Partida Rol por web

Ante la broma de Kyle sobre sus pantalones ella se limitó a sonreír pero sin sonrojarse siquiera, para nada incómoda. Luego ante el comentario susurrado sobre Cormac Laura se limitó a mirarse el tirante caído de su perfecto vestido y recogérselo nuevamente, como si no hubiera escuchado a su interlocutor. ¿O es que ahora sí se había sentido incómoda?

Cuando Kyle volvió a mencionar al prefecto de Hufflepuff, ambos observaron cómo profesor y alumno sonreían y el profesor Slughorn le daba una palmada amistosa en los hombros.

- Supongo que querrá darle las gracias por haberle invitado. De todas maneras su madre y Slughorn se cartean todavía. Fue una alumna excelente y el profesor se siente orgulloso de ella. Todavía se mandan regalos y esas cosas.- volvió a apartar la mirada del chico y la centró en su interlocutor.- ¿Qué tal con Liliana?

- Me refería a que los prefectos estáis más informados, Leonard, los demás nos limitamos a hipotetizar y recoger retazos de información - se encogió de hombros como si aquello no le importara. De hecho, no lo hacía. Que los profesores no le dijeran por qué había estado a punto de morir le daba igual. Carrie tenía una amplia red de contactos o, si más no, imaginativas formas de obtener la información que quería. Que no la incluyeran en una reunión en la que los profesores daban explicaciones no le parecía algo que lamentar, ni siquiera imprescindible para empezar una investigación -. No voy a quedarme de brazos cruzados, Leonard; a pesar de lo que pueda parecer, mi vida sigue importándome lo suficiente como para decidir que no quiero morir antes de que se celebre el feliz acontecimiento que es mi boda - terminó por contestar con expresión de hastío -. Averiguaré quién ha intentado matarnos y me tomaré la justicia por mi cuenta. Al fin y al cabo, la venganza en este caso se ha convertido en algo sumamente personal.

Me sentí fatal al ver que ponía a Kaitlin de mal humor. No era mi intención pero era algo que tenía que preguntar y como siempre estaba con Leo...Me pareció el único momento.

- Kait lo siento, no quería ofenderte ni ponerte de mal humor. Simplemete... Cuándo separé a Deirdre del resto era porque quería ver si viniendo de alguien neutro y sin prejuzgarla, colaboraba. Sospechaba como luego tú te diste cuenta que quien dañó a Bikkel fue el mismo que se llevó a Copérnico y que ese alguien quería hacerte daño a ti, a ella o a las dos. Y a todo el que se cruzase. Entonces le pregunté si sabía de alguien que quisiera hacerle daño y me apuntó a Katherine Lestrange que, por un comentario que se le escapó entre dientes, diría que se lió con Oliver... De hecho creía que ella y Oliver habían cortado por lo del compromiso y que Deirdre estaba con Zac por joder, pero tras oír eso creo que es que de verdad le dolió lo de Oliver y necesitaba a alguien. - me estaba yendo un poco de las ramas y soltando un montón de cosas que no sabía si Kait sabría o no, pero era necesario - Y entonces tuve la... impertinencia- sí, lo era -, de decirle que sufrías cuándo ella hacía...bueno, cosas. - dar ejemplos era innecesario ya que Kait sabía mejor que nadie el tipo de cosas que Deirdre podía hacerle - Y entonces explotó, por mi culpa. Me soltó un discurso de carrerilla que aunque intentaba hacer pasar por enfado... Yo estoy bastante segura de que era dolor. Lo dijo todo como aquél que ha tenido un secreto que le carcome por dentro y al final le sale, no fue algo premeditado, seguro. Y dijo algo como que Leonard te ocultó durante meses que se habían enrollado por error y que cuándo fue ella la que te lo confesó la culpaste a ella no a él. Entiendo que si es como tu dices te enfadases tanto, pero... Ay no sé Kait, que no pretendía ofenderte y creo que Deirdre se siente culpable por haberte hecho daño y por eso se le escapó algo así. Por eso he preguntado... Por que no me gusta nada verte deprimida y creo que cuándo la gente habla se entiende y se solucionan muchos problemas... Y no quiero volver a verte tan mal como cuándo lo de Copérnico, por eso... Ah.. Ya no sé ni qué decir, creo que esta siendo peor el remedio que la enfermedad.

