Partida Rol por web

El agente te mira como si estuvieras diciendo tonterias.

- ¿Ataque de ansiedad? Señor, le dejo el hueso a la vista ¿que ataque de ansiedad hace eso?.- Te pregunta. Es un hombre curtido, a visto muchos casos de drogadictos que actuaban de forma violenta y fuera de si, para él, el diagnostico es claro.

Antes de que puedas responder, un golpe seco en la puerta del armario llama vuestra atencion. El tipo se asoma.

Dentro del armario se a quitado la camisa y se a autolesionado. Su cara tiene un tono verduzco, escamoso y el resto de su piel es como la de un cadaver reciente.

Por el agujero que a hecho solo puede asomar la cabeza, al veros se retira lo justo para estirar la mano, buscando alcanzaros con desesperacion.

El agente te mira, la puerta no resistira mucho.

-¿Sigue pensando que es ansiedad? Corra a la cabina del piloto y digale de parte del agente especial Eduars que tenemos una emergencia, codigo rojo.

Me quedo sin habla, e incluso tardo en reaccionar a lo que me dice el tipo de seguridad. Había visto muchas patologías a lo largo de mi vida, pero nada como aquello. Ni ataque de ansiedad, ni rabia, ni drogas... esto tiene toda la pinta de algún tipo de virus, y lo peor es que todos podríamos estar expuestos.

-¡Dios mío! Hay que avisar al CDC...

Corro hacia la cabina del piloto para avisarles.

Parecia que la calma volvia cuando un hombre cruzo corriendo por el pasillo como alma que lleva el diablo.

     -¡Dios mío! Hay que avisar al CDC...

Le oisteis decir mientras corria a la cabina del piloto, la cual comenzo a aporrear. Despues del 11S, nadie podia entrar en las cabinas, ni en caso de emergencia.

Las azafatas se apresuraron a detener al hombre.- ¡Pero que hace, señor! ¡Vuelva a su asiento!.-Le recriminaban pero el hombre no hacia caso. Se le veia nervioso y claramente preocupado.

      Los gritos volvieron a interrumpir mi lectura, por lo que, viendo el tiempo que quedaba, asumí que ya no iba a leer mucho más. Tras mirar con curiosidad en dirección a la cabina del piloto, miré a Jack y señalé en esa dirección con un leve cabeceo.

¿Igual deberías ayudar a las azafatas a calmar al enajenado?

      Una sonrisa me vino al rostro. No era la primera vez que veía como una persona nerviosa que temía volar se volvía loca al mínimo incidente o turbulencia brusca... aunque debía estar muy concentrado en la lectura, pues no había sentido nada... Intrigado, giré la cabeza en la dirección de la que venía el hombre, tratando de ver si había algo más que pudiese haber motivado su estado.

 Me encontraba grabando toda la situación, cada vez se veía más inquietante todo, el tipo al cual enfoque  detrás de las azafata ahora estaba alterado, no entiendo de que se habrá enterado para ponerse así,  al ver que no era el único que estaba mirándolo, decidí apagar la cámara y guardarla, así no me metería en problemas, luego me incline un poco del asiento intentando ver mejor y enterarme de que estaba ocurriendo alli.

La situación, lejos de calmarse, parecía que solo había cesado un instante para coger fuerzas y recrudecerse. Aquel tipo, fuese quien fuese, parecía que había perdido la chaveta y aporreaba la puerta de la cabina como un desesperado. Irina pasó de nerviosa a asustada ¿por  qué estaba asi? ¿realmente habia ocurrido algo grave? ¿o era simplemente que había perdido la chaveta? Fuese cual fuese el caso le desagradaba. No sabía que podía ser peor, que un enajenado intentase entrar en la cabina o que una persona normal hubiese visto algo que lo hubiese enloquecido asi. Sin decir nada, apretó el botón de llamada a las azafatas: con un poco de suerte podrian decirle que pasaba, con mala podrían traerle una tila para intentar rebajar el nudo de ansiedad que poco a poco se le iba formando en la boca del estomago...

Había intentado dormir para olvidarse de todo aquello, pero era totalmente imposible, la gente se empezaba a poner nerviosa y a perder el control.
No era sencillo que Dick perdiera el control de si mismo, estaba acostumbrado a actuar en situaciones de riesgo, pero la impotencia de no poder hacer nada encerrados en aquella lata voladora era bastante grande.

Dick dejó los auriculares a un lado y se centró en lo que ocurría, quería enterarse de que pasaba, ver que narices causaba tanto alboroto, ¿el simple corte de la azafata?, así que empezó a asomarse intentando ver algo.

Jack te miro seriamente.-Desde luego alguien deberia pararlo pero ¿Tienes que ser tu?¿No puedes quedarte en quieto ni una vez?.-te pregunto con un tono ironico, sabiendo que si querias ayudar no te lo impediria.

      Una leve risa se me escapó ante las palabras de Jack, pero comencé a guardar el libro antes de levantarme para ir a comprobar qué pasaba.

