Partida Rol por web

Insomnem Nox

II. Per Fas et Nefas

Cargando editor
17/10/2013, 12:15
Director

Tristán hizo un ademán como para entrar en materia de forma sigilosa, pero el niño era espabilado "de narices", y bien que veía quien tenía debajo y no le dejaba de vigilar. Su cara se volvió un poco más blanquita cuando vio que, ni corto ni perezoso, el bueno de Tristán subíase a las ramas, agarrando las primeras que había bajo los árboles. Dios o la Fortuna (tal vez ambos juntos) quisieron que el nuevo alguacil toledano no cayese al quebrarse alguna, y en cuestión de tiempo éste, una vez arriba, agarró por la pechera al crío, que del susto cayó lo que quedaba de la bolsa de harina.

La madre, abajo, recogió lo poco que quedaba, mientras que le gritaba al carretero con tanta o más fuerza que éste habíale reñido a su propio hijo... La abuela daba gracias al Altísimo por tan divertido espectáculo.

En cuestión de segundos, Tristán se echó al crío al hombro, tras unas patadas y pataletas que el antiguo ladrón debió llevarse en amoratado recuerdo días después, pero tras tal guisa lo hizo bajar. Una vez en el suelo, el niño la madre cogió al niño por una oreja, se lo agradeció a Tristán y se lo llevó de allí. Pobre oreja: el verdadero milagro es que aún siguiera pegada a la sesera. Los gritos de llanto del pequeño y las regañinas de su madre (aún más las leves caracajadas casi interioes de la abuela) iban difuminándose en aquel Lunes Santo toledano...

Notas de juego

Acabo de ver que no había escrito yo nada... Y estuve ayer posteando la actualización (no se debió guardar, buaaaaahh (snif...) ). Siento la espera.

 

(El niño xD)

Cargando editor
17/10/2013, 12:29
Carretero

Hay que ver... -dijo el carretero refunfuñando mientras se sacudía la harina de la cara y hombros-, que tenga que venir desde "Los Montes" hasta Toledo y a la primera de cambio... -e hizo un gesto a los ya lejanos madre e hijo como alzándoles la mano para pegarles...-, habrase visto... Esto... Gra... gracias, señor... -dijo a Tristán-. Con Dios...

Y en diciendo tal cosa, habiendo estado ya algo más limpio, aunque no por ello blanco del todo, sacudió las riendas y las monturas continuaron el camino por una de las calles de toledo. El carretero se perdió de vuestra vista...

Notas de juego

Ya son mucho más de la hora del almuerzo. Podéis ir, por supuesto, a comer, pero si queréis podemos omitir la escena. O si no, no. Vosotros decidís.

Cargando editor
17/10/2013, 12:48
Severo del Monte

Todavía escupiendo harina, Severo intentó dar una imagen más digna a su uniforme. Intentó era la palabra clave, pues después de varios manotazos parecía más bien un rebozado de pollo que un guardia.-¡Diantre de crío! Necesito remojar el gaznate o al menos hacer gárgaras para sacarme el dichoso polvo que satura mi garganta...- Dicho esto, se encaminó de nuevo a la taberna.

Notas de juego

Por mi bien. Comemos, roncamos y luego nos ponemos en marcha de nuevo. Dioses... ¡qué dura es la vida de guardia!

Por cierto, cara cabroncete la tiene el niño... XDDD

Cargando editor
17/10/2013, 21:49
Tristán Peñaranda

Tras unas duras palabras a la madre del criajo (que a la abuela debieron parecerle muy divertidas, porque no paraba de reír), dejé al zagal en el suelo y le dí un azote en culo. A ver si aprendía que con la guardia no se jugaba...

-Comamos, compañeros. El hambre empieza ya a llamar a mi puerta pese al abundante desayuno que nos ha servido el tuerto aquesta mañana. Espero que siga con el mismo humor servicial...

Notas de juego

Sí, por mí, comamos.

*Editado, master.

Cargando editor
18/10/2013, 00:20
Roldán "el aragonés"

- Comamos con ligereza, pues queda aún medio jornal por acabar. - Comencé a andar en dirección "al escudo" sacudiendome aún restos de harina.

Par de fuertes palmadas en el hombro di a Tristán, como si aún le sacudiera la blancura de sus ropajes. - Ves muchacho, hoy nos hemos metido bien en harina, como quien dice. - Reía mientras andabamos. La guardia de aquella guisa... claro quedaba que no eramos los alguaciles más experimentados de Toledo.

Notas de juego

Por mi parte podemos omitir la escena del almuerzo si el director no la cree relevante.