Abri los ojos de par en par, haciendo aspavientos con las manos- ¿Enfadarme? No, no, por favor, Eve, no estoy enfadada... - dije de inmediato, lamentando que Eve pudiera haber confundido mi seriedad con enfado- Es solo que es un tema doloroso y ya está... pero no me enfada hablar de él, claro que no... - repeti y esboce una media sonrisa, apretando el antebrazo de Eve.

-Yo no niego que Leo se confundiera, Eve. Claro que lo hizo, obviamente no va a ir deliberadamente a liarse con Deirdre. A mi lo que me dolio fue que Deirdre sí sabía que se había confundido y, aún así, no lo evitó, no intentó pararlo. De hecho estuvo líandose con él hasta que el se dio cuenta del "cambio". Eso es lo que me jode... ¿Que en un momento de euforia Leo se pudo haber confundido? Claro que puede haber pasado... Somos idénticas, Eve. Idénticas. Pero no cuesta trabajo decir: Leo, soy tu cuñada, en lugar de callarte hasta que a ti te interesa. Eso es lo que me ha dolido de su comportamiento...

Y aprete ligeramente los labios, dejando escapar un pequeño suspiro resignado al hablar de mi hermana- En cuanto a Leo, sí, me lo ocultó. Pero tenía un motivo muy distinto al que Deirdre insinuó. Si Leo no me lo dijo fue porque sabia que, si me enteraba de que Deirdre se habia aprovechado de la situación, le retiraría la palabra de por vida. No queria que termináramos de distanciarnos por eso. Además, ibamos a irnos ya a casa, e imaginate qué hubiera dicho mi madre de haberse enterado...

Acto seguido, desvié mi mirada hacia Leo durante unos instantes, y en mis labios apareció una diminuta sonrisa:

-Eve, yo confio en Leo. Sé que el nunca me engañaría, sé que me quiere. Y creo que todos deberíais saberlo ya también. Por eso me jode que Deirdre compare lo de Oliver y Kath con lo suyo con Leo. No tiene nada que ver, nada. Soy la primera que ha intentado arreglar las cosas entre ellos. De hecho, me enteré de esto precisamente por intentar mediar entre Oliver y ella. Es mi hermana y la quiero, más de lo que ninguno podéis pensar. Y quiero que sea feliz. Pero después de tanto años me fastidia que su felicidad, en muchos casos, pase por encima de la mia. Al menos es la sensación que me da a veces.

Mire entonces a Deirdre, suspirando de nuevo. A mi era a la primera a quien le dolia aquella situación. Sin embargo, debia ver mas gestos como el de antes en Deirdre como para comenzar a pensar que, después de todo, lo que yo sentia por ella era correspondido.

Apreté las manos de Kait entre las mías.

- Lo sé Kait. Soy tu amiga y tu felicidad es una de las cosas que más me importan. Es por eso que intentaba...ayudar. - la acerqué a mí para darle un abrazo. - Lo siento Kait.

Dejé el tema de momento. Yo creía que le problema de Deirdre era parecido al de Carrie. Se había creado una fachada de "tipa dura", de malvada, de no tener sentimientos... que le daba poder. Y así podía autoprotegerse contra el mundo, contra el dolor, contra el miedo... Pero no era cierto que no sintiesen nada de eso. Había comprobado eso en ambas, o al menos eso creía. Las dos necesitaban apoyo y... aunque sonase cursi, amor. No hablaba del príncipe azul, claro. En el caso de Deirdre creía que lo que quería era el amor de su familia, de su hermana por encima de todo, pero por algún motivo que no conocía (¿Tal vez miedo a ser rechazada? ¿Tener la sensación de ser peor que Kait?) había optado por ser "la mala" y ahora no era capaz de arreglarlo. En el caso de Carrie... Sabía que era hija única y aunque su infancia había sido lo opuesto a la mía... Seguramente ella también se había sentido muy sola. Y eso la había hecho como era. Eso y el ser la niña más mimada de la escuela, claro...

- Ahora puedes mandarme a tomar viento por ser una plasta y disfrutar de la noche, si quieres. - le dije con una sonrisa antes de separarme.

Poso la vista en Laura ante su falta de respuesta a mi comentario sobre Cormac. Se está subiendo el tirante del perfecto vestido que lleva, aunque cabe decir que le habría sentado igual de bien aunque no lo hubiera hecho. Incluso si se esforzase por presentarse hecha un desastre, está en su naturaleza el estar y ser siempre perfecta. No creo que pueda evitarlo. Dejo de contemplarla (sin quererlo, me había quedado algo embobado) cuando responde a mi segunda pregunta sobre el chico.  

