Partida Rol por web

- ¿Por qué lo has hecho?

Fue la inevitable pregunta que surgió de sus labios cuando llegaron al vestuario y lo dejó sentado en un banco. Sentía verdadera inquietud por conocer aquella respuesta, a pesar de que volvía a lucir su apariencia aburrida acostumbrada.

Se deshizo la coleta y se pasó los dedos por el pelo con la mirada perdida y aire reflexivo. Aquel entrenamiento le había sentado bien, ya no sentía aquella extraña tristeza aunque por el contrario una rara euforia bullía en su interior. Uno de sus dedos enrolló un mechón de pelo a la par que abría su taquilla y le dirigía una mirada reflexiva a Zac. Era curioso, se sentía diferente cuando estaba cerca y posiblemente actuaba distinto. Sin borrar de su expresión el aire pensativo se quitó la túnica, quedando en pantalones y sujetador. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Zac seguía tal cual y con expresión de dolor.

- ¿Necesitas ayuda? - preguntó saboreando la última palabra, puesto que no recordaba haberla pronunciado nunca. Sonrió, una sonrisa leve y burlona -. Estás más tocado de lo que has querido reconocer ahí fuera, ¿verdad?

Zac permaneció callado, sentado y encorvado ligeramente hacia adelante, con el profundo dolor en el tronco aún y cara algo dolorida. Observó los movimientos de Carrie, observando su figura según ésta se quedaba en sujetador y pantalones. Tenía un cuerpo perfecto a su parecer y ello no hacía más que acelerar los latidos de corazón del chico.

¿Por qué lo había hecho?

Ante la pregunta de si necesitaba ayuda y su posterior sonrisa, Zac dibujó una medio sonrisa en su rostro. Luego subió lentamente los brazos hacia arriba, con el fin de responder - si bien no de forma verbal- a la respuesta de la chica. Odiaba admitirlo, pero realmente creía necesitar ayuda para quitarse la camiseta.

- No es nada. Se me pasará en unas horas.

Su intención era mostrarse fuerte y su determinación lo haría realidad. Si bien en su interior Zac sabía que estaba lesionado y que lo suyo sería que le vieran en la enfermería. ¿Pero qué imagen daría un capitán de quidditch yendo a la enfermería y después salir de allí con vendajes por todos lados? No podía permitírselo.

Dejó que ella le ayudase a quitarse la camiseta, aguantando el dolor en los lumbares y cerrando los ojos con fuerza. Después se levantó, y se quedó mirándola de cerca.

- Gracias.-sostuvo las palabras sin apartar la mirada. Realmente era extraño que él diese las gracias. Realmente era un hecho insólito que hubiera soportado aquella fuerte caída por ella. Realmente todo era diferente en presencia de Carrie. Y sin embargo, junto a ella había descubierto una parte de él que le gustaba. Una parte secreta en la que solo ella era la confidente. Al cabo de unos instantes respondió a su primera pregunta.- Te parecerá extraño lo que te diré a continuación. Quizás ni lo comprendas del todo.- la avisó. Por algún motivo no se atrevía a tocarla. Quería dejarle su espacio.- Creo que lo he hecho porque te quiero. Te quiero como nunca quise a nadie.

Me encogi de hombros, negando. Lo cierto es que yo de aquello no tenia ni idea. Mi familia, sobre todo desde que mi padre muriera era básicamente bastante pobre y nunca, nunca, habiamos pertenecido a las altas esferas.

-No lo sé, Eve. Pero hay que hacer lo que sea antes de que les destrocen la vida... - en realidad, obviamente, a Kait era Oliver quien le preocupaba, más que Carrie, pero aun asi mataban dos pájaros de un tiro.

Escuchó a Eve con atencion, con el ceño fruncido, pensativa- Uhm... a lo mejor se puede hacer algo, si... Ahora hablare con Oliver y con Leo, a ver qué dicen ellos... -dije, señalando hacia el interior de la biblioteca, con aire astuto. Y entonces me acerqué a Eve, dandole un pequeño abrazo y un beso en la mejilla- Me voy entonces para adentro, antes de que sea mas tarde... Enhorabuena por todo, en serio... Me alegro un monton de lo del equipo y de lo de Duncan...

