé. Ahora os apoya y guía a vuestros nuevos siervos.

Gran parte del lugar se ha pronunciado, apoyan al Rey Ramiel Arryn y están dispuestos a dar sus vidas por él. La mayoría de la población está preparando equipajes, recogiendo sus objetos de valor y preparándose para la odisea que les espera. En el pueblo solo parecen quedar unos pocos, los mas ancianos, los niños y aquellos que se quedan para cuidarlos.

Más de trescientos hombres y mujeres se han reunido para orar por Ramiel en todo el pueblo. Ellos son su pueblo, su ejército.

El septón os informa que tardarán un par de días en recogerlo todo y salir y que, además, su ritmo será tranquilo pues muchos van a pie.

Feliz porque finalmente conseguimos un gran grupo de seguidores para nuestra causa, me acerco a mi hijo.

-Ramiel,no podemos permitirnos perder tanto tiempo. Quizá podamos adelantarnos y dejar a unos hombres con la comitiva por si surge algún imprevisto.-le comento.

Asiente a las palabras de Lurleen.

-No seria beneficioso para vos avanzar tan lentamente, el grueso de la peregrinación tendrá que avanzar mas lentamente, no debería ser un problema mientras tengan un líder que los guíe pero.. ¿Podemos confiar en ese septon, alteza? El miedo ya lo domino una vez, le puede ocurrir de nuevo.

-Quiza yo podria quedarme con este grupo y el rey junto a su madre y vos podriais esperar en la entrada del siguiente pueblo hasta que os alcancemos. Si surgen problemas puedo enviar un mensajero y podreis partir rapido hacia Nido de Aguilas, pero creo que es importante avanzar todos unidos. De momento los perros del demonio de fuego solo deben saber que hemos escapado nosotros cuatro asi que solo enviaran unas pocas decenas de hombres para cazarnos. Nosotros ya hemos conseguido juntar a unos pocos cientos, nos daria una primera victoria para levantar la moral y algo más de tiempo si conseguimos matar a todos los herejes sin que nadie escape- Digo mesandome la barba