- No tenía ni idea de que tuviesen una relación tan cercana.- comento con la mirada puesta en los dos individuos en cuestión. 

El cambio de tema me pilla por sorpresa y no sé muy bien si debería sentirme incómodo por la pregunta. ¿Es una especie de venganza por mi intromisión anterior?

- Pues...para ser sinceros, no he vuelto a verla desde la fiesta de Halloween. Miento- rectifico.- en realidad desde la clase de pociones. Realmente tiene que ser buena para que le permitan asistir a las clases de sexto. Nunca antes me lo había planteado...- digo, con aire pensativo.- Casi me sorprende no verla en esta cena de eminencias.- Bromeo, aunque en realidad me doy cuenta  al instante de que creo en esas palabras. Tratándose de una fiesta para eminencias organizada por el profesor de pociones casi se hace raro que su alumna aventajada no esté incluida en la lista de invitados. 

Sonreí, sincera, acercándome tambien a Eve para acabar fundiéndome con ella en aquel abrazo. Y le dejé un beso en la mejilla, cerrando los ojos unos instantes- Lo sé, Eve. Gracias. Eres la mejor amiga que una puede desear. - le dije, apretándola contra mi.

Comprendía su preocupación, y también era la mia. Despues de todo, llevaba años luchando porque la relación con Deirdre mejorara y, aunque no fuera anunciándolo a los cuatro vientos, lo cierto era que siempre que nos habiamos necesitado de verdad habíamos estado ahí, la una para la otra. Pero eso no quitaba que pudieran dolerme otras cosas.

Acabé por separarme de ella, con una sonrisilla aun dibujada en sus labios. Y negué, acabando por reir, divertida- Anda, no digas tonterias... - dije, tomando finalmente mi copa y dando un trago de ella. Tampoco podíamos vivir eternamente con aquella paranoia.- ¿Vamos a por los demás? Deberiamos intentar hablar despues de la cena todos juntos. Tenemos cosas que organizar, ¿No crees? - le susurré, antes de cogerla de la mano, invitándola a ponerse en pie- Por cierto, no se si te lo he dicho, pero estás guapisima. - le reconoci, con una sonrisa radiante.

Leo estuvo callado mientras Carrie hablaba. Todo debía decirse, pocas veces Leo había estado callado tanto tiempo seguido sin siquiera hacer el amago de decir una palabra. Y eso ya de por si, era algo extraño. Tras unos de silencio después de la última palabra de Carrie, Leo acabó por esbozar una pequeña sonrisa.

Una de esas que Carrie sabía interpretar, una de esas más propias del viejo Leo que de el nuevo Leo. - Creo que deberíamos ir juntos - Comenzó a decir, sin apartar la vista de ella - Si tenemos un objetivo común, ir cada uno por nuestro lado sería una tontería. Vamos a por ellos. Si te interesa, cuando acabe la cena, quince minutos después nos veremos en el vestíbulo. Allí te contaré el resto... y no le digas nada a nadie. Acabó por decirle, con una sonrisa satisfecha, una sonrisa de quien trama algo, de quien planea algo. O de quien escuchó lo que quería escuchar de labios de su interlocutor.

- Será divertido, como antes -

- Gracias. Tú también, aunque tu siempre estás guapa.- le dije a Kait mientras me levantaba y estiraba un poco el vestido. Miré de reojo la trenza que me había hecho y me caía por el hombro. Mi pelo tenía vida propia a veces y no quería que la trenza acabase pareciendo un alambre de espino o algo así. 

Viendo que Leo y Carrie estaban ocupados y no quería molestar, hice un gesto a Kait señalando a Kyle. Tal vez al vernos a todos juntos Leo se acercase y no interrumpiríamos nada. 

- ​Hola - dije a Laura y Kyle - qué bien que estés tú también aquí, Kyle. Nunca te había visto tan arreglado, te queda bien.

Los ojos de Carrie se entrecerraron conforme el chico hablaba y le sugería una actuación conjunta. Por un momento pareció que iba a negarse pero en vez de eso acabó de un sorbo su copa, intentando ganar tiempo, y clavó la mirada en las danzantes llamas del hogar.