Le dediqué una sonrisa sincera, alzando una mano- Luego nos vemos si quieres con Kyle y Will, ¿Vale? - le dije, antes de girarme, despidiendome de ella.

Y, acto seguido, entré a la biblioteca, buscando a Leo y a Oliver.

Aquello se parecía a jugar con sus muñecas así que ayudó a Zac a quitarse la túnica y la dejó a su lado. No tuvo tiempo de apartarse de él para terminar de desvestirse cuando se puso en pie a escasa distancia de ella con la clara intención de decirle algo. Carrie le miró con la curiosidad pintada en el rostro que aumentó tras sus primeras palabras. ¿Qué podía decirle que le pareciera extraño?

Sus posteriores palabras no arrancaron ninguna expresión de su rostro ni respuesta alguna. Seguía mirándole con la misma expresión de interés mientras intentaba entender el alcance de aquellas palabras. Le había dicho que la quería, algo que para ella en realidad no tenía demasiado sentido. ¿Qué implicaba querer? ¿Qué cambiaba? Sus cejas se fruncieron levemente en una expresión de confusión mientras bajaba el rostro, no para esquivar su mirada sino simplemente un intento de procesar aquella información o de decidir qué hacer con ella.

Cuando alzó nuevamente la mirada buscando su rostro seguía pareciendo confundida e incluso preocupada.

- No sé nada del amor, Zac, ni de querer, no entiendo de sentimientos - reconoció sin pudor y con tranquilidad, con su expresión controlada de costumbre. Permaneció un rato en silencio antes de terminar por añadir con un pequeño encogimiento de hombros -. Aunque la amortentia huele un poco a ti, antes no olía nunca a nada - sus palabras expresaban incluso sorpresa por esa última declaración, como si incluso para ella aquello fuera algo inexplicable.

Zac sonrió ante las confesión de Carrie. Lo cierto es que a él le pasaba lo mismo. No había conocido nunca el cariño, ni el amar, ni siquiera la pasión. Todo lo que hacía siempre tenía base el egocentrismo y un astuto plan en el que siempre sacaba provecho de algo. Pero ahora, con Carrie, era al contrario. ¿Qué había sacado de bueno con salvarle la vida? Realmente él estaba físicamente destrozado, con un dolor punzante y casi constante en el costado y el impedimento incluso para ponerse una camiseta.

- No sabes cuánto te entiendo.- accedió a decir. Ella debía saberlo. Siempre era altivo, frío, insensible, calculador... pero la chica le hacía sonreír. No había dejado de pensar en ello en ningún momento desde el inicio del curso. A pesar de que había pasado poco tiempo, se había formado una especie de complicidad que le encantaba. Con las palabras de Carrie, en un principio, se sintió perdedor de aquella batalla. Si bien, con el tema de la amortentia, algo se removió en el interior del chico. ¿Era ilusión? Sujetó la mano de Carrie y la acarició con un dedo- Bueno, eso es un buen comienzo a mi parecer.

Sonrió y después, sin poder aguantar más la tentación de poseerla estando tan cerca y solo en sujetador, acercó su cara a la de ella, rozando sus labios con los suyos pero sin llegar a besarla. Solo continuaría el movimiento y se dejaría llevar por la pasión del momento si ella aceptaba*.

Carrie no era una persona dada a batallar con inseguridades, por eso las palabras de Zac habían tenido el maravilloso efecto de reducir a polvo la duda que la había estado corroyendo durante las horas anteriores. Sonrió ante la última frase, posiblemente la primera sonrisa sin hielo que esbozara en los últimos catorce o quince años, pues en ese momento, ese maravilloso instante, ella también sentía algo, una especie de ilusión por el porvenir que no había sentido nunca, tal vez la vana esperanza de quien ve un rayo de luz entre nubes de tormenta y cree que pronto saldrá el sol, pero así lo sentía Carrie. Por primera vez algo en su futuro, aunque fuera próximo, le despertaba cierto entusiasmo e interés, no su apatía acostumbrada ni el aburrimiento típico.

Tal vez sea ese el sentido del amor o de la pasión, reflexionó mientras sentía la caricia de los labios de Zac contra los suyos, por eso ella busca desesperadamente algo. Y con aquel pensamiento fugaz dirigido a su madre dejó que la caricia pasara a beso, un beso extremadamente lento, saboreando aquel momento que le había brindado la vida de forma inesperada y que tendrían que ocultar de ojos ajenos en breve. Sus manos acariciaron la espalda de Zac en busca de aquel anhelado calor humano y poco después Carrie estaba absolutamente inmersa en el momento.

