Partida Rol por web

Con la cena terminada no había mucho más que hacer, salvo ver a los jóvenes que ahora cubrían la pista de baile. Ser Normand, siempre previsor, se había adelantado para felicitar por la boda a la familia del novio, los Manning; Anselminus se preguntó porqué no habrían ido a felicitarles antes, pero con lo agitado del viaje solo se habían preocupado de presentar sus respetos a sus anfitriones y olvidado todo lo demás.

No parecía apropiado unirse a ser Normand de improviso, pero el maestre estaba inquieto e incapaz de quedarse quieto. Le gustaría unirse a alguna conversación cercana y embriagarse con el ambiente festivo de la celebración, pero simplemente le faltaba arrojo para relacionarse con desconocidos. - Konrad, ¿me acompañaríais a saludar a esos caballeros? creo haber reconocido a uno de ellos. - le ofreció el maestre, señalando a un grupo de caballeros, no muy diferente de los demás.

Lylian sonrió ante las palabras de su hermana, - No te preocupes Grisel, a lo mejor alguien quiere bailar conmigo. le dijo con una dulce sonrisa mientras miraba a la joven hermana de la novia, tal vez encajasen; eso sería excelente para Grisel ya que a menudo le costaba encontrar con quien relacionarse en este tipo de eventos.
Contestó tranquila, y aceptó la invitación de su tío para bailar una pieza corta antes de que este fuese a hablar con los Manning, debería acompañarlo y presentar sus respetos a la otra familia importante del evento. Pero su tío ya estaba haciendo las labores diplomáticas y pensó que tal vez podría relajarse y bailar si alguno de los caballeros presentes la invitaba. La "pista" de baile era también un buen lugar para conocer al resto de asistentes al enlace, intentar hacer averiguaciones e incluso tal vez, encontrar algún candidato para su futuro.

-Gracias.- dijo Grisel con una gran sonrisa. Se contuvo para no ir corriendo y camino como una dama... una con cierta prisa hasta alcanzar a la hermana de la novia.

-Buenas noches.-dijo con una pequeña reverencia.- Soy Grisel Serf, llege esta mañana.... me preguntaba si os gustaria bailar o jugar a algo conmigo.... os he visto un poco aburrida... como yo...- dejo caer, esperando que la muchacha dijera algo.

Normalmente ni las chicas de su aparente edad gustaban de su compañia, ya que les parecia infantil o simplemente tonta pero Grisel seguia esforzandose por encontrar amigos.

-Claro que lo está. -Dijo el muchacho, su tono pareció algo ofendido. Probablemente por lo que insinuaban las palabras de Ser Yoren. -Cualquier dama que se precie estaría honrada de ser participe de una boda tan importante. 

Entretanto, el maestre Anselminus y Konrad se acercaban hacía el lugar que ocupaban los caballeros.

Las agradables notas de los instrumentos invitaban al baile a muchos de los allí presentes, que sin duda aprovecharon la ocasión para danzar antes de que el vino comenzara a pesar demasiado sobre sus cabezas y les hicieran tambalear los pies. Los Harte se animaron a abrir el baile y todos estuvieron de acuerdo en que formaban un matrimonio adorable; Lord Gerard animó a sus hijas a bailar, y Sylvie, con la gracia que le caracterizaba, bailó una pieza con su padre que conquistó el corazón de todos los presentes. Después, Lady Sylvie, consciente de lo que se esperaba de ella, renunció a bailar con más personas por respeto a su futuro esposo. Entretanto, su hermana Eilene recibía la visita de Grisel, con quien parecía hacer buenas migas.

-Ah sí. -Dijo secamente Lord Manning, quien demostró no ser tan agradable como su futuro consuegro. -Los Serf. -Le indicó a su hijo como si Normand no estuviese en la escena. Kevan asintió pesadamente con la cabeza, pero no pronunció palabra. Lord Manning se dirigió a su otro hijo. -Darren, porque no vais a sacar a bailar a Lady Serf mientras su tío y yo hablamos tranquilamente. - Darren, como hijo obediente que era, hizo caso a su padre y le cedió su sitio a Normand con una tímida reverencia, más tímido todavía resultó cuando invitó a Lady Lylian a bailar junto a él.

