Partida Rol por web

- Seguro que Carrie acabará por agradecerte que te preocupes tanto por e...- Entonces cruzaron la esquina que los conducía a la tercera planta, y Jackie reaccionó antes que Leo, deteniéndose en cuanto Jackie lo detuvo. Alzó la vista hasta descubrir que todas aquellas teorías sobre la tercera gemela ahora eran ciertas. Abrió ligeramente los ojos, llenando sus pulmones de aire con una bocanada ante el descubrimiento.

Las voces de Jackie y Leo se fundieron, pues mientras ella decía aquel "mira" de los labios de Leo se escapó un - ¡Vamos! - Y Leo tuvo la seguridad de que Jackie tenía lo mismo en mente que él, pues echó a correr prácticamente antes de que el acabara la palabra.

Los músculos de Leo se tensaron, comenzando a correr tras Jackie hacia aquella tercera gemela. Pero en la carrera, Leo sacó su varita, apuntando al frente con intención de inmovilizar a la pelirroja. Estiró el brazo hacia la impostora, pero al tener a Jackie en medio, no lanzó conjuro alguno. ¡No, no, no! ¡Mierda, podría darle a ella!

Así que empuñando la varita, siguió corriendo hasta alcanzar la puerta al pasadizo que acababa de cerrarse. Echó un vistazo rápido a la pared, mirando aquellos botones, y entonces reparó en el libro del suelo. ¿Estaba usando esto para abrir la pared? Y se agachó a recoger el libro y ojearlo.

- Espera. Estaba usando esto para abrir la puerta... - Le pidió, leyendo rápido el libro por la página que estaba abierta. Era posible que fuera algún tipo de combinación, y, si el libro estaba en el suelo, era porque necesitaba ambas manos para realizar tal combinación.

Alejó el libro lo suficiente como para que Jackie también pudiera leer si se ponía junto a él.

- Entiendo.

Se mantuvo en silencio observándola aterrizar. La incomodidad de dos personas con demasiadas barreras entre ellos se entrelazaba con la confianza de quienes habían sido uña y carne. Se acomodó a la par de la chica, apoyándose en el puente y con la mirada perdida en el paisaje.

- En como puede desmoronarse todo en un abrir y cerrar de ojos. - Chasqueó la lengua por inercia, aunque no estaba molesto. Hacía mucho tiempo que Oliver tenía asumido lo que estaba pasando a su alrededor. Observó a Deidre de reojo. Su cara era un poema y solo expresaba un 10% de lo que había en su interior. - ¿Quieres hablar de ello?

Jackie pegó un par de veces más a la pared, aporreando los botones esperando dar con una combinación correcta, porque estaba claro que había alguna.

- ¿A dónde dará esto?

Entonces Leonard la llamó con el libro en las manos. Se asomó mientras Leo pasaba un par de páginas hacia adelante y hacia atrás. Realmente no había nada de combinaciones en ese libro. Nada que les llevase a una adivinanza sobre aquello. No obstante, el contenido de aquel libro era mucho más interesante que un "simple" pasadizo. Allí había anotados ingredientes.

- Me da que no lo estaba usando precisamente para abrir el pasadizo. Dame el libro- comentó con tono normal. Algo serio por la situación, pero agradable.- Ya que ha sido gracias a Carrie que estamos aquí, deberíamos llevárselo. Debe ser la primera que le eche un vistazo. ¿No te parece?

No ha sido en vano. Carrie tenía razón.