- Me gusta trabajar sola, Leo. No creo que mis métodos de castigo fueran del agrado de nadie del que supongo que debe ser tu grupo de - esbozó una mueca irónica - colaboradores. Pero - dijo tornando a su expresión seria e incluso grave de hacía unos instantes -, allí estaré. Puede que tengas razón y en este caso no sea lo más conveniente ir cada uno por nuestro lado - admitió con cierto fastidio -. Probablemente yo sola no tuviera nada que hacer contra unas personas que tienen menos escrúpulos que yo, tal y como han demostrado - acabó por decir tras una breve pausa.

Desde esa privilegiada posición podía ver todo lo que ocurría a su alrededor. Era curioso lo dispuesta que estaba la gente a cambiar sus hábitos de forma drástica cuando era invitada a eventos sociales que se alejaban tanto de su estrato social. A algunos, como Kaitlin, el cambio les sentaba como un guante. Pero otros, no dejaban de parecer una rata encorsetada en un traje prestado. De todas maneras, ¿qué se podía esperar de Kyle O'Brien?

Si no fuera por leve movimiento circular del vino en el interior de su copa, parecería tratarse de una estatua. Hasta que finalmente acercó el recipiente a sus labios y, sin esfuerzo, apuró todo el contenido. Una muestra de que su estado de reflexión y análisis había terminado. Al menos por el momento.

Sin hablar a ninguno de los presentes, fue directo al profesor Slughorn, ignorando por completo la presencia del Hufflepuff. - Una fiesta excelente, profesor.

El profesor sonrió ante el saludo de Oliver de forma abierta.

- ¡Oliver, muchacho! Me alegra verte por aquí. Justo a tiempo para la cena.- dio dos palmadas para llamar la atención de los presentes y se dirigió a la mesa.- ¡Hora de la cena chicos!- En efecto, los suculentos manjares ya estaban en los platos y el profesor no dudó en sentarse junto al resto de "Eminencias"- Espero que todo sea de vuestro agrado mientras charlamos amistosamente. ¿Qué tal os va? Espero que no seáis recelosos ante la comida. Por si acaso quiero que sepáis que en aquel armario del fondo hay bezoars.- tomó la copa de vino y le pegó un pequeño sorbo.- ¡Excelente! ¡Excelente! Bueno, decidme, ¿cuál es vuestra meta? ¿A qué queréis dedicaros?

Zac, que se había sentado al lado de Deirdre y de Carrie, no tardó en contestar con una medio sonrisa segura:

Zac:- Yo lo tengo claro y fácil: ser ministro de magia, profesor.

Slughorn:- Apuntas alto muchacho. ¡Y lo mejor es que estoy seguro de que lo conseguirás!- parecía muy sincero con el chico. Al fin y al cabo él contaba con grandes dotes de carisma y dinero que podían hacer gran utilidad en ese camino marcado.- ¿Y los demás? ¿Algún competidor para el señor Bolton?

Laura:- Por mi parte puede quedarse ese puesto. Yo me conformo con un buen equipo de quidditch que capitanear y liderar la selección.

Slughorn:- Espero que me envíes entradas para cada partido. Tiene un potencial grandísimo, señorita Van Dijck. ¿Alguien más se anima a dar su opinión?- obviamente, para quedar bien ante el profesor nos les quedaría más que responder.

Me quedo sin poder escuchar la respuesta de Laura pues en ese momento suceden dos cosas: Eve se une al grupo y Slughorn se dirige a sus invitados. 

- Cortesía de Will- le respondo a Eve algo avergonzado.- No sabes lo que insistió en que no podía presentarme aquí sin camisa ni corbata.- Pongo los ojos en blanco por un instante, antes de volver a mirar a Eve y sonreirle abiertamente.-Tú también estás muy guapa, Eve.

Cuando el profesor empieza a hablar les hago un gesto a las chicas y voy hacia la mesa, sentándome cerca de Cormac al que por lo visto Oliver había interrumpido en plena conversación con el profesor. Tuerzo la boca para susurrarle algo sin llamar demasiado la atención. 

- No sabía que tu madre conocía a Slughorn...

Entonces el profesor toca un tema del que no me gusta demasiado hablar en público: nuestro futuro. Al momento me siento incómodo y me remuevo en el asiento mirando a todos lados excepto al profesor. Si me llegara en ese momento el turno para hablar, no sabría que responderle. Por supuesto no podía hablarle de la motivación por la que puse tanto empeño en conseguir ser admitido en Hogwarts y así poder dominar la magia. No era el momento ni la compañía adecuada. Por lo que, sencillamente, me limito a aguardar a que fueran otros los que tomen la iniciativa. Con suerte, no se daría cuenta de que no todos participaban. 