Eliene Harte se encontraba recostada en su asiento, mirando con aburrimiento como bailaban los demás, cuando Grisel llegó y se presentó ante ella. La joven muchacha pareció animarse de inmediato y un brillo esperanzador acudió a sus ojos esperanzados con la visita de la pequeña de los Serf. Tal vez aquella aburrida fiesta pudiera animarse de algún modo.

-Hola, Lady Grisel. Yo soy Eilene Harte. - Dijo respondiendo a la presentación de la muchacha. -Si os aburren los bailes tanto como a mí podéis sentaros a mi lado. Tal vez podamos planear como escapar de aquí sin que mi padre nos vea. - Golpeó con la palma de su mano el asiento que había a su lado para que Grisel tomara asiento junto a ella. -Decidme, Lady Grisel, ¿qué es lo que más odiáis de esta fiesta?

-Desde luego que si. No podria esperarse otra cosa de una mujer de su alcurnia y respetable familia. +asintió levemente, sin perder de vista las facciones del joven. Acto seguido, no obstante, bajo nuevamente el tono de sus palabra+ Pero ambos sabemos que deber y querer no van siempre de la mano...

Dejando la implicacion de sus palabras a la discrecion del muchacho, Yoren esbozo una media sonrisa de simpatía y de reojo observo como uno de los Manning, el joven, sacaba a bailar a lady Lylian. Justo hablando de deberes y quereres...

Grisel tomo asiento encantada, junto a esa otra chica que tenía tantas ganas de largarse de allí como ella. Tal vez pudiera hacer una amiga, al fin.

- Los varones.-susurro Grisel como si fuera un secreto.-Son ruidosos y molestos, algunos beben demasiado y se ponen gruñones o violentos... o se empiezan a reir por todo como tontos.... las fiestas serian más divertidas si fueran solo para chicas, con musica bonita y comida rica... ¿No creeis?.-pregunto de forma infantil y añadio.- Es facil escabuirse en una fiesta, solo hay que ir despacito acia una puerta, finges que hablas con la gente y cuando nadie mira la cruzas y corres.- comento ya que era algo que ella misma había hecho muchas veces y luego se encojio de hombros.- Aunque tambien puedes pedir que te dispensen por sentirte indispuesta.... que no sé muy bien lo que significa pero tambien funciona en estos casos.

El muchacho parecía molesto con el cariz que había tomado la conversación. Era difícil saber por qué se tomaba tan a pecho aquellas insinuaciones de ser Yoren, aunque el caballero pudo ver en las expresiones y rostro del joven que le molestaba amargamente el hecho de que Sylvie Harte pudiera amar de algún modo a Kevan Manning. Ser Yoren no tardó en adivinar que el muchacho sentía celos de ser Kevan, pues estaba enamorado de la dama que iba a casarse con él.

-Lady Sylvie será una buena y complaciente esposa. No me cabe duda de que amará a su esposo. -Dijo para después hundir su mirada en el fondo de la copa de vino que sujetaba y llevársela a la boca para darle un buen trato un instante después.

Konrad y el maestre Anselminus se acercaron hasta el lugar donde los caballeros bebían y charlaban alegremente. Entre ellos se encontraba ser Yoren Piedra, que había ido a mezclarse con ellos en los momentos previos al banquete y allí seguía departiendo con un joven caballero que lucía con orgullo los colores de los Harte. Un gallardo muchacho de cabello oscuro y relucientes ojos verdes.

El resto de caballeros se había juntado en diversos grupos que discutían sobre las últimas hazañas en los campos de justas de los torneos recientes de aquellos caballeros de más renombre, así como de sus propias conquistas. Que si habían desmontado a Tal o Cual caballero o que si habían conseguido conquistar el corazón de alguna de las damas del público. Otros era más prosaicos, y discutían sobre cuáles eran las mejores putas del cercano burdel y a cuáles debían evitar para no ser contagiados de enfermedades no deseadas.

Eilene soltó una agradable risita que endulzó los oídos de Grisel tras las ocurrencias de la joven en sus respuestas. Lady Eilene se mostró completamente conforme con la primera de las afirmaciones de su nueva amiga.

-No me cabe duda de que sería una fiesta mucho más entretenida. - Le dijo completamente convencida de que así sería. Los hombres eran ruidosos, violentos y se emborrachaban con frecuencia, lo cual les convertía en más ruidosos y violentos. La fiesta que proponía Grisel sería mucho más tranquila y entretenida.