Deirdre mantuvo la mirada en el horizonte, siempre seria pero algo inexpresiva. ¿Qué estaba pensando? Nadie sabría decirlo a simple vista. Después de unos treinta segundos, le contestó:

- Lo cierto es que no.- Entonces miró a Oliver, y no pudo evitar exhibir una sonrisa divertida. A lo mejor había quedado demasiado dura de lo que realmente quería, y por ello, decidió explicarse.- Quiero decir... estamos aquí, solos por primera vez en mucho tiempo. Como si los problemas y los muros que se han puesto entre nosotros no existieran. ¿No sientes lo mismo?- amplió la sonrisa. Realmente había olvidado lo que necesitaba estar a solas con Oliver de nuevo.- Te hago una proposición. Estamos a menos de veinte metros de nuestro sitio preferido. Sin miradas, sin gente que nos juzgue... ¿qué me dices? ¿Te apetece? Sería un secreto. Te prometo que Victoria no se enterará. Ni Katherine si realmente es lo que quieres. Al fin y al cabo me dijiste que seguiríamos juntos. ¿No?

Era obvio que la proposición de Deirdre era una indirecta más bien directa para que se acostaran, por lo que no cabía a malentendidos. Con Deirdre nunca había malentendidos de ese tipo.

La sonrisa de Deidre consiguió romper la dura fachada de Oliver en tan solo un instante. Cayó como si se tratase de un vidrio atravesado por una bala y en su cara se formó una sonrisa sincera y traviesa, casi inocente.

- Y seguimos haciéndolo - Con cuidado, posó su mano sobre el antebrazo de Deidre. Durante su discurso Oliver había cortado la distancia entre ellos. Era un gesto cariñoso aunque lo suficientemente distante como para permitirle tener su propio espacio. Por el momento.

Mantuvo su mirada fija en la chica. Sus ojos la escudriñaban de forma intensa, intentando llegar a lo más profundo de su ser. Nunca había sido fácil. A pesar de su aparente simpleza y superficialidad, Deidre debía ser entendida con manual de instrucciones.  Tras varios segundos en silencio, y con sus cuerpos todavía más próximos, la cogió de la mano y tiró de ella en dirección a su rincón sencreto.

Me siento frente al elfo, mirándole fijamente, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza en las manos. Me distraigo por unos segundos contemplando su aspecto. No puedo evitar que mis pensamientos vuelen a la pasada y trágica fiesta de Halloween en la que Liliana y yo nos habíamos vestido de elfos domésticos. Ahora me doy cuenta que el disfraz nos había quedado realmente auténtico. Todavía tengo que hablar con Lil, pienso. Después de lo que nos ha contado Eve, no me apetece mucho que esa conversación tenga lugar, pero si es por el bien de los alumnos de Hogwarts...Vuelvo a centrar mi atención en el elfo, esta vez para seguir con la conversación. Lo mejor era empezar por el principio: lo más fácil y evidente. Después podrían pensar en preguntas más al detalle según fuese respondiendo el elfo.

- Mmm sí. Supongo que ya te lo habrán preguntado pero, ¿recibisteis alguna visita de algún estudiante o profesor en las horas de antes de la fiesta, mientras os dedicabais a la preparación de los manjares y bebidas?

Es una pregunta muy simple, pero la respuesta a ella es esencial para aportar algo de luz sobre los acontecimientos.

Leo levantó la vista cuando escuchó la pregunta de Jackie. Aun no le contesto, volviendo la vista hacia el libro, pasando algunas páginas, negando con la cabeza. Esperaba algún acertijo, alguna frase, alguna seña o anotación que le indicara cual sería la combinación de aquella puerta secreta. - ...ingredientes... habría que echarle un vistazo más tranquilamente. -

Leo volvió a negar con la cabeza, mientras alzaba ambas cejas en una expresión de no saber a voz de pronto, con lo poco que podía haber visto, de que podía tratarse aquellos ingredientes listados en el libro. Cuando Jackie le pidió el libro, Leo dobló una de las esquinas de la pagina por el cual la pelirroja tenía abierto el libro para no olvidarlo y luego se lo entregó. - Toma. - Y ahora, sin el libro y con la varita en la mano, se acercó a la "puerta" del pasadizo secreto, observando aquel mecanismo.

