Partida Rol por web

- Yo tambien ire a la taberna- dice Morgana- tengo ganas de relajarme y quitarme las libras de acero que llevo encima. Sera un buen momento para charlar y hablar de nosotros mismos.

Sarita se dirigió a la taberna, no dijo nada. Intentó pasar desapercibida, llevaba ropas holgadas para no dejar entrever sus voluptuosas curvas. No era el momento de lucir sus encantos....quizás luego.

¿Había dicho príncipe??? Ummm interesante.....pero eso de que apestara a muerto.- pensaba

Después de oír toda la historia de Lis y antes de que se marchara dijo. -Muchas gracias por la información, Etelimas y yo también iremos a la taberna a descansar.

Kalehid miro a su alrededor, pero se dio cuenta de que había dejado a sus valientes guerreros a las afueras de la ciudad. Con un gesto le dijo a Etelimas que se acercará y le susurro que le diera la bolsa, que necesitaba hacer unas cosas.

Ya en voz normal le dijo. -Vete adelantando a la taberna y acomoda una habitación para cada uno, hoy hay que descansar bien. Y coge a Niro que voy a dar una vuelta por la ciudad...

La respuesta de Lis solo logró acrecentar la curiosidad de Elnora por el hombre que ocupaba el trono de aquél misterioso castillo, en ese momento sin embargo se sorprendió más de la rapidez con la que se la había pasado el tiempo, había llegado por la mañana a las puertas y tras una charla que se le hizo breve ya emepezaba a anochecer, por otra parte en aquel momento tenía un objetivo en mente y debía comenzar a trabajar en él, por lo que discretamente y en silencio siguió al príncipe y su sacerdote, tal vez pudiera pasar la noche con el último y sacarle algún secreto que le ayudara a recuperar su alma.

Te separas del resto del grupo y te diriges al establo que hay al lado de la taberna. Allí encuentras a un hombre que está atendiendo a otros caballos

¡Oh, vaya! ¡Un amiguito nuevo! exclama al ver a tu caballo mientras mira al resto.

Se acerca a ti y te tiende la mano

Mi nombre es Barer, me encargo de cuidar los animales de la ciudad. ¿Cuál es tu nombre?

Empieza a acariciar a tu caballo mientras le contestas, y añade

Es muy hermoso. Hace tiempo que no veo uno igual. Aunque claro, ahora los animales que vienen a la aldea ya no se sabe si son de fiar o buscan asesinarte dice tremendamente apenado

¿Quieres que te cuide a tu caballo? ¿Cómo se llama?

Tu hermano te da la bolsa y te separas del grupo

Entráis todos al calor de la taberna que os había indicado Lis.

Al llegar, entre lo más sorprendente, os encontráis a un simio a los pies de un hombre que está sentado en la barra tomando algo

El tabernero parece conversar con el hombre

Has venido a tiempo, Valanthien, pero no creo que sólo puedas acabar con el Señor, por mucho que te ayude el grandullón añade mientras se inclina en la barra y acaricia la cabeza del simio.

Además, no puedes ir solo. Has regresado hoy y te he contado todo lo ocurrido. ¿No tienes ningún temor? No quiero que acabes como mi hijo...

Y unas pequeñas lágrimas surcan la cara del tabernero, que parece que no se ha dado cuenta de vuestra llegada.

El hombre con el que habla está cubierto por una especie de hábito, así que apenas podéis distinguir nada de él. A su lado, descansa un bastón

Aunque el tabernero no se de cuenta, tú si te has percatado de la entrada del grupo.

Hay varias mujeres, una vestida todo de negro, de piel blanca y cabellos negros, una mujer de cabellos pelirrojos con una armadura pero sin ningún tipo de arma visible, otra de cabellos largos y ropas holgadas, buscando ocultar su preciado cuerpo y una niña pequeña con un osito de peluche.