Yo también prefiero trabajar solo, Carrie. Pero esto nos va un poco grande a todos. Pensó, mientras escuchaba las palabras de la Slytherin. Comprendía su reticencia, se recordó las palabras de Eve, intentó ver las cosas desde un punto de vista objetivo -sin éxito- y finalmente quiso comprender que quizás para Carrie, lo peor no fuera trabajar con él. Si no la suposición de que en aquel grupo debía estar Oliver y Kyle. Y uno, después del asunto del compromiso, no le apetecía verlo ni en pintura, y al otro, después del episodio del gato en el tren, tampoco.

El Fin Justifica a los Medios. Se repitió mentalmente. No por Carrie, si no por sus palabras. Por que las formas de Carrie posiblemente no eran del gusto de, como ella misma los había llamado, colaboradores. Pero suponía que si lo conocía al menos como él creía, sabría que sus métodos tampoco eran plato de gusto para todos sus amigos.

- Nos veremos después. Me alegro de que estemos de acuerdo... pillaremos a quien hizo esto. - Acabó por decir, con total convicción, poniéndose en pie. El aviso del profesor de que era el momento de cenar, hizo que Leo desviara la mirada unos segundos, para finalmente, volverla hacia Carrie.

- Hacia tiempo que no hablábamos, deberíamos repetir esto más veces - Acabó por decir, sin reparo ninguno, y se dio media vuelta para ir a buscar a Kaitlin y demás.

Segundos antes de que el profesor llamara la atención de los presentes, Leo se puso en pie, diciéndole algo más a Carrie, con una media sonrisa, y se separó de ella, buscando a Kaitlin con la mirada. Fue entonces, cuando recibió la llamada del profesor, y se acercó hasta Kaitlin, dándole un corto abrazo y un beso en la base del cuello, como todo gesto cariñoso en público.

Le habría gustado estar hablando con su grupo habitual, pero tenía algo importante que hacer, algo ineludible que no podía esperar a otro momento. Así que una vez tuvo un momento, se reunió con ellos, y se limitó a guiñarles el ojo. Estáis realmente guapas. Aduló a las chicas. Pero ella la que más. Comentó, señalando con la cabeza a Kaitlin, con una amplia sonrisa. No te pongas celoso Kyle, tu también estas guapo... aunque no eres mi tipo. Bromeó con él, fijándose en que llevaba corbata. Eso si que es nuevo. Pensó, con una media sonrisa. No dijo nada, pero mirando a Kyle, señaló la corbata y le sonrió, como todo mensaje que deseaba darle.

En el momento de la cena, tomo asiento junto a Kaitlin, esperando a que la pelirroja se sentara en primer lugar, y luego lo hizo el mismo. Leo no receló en la comida. Habría sido excesivamente difícil y poco práctico envenenar una comida privada de un profesor y solo un puñado de alumnos. 

Cuando el profesor preguntó sobre que esperaba cada alumno sobre su futuro, Leo aguardó su turno. Y no fue hasta que Laura habló del equipo de Quiddich, que él mismo abriera la boca. Un objetivo que había cambiado recientemente, y que solo había hecho participe a Kaitlin.

- Director de Hogwarts - Dijo, con total naturalidad y tranquilidad.

Acepté los cumplidos aunque no sin sonrojarme un poco. Siempre había sido vergonzosa en cuanto a cumplidos se refería. Cuando el profesor nos llamó a comer me senté al otro lado de Kait y enfrente de Laura, dejando el asiento a mi otro lado libre por si Kyle necesitaba un apoyo de un "veterano" en las fiestas de Slughorn.

Cuándo preguntó sobre nuestro futuro, repetí la misma respuesta que en ocasiones anteriores. 

- Ya sabe que aún no quiero cerrarme ninguna puerta, profesor. Cómo sabrá incluso le estoy dando una oportunidad al Quidditch. Aunque sigo teniendo mucho interés en los dragones. - lo único nuevo de la respuesta era lo del Quidditch. Sabía que el Club Slug era una manera del profesor de codearse con la crème de la crème desde el inicio, así que si uno quería sentarse aquí debía apuntar alto. 