-No podemos escapar... -le dijo, - por mucho que me encantaría. Pero podríamos jugar a un juego para hacerlo más entretenido. Decidme, mi buena amiga, -Eilene se acercó de manera confidente a Grisel y bajó la voz hasta convertirla en un susurro, -¿os gustan los secretos?

Grisel sonrió, aunque hubiera preferido ir otro sitio a jugar, era la primera vez que alguien la consideraba su amiga.

-¡Claro que me gustan!.- dijo con entusiasmo, aunque seguia intentando hablar bajo. Se rió y se tapo la boca con la mano, ya que le habia salido una voz un poco rara pero enseguida se recompuso.-¿Como se juega?¿Yo te cuento uno y tu a mi otro?-pregunto.

No me gusta nada el tono de Lord Arttur Manning, nada. Soy consciente de que no he saludado a los dirigentes de las dos Casas al mismo tiempo, pero al no estar juntos debíamos presentar primero nuestros respetos al anfitrión, si eso lo ha ofendido no puedo solucionarlo.

Hago un esfuerzo de voluntad ya que estoy en representación de mi hermano, sino le preguntaría sino ha sentido hablar de la Ley de la Hospitalidad, seguramente los clanes de Mas allá del Muro, sí.

La actitud del primer hijo al que se dirige no tengo dudas a que la ha aprendido de su padre.

Al otro hijo le hago una ligera reverencia por cederme su sitio.

No tengo ganas de recibir mas insolencias por su parte. Lo sucedido en el viaje no hace que este de buen humor, le recordare que haya venido no es ha rendirle vasallaje a él y a la Casa Manning.

– Os agradezco que me permitías sentarme a vuestro lado Lord Artur. No dejare de transmitirle a su Majestad Robert Baratheon el primero de su nombre, lo acertado que consideráis que haya solicitado que asistamos a la boda de vuestro hijo.

Me quedo mirándolo esperando su respuesta, aunque más aun su reacción.

No le congratulo demasiado ver sus sospechas confirmadas en la expresión tensa del joven. Siendo de edades similares y habiendo crecido juntos, en el mismo castillo, era evidente que surgirían ciertos sentimientos; lo que podía variar era la intensidad, pero poco más. Solo tenia que ver a su propia historia para atisbar las similitudes con ser Etan. En todo caso, esto le llevo a darle una palmada seca y firme en la espalda al muchacho. Ciertamente le inspiraba un poco de simpatía..

-Lo dicho; desde luego, será una magnifica esposa, no puede esperarse otra cosa de una dama así. +asintió+ Confiemos en que ser Kevan sepa valorar lo que tiene.

Bebió un sorbo más y se relajo estirándose hacia atrás, distendiendo los músculos. Tanto estar sentado y tanto comer le provocaban pesadez. Sumado al cansancio del viaje, era sorprendente que no estuviera ya bostezando. En eso vio un par de conocidos, a los que invito a aproximarse con un gesto.

-Maestre, Konrad, vengan. +los llamo con un gesto+ Les presento a ser Etan, escudero de la casa Harte. +indicando a su compañero de mesa. Dejo que ambos hombres se introdujeran a si mismos, antes de inquirir+ ¿Puede saberse adonde van?

Lylian aceptó con una dulce sonrisa la tímida invitación a bailar que recibió por parte del hijo menor de los Manning. - Viendo la cena de hoy estoy segura de que la fiesta por el enlace será espectacular. Comentó tímidamente, no por inseguridad sino por no querer avasallar al joven Manning, que tenía pinta de ser algo asustadizo. -Lady Silvie es toda una belleza, seguro que vuestro hermano está encantado con el matrimonio. No dijo nada más, manteniéndose a la espera de una posible reacción o intento de conversación por parte de su pareja de baile.

La joven muchacha ahogó una risita por la reacción eufórica de Grisel, y animada por su entusiasmo asintió con la cabeza y contestó a sus dudas.