Por otro lado, hay dos hombres. Uno de ellos se puede ver que es el típico guerrero, buscador de fama y con una gran historia a sus espaldas. El otro es más siniestro, también viste una túnica oscura y en sus manos lleva a un gato

Hola Barer, yo soy Adélaïde y él es Colera. Si no le molesta, preferiría poder permanecer un rato junto a él mientras le cepillo, come y bebe algo. - dijo Adélaïde- No es que desconfie de usted, pero me encanta cuidar de él. Mientras hablaba, dirigio la vista a la cuadra admirando los otros caballos y preguntó Que magnificos ejemplares ¿A quien pertenecen?

Morgana ignora al simio y al joven y se sienta en la barra y llama la atencion del tabernero.

- Maese, pongame lo mas fuerte que tenga.

Kalehid ya con la bolsa y aprovechando que estaba anocheciendo. Se acerco a la puerta por donde habían entrado e intentado no ser visto por la guardia, metió a un par de sus esqueletos en la bolsa de su hermano.

Una vez listo, volvió hacia la taberna dando un poco de rodeo para ver como era la ciudad por dentro y saber donde poder hacer la función.

Al llegar a la taberna, Kalehid abrió la puerta y entró a la sala principal.

Aunque el tabernero no se habia dado cuenta de la llegada del grupo hasta que Morgana le habia hablado. Valanthien no les habia quitado ojo desde que habian entrado.

Vaya grupo mas peculiar. Pensó.

-¿Los conoces, Feredor?

El tabernero se seca las lágrimas con el dorso de la mano y se para a mirar al grupo que ha entrado.

Ante las palabras de la mujer pelirroja, asiente y dice:

Tomen asiento, en seguida les llevo lo que quieran dice señalando hacia una mesa y esperando que el resto le diga lo que quiere.

Hace un gesto al hombre que está sentado en la barra, dándole a entender que no son conocidos por él

Y decidme... ¿qué os ha traido a la Aldea del Loto?

Barer sonríe cansadamente mientras se acerca al resto de caballos.

Estos caballos eran de los miembros del ejército caído, excepto aquel de color dorado, que es de Lis.

Se pone a cepillar a uno de ellos y continúa

Aunque ahora mismo, apenas nadie se interesa por ellos, porque los tienen miedo... Tantos ataques de animales, hace que todos sean juzgados de la misma manera. Lo entiendo, claro, pero no es un sentimiento que comparta.

Te señala al suelo, a dos pasos de tus pies

Cólera puede comer de ello, es el mejor heno de la zona, seguro que la gusta

- Darle una paliza al señor del castillo que no lo reconozca ni su padre, a eso he venido

Una pícara sonrisa salió del rostro de Enya cuando escuchó esas palabras provenir de la brava mujer. La contestación le había dejado muy sorprendida, y sin hacer ningún comentario más y sin hacer tampoco mucho caso al simio y a su acompañante se sentó también.

- A mi ponme lo mismo que a ella. - Dijo  la pequeña niña de cabellos pelirrojos. Después se dio cuenta del simio tan gracioso que había en la barra. Y dando con un dedo en el hombro de Morgana le susurró.

- No creo que sea muy buena gente ese señor de allí, lleva consigo a un simio y parece tener control sobre él. Yo desconfiaría, quién nos dice que no es él, el Señor del Castillo, y viene  a conocer nuestros puntos más débiles.

El encapuchado se dio la vuelta hacia el nuevo grupo y con cierto aire de prepotencia dijo:

-Se acercan dias oscuros para la aldea (si es que no lo son suficientes ya)... deberiais pensaros mejor el estar rondando la zona... y más cuando os acompaña la cria. Dijo señalando a la pequeña del peluche.

Y dando un par de golpecitos cariñosos en la cabeza de su peludo compañero se volvió a su copa sin esperar respuesta.

Etelimas ignora a los extraños y se acerca a la barra.

-Señor tabernero. ¿Cuál es vuestra mejor habitación? -preguntó de forma amable aunque directa.

- No temo a cuatro animalitos - dice Morgana a Valanthien- Lucho contra osos desde los 16 años con mis propias manos.

Morgana se arromango el brazo derecho, mostrando la cicatriz de una garra de oso.