Cargando editor
20/10/2013, 10:49
Fernando Jiménez

Te tomo la palabras Tristán..., con eso de la ruidosas tripas -dijo Fernando aun sacudiéndose-; y a vos Roldán, que las fechorías no descansan y debemos comer ya... ¡Y qué digo! A vos también, Severo, que esta harina me ha llegado al oido y a las narices... ¡Maldito crio! -maldijo jocosamente, como riéndose de la gracieta en realidad-. A diez minutos de la taberna y posada del Escudo Verde que os esperaban vuestros platos y vuestra limpieza. Tras entrar allí, el tuerto se "alegró la vista" al veros entrar. Tan bien que lo hacía que ya no sabíais si era de nuevo esa adulación por el temor de vuestra posición o si verdaderamente le placía vuestras presencia (y la presencia de vuestras monedas). El caso es que, si recordáis, teníais la comida hoy tal que bien gratuita, como os dijo la noche anterior, la del "rifirrafe*"

Notas de juego

*: La primera vez que escribo esta palabra en mi vida.

Vamos a hacer la escena de la comida. De todas formas estas subescenas de la trama son divertidas (estoy intentando enredarlas lo más posible) y no están durando mucho como para perder el ritmo. Asique , ¡a comer!
 

Cargando editor
20/10/2013, 10:55
Jorge "el Tuerto"

Ho... Hola, ¡señores! -dijo Jorge "el Tuerto" al acercarse como si fuera un perrillo enfocando en su visión una longaniza-; y a vos, Don Fernando. Vengan, ¡síentense por aquí!

Entonces os llevó a una mesa donde había un tipo sentado, pero tumbado su torso y cabeza sobre la propia mesa, y sus brazos sobre su cabeza. Parecía en mal estado de embriaguez.

¡Eh tu! ¡Quítate de ahí! ¡Venga, sal de aquí! ¡Dejen sitio a la autoridad! -el Tuerto os volvió a mirar como para haceros ver que bien os servía. Su talante con el borracho fue tremendamente recio y malsonante, pero enseguida tornó su rostro hacia vosotros como cándido, feliz y dispuesto-. Una vez consiguió hacerlo salir de allí, os habló.

Gustan de comer, ¡que lo sé, que lo sé! -decía alegremente-, ¡Que la mi mujer hace unas comidas de rechupete! ¿Qué se le ofrece? ¡Díganme! Que igual tenemos aquello que pidan -Si: esta vez SI preguntó-.

Notas de juego

Estoy pensando en guardarme el personaje de Jorge el Tuerto, tabenero y "estafador" (o más bien aprovechado) para alguna partida XD

Cargando editor
21/10/2013, 12:29
Tristán Peñaranda

-Unas buenas migas con torreznos et chorizo a buen seguro sentarán de lujo a nuestros estómagos, Jorge.

Me sorprendió gratamente ver que el tuerto parecía haber aprendido la lección, mas aún no terminaba de gozar de mi confianza. Quien tuvo retuvo, y el tabernero era más astuto que los zorros. Estaba seguro de que no había cambiado un ápice, pero al menos ahora se esforzaba en fingir buenos modos delante nuestra.

-Y un poco de vino para pasarlas. Eso sí, sin sorpresas esta vez, ¿de acuerdo? -mi tono no era agresivo, pero tampoco afable: estricatamente cordial. No quería que el posadero me tomase por tonto.

Cargando editor
21/10/2013, 18:50
Roldán "el aragonés"

- Los críos son quienes menos parecen descansar. - Contesté a Fernando sonriente. Acomodé mis posaderas en aquella ingrata banqueta de madera. Descolgué el zurrón de mi espalda, dejándolo en el suelo con el resto de aparatosos pertrechos que portaba. Estiré un poco aquel incómodo jubón, que ahora en la tranquilidad de la taberna, parecía estorbarme más que antes. Tenía la esperanza que con un par de buenos jalones cediera un poco facilitando mi respiración.

Esperé a que "el tuerto" sirvieranos suculento almuerzo y aproveché el primer momento de tranquilidad para hablar sin que nadie nos molestara o pudiera escuchar. - Buen Fernando, la pasada lluviosa noche, vos oí fablar con los vuestros hombres mentando a un tal Leví. ¿Pudiera ser el mismo hombre a quien los zagales lanzaban pedradas?. - Estaba casi seguro de la respuesta que me daría el alguacil, pero aquello sentaría la base para la siguiente pregunta, la cual era la que realmente me interesaba.