Por qué no, probó suerte apretando algunas combinaciones de botones, por si sonaba la flauta y daba con la combinación correcta. - Me parece que Carrie debería saber que ha pasado y que vea el libro. Pero saber donde lleva este pasillo podría ser muy interesante... o saber cómo la tercera gemela sabe de estos pasadizos. Hablaré con mi tía por si tiene un mapa de este tipo de pasadizos, por si sabe donde llevan o como abrirlos. - Comentó, finalmente, girándose hacia Jackie.

Al menos ya tenían algo por donde buscar. Miró una vez más aquella puerta, como si pudiera abrirla por pura voluntad. Se le pasó por la cabeza la idea de volar la pared, pero supuso que después de aquello le harían pagar la pared, castigarlo, retirarle el titulo de prefecto y una buena colleja por parte de su único familiar vivo. Y con razón.

- Vamos a buscar a Carrie... después de todo, tenía razón -

En mi caso, me mantuve en pie. Lo cierto era que lo ultimo que queria era estar sentada. En realidad, suponia que, si alguien habia entrado en las cocinas aquel dia, aquellos elfos lo sabrian. Sin embargo, una pregunta cruzó mi mente, de repente, mientras pensaba en aquel hecho.

Espere a que Kyle formulara su pregunta y entonces, tras esperar el tiempo reglamentario para no atosigar al elfo realicé la mia, con aire astuto- ¿Alguien puede tener acceso a las cocinas sin necesidad de pasar por vosotros? ¿Sin que necesite  vuestro permiso o sin que tengais por qué saberlo?

Quizás ese podia tambien ser el problema; que habiamos dado por sentado que, quien hubiera entrado en las cocinas, lo habria hecho ante la vista de los elfos domesticos pero.... ¿Y si no?

Espere entonces, paciente, observando a aquel elfo con curiosidad, esperando a que respondiera a la pregunta de Kyle y a la mia y que nos revelara algo más de todo aquel asunto.

Zac bufó, sentado en la silla de al lado de la cama, cruzado de brazos. Lo cierto es que estaba agotado, pero había decidido no moverse de allí y eso haría. Lo que no quitaba que si Carrie se echase una cabezadita, él no haría lo mismo.

- ¿Aburrido? Siempre puedes hablar con tu compañera de enfrente. - era obvio que era una especie de broma, pues sabía que Carrie no lo aceptaría nunca.- Al menos aquí no tenemos que aguantar las celebraciones por parte de todo el colegio.- realmente se sentía cómodo así. Odiaba perder y más aún ver las fiestas que montaban a su costa. Despertaba gran parte de odio en él.- Además, seguramente luego Deirdre se pase por aquí. Digo yo que en cuanto vuelva de ducharse. No va a esperar tanto tiempo sin venir a ver a su mejor amiga.

Jackie sujetó como si de un tesoro se tratase, el libro que le tendió Leonard. Agradecida por que el chico aceptase su petición, le sonrió con amabilidad. Esperó, junto a él, mirando la pared.

- Lo cierto es que no tengo ni idea de a dónde dará. Y dudo que nadie tenga mapas sobre el castillo. Sino no habría secretos, ¿no?

Tocó también los botones. Dio al de Gryffindor, luego a Slytherin, Slytherin y finalmente Ravenclaw. Pero no hubo reacción alguna. Los enigmas no eran lo suyo realmente.

- Supongo que terminaremos volviendo a esto. Vamos, prima ir a ver a Carrie.

Las puertas de la Enfermería se abrieron, rompiendo el silencio que había en la sala. Tanto Carrie y Zac como Duncan e Eve se percataron de la llegada de alguien más.

Los pasos eran apresurados, casi corriendo, y por ello tanto Zac como Duncan abrieron sus cortinas al mismo tiempo, asomándose, extrañados.

Allí acababan de llegar Jackie Boyd y Leonard. La chica llegaba entre sus brazos un libro con portadas oscuras. Llegó corriendo hasta Carrie, claramente emocionada.