Me di cuenta de la incomodidad de Kyle y esperé que mi intervención le fuera útil. Era la respuesta comodín "no quiero cerrarme puertas aún", o cualquier otra cosa igual de vaga pero que indirectamente pareciese ambiciosa. Bueno, si te interesaba seguir siendo del agrado de Slughorn. Si no, podías decirle que querías ser desgnominizador de jardines.

La conversación privada con Leonard terminó en el mismo momento en el que el profesor les invitó a tomar asiento, aunque el chico aún le dirigió algunas palabras más a las que ella le respondió con un ligero encogimiento de hombros, un "puede que tengas razón" en toda regla. Se levantó, mostrando el atuendo en el que hasta el momento, por estar sentada, nadie había reparado. Viéndolo nadie podría decir que Carrie Lewis tuviera un buen gusto estético. Ni siquiera uno mediocre. Aunque tal vez fuera adecuado dos siglos atrás. Iba con un vestido de un tono rojo borgoña entallado hasta la cintura y con una filigrana en negro que se entrecruzaba desde el pecho a la cintura. Las mangas eran abultadas hasta el codo, donde se ceñían para acabar también en negro hasta la muñeca. La falda era abultada a causa de las enaguas, aunque no tanto como las de la época y no llegaba al suelo, sólo por debajo de las rodillas donde acababa con una puntilla también negra, como también lo eran las medias, los zapatos e incluso la cinta de pelo apuntillada que lucía sobre su cabello, ese día ondulado. El efecto general era de que parecía una muñeca. No era que no estuviera guapa, simplemente estaba totalmente fuera de lugar, pero ella no parecía darse cuenta.

No tardó en ocupar su lugar junto a Deirdre y probar la comida que se les había servido y que era, desde luego, mejor que la del Gran Comedor. Tal vez hubiera seguido comiendo en silencio sino fuera porque el profesor lanzó aquella pregunta esperando obviamente que contestaran, algo que no hubiera hecho sino fuera por la certeza de que el hombre la interpelaría si no abría la boca.

- No sé si importa mucho lo que yo quiera cuando la sociedad ya ha escogido para mí el rol de mujer florero, profesor - comentó con calma pero sin mirar al hombre con aspecto de morsa, sino clavando los ojos en Oliver de forma fija y sin parpadear -. Aunque debido a acontecimientos recientes he desarrollado un gran interés en la fabricación de antídotos - acabó por decir devolviendo la mirada a Slughorn y esbozando una sonrisa torcida.

Debía admitir que su respuesta había sido mucho más humilde que la de Leonard o Zac, más teniendo en cuenta cómo era Carrie.

En cuanto Leo volvió con nosotros, el profesor Slughorn nos llamó la atención para que fuéramos a la mesa. Me senté junto a Leo, después de recibir de buen grado aquel beso y aquel abrazo y susurrarle al oido algo sobre su increible aspecto aquella noche. También bromeé con Kyle y su aspecto, aprovechando los comentarios de Eve y Leo para lanzar algun otro que consiguiera acaba por sacar los colores al chico, si eso era posible.

Y entonces comenzó la cena y Slughorn lanzó aquella pregunta trampa. Todo el mundo sabía de qué iba aquel club: era la forma que Slughorn tenía de hinchar su ego, presumiendo con sus famosos y brillantes conocidos de tener más brillantes y famosos conocidos con tan buena relación con él que no dudaban en enviarle entradas gratis para los partidos o ejemplares firmados de sus libros. Una pantomima, una absurda pantomima en la que quedaban de manifiesto las ambiciones de unos, los delirios de grandeza de otros y las inseguridades de todos.

Casi todos fueron respondiendo, incluido Leo, a quien apreté ligeramente la mano en gesto de aprobación al formular aquel deseo. No me pasó por alto el hecho de que Kyle se estuviera haciendo el remolón, aunque lo cierto era que desconocia el motivo exacto de aquella actitud.