Cargando editor
23/10/2013, 20:02
Severo del Monte

PNJOTIZADO.

No hice nada por apostillar más palabras que las que el bueno de Tristán Peñaranda dijo al jodido Tuerto: "buenas migas" y "un poco de vino" ¿Para qué más hablar con ese zopenco tabernero? Si volvía a reirse de nosotros, que ni ocurriérasele sino porque fuera hombre tonto y desligado de razón, habría yo de usar el bonito peto para extralimitarle y cerrarle la boca y el agujero de las sus posaderas con un hueso de carnero como alfiler.

Anda y ve, tabernero -acerté tan sólo a decir-.

Cargando editor
23/10/2013, 20:06
Fernando Jiménez

Mientras el Tuerto iba a la cocina a por lo mandado en comidas, Fernando escuchaba atentamente a Roldán. Cuando le preguntó eso, carraspeó un poco, miró a un lado y a otro (como a los clientes de la taberna, que en esa hora había bastante dándole a la pitanza) y se reincorporó un poco de la silla, como si la pregunta acerca de ese tal Leví le incomodase... ¡tremendamente!

Bueno... -dijo en bajo y algo dubitativo- ya... ya hablaremos de eso..., esta noche. A la caída del sol, a eso de las seis y media, y mientras salga la última procesión... vendremos aquí. Ya os dije que quería veros tras vuestra primera jornada... -estaba claro que os citaba como para que le contáseis vuestras primeras impresiones, pero en realidad, parecía querer algo más, y Roldán parecía estar tirándole de la lengua (inconscientemente)-. Me hablaréis cómo os ha sentado ese bonito jubón, amigos -incluyó la pequeña broma, pero enseguida se puso muy serio de nuevo-, pero también he de deciros algo importante... No faltéis, por favor.

No dijo más... enseguida vino el maldito Tuerto, que aparte de estafador, era inoportuno: ¡Roldán y el resto se quedó sin saber más de ese misterio por las jodidas migas ahora tan aprisa preparadas!

Cargando editor
23/10/2013, 20:16
Jorge "el Tuerto"

¡A la rica miga! ¡A la rica miga! -vociferaba jocosamente Jorge el Tuerto como si fuera un vendedor de mercado mientras se aproximaba a vuestras mesa y os repartía las raciones a cada uno-. Tambíen traía jarra de vino y vasos.

Para chuparse los ded... ¡Mmm...!-y no terminó la frase, sino que se relamió sus falanges, que tan sucias estaban como la rueda de una carreta que fuera desde Aragón a Gharnatah sin descanso...

Cargando editor
23/10/2013, 23:37
Tristán Peñaranda

Hinqué gustoso el diente a aquellas migas que, por qué no decirlo, me supieron a gloria, y mi gaznate dio buena cuenta de aquel vino.

Mientras mascaba, pensé para mis adentros. Me sorprendió que Fernando esquivase el tema tan hábilmente pero a la vez de forma tan poco sutil. ¿Quién era aquel Leví? Quizá pudiésemos escuchar algún rumor durante la tarde, pero desde luego, había conseguido que me picase la curiosidad...

Cargando editor
24/10/2013, 17:39
Roldán "el aragonés"

Rica estaba la comida del maldito tuerto, había que admitirlo, aunque también era cierto que el mérito era de la cocinera y no de él. Pobre mujer la que tuviera que aguantar a ese rapaz, aunque como el dicho decía; dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición... así sería también aquella mujer, valgame Dios.

- Debiéramos volver al tajo muchachos, que si seguimos llenando panza no fabrá quien ande ninguna calleja y tanto menos se abroche aqueste horrendo jubón. - Me quite varios trozos de comida de entre los dientes usando mi cuchillo. Después de dar un buen trago de vino como final del almuerzo me levanté. Zurrón y escudo a la espalda, estaba ya listo para seguir con la jornada.

- Intrígame aqueste asunto del tal Leví, más Fernando con tanto secretismo ha aumentado aqueste sentimiento. - Comenté a mis dos compañeros mientras salíamos de la taberna.

Cargando editor
25/10/2013, 15:51
Severo del Monte

PNJOTIZADO.

Comía yo, tal que mis dos compañeros, y enseguida pensé que era mejor engullir que hablar, y sobre todo después de aquella comida gratis por parte del fulano "ojoperra". Bien cierto que a mi también me extrañó lo de ese judío de la tienda, aunque ahora que lo pienso, quizá entrar en su negocio no era tal vez para ver un ejemplo de barrio y casa hebrea, sino que quizá le conocía realmente. Asentía a Roldán ante lo de la extrañeza mientras ya salíamos, aunque a la noche lo averiguaríamos, como dijo nuestro jefe.

