Partida Rol por web

El esqueleto se tambalea a punto de caer tras los golpes recibidos, los huesos de sus piernas casi partidos y que a duras penas le mantienen en pie.

Un nuevo kruthik sale de la grieta y carga contra el clérigo, que lo repele con su escudo fácilmente.

Bleeder se empezaba a poner nervioso, habia perdido de vista al enano que estaba hacia unos momentos con el, y ningun otro compañero aparecia por el recodo.

-Tenemos q avanzar! Rapido venid!

Espera, con toda la paciencia de la que puede hacer acopio, una respuesta de sus compañeros.

Mientras espera, se fija en el cerrojo de las rejas y se acerca para intentar abrirlo.

- Jerisse, trata de reunirte con los demás, yo trataré de aguantar aquí hasta que estéis a salvo el resto. - acompaña a sus palabras con unas florituras de su alabarda, más para atraer su atención que por otra cosa.

Mientras, murmura una breve plegaria - Bahamut, dame fuerzas en esta hora de necesidad - y hace bajar el arma cuya hoja brilla con resplandor radiante sobre el enorme esqueleto. Logra astillar algunos huesos maldita sea, cae de una vez engendro, cae.

No te dejaré aquí solo...

Jerisse convoca un nuevo proyectil mágico mientras sigue hablando con las voces.

Nuestros actos hablan por sí mismos. Podéis ver que actuamos de forma desinteresada y que no dejamos a nuestros compañeros en la estacada. No tenéis por qué preocuparos de nosotros.

El cerrojo se abre con un chasquido y Bleeder es capaz de levantar el rastrillo sin dificultades, aunque chirriando de tan oxidado que está hasta llegar al techo.

La caja torácica del esqueleto se parte en mil pedazos ante el impacto del misil mágico y el potente ataque de la alabarda del dracónido. El esqueleto gigante cae al suelo, donde queda inmovil.

Las voces contestan a Jerisse en vuestra mente: Se merecen una oportunidad... sí, se la merecen... os dejaremos en paz por ahora... pero demostrad pronto que no mentís...

Intento acabar con el insecto gigante cargando mi espada de energía sónica, pero, tras ver como el bicho esquiva mi golpe, decido que es mejor dejar de tentar a la suerte con el esqueleto y salir por patas de allí.

- Vamos hermano, tenemos que salir de aquí

Intenta golpear a la criatura sin demasiado interés, por lo que falla estrepitosamente. Acto seguido, reemprende la marcha tras su hermano.

EL insecto intenta atacaros instintivamente sin mucho éxito, pero una vez fuera de su alcance parece perder interés en vosotros y vuelve a colarse por la grieta, de la que no veis salir ningún otro bicho.

Por primera vez desde que entrasteis en la tumba, reina el silencio, solo roto por el crepitar del fuego, antes inaudible entre las voces y el sonido del combate.

Aunque como respondiendo a esta calma escuchais una última voz en vuestra cabeza: No nos defraudeis... cumplid vuestra palabra... nuestra paciencia se agota...

¡Rápido, reorganicémonos, no hay un minuto que perder!... -Grito al grupo. Me hubiese gustado terminar la frase, pero quizás los improperios que soltase no agradarían mucho a los fantasmas.

Aunque lo ideal sería descansar para ver cual será nuestro siguiente paso, no tenemos mucho tiempo, por lo que parece. No obstante, me dirijo hacia el lugar en el que se encuentra el mediano.

El mediano corre a liberar las hojas de las puertas que mantienen separado al grupo, pero no lo consigue hasta que Shedinn le ayuda empujando desde el otro lado. En el momento en que se abren y por fin el dracónido y la maga se unen a Bleeder, aparecen los dos enanos corriendo por el otro pasillo.

Ahora que por fin estáis juntos de nuevo y supuestamente a salvo observais con más detenimiento la sala en que os encontráis. Entre los dos braseros, que emiten tanto calor que os hacen pegaros a la pared contraria para no sufrir quemaduras, hay unas escaleras que bajan a una sala sin ninguna otra salida aparente.

En mitad de esta sala hay dos tronos de piedra, ocupados por sendos esqueletos vestidos con lo que fueran finos ropajes en su día, pero ahora tan solo harapos podridos por el paso del tiempo. El esqueleto de la izquierda sin embargo, porta un parche de cuero en un ojo que se conserva perfectamente. El parche tiene un agujero en el centro tal vez destinado a montar en él algún tipo de joya, pero ahora mismo se encuentra vacío.

Estáis a punto de tomaros un pequeño descanso cuando un tiflin vestido con túnicas se asoma por detrás de uno de los braseros y pronuncia un encantamiento. Otro tiflin aparece tras el otro brasero y sostiene en su mano una joya con forma ovalada que perfectamente podría encajar en el hueco del parche del esqueleto. El tiflin pronuncia unas palabras desconocidas para vosotros y la piedra en su mano brilla.

Bleeder comienza a gritar mientras se defiende de unas serpientes que sólo él puede ver y que le muerden sin piedad. Duthan tiene su propio episodio de alucinaciones, en el que Moradin se le aparece y con poderosa voz le hace saber que ha caído en desgracia por haber permitido tanto tiempo los actos egoistas de su hermano. Si quiere redimirse y volver a servirle, debe sacrificar esos lazos familiares en pos de los divinos... literalmente.

Jerisse no pierde el tiempo y apunta con su orbe a uno de los tiefling mientras un rayo congelador surge de él impactando a su objetivo. Parece que el tiefling queda bastante ralentizado por el frío pero el impacto no es muy severo.

¡Malnacidos, ahora veréis! -Mientras digo esto, corro a por uno de los tieflings con mi espada en algo, mientras su filo empieza a congelarse. Cuando estoy a punto de lanzar el hechizo, y en plena carrera, tropiezo con uno de los escalones que hay en el suelo, rodando hasta la altura del ser. Al menos, cuando caigo, logro recuperar la compostura, por lo que le miro con odio, me sacudo las ropas, y le propino un bonito escupitajo en la cara (ese si que no falla)

Bleeder hace acopio de toda la fuerza que le queda y hace caso omiso del dolor y de las serpientes que hasta hace un momento habia, concentrandose en su actual objetivo, los tieflin. Tras unos momentos tranquilizandose sale disparado hacia el tieflin que tiene delante y lo rodea, pasando por el lado de Murtun, esperando sorprenderle para acto seguido asestar una estocada con su espada corta que podria desestabilizar a un elefante.

El conjuro de Jerisse hace temblar de frío a Tyran, que maldice con rabia mientras sujeta con fuerza la joya para que no se le caiga.

Hareel recibe con repugnancia el escupitajo en toda la cara, y mientras se frota para limpiarse recibe una estocada en el muslo que aunque dolorosa no parece grave. La expresión de sorpresa de su rostro desaparece pronto y con un gesto de su mano su cuerpo se desintegra para aparecer cerca de Duthan.

No saldréis de aquí con vida, es más, sois nuestra oportunidad para escapar, ¿verdad hermano?. Dice Hareel.

Eso mismo estaba pensando, si los ha mandado ese estúpido anciano del guardián podemos usar a uno con el Ojo para que nos abra la puerta, jejeje, es justo lo que estabamos esperando. Contesta Tyran.