Partida Rol por web

Confundido, he enarcado una ceja ante el guiño encubierto de Artin. ¿Ha tenido ella algo que ver, se guarda alguna carta bajo la manga?

Pero hay preocupaciones más perentorias. Estamos rodeados por una docena o más de estos hombrecitos que ven cómo su mundo se tambalea. Estoy convencido de que lucharán hasta su último aliento antes de consentir en que nos llevemos al muchacho.

-Compañeros –les susurro, situándome en el centro-, alentar es lo mío. Tocaré una pieza que caliente el corazón del chico, de modo que esté más que dispuesto a dejar el trono. Estaos prestos para salir de esta sala cual flecha repudiada de la cuerda.

Sin más dilación, me descuelgo el violín y derramo entereza y sentido común sobre el espurio rey:

-“¿No ves, Lucente, que

No es este tu lugar?

Tu padre amado quiere saber de ti.

Regrésale la paz,

Lleva la luz

A sus ojos ajados

De tanto derramar

Lágrimas aaaah

¿No ves, Lucente, que,

No es este tu lugar?

Tu padre amado quiere saber de ti.”

Gog empezaba a mostrar signos de impaciencia. Toda aquella situación no hacía más que desconcertar al enano, y poco a poco sus cejas se arquearon en un claro signo de furia. Sus manos buscaron de forma instintiva el mango de su hacha, mientras empezaba a murmurar malhumorado en su lengua materna.

Si la cosa no se aclaraba, el enano empezaría a repartir como una bestia acorralada. Solo la clara desventaja numérica frenaba su ímpetu, pero la vena de su sien, que se hinchaba lentamente, dejaba muy claro cual era su intención.

Artin tenía la poderosa sensación de que la situación estaba a punto de explotar. Sorprendida de que el engaño todavía aguantara, y envalentonada al ver que, al menos, Mircea parecía haber captado que algo tramaba, se dijo a si misma que era el momento de apostarlo todo por el todo.

Conservando aún la pose sorprendida, consciente de que cada vez parecía más dessperada y ridícula y siriviendose de esa aparente histeria, volvió a mirar al Joven Lucente una vez más.

- Deprisa, joven Lucente. - Repitió una vez más, imprimiendo mentalmente a aquellas palabras una generosa dosis de desesperación y apremio que esperaba que le llegaran al hechizado joven. - Deprisa, deprisa, deprisa, deprisa.....

Y dejando que esa palabra se desvaneciera como si su "presencia" estuviera siendo anulada, rompió el contacto con el joven, girándose (aparentemente perdida en su desesperación) hacia sus compañeros.

Artin asistió en escrupuloso silencio y aquella pose sorprendida a las reacciones de sus compañeros, como si no pudiera creer que estaba ocurriendo, como si todo cuanto pasaba la desconcertara más y más. Daba la sensación de estar sumida en una especie de histerismo catatónico, los ojos muy abiertos, las manos sobre la boca como si reprimiera un grito que pugnaba por escapar de entre sus labios, desconcertada y perdida.

Con un gesto tembloroso, señaló a sus compañeros como si por un instante quisiera que alguien la socorriera, mirando fijamente a pequeña pícara, al enano y al semielfo durante una fracción de segundo a cada uno, pero apenas un momento después devolvía aquella mano titubeante junto a la otra, como si una sola no fuera suficiente para contener todo lo que pugnaba por salir.

 El joven lucente por un segundo se quedo quieto. Miró a los demas con ojos abiertos y mirando al suelo habló en voz alta:

-Está bien que...que tengo que hacer?-pregunto sin mover la vista del suelo, con voz alterada pero mucho mas relajado que hacia unos segundos.

Por otro lado el resto de los ardites se movia nervioso, algunos se agarraban la cabeza, como si les doliera y otros apuntaban sus lanzas y miraban amenazadores a los aventureros pero sin atreverse a atacar, sin saber que estaba ocurriendo.

Kamlada, nervioso volvía a gritar: -¡Callate, callate!- y se movia agitando los brazos como si quisiera espantar un insecto que le molestaba.

Conjurados sus tres compañeros, y recuperada su deliberada pose de extrema sorpresa para disimular su quehacer, Artin procedió a informar a tres de sus cuatro compañeros.

- Alaina, Gog, Reithar escuchadme en silencio. Sólo vosotros me oís gracias a un conjuro, así que no respondáis. He estado intentando despertar al Joven Lucente por este mismo método, y creo que está funcionando, pero esto va a estallar en cualquier momento, así que atentos: Alaina, si Lucente no se quita ese colgante, necesito que se lo quites tu. Pero no te lo pongas, guárdalo sin que te toque la piel. Gog, encargate del chamán. Hay que placarlo de inmediato, pero si puedes evitarlo no lo mates. Reithar, por la bondad de tu corazón, asegúrate de que la Reina no hace nada estúpido aunque para ello tengas que inmovilizarla, no querríamos que una pelea descontrolara acabara dañando a tan amable señora, ¿Verdad? Así que acabemos con esta pelea de raíz y evitemos un derramamiento de sangre. 

La mirada aparentemente enfebrecida y deshubicada que Artin lucía hacía un momento, al mirarla a los ojos, desaparecía. Mientras aquel extraño y repentino mensaje les llegaba susurrado directamente a sus oídos, parecía evidente que toda la pose de Artin era pura escenificación, y su mirada chispeaba de decisión y expectativa.

