Partida Rol por web

Norm le miró con cara asombrada.

—Es decir. Otra vez nos demuestras que eres un traidor, porque no contaste a tu reina lo que había ocurrido. Ni nos lo contaste a nosotros. Sabías que íbamos a por una vampira y un nigromante y cerraste la boca. Sabías hasta el sitio. Eres el causante de la muerte de tus hombres una y otra vez. Lo siento por los padres de los elfos que han muerto engañados por tu traición e incompetencia. 

Una vez explicado eso, esperó a que sus compañeros le sujetaran y trató de curar las heridas a Bastia. Tenía un paquete de vendas que había comprado para la ocasión. Ya  debían de hacerle descuento en algunas tiendas. 

-¿Y nozotroz tenemos que creer tú cuando ni ziquiera ayudaz a vencer Argenta?

Flogdegnurt se acercó con una daga en la mano y cara de pocos amigos.

-Tú traidor. Tú no ayuda. Zolo confunde. Danoz una razón para no matar tú. 

Esa historia no tiene ni pies ni cabeza. Donde está el nigromante? En la casa, no. Como es que estaban alli tranquilamente a su bola viviendo felices unos sirvientes de la Sombra... En medio del bosque élfico? Por qué no nos dijistes que habia un vampiro? Si el nigromante levantó a una docena de zombies como esos que hemos destruido... Para que necesitais el Menalpour? Deberiais ser capaces de acabar con ellos solos

- Que cojones me estas contando protector de los cojones ... , no me creo una mierda ... nos has guiado hasta aqui, has traido el artilugio porque ella te lo pidio verdad??? si me estas diciendo que los unicos zombis que han surgido son tus compañeros, joder ... yo te reviento ... -

- Si no me creéis no se para que preguntáis tanto - contesta Myhal a Flog  - No se donde esta el nigromante, ni sabía que la vampira estaba en la cabaña. El problema de los Edhelgurth es el contagio. A estas horas habrá cientos o miles de ellos.

Grendalin suspiró cansado de escuchar a Myhal.

La verdad. No vamos a sacar nada en claro del tipo este. Yo diría de atarlo bien y registrar la cabaña por si encontramos alguna cosa. Y de ahí llevarlo a la reina para que le castigue como crea conveniente. Después de todo es su Protector de la Hoja, que lidien con ello.
Eso sí. Casi diría que la vampiro lo tenía dominado desde el principio. Y por eso ha hecho todo lo que ha hecho. El manto de Protector de la Hoja es un puesto de responsabilidad, y hay unos mínimos que cumplir. No puede ser así de inutil en realidad.

Una vez sus heridas estaban atentidas, Basta tombó las armas de Myhal del suelo.

Para que no vuelvas a tener tentaciones. - le dijo con desprecio. - Aunque lo dudo al no tener un par de docenas de hombres...

El escriba parecía defender al elfo y quería volver a la cabaña... ¿estaría siendo dominado él a su vez por el vampiro?

Vayamos con cuidado. - dijo cuando se dirigieron hacia la cabaña, sin perder de vista ni al elfo ni al escriba mientras realizaban el registro.

Al final va a tener razón Norm... - mumuró entre dientes analizando la inquina del humano hacia todo aquel que practicara la escritura o la lectura.

El grupo vuelve a la cabaña y empieza una inspección más a fondo. Grendalin no tarda en encontrar una trampilla. Una vez abierta, una escalera de mano baja hacia unas ruinas. Es una estancia subterránea de piedra, de construcción claramente elfica, que parece que en otros tiempos fue parte de algún edificio mucho mayor.

Al bajar y encender una antorcha el propósito para el que se usó la estancia recientemente parece claro: es un laboratorio. Hay una mesa con diversos materiales de alquimia, una estantería con componentes de hechizos, una biblioteca en la que apenas queda media docena de libros, y una mesa con argollas pensadas para atar por los brazos y las piernas a un ser humanoide.

Aunque el lugar se ha recogido a consciencia y no queda casi nada útil, algunas inscripciones de las paredes permanecen. Ninguno es capaz de entender lo que ponen, pero radian un fuerte aura de nigromancia.

Varag dejó que el escriba estudiase todo aquello mientras miraba y husmeaba alrededor de la estancia, por si encontraba algo.

Myhal, los Edhelgurth empezaron con Skerlyn? Moririan si el muere? Como empezó su leyenda? Cualquier elfo muerto se convierte en uno de ellos? - le preguntó mientras estaban allí.  - Alguna idea de a dónde puede haber huido el nigromante?

De camino, Norm ya no tenía nada más que decir al elfo. Se había desgañitado lo suficiente. 

—Cientos o miles... pues habrá que matarlos a todos... o efectivamente usar el objeto. Pero usar el objeto sólo haría que no se crearan más, se irían a otro lugar a continuar sus maldades. Y si nadie investiga el lugar, la vampiro y el nigromante seguirían aquí creando sus monstruos. Porque el tarado de Myhal no se lo dijo a nadie. 

—Escriba, odio decirte esto, pero quizás deberías copiar esas escrituras y ver si conseguimos que alguien nos las traduzca en la ciudad. ¿No habrá nada más aquí que nos diga donde pudo ir ese nigromante?

Myhal mira a Varag como si le estuviera hablando en ruso, finalmente responde.

- Si creo que si. - rápidamente añade - Pero no tengo ni idea de donde esta el nigromante.

El laboratorio oculto hubiese sido las delicias de Grendalin si lo quedase patente para qué servía. Aún así hizo de tripas corazón y estudió como pudo todo lo que había por si encontraba alguna pista que les ayudase a enfrentarse a los nomuertos, o adivinar el plan del nigromante. La idea del capitán Alman era buena, y empezó a tomar notas de todo y copiar los escritos. Quizás más adelante podría traducirlos.

No va a ser fácil. Pero se puede intentar.

Basta no pudo evitar abrir los ojos como platos cuando Norm pidió que transcribieran los símbolos. ¿Estaría siendo él dominado mentalmente en vez del escriba?

Está claro que tenemos que informar a la Reina cuanto antes. - dijo mientras movía los libros con desgana, a la vista de que no iban a poder encontrar nada útil allí.

Flogdegnurt ignoró al elfo. Se moría de ganas de retorcerle el gaznate. Pero sabía que el resto no lo iba a permitir, aunque por momentos notaba que incluso a Varag le entraban ganas de hacerlo. En cualquier caso, no parecía el momento ni el lugar para ese tipo de cuestiones. 

Al bajar hasta la cueva, la presencia de la magia siempre intimidaba al pequeño goblin. Por eso dejó que Abot y Grendalin se adelantasen a inspeccionar los símbolos, runas o como sea que llamasen a esas inscripciones. 

No fue hasta que ellos revisaron la estancia que se atrevió a entrar para buscar otro tipo de rastros más mundanos tales como puertas secretas, resortes o cosas similares.