Mírale, el "protector de la ley y los ciudadanos" dejando que sea su hermano, el que se auto inmola y se dedica a estrellar coches, quien se meta a ayudar en una situación de pánico...

      A pesar de esas palabras, me levanté con calma y caminé hacia donde estaba el hombre importunando a las azafatas. Poniendo la mano sobre su hombro le hablé con el tono más tranquilizador que era capaz de poner y forzando una sonrisa amable.

Hey, amigo, tranquilícese. ¿Qué le sucede?

Debería mantener la calma, pero es difícil cuando el tiempo puede estar corriendo en nuestra contra. Golpeo nerviosamente la puerta de la cabina del piloto, pero tan sólo obtengo respuesta del exterior, en forma de murmullos crecientes. Me giro y observo que se acercan varias azafatas y algunos pasajeros, entre ellos un joven que me pide que me tranquilice, y también Mónica, algo más atrás, mirándome preocupada.

- Escuchen, debo hablar con el piloto cuanto antes, me envía el agente especial Edwards... ¿¡Me oyen?!¡ME ENVÍA EL AGENTE EDWARDS!¡ES UNA EMERGENCIA! -exclamo hacia la puerta-. Tenemos que establecer contacto con tierra, y cuanto más tardemos podría ser peor...

Respire profundamente mientras guardaba el portatil en mi maletin maldiciendo mi infortunio pues me habia llevado a un viaje que parecia predestinado a evitarme acabar mi trabajo, antes, se trataba de una azafata torpe que se habia hecho un corte y ahora se trataba de un pirado que aporreaba la cabina de pilotos

Me acerque a la cabina, ignoraba si aquel hombre estaba pasando una crisis nerviosa por panico a volar o por dejarse llevar por la paranoia de un suicida que hacia de su suicidio algo mas colectivo, pero cuando llegue un joven ya le estaba atendiendo

-¿El agente Edwards? Disculpe, pero debo ser el unico en este avion que no conoce al agente Edwards ¿Podria decirnos cual es esa emergencia? Lo digo porque podria dar una pincelada para que no parezca tan grave la situacion y no asustar asi al resto de pasajeros ¿No le parece?- le hable tranquilo y sereno pero en mi tono se podia notar claramente que le trataba como si estubiese loco o que le seguia el juego poor la crisis nerviosa que pasaba para mantenerle tranquilo

Observo al hombre trajeado. Por su manera de hablar y gesticular es fácil darse cuenta que está acostumbrado a manejar situaciones difíciles.

-Entiendo lo que dice, pero no me corresponde a mí comunicar nada a los pasajeros y la tripulación, por eso quiero hablar con el piloto -miro a las azafatas-. Por favor, es indispensable que lo haga.

Por la parte trasera del avion comenzais a escuchar alboroto, bandejas que caen al suelo, golpes y algun grito.

Varios pasajeros se mueven de la parte trasera hacia delante, huyendo de lo que parece una pelea en la parte trasera.

Las azafatas se mueven a la parte de atras para intentar calmar al pasaje, es peligroso que todos los pasajeros esten de pie ocupando el pasillo, ademas les dificulta mucho el paso.

Si había algún protocolo de actuación posible, este se encuentra en pleno descenso por el retrete. La situación está cada vez más descontrolada, y siento una gran impotencia. Respiro profundamente y me dirijo hacia la parte trasera del avión. Cuando, en mi camino hacia allí, alcanzo a Mónica, me detengo un momento para hablar con ella rápidamente.

- Mónica, debes intentar que te abran la puerta de la cabina de pilotos. Diles que el Agente Edwards ha declarado una situación de emergencia. Diles que eres médido, y que es posible que haya personas a bordo infectadas con un virus que desconoces. Tenemos que ponernos en contacto con tierra y alertar al CDC. Y tenemos que hacerlo rápido ¿Me has entendido?

Espero a que asienta, y hago gestos indicándole que no tengo tiempo para darle más detalles. Seguidamente sigo mi camino hacia la parte trasera del avión. Si hay alguien más con esos síntomas que he visto, debemos aislarlo. Demonios, ni siquiera sé cuál podría ser la forma de contagio, puede que a estas alturas todos estemos infectados...

      Otro hombre más se había acercado para tratar de calmar al hombre, sin embargo, no tuvimos mucho más éxito que las azafatas... Iba a decirle que, según tenía entendido, el acceso a la cabina estaba muy restringido desde el 11S y ni siquiera las azafatas podían acceder, cuando estalló el alboroto en la parte trasera del avión y el hombre, misteriosamente, pareció calmarse más en esas circunstancias y emprendió el camino de vuelta. Con expresión preocupada, traté de volver junto a Jack... Era un experto en el autocontrol, pero de controlar masas nerviosas no tenía ni idea... pero un sheriff si debía tener experiencia en ello.

Oye Jack, no sé qué demonios está pasando, pero ese tipo parecía realmente desesperado, insistía en que le envía un tal agente Edwards y que hay que avisar al CDC sobre una emergencia... las azafatas parecen desbordadas, quizá deberíamos hacer algo.