En cuanto Kaitlin se adentró en la biblioteca, observó que había poca gente. ¿Un domingo estudiando? Era normal que hubiera más huecos de los acostumbrados a ver.

Leonard y Oliver estaban prácticamente al fondo, casi rozando la sección prohibida, rodeados de muchísimos libros y concentrados en su actividad. Sean leía en una de las esquinas, totalmente apartado de todo el mundo. En el extremo opuesto de la mesa de Oliver y Leonard, prácticamente en la zona más cercana a la salida, Deirdre sostenía su pluma en la mano pero estaba con la cabeza mirando hacia la ventana pero la mirada totalmente perdida. Estaba en sus propios pensamientos.

Por lo demás, de un primer vistazo, no había nadie más.

Fue un momento especial. Escondidos de ojos ajenos, en medio del vestuario, Zac y Carrie se besaron. Ella acarició la espalda dolorida del chico y él colocó sus manos en su cintura. Sintiendo el tacto de la chica parecía como si el dolor menguase, o quizás es que su cuerpo estaba centrado en otra acción más importante e intensa.

La acción se prolongó durante unos minutos en el que ninguno se movía del sitio. Hasta que un golpeteo en la puerta les interrumpió. Zac se separó milímetros de Carrie. Aún tenía sus manos posadas en la cintura de la chica y respirada algo jadeante. La voz de Nicholas al otro lado le comentó que fuese cuando pudiera.

Zac:- Creo que me toca ir a pegarles otra paliza por interrumpirme.- comentó.

Fuera en los terrenos, la gente disfrutaba de un espléndido día soleado. Muchos habían decidido ir a ver el entrenamiento del equipo de Slytherin, otros charlaban tirados en la hierba y otros tantos jugaban a diferentes cosas riendo y bromeando.

En el caso de Will, Peter y Kyle, eligieron una zona lo suficientemente libre de personas para hacer lanzamientos con los utensilios del baseball.

Mientras Will sacaba las cosas, Peter, más serio de lo que acostumbraba, les habló:

- No me gusta el acercamiento que tienen Leo y Kait con Carrow. No entiendo tanto empeño y secretismo en ayudar a ese tío en vez de estar con nosotros. O al menos que contasen con nosotros, ¿no creéis?

Asentí a Kaitlin. Que te obliguen a hacer cualquier cosa con tu futuro es horrible, pero si encima es algo como obligarte a casarte es aún peor.

Recibí el abrazo y le sonreí. No sabía muy bien si esto de Duncan iría a más, por mucho que mis hormonas adolescentes estuviesen ya imaginando cosas que no me atrevía a comentar a nadie. 

- Suerte, ¿eh? Y si, tal vez nos vemos luego.

Me lo pensé unos segundo sy al final me decidí por ir hacia el aula de encantamientos. Carpe Diem que decían los griegos. Tenía que aprovechar esto.

Las comisuras de sus labios se curvaron levemente hacia arriba con la insinuación de una sonrisa a la par que se separaba de él y se acercaba nuevamente a su taquilla con la intención de desvestirse y darse una ducha revigorizante.

- Como quieras - aunque es una suerte que no sepan que interrumpían, pensó para sí -. Yo aprovecharé para ducharme. Para cualquier cosa que necesites... - la joven alzó la mano en la que llevaba la pulsera de forma significativa antes de quitarse las botas y los pantalones que utilizaba para jugar a quidditch y se inclinaba hacia el interior de la taquilla en busca de su ropa, una toalla limpia y su champú afrutado de siempre.

XD pues sí, te estaba esperando. Te respondo esta tarde-noche con mejor internet, ¿ok? Que ahora estoy desde el móvil :)

Entre en la biblioteca, buscando a Leo y a Oliver con la mirada. No tarde mucho en localizarlos, estando la biblioteca prácticamente vacía como estaba. Sin embargo, lo que se me sorprendio fue encontrar alli a mi hermana.