-¡Eso es! Tú me cuentas un secreto, y yo te cuento otro a ti. Apuesto a que sabes miles de secretos. Yo conozco todos los secretos de esta gente, se piensan que porque soy pequeña no me entero de las cosas, pero lo sé todo. -Aseguró con confianza. Lo cierto era que Eilene había conseguido convencer a muchas sirvientas para que le contaran todos los chismorreos de los que se hicieran eco.

A Anselminus le alivió encontrarse con Ser Yoren. No estaba nada acostumbrado a aquellas multitudes y siempre se sentía más confiado rodeado por amigos y conocidos. Konrad estaba extrañamente callado, pero al menos el caballero le daba la oportunidad de formar un poco más parte de la celebración.

- Encantado, Ethan - respondió el maestre tendiéndole una tímida mano para responder a la presentación del caballero. - A ninguna parte en realidad. Ambos necesitábamos estirar las piernas, y hay muchas personalidades ilustres a quien saludar. En la ciudadela no enseñan a uno a comportarse en una boda. - terminó con nerviosismo, esperando que a los presentes les hiciera gracia la broma.

- Es una ceremonia muy agradable. Ojalá pudiésemos celebrar ocasiones como esta más a menudo. De hecho, mirad quienes van por ahí. - Señaló un poco disimuladamente al hijo menor de los Manning y a Lady Lylian, que se acercaban juntos a la zona de baile - Lord Artur no pierde el tiempo con los asuntos familiares. Y no soy quien para hablar, pero seguro que a Lord Garond le gustaría ver casadas a sus hijas pronto, al fin y al cabo ambas están ya en la edad. -

-Eso mismo. -Dijo asintiendo con la cabeza a la última frase que ser Yoren dirigió hacía él, no podía estar más de acuerdo con la afirmación: ser Kevan tenía que valorar a aquella formidable joven que se le daba en matrimonio. "Más le vale", pareció pensar el joven cuando miro a su compañero de mesa.

Cuando Anselminus tomó parte en la convesación, ser Etan le escuchó con atención y mostró una sonrisilla ante el comentario sobre la Ciudadela y los protocolos de las ceremonias nupciales.

-Supongo que esta es la mesa de los parias de la ceremonia. -Bromeó recuperando el buen humor. -Mi nombre es ser Etan Hogg, -dijo recalcando el título para que se supiera que era caballero, por su juventud apenas recién nombrado, -para servirle, bien maestre.

Lord Artur movió una ceja ligeramente como una reacción a las palabras de Normand, pronunciar el nombre del Rey y parte de su retahíla de títulos no parecía causarle excesiva impresión

-Espero que estéis disfrutando de la velada. -Dijo Lord Artur. Su hijo Kevan, el prometido de la ceremonia, observaba atentamente en silencio mientras ellos conversaban, como aprendiendo. Aunque de todas maneras, Lord Artur no parecería ser uno de esos hombres que dedicaran mucho tiempo a las enseñanzas; su hijo había tenido que aprender por otras vías, y observar el comportamiento de los demás en una ceremonia como aquella era una buena lección.

-¿Cómo está vuestro hermano?- Dijo de pronto. -Recuerdo a Lord Serf de la guerra. Un buen guerrero. Lástima que luchara en el bando equivocado, aunque me alegra saber que nuestro Rey no guardé rencillas. Estaréis orgulloso de llevar tan digno honor, ¿no es así?

Parece que ha sido acertado que nombrada al Rey ya que ahora ha nombrado una cosa en la que puedo mostrar que estoy de acuerdo.

– Es siempre agradable asistir a eventos sociales y más si son por el motivo de una boda. – Centrándome por unos segundos en su hijo, el prometido. – Os felicito por el enlace, en mi nombre y en el de mi casa.

Las siguientes palabras por parte de Arthur Manning me hacen dudar de si sabe el estado real de mi hermano o si simplemente es una formula de cortesía que ha elegido por error pensando que era la mejor para esta situación.

– Mi hermano, Lord Garond se ha quedado en nuestras tierras, hizo esa promesa al serle concedida la Pax del Rey. Ya se que puede que fuera el único en autoimponerse esa sanción, pero así fue. Por ese motivo desde ese momento pase a ser quién representara a la Casa Serf en cualquier acto fuera de nuestras tierras. – Haciéndole una pequeña reverencia a él y a su hijo mayor, – tal como, Lord Arthur, decís, un gran honor, representar a mi casa en la boda de vuestro primogénito.