¿Qué ocurria? Irina ya estaba nerviosa, pero la conmoción en la parte trasera del avión, las azafatas corriendo deun lado para otro, el aspecto resignado con que aquel pasajero (que antes parecia enloquecido) dirigiendose hacia la parte trasera del avión como si se diriguiese al matadero...no, desde luego aquello no era normal. La situación parecía a punto de descontrolarse y el corzón de la joven parecía a punto de salirsele por la garganta ¿era un ataque terrorista? ¿una emergencia médica?¿el avión se averiaba? ¿los pasajeros habían sucumbido a un ataque de pánico colectivo? Daba igual, fuese lo que fuese era una situación peligrosa y no había sitio más peligroso para estar en... una situación peligrosa que un avión en el aire. Porque no había manera de escapar y si lo que ocurría (fuese lo que fuese) alcanzaba la cabina... supondría la muerte ineludible de todos ellos. No podrían saltar o detenerse o ... lo que fuese. Sólo podrían morir.

Estos pensamientos (y el nerviosismo contagiado de los sonidos que llegaban de la parte trasera) pusieron a Irina al borde de una crisis nerviosa. Tenía que escapar, alejarse lo más posible de aquello. Y la única dirección posible era acercarse a la parte delantera del avión. Se levantó, con las rodillas y las manos temblorosas, olvidando su equipaje, su libro y el puñetero oso de peluche. Intentó permanecer calmada, pero no se detuvo, avanzó por el pasillo lentamente, hacia la seguridad de la cabina, hacia la salvación.

Desde el fondo del avion comenzais a oir gritos de panico e histeria. Una abalancha de pasajeros se agolpa en los extrechos pasillos en un intento desesperado por uir acia delante. Algunas personas caen y son pisoteadas por el resto en una escena de autentico panico.

Una de las azafatas lucha contra un hombre que pretende abrir la puerta de emergencia del avion. De conseguirlo la descompresion os mataria a todos pero sabeis que no es facil abrir esas puertas por motivos de seguridad. En otro punto veis a una mujer con la mano en el cuello, intentando detener una brutal hemorragia mientras intenta huir como el resto. Sois conscientes ahora de los muchos heridos que intentan escapar. Algo les ha atacado, algo que les a desgarrado pedazos de carne a mordiscos.

La sangre se os hiela cuando veis algo pegado del techo del avion. Parece un hombre sin rastro de piel en su cuerpo, donde debian estar sus ojos se encuentran dos cicatrices atroces, sus manos son garras que se adieren al techo con la misma facilidad que si andara por el suelo. Su dientes son dos filas de caninos retorcidos y afilados por entre los cuales resbala un hilo de babas constante.

Es como una pesadilla que no cesa....Dado que muchas personas no son conscientes de lo que corre sobre sus cabezas y temen algo que esta detras de ellos, algo que incluso podia ser peor....

El caos desatado en el avión es más grande del que puedo imaginar. De un individuo posiblemente infectado y peligroso, se ha pasado a una gran cantidad de pasajeros con múltiples heridas, que actúan desquiciados por salvarse y huír hacia cualquier parte, incluso una de las puertas, lo que significaría un suicidio. Lucho por comprenderlo y no entrar en shock, y mi primer impulso es acercarme hasta una mujer que sangra profusamente por el cuello.

-¡Hay que taponar la herida!-exclamo, pero mis palabras se pierden entre la marea de gritos.

Entonces, percibo un movimiento por encima de mi cabeza, y con expresión desancajada camino lentamente hacia atrás mientras no separo la vista de la criatura. ¿Se trata del hombre infectado? Parece sufrir algún tipo de mutación... pero es tan monstruoso e irreal... es como una pesadilla. Tan sólo soy capaz de volver hacia atrás, con intención de reencontrarme con Mónica. Quizás ha tenido suerte y ha podido lograr que abran la cabina, el único lugar seguro que contemplo en estos momentos.

Jod...

      Todo el buen humor se desvaneció al ver el infierno desatado en el pequeño espacio del avión. Sin ánimo para más palabras, recogí todas mis cosas y busqué debajo del asiento un paracaídas. Si no quedaba más remedio habría que abandonar el avión, y al menos en esas cosas yo era un experto...

      La aproximación de la extraña criatura por el techo hizo que mis ojos se saliesen de sus órbitas y mi mandíbula se desencajase. Tan solo acerté a golpear brevemente a Jack en el brazo y señalarle ese ser, al tiempo que murmuraba unas palabras.

Jack... Di...dime que tienes la pistola. O un cuchillo. O un palo largo y resistente... algo.

Irina abrió los ojos como platos al ver el caos que se había desatado en el avión. La gente corría por doquier, intentando alcanzar la cabina, arrastrando lo que quisiese que se interpusiese en su paso, igual daba que fuesen maletas que otros viajeros. Una mujer sangraba abundantemente por el cuello, y a pesar de que presionaba con la mano la horrible herida, la sangre salía a borbotones, haciendo parecer que lucía una grotesca y enorme gargantilla roja.

Irina miraba a su alrededor, incapaz de moverse, incapaz de actuar, en estado absoluto de shock.