Jackie:- ¡Carrie! ¡Tenías razón! Hemos visto a la tercera gemela aunque se nos escapó por un pasadizo secreto del que no hemos adivinado aún la combinación... ¡pero no le dio tiempo a coger este libro! Leonard ha doblado la página por donde estaba.- No le importaba que Eve o Duncan la escuchasen, pues al fin y al cabo eran amigos de Leo y él no iba a callarse algo tan imporante. La chica le tendió el libro a Carrie.- Estamos más cerca de atraparle.

El elfo miró con sus grandes ojos a los dos chicos, atento a las preguntas y dispuesto a responder lo mejor posible.

Ante la primera pregunta de Kyle, asintió un par de veces antes de hablar:

- Oh, sí. Tuvimos un par de visitas, señor. La primera fue del profesor Diggory. Yo mismo estuve con él. Nos preguntó si la comida podía estar lista en media hora. Venía de parte de la directora McGonagall. En cuanto le respondí, dio las gracias y se marchó. Siempre fue muy educado el señor Diggory. Recuerdo cuando aún venía al colegio... - parecía tener en gran estima al profesor.- El otro fue el prefecto de Ravenclaw. El señorito Tomblack vino quince minutos después de haber empezado la fiesta. Nos comunicó que se habían agotado las bebidas y que le habían mandado venir para avisar. Se quejó de que no tenía pareja y por eso le tocaba estar en todas las cosas. Después se marchó.

Tras la pregunta de Kaitlin, el elfo parecía tener bastante clara la respuesta.

- Solo la directora o el personal del profesorado tienen permiso para venir a las cocinas, aunque muchos alumnos os paséis por aquí. Aún así, tengan permiso o no, siempre hay elfos domésticos en las cocinas, por lo que nos enteraríamos de quién entra y quién sale, señorita.

Fue la hora más apasionada de Oliver y Deirdre en mucho tiempo. Deirdre era fuego puro. Experta sobretodo en lo que a Oliver se trataba. Al igual que Oliver conocía perfectamente las preferencias y los tiempos de Deirdre. Por lo tanto, fue un momento intenso, agotador pero altamente placentero para ambos, que se entregaron completamente tras haber tomado las medidas pertinentes para que nadie pudiera avistarlos.

Finalmente, Oliver se dejó caer en la hierba, al lado de una jadeante Deirdre. Estaba seguro de que tenía arañazos por la espalda y alguna que otra marca, pero eso solo resultaba ser un trofeo para él.

La chica terminó por sonreírle.

- No está mal, Carrow. Nada mal. Ya casi me había olvidado.- eran pocas las veces en las que Deirdre halagaba y se presentaba con una fachada relajada, casi bromista.- Aunque el chupetón que me has dejado en el cuello creo que será más difícil de tapar que el de la cadera. Algo de culpa he tenido, así que no me quejaré.
 

Estaba disfrutando de las bromas de Duncan y a punto estaba de darle una respuesta cuándo un ruido nos interrumpió. Duncan no tardó en levantarse y abrir las cortinas en cuánto dedujo que el ruido era de alguien acercándose apresuradamente.

Jackie y Leonard aparecieron ante nosotros, la prefecta con un libro en sus manos y aparentemente muy emocionada. Arqueé las cejas confusa e intenté cruzar mi mirada con la de Leonard para algun tipo de explicación. Sin embargo, Jackie me dio toda la información que necesitaba.

"La tercera gemela. La teoría de la tercera O'Hare, tiene que ser eso. Al parecer Carrie ha estado investigando por su cuenta."

Y con más éxito, debía admitir, lo que me hacía pensar una vez más que mi idea de que Carrie nos hubiese ayudado era buena. Lástima que no funcionase, pero al menos la información me estaba llegando igualmente.

Me deshice de las sábanas y me levanté con cuidado antes de que Duncan tuviese tiempo a retenerme, es decir,a provechando la confusión. Con el mismo cuidado le cogí la mano y me acerqué a los recién llegados.