 Una voz resuena en vuestras cabezas derrpente sobresaltandoos. Os girais hacia Artin pero ella esta mirando hacia delante. Estais seguros que es su voz la que os dice lo siguiente:

- Alaina, Gog, Reithar escuchadme en silencio. Sólo vosotros me oís gracias a un conjuro, así que no respondáis. He estado intentando despertar al Joven Lucente por este mismo método, y creo que está funcionando, pero esto va a estallar en cualquier momento, así que atentos: Alaina, si Lucente no se quita ese colgante, necesito que se lo quites tu. Pero no te lo pongas, guárdalo sin que te toque la piel. Gog, encargate del chamán. Hay que placarlo de inmediato, pero si puedes evitarlo no lo mates. Reithar, por la bondad de tu corazón, asegúrate de que la Reina no hace nada estúpido aunque para ello tengas que inmovilizarla, no querríamos que una pelea descontrolara acabara dañando a tan amable señora, ¿Verdad? Así que acabemos con esta pelea de raíz y evitemos un derramamiento de sangre. 

 En ese momento Lucente se quito el colgante y lo tiró contra el suelo. El chaman y la reina gritaron al unísono, un chillido agudo. Kamalda se adelanto para cojer el colgante, pero Lucente ya se estaba transformando. Podiais ver como poco a poco la piel azabache se hacia mas clara, como de sus ojos empezaba a desaparecer la oscuridad y unos ojos claros parpadeaban. El resto de ardites se quedaron quietos, mirando aosmbrados la escena. El tiempo parecía pararse....

 El joven lucente se quedo mirando el colgante y despues alzó la vista mirando a las pequeñas criaturas y a los aventureros. Una voz suave e infantil salio de su boca

-Que...¿Que ha ocurrido?

Escucho atentamente las palabras de Artin dentro de mi cabeza.

"Por supuesto que procuraré que no le apse nada a esa amable señora. Si Artin está convencida d elo que dice nada hará que no la obedezca. Esa amable sñora tendrá mi ayuda" pienso para mi obedeciendo las palabras de Artin.

Abrumado ante el espectáculo miro hacia donde se encuentra la reina que ha soltado un tremendo grito al igual que Lucente. Mis ojos no se apartan de ella y me mantengo preparado por si en algún momento tengo que sacar mi arco y protegerla.

“Qué prodigio, me estaba diciendo. Nada como echarse al mundo para registrar maravillas sin cuento.”

¿Pero por qué no han actuado los compañeros, están todos estupefactos? Me cuelgo el violín impaciente y me arrojo para atrapar la mano del transfigurado muchacho y tirar de él hacia la salida. Lástima que el chamán hubiese sido tan rápido para atrapar el colgante.

-Vamos, Lucente, estos hombrecillos querían hacerte su rey con aviesas maneras. Ese colgante –lo señalo- te embrujó. -No sabes lo preocupado que está tu padre: Marcaeus.

 Mi padre? ah-dice con sorpresa- donde esta? Esta bien? no recuerdo nada, estabamos cabalgando, los caballos se encabritaron... ¿Mi padre esta bien?-insiste preocupado

 Esperad, -dijo la reina- ¿Por que haceis esto? ¿Que vamos ha hacer ahora sin un rey?-señalo a lucente alterada.

El resto de los ardites se habian calmado pero os apuntaban con sus lanzas. Empezar una pelea ahora pondría en peligro al joven que habíais rescatado, pero no parecian muy contentos con todo aquello.

-Bien bien, lo que se dice bien... Estos ardites os atacaron por sorpresa y lo dejaron lisiado -le respondo al muchacho. Y a la reina: -Sed vosotros mismos, ¿por qué no escogéis un rey entre vosotros? O mejor, organizaos con una asamblea popular.

 Los ardites no parecian entender muy bien lo que decia el bardo. La reina expresaba claramente su descontento y el resto de los ardites no parecia saber como podían funcionar las cosas sin un rey. 

-Vamos, espabilad –insisto.- Aunque moréis en la oscuridad, imagino que podréis prosperar por vuestros propios medios. ¿Por qué conformarse con ser el aditamento, la extensión, de una figura real? Hay una chispa de luz en todas las criaturas que nos dicta el sentido de nuestras vidas.

como bien dice mi compañero.....TODO SER VIVO ES DUEÑO DE SU DESTINO.

tras eso aqlaina mustio entre dientes algo apenas audible

No entendeis lo que es ser propiedad de otra persona

En este momento valerosa reina mas valor tiene una reina con pasion por su pueblo que un rey pelele

ademas poco queda por aqui que pueda robarse.

Permitirnos que el chico se marche con nosotros

 La reina se quedó pensativa, no parecia disgustada ante la idea de ser la unica gobernante de los ardites. Con un gesto hizo que Kamalda recogiera el colgante y se lo guardara. El ambiente era tensó en aquel subterraneo, La reina se volvió a sentar pensativa.

Esta bien, humanos. Llevaoslo, no me gustaría que su padre empezase ha enviar soldados. Ya hemos perdido a uno de los nuestros por vuestra culpa. Marchaos ya y no volvais.-dijo con un tono serio. Sus ojos negros os miraban inquisitivos.

La situación parecía desenvolverse sola y todo parecía salir bien y según las espectativas, aunque la idea de que volvieran a quedarse con el colgante no me agradaba.

"Lo único que lamento es la muerte de ese pequeño ardite que realmente no hizo nada" pienso para mí recordando como nos dio la impresión de que atacaba y de ahí se desencadenó la muerte de el ardite.

-Bien amigos, vayamonos de aquí y llevemos a este joven con su noble padre-les digo a mis compañeros de andanzas.

Asi sea gran reina de los ardites!!!!

alaina ayuda al joven a levantarse y intenta acelerar el ritmo para rescatar al joven

reyes y nobles son demasiado vanidosos ¿ tendra el crio algo de valor?

a pesar de sus pensamientos alaina no quita el ojo de los ardites .

Que poco productivo viaje , por lo menos me invitaran a hidromiel!!!