Partida Rol por web

-Yo tampoco me fio de Diarmuid, la verdad. Creo que puede estaros engañando para irnos encerrando poco a poco aquí, creo que intenta ganar tiempo y que lo está consiguiendo. ¿Por qué confiáis ciegamente en él?

Una carcajada escapa entonces del pecho de Yannick, más tranquilo a cada minuto que pasa desde la muerte de Eko.

- En ese caso, me parece perfecto. - responde un poco más contento que antes, para luego dirigirse a Valfar y Azhariel.

- Chicos... va a ser genial poder hablar entre nosotros de nuevo, de verdad. No os hacéis una idea. Vosotros... ¿estáis bien?

- No os preocupéis por lo de este lugar, ¿de acuerdo? Lo único que puedo garantizar hasta ahora es que nos da muchas cosas, aunque pueda dar un poco de yuyu.

Normalmente las voces de yannick y Nybras me habrían alegrado y calmado, pero verles con tanta naturalidad en un lugar como este y después de todo lo que había dicho la chica pantera sobre el lugar me intranquilizaba.

-Hasta entrar en este lugar sí... Ahora ya no lo sé.-Confieso.-Me preocupáis... todos los de aquí me preocupáis. Actuáis de forma extraña.

Yannick se tranquiliza un poco al ver la sinceridad de Azhariel. Al principio tenía dudas, pero parece el mismo de siempre.

- Veamos... - comienza - Todo esto es culpa mía, que soy un patán.

- Este lugar puede tener su aquel, y dar un poco de yuyu, pero permite cosas como hablar entre nosotros. Quien lo lleva, por así decirlo, es de plena confianza. Y no es Diarmuid. Os mentí, - reconoce, con tristeza en la voz -  y la verdad es que me sorprende que me creyeseis. Es sólo que no quiero que esa persona se convierta en un objetivo. Nos ha dado un lugar desde el que hablar tranquilamente, sin nadie de quien desconfiar, y eso es algo que no tiene precio.

- Os podemos garantizar que todos los que estamos aquí somos de confianza. Quizá Nekhbet sea una cabezona, pero al menos no es una traidora. Y siendo sinceros, la dejamos fuera de casi todas las conversaciones.

- No sé, chicos, siento haberos mentido, de verdad. Pero no confío aún del todo en la persona que trajo de vuelta a Azhariel. No al menos hasta que se explique. Lo siento.

Nybras frunce levemente el ceño y después posa su mirada en Yannick. - A mí también me sorprende que te creyeran. Mientes fatal. 

Finalmente se fija en los otros dos. - Diarmuid es de fiar. En realidad aquí todos son inocentes, aunque puedan tener unas u otras ideas. Y aunque a mí tampoco me gusta que nos vayan encerrando aquí, espero que haya una forma de salir de este lugar antes de que todo termine. Quizá podamos matar a la persona que nos ha traído y luego revivirla, supongo que haciendo eso, todos dejaríamos este lugar y esa persona podría seguir viva. Al fin y al cabo lo ha hecho con buena intención. Y esto lo sé a ciencia cierta, su motivación no tiene malicia. Gracias a estar aquí hemos descubierto la traición de Eko, y quién es la persona que nos revive, entre otras cosas. Así que miradlo como algo útil y no como una condena. Sé que es difícil, que este sitio te llena de desesperanza por dentro... Pero a la vez nos está dando una herramienta mucho más que útil. 

Después se dirige a Azhariel. - ¿Sigues manteniendo el poder de Yannick entonces? ¿Por qué dijiste que no anoche?

Yannick suspira antes de hablar.

- Verona, acabo de decirles que les mentí al llegar, y que lo he hecho para proteger a alguien. Que este lugar no es tan malo, y que nos permite poder trabajar contra los traidores.

- Además, lo he estado pensando... creo que ellos vienen así por culpa de las palabras de Escoria. Ella no paraba de hablar de este lugar como si alguien pretendiese controlar nuestras mentes, o algo parecido, y ni siquiera había estado. Es normal que se asusten al llegar, y se pongan nerviosos.

- Yo te lo diré: para que no lo supieran y no ser un objetivo. - responde Yannick directamente - Estaba esperando a Valfar para que le protegiera. Yo no me lo creí ni por un segundo. - dice orgulloso, como si de repente hubiese superado al más listo de la clase.

- Oh, y eso no serviría, Nyb. Para empezar porque no voy a dejar que matéis a alguien inocente, y para seguir porque si echas cuentas, verás que no tiene sentido. - explica, esperando ser entendido.

La voz de Nybras suena preocupada cuando se dirige a Yannick. - Oye... Creo que Verona no está bien. Tengo miedo de que haga algo raro o peligroso... ¿Todo está bien entre vosotros?

Un escalofrío recorre la espalda de Yannick cuando Nybras le habla.

- Yo... no lo sé, Nyb. - responde tras unos segundos - No sé muy bien qué es lo que pasa. Estábamos bien... hasta que de repente algo ha cambiado. Yo también estoy preocupado, pero no esperaba que tú hubieses notado nada.

- Yannick, ya te lo expliqué. Creo que la persona que nos trae aquí está siendo utilizada por algo superior a ella. Y creo que ese ente, o ser, o demonio, o lo que sea, llegará para exigirle nuestras almas o algo similar cuando todo esto termine. Tendremos que encontrar la forma de salir de este sitio antes de que estemos todos encerrados. Y eso es lo mejor que se me ocurre, porque la otra opción es que vayamos muriendo todos y siendo revividos, y eso llevaría mucho más tiempo.