- ¿Es lo que creo que es? ¿Una tercera pelirroja? - le pregunté a Leo en voz baja. Tal vez era un poco paranoica pero si estaba probado que había alguien peligroso y desconocido en la escuela, decirlo en voz alta no me parecía lo más inteligente.

El caminar de Leo era seguro y rápido, marchando junto a Jackie mientras iba dándole vueltas a lo que habían visto. Desde su punto de vista, aquello había sido un punto de inflexión sobre más de un tema. Pero aquella determinación que se plasmaba en su forma de andar llegó a su final una vez puso ambos pies dentro de la enfermería. Su pasó vaciló durante unos segundos y su mirada fue primero hacia la esquina derecha según se entra a la enfermería. Ahora estaba más serio, y volvió a mirar, esta vez, hacia el fondo de la enfermería. Pudo sentir en el pecho y las manos como su pulsación se aceleraba, según iba caminando, ahora bastante más lento.

Con el corazón en un puño, apretando la mandíbula y mucho más tenso, apartó la mirada de aquel punto en concreto de la enfermería, aquel lugar que él recordaba demasiado bien, y se acercó hasta donde estaba Carrie. Por el rabillo del ojo vio a Eve y Duncan, a quienes saludo con un gesto de la cabeza, e hizo un gesto con la mano para avisarles que después tendrían que hablar. Estaba acompañada por Duncan y él tampoco quería molestar.

Alcanzó el lugar donde estaba Carrie, y se paró junto a su cama. - ¿Cómo estas, Carrie? Jackie tiene razón, justo cuando llegamos a la tercera planta la tercera gemela estaba allí. Tenía este libro en el suelo, y huyó por un pasadizo secreto que se cerró nada más pasar, pero no le dio tiempo a recoger este libro. - Y señaló el libro que Jackie le tendía a Carrie. - Tiene un listado de ingredientes. Ahora podemos saber que quería hacer, y si los ingredientes son difíciles de conseguir. Después esta el asunto del pasadizo, si pudiéramos saber donde lleva, o si hay más pasadizos que usen esa combinación para abrirse, sabríamos donde pudo aprender a usarlos y abrirlos. - Explicó algunas de las ideas que tenía en mente. Miró de reojo cuando Eve se acercó.

Ante su pregunta, Leo cabeceó afirmando sus palabras. Se acercó algo más a ella para susurrarle al oído. - Hay una tercera gemela, la he visto. Así que debe ser alguien relativamente cercano a Kaitlin o Deirdre... o al menos que pueda hacerse con algún pelo de ella de forma asidua. Y llevaba ese libro. -

Sería mejor si pudieran colaborar. Leo hablaría con Carrie otra vez para intentar llegar a un punto de acuerdo y colaborar.

Me rasco el pelo pensativo. Diggory y Aaron...El primero no me cuadraba demasiado, siendo que había sido él en parte el que nos había pedido que investigásemos sobre el tema. Por otra parte, Aaron nunca se había encontrado en mi lista de sospechosos, se llevaba bien con Eve y además era prefecto. Se supone que los prefectos velan porque se cumpla la ley del colegio y sus alumnos puedan vivir en paz y armonía. Claro que también era un tipo de lo más peculiar y misterioso. ¿Quién sabe lo que podía pasarle por la cabeza? Y si realmente estaba implicado, era un tipo listo y se habría cuidado muy mucho de cubrir sus huellas. Para algo era un Ravenclaw, de la casa de los inteligentes (supuestamente).

- Mmmm, supongo que todavía no teníais preparada la bebida cuando vino el profesor Diggory.- digo, ante la primera de las respuestas.- En cuanto a Tomblack, ¿Se quedó en la puerta o fue él el que se llevó las bebidas?