No parecia estar con ellos, y aquel aire pensativo, aquel ensimismamiento, me hizo fruncir el ceño ligeramente. Deje escapar un pequeño suspiro, negando, y decidi, antes de abordarla por la cuestión de Ian, acercarme a Leo y a Oliver, por si habian encontrado una solucion y podia olvidarme de la charla.

Me aproximé a ellos, con una media sonrisa, dejando un cariñoso beso en los labios a Leo- Hola chicos... perdón por el retraso... ¿Como lo llevais? ¿Habeis visto algo?

Los observé alternativamente, con el ceño fruncido y una expresion grave, de preocupacion. Esperaba que la respuesta fuera afirmativa aunque, si no habian venido corriendo a buscarme entre gritos de jubilo seria porque, seguramente, no habrian encontrado nada aún.

- Lo mismo digo.

Desde el reflejo de la puerta de la taquilla Carrie pudo ver cómo Zac le miraba el cuerpo y terminaba por sonreir. Negó con la cabeza aún con la sonrisa puesta y se marchó con paso lento y dolorido hacia fuera. Carrie empezó a ducharse notando el agua caliente en su cuerpo, nuevamente en soledad.

Pasó así unos minutos, hasta que la puerta volvió a abrirse, justo cuando estaba a punto de terminar de enjuagarse la cabeza. Los pasos, que parecían arrastrar levemente un pie, se dirigieron hacia su ducha pero se quedaron a puertas. Al momento una toalla blanca se colocó por encima y la voz de Zac volvió:

- Vale. Puede que necesite ir a la enfermería. Pero no se lo digas a nadie.- comentó desde fuera mientras se encendía la ducha de al lado.- Les he mandado a correr por la orilla del lago. Me ducho e iré a que me vean la espalda.- odiaba admitirlo, pero no poder siquiera caminar por el dolor el costado y también en la clavícula le cabreaba. Necesitaba que le vieran.- Si no voy el día de la fiesta no podré ni bailar. Ya sabes, para disimular. ¿Qué harás tú el resto de la tarde? ¿Tenemos reunión?

- Entonces ve a la enfermería, tienes una pareja demasiado exigente como para permitirte el lujo de defraudarla - respondió con la burla en su voz.

En realidad, podía imaginar a Deirdre mirando de forma asesina a Zac porque había arrastrado demasiado los pies, le daba demasiada importancia a cualquier cosa que tuviera que ver con su imagen ante los demás, al contrario que ella, que sólo esperaba que la respetaran e incluso temieran.

Se envolvió bien el cuerpo con su toalla sin secarse demasiado y se quedó ante la ducha de Zac mientras se frotaba el pelo con una toalla de mano a fin de poder seguir la conversación.

- En realidad no tengo ningún plan y aunque debería haber reunión de momento Carrow no ha dicho nada sobre el tema - murmuró con desagrado, haciendo una mueca que él no pudo ver -. Deirdre debe estar ocupada si ha faltado a los entrenamientos y me parece que Jackie querrá estar con Jack - y acabar lo que yo he interrumpido, añadió mentalmente -. Mi prometido también está ocupado haciéndose el bueno - aunque su expresión no reflejaba nada una leve nota de desdén se coló en su voz ante la palabra prometido, apenas perceptible salvo para un oído experto -. Así que supongo que nada, me iré a la Sala de las Brumas a darle un buen uso al libro de me prestó Slughorn - comentó maliciosamente con una sonrisa torcida.

Otra persona le hubiera preguntado por sus planes, pero no así Carrie; ella escucharía interesada, porque quería saber más cosas de Zac, pero no estaba demasiado integrado en su personalidad preguntar por los demás, aunque era algo en aras de cambiar.

Aun estaba mirando a Oliver, cuando unos pasos acercándose llamaron la atención de Leo. Marcó la pagina que estaba enseñándole a Oliver con el dedo índice, cerrando el libro, y girando la cabeza, cuando vio a Kaitlin acercarse a él. Un primer lugar, la tenía tan cerca que no vio su uniforme, y al ser Deirdre la única que estaba allí, pensó que era ella.

Su primer instinto fue el de apartarse, con un nudo en el estomago, hasta que bajo la mirada y vio aquella fina cadena de plata con dos alianzas colgando. Sonrió, negando levemente durante unos segundos con la cabeza, evitando reír al estar en la biblioteca, y le devolvió el beso. Hola Princesa. ¿Dónde está Eve? Preguntó, mirando detrás de ella, al no verla allí.