Después mira a los otros dos. -  Pero eso no cambia que este lugar es útil. Gran parte de la ventaja que llevamos se la debemos a poder estar aquí.

- Me ha hablado. De una forma muy... derrotista. - La voz de Nybras se tiñe de preocupación al escuchar las palabras de Yannick. - ¿Crees que está planeando alguna acción suicida o algo similar?

- A mí se me ocurre una solución mejor. - responde Yannick casi de inmediato - Largarnos de aquí - dice, refiriéndose al lugar donde se encuentra el sello - antes de que eso suceda. Deberíamos tener como mínimo dos días enteros. ¿Cuántos traidores pueden quedar, si es que queda alguno? ¡Esto está hecho! - anuncia, tratando de sonar confiado.

- Sandor habló de seis traidores: Mark, Domino, Jacob y Eko hacen cuatro traidores confirmados. Faltan otros dos. Temo que Escoria está entrando en mi lista de sospechosos a toda velocidad. Pero aún así nos faltaría al menos uno. Y creo que se encuentra entre Kaldreade, Elizabeth y Eva. Pienso que al menos uno de ellos tres es un traidor.

- Si salimos de aquí antes de que el momento llegue, me parecerá estupendo, pero tenemos que pensar algo por si eso no sucede, Yannick. Tener algún plan por si llega el caso.

Agacho la mirada. Ya había notado la desconfianza. Había que estar ciego para no hacerlo. Las miradas, las preguntas, las reservas... Pero escucharlo de Yannick me dolió más de lo que iba a admitir.

-Eso lo entiendo, Yannick, ya nos lo había contado Verona. La cosa es que en dos noches a lo sumo este lugar se llenará y qué pasará entonces? Voy a confiar en vosotros como he hecho hasta ahora, porque dudo que esto que hacéis lo hagáis a la ligera.

Es entonces cuando escucho la explicación de Nybras. En realidad me esperaba algo por el estilo. Asiento. No puedo evitar volver a sentirme mal por la pregunta de Nybras, aunque la respuesta de Yannick me divierte.

-Siento quitarte la razón, Yannick, pero es cierto que perdí tu poder. Pensé que con la vuelta de Valfar lo recuperaría, pero no ha sido así. Cuando perdí a Valfar el poder cambió. Ahora puedo salir por las noches para vengarme de lo que le hicieron a Valfar. Puedo matar traidores, ese es mi nuevo poder. Pero una parte del poder la he mantenido. Las noches que salga a por traidores soy capaz de ver a los asesinos que acechan para evitar ser descubiertos mientras sus compañeros matan a su víctima por la noche. No has sido el único que ha mentido, Yannick. Lo siento. Lo otro ya lo he contado muchas veces. El que me trajo de vuelta trajo antes a Domino para que le diera los nombres de sus compañeros y esta le dio dos: Eko y Escoria. Me trajo a mí de vuelta porque pensaba que os fiaríais de mí, porque cree que de su palabra no os fiaréis. Quería que espiase por las noches para descubrirlos y luego contároslo, hasta que se enteró de que había perdido ese poder. Lo demás os lo podéis imaginar.

- Espero que no. - responde Yannick de inmediato - Como se suicide, la mato.

- ¿Qué te ha dicho exactamente? A mí antes... antes me dijo que te dijera que no te guardaba ningún rencor, que eras mejor anfitriona que ella, y... espera, dijo algo más. Que estuviéramos atentos, que los traidores estarían furiosos, y que ella iría a por Kaldreade... Creí que se refería a las votaciones... ¿puede que se refiriera a algo más? 

Yannick escucha las palabras de Azhariel, sorprendido, y una idea se forma en su cabeza.

- ¿Mataste tú a Escoria?

-No puedo decíroslo.-Me encojo de hombros.-Aunque supongo que la inocencia o culpabilidad del que me trajo la vuelta está en la identidad de esa niña. Si descubrís lo que escondía Escoria descubriréis la verdad. Desde luego, si es la cuarta asesina, muy traidor no debería ser.

- Pongámonos en situación de que fuera una traidora, - comienza Yannick sin comprender del todo las palabras de Azhariel - ¿qué demostraría eso, si no puedes decirnos si la mataste tú?

Nybras frunce de nuevo el ceño al escuchar a Yannick. - ¿Que soy mejor anfitriona que ella? Valiente tontería... Creo que no comprendió que si os recibí al llegar fue para que ella no se expusiera... Nunca pretendí quitarle su sitio, sólo protegerla... - La joven alza una ceja para puntualizar un detalle antes de continuar, alzando una ceja. - Lamento decirte que si se suicida no podrás matarla. Así que será mejor que no permitas que lo haga.

Suspira, haciendo memoria sobre las palabras exactas de Verona. - Me ha dicho que puede que caiga esta noche y que me encargue de mantener el grupo unido en su lugar, que cuide de ti porque necesitas una compañera, que no podrá hablar mucho ni explicarme lo que le pasa, pero que no puede verte así. Y que ha dejado de ver al hombre de sus sueños, el cual piensa que era el mismo Melkhnar... Da miedo, ¿no?

-Demostraría que las intenciones del que me trajo de vuelta son las que me dijo que eran en un principio. Traer de vuelta a un asesino para que le dé los nombres de sus compañeros y usar mi influencia para acabar con ellos. Me iba a haber mandado matar a Eko si no salía elegido en las acusaciones, mucho antes de que confesase ser culpable, cuando incluso yo creía que era inocente e intentaba convencerle de que Domino había mentido. En cuando escuché la confesión del negro no me quedó otra que confiar en él.