En cambio, yo si conocía el mio. Prefería escuchar al resto antes de ser yo quien hablara. Por eso esperé, hasta que Carrie sorprendió con aquel amargo comentario, para ser yo quien hablara. Cogí aire, carraspeando ligeramente. Y entonces hablé, sin alzar la voz, pero con total claridad:

-Si me hubiera preguntado hace cinco años, profesor Slughorn, seguramente le habria dicho que mi sueño era seguir los pasos de mi padre en el deporte, o acabar trabajando en un alto cargo en el ministerio o algo por el estilo. - comencé a decir, mirando unos instantes a mi plato, antes de acabar por alzar la mirada, con una expresión pensativa- Sin embargo, después de la muerte mi padre, mi forma de ver las cosas han cambiado. Me he dado cuenta de que quizás lo importante no es el  cargo que uno ocupa, lo famoso que uno es. Mirélo a él. Todo el mundo conocía a Darren O´Hare, al brillante capitán de la selección irlandesa. ¿Y de qué le sirvió? Murió igual que el resto, su posición no le sirvió para salvar la vida, ni a nosotros para seguir teniendo a nuestro padre. - tragué saliva, bajando de nuevo la mirada un instante, para volver a alzarla con los ojos ligeramente vidriosos- Por eso mi ambición en la vida no es ser ministra, ni capitana, ni profesora de pociones. Mi meta en la vida es algo mucho más ambicioso que todo eso, mucho más dificil y más valioso de alcanzar que cualquier otra posición en la vida. Mi ambición en la vida es ser feliz, profesor, sea como sea, sea dónde sea. Si uno no es feliz, si no tienes a nadie con quien compartir tus éxitos, o darte un abrazo o una palmadita cuando todo va bien, o cuando todo va mal, nada, por muy alto que sea lo que has conseguido, vale de nada.

Mantuve la mirada al profesor unos instantes y finalmente acabé por guardar silencio. Sabia que mi respuesta no era lo que Slughorn esperaba, pero no me apetecia mentir a nadie con grandes sueños de estrella. Esa era, realmente, mi meta en la vida. Y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguirla.

Slughorn fue respondiendo entre exclamaciones las aportaciones de los invitados:

- ¡Qué gran meta señor O'Connor! Y no es nada fácil, pero estoy seguro de que si se lo propone llegará a donde usted quiera llegar. Un animago entre nosotros a su edad... pocas veces se ha visto. Y además, ligado por sangre con una gran bruja como es Minerva McGonagall... estoy seguro de que logrará dirigir este colegio en condiciones.- ante la respuesta de Eve, el profesor le dedicó una sonrisa afable.- tener dudas a estas alturas es de lo más comprensible, y más aún cuando se trata de una estudiante modelo. Fíjese que yo la veo o bien en San Mungo como medimaga o cuidadora de dragones. Un antiguo alumno mío, un... Weasley, trabaja en eso. Si quieres te lo presento un día.- escuchó a continuación a Carrie y no pudo evitar echarse a reír ante el comentario del antídoto.- ¡Sin lugar a dudas eres cautelosa! Eso está muy bien, señorita Lewis. Y no dudo en que sabrá realizar los antídotos con suma perfección.

Ante el pequeño discurso de Kaitlin, los comensales permanecieron en silencio atendiendo las sabias palabras de la joven, atentos en su mayoría a excepción de Deirdre. En un principio y ante la mención de su padre, la pelirroja bajó la mirada, centrándola en el tenedor que tenía en su mano mientras le daba vueltas. Después terminó por poner los ojos en blanco antes de comentar y romper el silencio que su gemela había formado.

Deirdre:- Por favor, Kaitlin. Todo lo que dices es muy bonito pero a la vez parece que no tienes iniciativa ninguna. ¿Tu meta en la vida es depender siempre de que alguien te dé una palmadita o te haga sentir especial? ¡Por favor! Tú y el estúpido romanticismo. Eso no es tener ambición ni nada por el estilo. Eso es ser sumiso y dejarse llevar. Hay que ser ambicioso. Optar a metas que parezcan inalcanzables para cuando las consigas sentirte orgulloso de ti mismo, independiente y fuerte. Papá apuntó muy alto en el quidditch, ¡fue ambicioso! Y yo seguiré su ejemplo y su consejo. Me marcaré una meta difícil de conseguir y no tendré que depender de una palmadita en la espalda ni de un abrazo que tan pronto te hace reír como te hace llorar.

Las esperanzas que había puesto en Deirdre se desvanecieron con su discurso. No porque no tuviese razón en lo de apuntar alto, sino por lo despectiva que esta siendo con Kait, sobretodo tan un discurso tan emotivo. Miré a mi amiga y negué con la cabeza. No sólo era una sugerencia a que no le siguiese el rollo, pues la cena se convertiría en una guerra y perdería toda posibilidad de ser divertida, sino que también era un 'tenías razón, no hay nada que hacerle', referente a nuestra conversación de antes.

- ​El vino es excelente, profesor. - le comenté para desviar la conversación, aunque no había probado aún el susodicho.