Cargando editor
25/10/2013, 15:54
Fernando Jiménez

¡Delicioso, Jorge! -dije cuando ya salíamos-. ¡Hasta pronto, cuida bien de estas gentes! -el alguacil señalaba en derredor bromeando-. Parecía como si él y el Tuerto se llevasen bien, aunque se veía a la legua que el segundo bien le olía los calzones a la autoridad hecha carne.

No olvidéis nuestra cita esta noche -dijo despidiéndose Fernando-. Ahora id y cuidad los barrios, que esta tarde es la procesión del Lunes Santo.

Tras ello se perdió dirección al cuartel.

Cargando editor
25/10/2013, 15:57
Director

Nada más salir del Escudo Verde (no sin antes una buena despedida aduladora de nuestro queridísimo Jorge), os internásteis por las callejuelas de la ciudad. El barrio judío, el cual alcanzásteis en pocos minutos, ofrecía paz y sosiego, y es que en épocas de procesiones cristianas, los feligreses católicos se vuelven más radicales que nunca, y de ver a un judío pisando por el mismo lugar donde fuera una imagen de Virgen o Santo, lo lincharían por provocador, infiel o cosas peores. Por eso en la pequeña aljama que estábais rondando apenas había nadie por las calles.

Pasó una hora y media y nada. Gente por aquí, por allá, pero poco más. Poco a poco se iba haciendo de noche cuando, de repente, oísteis a un par de niños judíos hablar sobre una callejuela. Uno de ellos hacía un gesto con una mano levantada (como una V invertida con sus dedos índice y corazón), y moviéndolos, como representando unas piernas (una persona). Luego, en perfecto hebreo le comentaba algo al otro y dicha persona "representada", que al parecer estaba a cierta altura (recordemos que tenía esa mano levantada y la otra no), hacía como que se lanzaba hacia abajo.

Finalmente el crío hizo un gesto sonoro con la boca, como si apelara a cierta caída. Acto seguido le animaba a ir donde, al parecer, estaba eso sucediendo...

Cargando editor
26/10/2013, 09:57
Tristán Peñaranda

-Será mejor que sigamos a esos criajos -¿Niños otra vez? ¿Es que en esta ciudad las gentes adultas no daban problemas? ¡Más que guardias, parecíesemos amas de crianza!-. Ese gesto... Creo que alguien acaba de cometer el terrible pecado del suicidio, compañeros... O acaba de ser despeñado adrede por otro alguien. Investiguemos.

Lunes Santo. Menudo día para matarse, o para matar a alguien.

Dirigí mis pasos hacia la calle de los niños, a paso ligero, para no perderles de vista, esperando que Roldán y Severo me siguiesen.

Cargando editor
26/10/2013, 17:20
Roldán "el aragonés"

Sin hacer comentario ninguno asentí con la cabeza a las palabras de Tristán.

Más mocosos, aquello ya parecía una broma pesada. Ningún incidente "importante" en todo el día, sólo cosas de críos. Quizás era mejor que así fuera, aunque cuanto menos, era de extrañar.

Dando pasos ligeros seguimos a los dos mocosos por las estrechas e intricadas callejas.

Cargando editor
27/10/2013, 12:23
Director

Casi perdísteis a los dos crios de vista, pues corrían como un joven galgo, y fuéronse yendo por las calljuelas de la judería, hasta, de manera algo soprenderse, salir de allí y dar a una de las salidas de la plaza de la catedral (la cual estaba en construcción), y donde en una de la esquinas de dicha plaza se encontraba el cuartel de alguaciles.

Junto a la entrada del santo edificio, había un corrillo de gente mirando a las alturas, concretamente a la fachada frontal, que estaba apuntalada con numerosos tablones levantados a modo de andamios, aunque una parte de ellos se había precipitado al suelo y estaban caídos en él. De la fachada, que bien habría unas doce varas hasta abajo, colgaba un hombre tan sólo por sus manos, agarrado al borde de una ventana y pataleando mientras intentaba mantener el equilibrio y no caer... La procesión salía de la catedral, pero la imagen de la Virgen que portaban se había parado justo en la puerta (casi debajo de donde colgaba el tipo), por tal suceso.

El hombre, en las alturas, gritaba, mientras que oíais a algunos del corrillo decir que era un trabajador subido en el andamio que había cedido. Milagrosamente pudo, por lo visto, agarrarse al borde de un ventanuco.