En ese momento, se me ocurre algo que no sé cómo había podido dejar pasar. Los elfos domésticos tienen dueño...pero ¿el dueño de los que trabajan en las cocinas es la directora de Hogwarts? Eso es algo que no tengo yo tan claro. Si sus dueños son otros, podría haber sido un elfo doméstico quien, bajo órdenes de su dueño, hubiese vertido el veneno en el ponche. Ahora, lo complicado es cómo plantear esta cuestión sin alterar a los elfos, sin que les parezca que les estamos echando la culpa... Aprovecho la mención a la presencia continua de elfos en las cocinas para intentar socavar esta información de alguna forma.

- ¿Y siempre siempre hay elfos en las cocinas? ¿No hay algún momento en el que...no sé, pongamos que vuestros amos os necesitan- seguro que el amo de alguno de vosotros está aquí en Hogwarts- digo, en tono absolutamente casual, como si el comentario no estuviese planeado.- y la cocina se quede vacía, o con muy poca gente?

-

Había estado perfecta. Como él, por supuesto. Aunque eso último ya estaba asegurado de antemano. El comentario de la slytherin provocó en el rostro de Oliver una sonrisa irónica. - Yo te he visto con muy buena memoria - comentó, escudriñando sus facciones con picardía. No tardó en entrelazar los dedos en su pelirroja melena. Siempre le había atraído de una forma extremadamente sexual. Poco a poco su mano acabó deslizándose hacia su cuello y la marca que no tenía ningún problema en convertirse en el foco de todas las miradas.

- Me alegro de que lo reconozcas - continuó el joven, manteniendo su atractiva sonrisa. Girándose con agilidad, no tardó en colocarse sobre ella, rozando su cuerpo pero asegurándose de no echarle más peso del necesario. - Aunque yo prefiero mil veces el de la cadera... - su insinuación quedó sellada por un lento y apasionado beso, que poco a poco fue trasladándose hacia el chupetón que protagonizaba su delgado cuello.

De todos los nombres que podria haber escuchado, aquellos dos fueron los que menos me esperaba escuchar. Por un lado, Diggory, quien por un lado, era logico que hubiera estado alli como profesor. Por otro Aaron, el amigo de Eve, prefecto de Ravenclaw.

Dudaba mucho que, despues de la brillante actuacion de Diggory en los años pasados, ahora fuera a estar implicado en algo como aquello aunque, por otra parte, ¿que motivos podria tener Aaron para hacer algo asi? Quizas Eve pudiera sonsacar algo mas al respecto.

La verdad es que estaba bastante perdida. Mi mente tambien comenzó a dar vueltas. Quizas simplemente no estabamos formulando bien la pregunta. Aunque, por otra parte... ¿Seria posible que ningun profesor hubiera interrogado ya a los elfos domesticos? Suponia que, de haber algo raro, ya lo habrian visto ellos.

Escuché la pregunta de Kyle y me mantuve mirando a los elfos, con una expresion pensativa, dando vueltas a todo aquel asunto. Asenti lentamente, y me mantuve en silencio, esperando a que el elfo contestara antes de preguntarle lo siguiente que yo ya tenia en mente.

- Las comidas y bebidas, igual que durante los días normales, suben directamente desde aquí. El señorito Tomblack entró, lo comentó y se fue.

El elfo pareció extrañarse ante las palabras de Kyle, achicando sus redondos ojos en un gesto de incomprensión.

- ¿Nuestros amos, señorito? Nosotros solo tenemos un amo, que es el director de Hogwarts. En este caso la directora McGonagall. Siempre habrá elfos en las cocinas, señor. Para eso somos tantos, para poder estar en muchos sitios a la vez.

Deirdre rió divertida, dejándose besar por Oliver mientras acariciaba su cabeza.

- Nunca tienes suficiente, Carrow. Eres un adicto a mí, que lo sepas.- bromeó, sin apartarse ni hacer amagos para que Oliver parase. Lo cierto es que tras el partido y todo lo demás estaba agotada, pero sabía que solo tendría esta oportunidad para estar de aquella manera con Oliver.- ¿Preparado para una última demostración de lo fabulosa que soy?