Lo... llevamos. Hemos tenido un par de ideas geniales. Geniales para él, y para su forma de ver las cosas, claro. Pero aun estamos.... barajando todas las posibilidades. Miró a Deirdre, frunciendo el ceño, sin decir nada. Juraría no haberla visto con esa actitud nunca. No perdió más tiempo con ella, mirando de nuevo a Kaitlin. Siéntate, tenemos libros para todos...

Cuando Eve llegó a la clase de Encantamientos, encontró a Duncan concentrado en un hechizo. Hizo un reducto perfecto, convirtiendo en polvo un cojín y se lo quedó mirando después, con expresión seria y pensativa, rascándose la barbilla con dos dedos.

No pareció darse cuenta de que Eve había aparecido ni de que nadie le estuviera observando.

Escuchó atentamente desde el otro lado de la cortina mientras se enjabonaba y se observaba los moratones que tenía en el cuerpo. Eran bastantes y seguramente tendría alguna fisura más que no se vería a simple vista.

- Suena interesante.- comentó meintras ahora se enjuagaba con la máxima rapidez que le permitía el cuerpo. Después cerró el grifo y cogió la toalla. Primero se la pasó por la cabeza para secarse el pelo corto y más tarde se la enrolló alrededor de la cintura. Cuando descorrió la cortina presentaba aspecto cansado y serio, pero no más del que normalmente exponía a la gente.- Iré a buscar al resto del grupo y les diré de una reunión. Buscaré la manera de contactar con Carrow. Lo suyo es tener los planes bien hechos con mucha antelación.

Fue hasta su taquilla y empezó a sacar los vaqueros y la camisa y empezó a vestirse. Carrie podía observar el gran moratón que tenía en la espalda a partir de la columna vertebral.

- ¿Sabes que estás muy sexy de esa manera?- y la miró dedicándole una sonrisa mientras se terminaba de abrochar la camisa y de ponerse los boxer sin que se le viera nada.
 

No pude evitar sonreír al verle tan concentrado. Era bueno, siempre lo había sido. Y si se ponía un poco más en serio (cómo al parecer estaba haciendo este año), tendría sin duda un expediente increíble a final de curso. 

Pero no sólo sonreí, sino que ver a Duncan realizando un hechizo tan perfecto, tan concentrado, sin darse cuenta de que yo lo observaba... Me dio calores. No podía creerlo, del mismo modo que no podía evitarlo, pero pocas veces le había visto tan tremendamente atractivo (y eso que SIEMPRE me parecía atractivo).

Puesto que no quería molestarle en medio de sus cavilaciones ni quería que me viese roja hasta las orejas, intenté entras en la clase sin hacer ruido para sentarme en una esquina. Sin embargo, seguramente por ley de Murphy, tropecé y golpeé una silla. El ruido fue repentino y muy alto en contraste con el silencio de la sala, y mi "Auuuuch!" mientras me frotaba la dolorida espinilla unió todo el ruido.

- Lo siento, no quería molestarte... Estabas tan - guapo - concentrado. - Me disculpé mientras intentaba recuperar la compostura antes de perder toda la dignidad por ser una patosa. - ¿Es el Reducto el que tienes que practicar? Por que a mí me ha parecido ya perfecto. - añadí llevándome la conversación a otro campo con rapidez.

Escuché a Leonard en silencio con los ojos entrecerrados. Su idea no acababa de convencerme. Demasiado arriesgado, por mucho que lo hiciese con la persona que de verdad quisiera. Además, ¿valía la pena enemistarse de por vida con la familia simplemente por amor? Kaitlin se acercó hacia nosotros cuando todavía no había encontrado la respuesta a mi pregunta.

- Ha tenido un par de ideas... "geniales" - corregí inmediatamente a Leonard sin quitar la vista de su novia. No hice ningún comentario de las miradas que los gryffindors echaban hacia mi exnovia, actuando como si no supiera que se encontraba allí. - Kaitlin... esto no tiene ni pies ni cabeza. - le doy un par de golpes a uno de los libros que se encuentran sobre la mesa. - Díselo - concluyo, señalando a Leonard con la cabeza. Aprecio y agradezco sus intenciones, pero está claro que no conoce a mi familia, ni a la de Carrie.