Partida Rol por web

Cindy, al oír el reclamo de la policía, corrió a ayudarla con las estanterías, aunque teniendo mucho cuidado de no romperse una uña. Con toda la fuerza, escasa, que tenía empujó junto a Saphira.

Al ver al caminante, me levante como un rayo y con el hacha intente cortarle la mano

Tras esto me situé detrás de la puerta para que no la abriera mas

Maikel falló su intento de perforación con la lanza, ya que el zombie solo asomaba el brazo en ese momento. Entonces Cindy y Shaphira empujaron de nuevo la estantería y pillaron el brazo del zombie. Luego Elias con un movimiento contundente del hacha le cortó el brazo al zombie. De esta forma pudieron volver a encajar la puerta. 

La cosa estaba salvada de nuevo, pero la puerta no aguantaría mucho más, y si se acumulaban la suficiente cantidad de zombies eso se podía convertir en una ratonera. Nuevos gruñidos rodeaban la casa. Venían amiguitos...

De repente escucháis a alguien hablar algo con otra persona, seguidamente se escuchan unos disparos. Parece que fuera están limpiando, y seguramente los zombies se comenzaran a entretener con ellos...

Maikel al escuchar los disparos del exterior no pudo evitar sonrier.

Ahi fuera hay alguien con mas huevos que todos aqui dentro. Asi que esperaros un par de minutos y abrir la puerta.

Maikel intento escuchar de que tipo eran las armas y si eran varios disparando o solo uno.

Parecía que los que disparaban eran varios. Escucháis claramente cómo uno de ellos grita desde fuera.- El coche, lo puedo arrancar, es la única vía de escape...- mientras los otros seguían disparando. Gruñidos procedentes de los alrededores del lugar provenían. Cuando esos supervivientes lograran escapar quedaría un barrio entero de zombies en frente de vuestro "refugio" con puerta medio destruída.

Cindy le susurró a Saphira:

-Osea, pareces la única con dos dedos de frente aquí.-

Se giró entonces hacia los demás y comenzó a decir

- Si fuera hay unos tíos con coche...No se vosotros pero yo quiero irme de aquí con ellos totalmente ¿Sabes?. Podemos arriesgarnos a morir aquí o arriesgarnos a morir en las manos de esos... desconocidos... Lo cual no molaría nada. Bueno, Osea... ¿Qué decís?

Entonces la animadora sacó una lima de uñas y comenzó a acicalárselas un poco, evitando mirar a sus compañeros a la cara.

-Tenemos que salir ahora mismo de aquí...- dijo Maikel con voz segura.

Había escuchado algo que le daba esperanza, pero también temor. ¿Y si se iban? No podían quedar atascados todos aquí...

-¡No pongan eso! ¡Tenemos que salir!- les dijo a las mujeres que hacían un verdadero esfuerzo por mover la estantería -Cindy, abre la puerta y corre detrás nuestro. Los que tengan armas de fuego abran un camino para que los demás podamos salir. Primero los que tengamos algo para defendernos...- dio órdenes con seguridad, como si realmente supiera lo que estaba haciendo. Estaba acostumbrado a hacerlo, aunque no en estas circunstancias...

No tenía intenciones de morir, pero si había alguien con armas de fuego, tenían que abrirles el camino para salir. Tomó con fuerza su palo con punta y esperó a que se siguieran sus órdenes.

Los acontecimientos la abrumaron. Era una locura. Si esos desconocidos no los intentaban matar lo harían los zombis. La opción más prudente era intentar escapar por el alcantarillado hasta salir de la ciudad.

Suspiró.

Haced lo que querais, pero será ahora o nunca. Ya que no vais a querer hacer las cosas del modo seguro al menos no hagais más peligrosa la situación. Os sigo si quereis, pero no me hagais responsable si alguien muere.

Maikel miró a Cindy.

-Vamos, abre la puerta y luego ponte detrás nuestro... Elías, tú tienes un arma de verdad, pasa primero y yo te sigo- le dijo al latino -Linda- le dijo a la colorada -Los que tengan armas deberían cubrirnos, ¿de acuerdo? ¡Vamos!-

Una vez más, Maikel esperaría a que sus ideas se pusieran en marcha. No importaba si bien o mal, sólo que se hiciese...

¿Qué estoy haciendo lanzándome así? Dios...

Esto es un suicidio...

Se recordó, pero si esa era la decisión tomada por los presentes no iba a quedarse quieta.

Os sigo.

Dijo a la vez que retiraba el seguro del arma y se ponía en posición.

Señor Ernest, póngase delante de mi, prepárese para correr y sobretodo no se separe ni se quede atrás. Os cubriré las espaldas.

- Está bien, hija mía.- Dice tomando un machete que tenía en su cinto.

Finalmente salís y lo que os encontráis es desolador. Coches destrozados, abandonados en la avenida, y un grupo de unos 10 zombies alrededor de un coche que comienza a moverse, atropellando a todos los que puede. Los zombies son atraídos al coche por el ruido del motor. De la ventanilla de detrás salen dos supervivientes, con malas pintas, que comienzan a disparar con pistolas a los zombies que quedan rezagados.- Vamos acelera.- dice uno al conductor desde la ventanilla.

Maikel se esperaba tener que luchar para poder salir. Pero parece que el destino les había sonreído... si eso se podía decir en una situación como esa. Con una mirada rápida, observó la situación. Tenía que pensar rápido, y para eso tenía que saber qué había a su alrededor. Lo más seguro sería alejarse de los que estaban escapando con el auto, pero habría que ver hacia dónde...

Estáis en una calle que da a una avenida pequeñita, donde hay coches parados en medio de la carretera pero fácilmente sorteables. Lo único que sabéis es que hay dos caminos para llegar al lugar donde está el ejército: un camino de 10 minutos y otro de media hora. El de media hora es dando un rodeo a la ciudad por la zona de las afueras, mientras que el de 10 minutos es atravesando una plaza hasta hace poco sitiada por la policía y ejército, hasta que la abandonaron, no hace demasiado, así que posiblemente podáis encontrar más cosas.

El camino largo es por callejuelas. En frente vuestra hay comercios cerrados, casas parapetadas y sangre en el suelo, acompañado de los zombies que siguen corriendo por el coche... hasta que se les separe 

Maikel dudó por un momento. Camino largo y probablemente más fácil de sortear... o camino rápido y seguramente más "poblado".

"El que no arriesga, no gana" siempre le dijo su padre, pero esta vez... ¡era su vida lo que estaba en riesgo! Siempre había sido dinero, mujeres, empleados... ahora era algo que no podría recuperar, era algo que no podía volver con palabras dulces, con contrataciones nuevas. Aunque, de todas formas, ¿quién le aseguraba que sería más fácil el largo? Lo cierto era que si había estado el ejército, seguramente habría muchos caminantes ya que por algo tuvieron que hacerlo, ¿no?

-¡Vamos!- les dijo a sus compañeros corriendo hacia algún ocultamiento que estuviera en dirección al camino más largo. Había que sobrevivir al ahora e ir acercándose lo máximo posible a la zona donde el ejército se había reunido. Pero no serviría de nada si salían corriendo como posesos para llegar...