Partida Rol por web

Reconoces el símbolo como el de Asmodeus, nada más de lo que ya se haya dicho. No te parece ritual de ningún tipo que conozcas. 

No conoces tampoco ningún hechizo que haga algo similar, y en caso de ser un hechizo debe ser algún ritual o poder muy grande para poder actuar de esa forma sin ser detectado. Sabes que ese poder te supera ampliamente, pero no tenés ni idea en que grado te supera. 

Para simplificar: 1º round: detectas magia - 2º round: es un aura sola, de "reducida intensidad" (dim aura) lo que te indica un aura remanente - 3º round: no identificas la escuela del aura.

Al llegar a la altura de Zenda sonrio, parece algo estresada de tanto vigilar a Kos. Es como una madre con su hijo travieso. Bueno, aquí han llegado los refuerzos. - ¿Qué tal muchachos, nos han salido caros los preparativos del viaje? ¿Habéis podido vender todo lo que no necesitabamos?

Me echo la mano a la cabeza y me rasco la parte de atrás. Nuestro prisionero ha muerto, de una forma un tanto extraña. Cuando se ponía interesante en su frente apareció el mismo símbolo que llevaban en el medallón. Algún tipo de magia perversa. Sin duda destinada a evitar que hablara demasiado supongo.
En fin, no parecía muy afectado por tratar a la gente como ganado, básicamente lo único que parecía interesarle era él mismo. Al parecer toda esa lista de esclavos fugados era una gota en el oceano de esclavos que debe manejar la organización.

- Lo más interesante fueron sus últimas palabras - repito textualmente intentando recitarlas con el mismo tono de voz que el difunto. - - Mi único amo es Asmodeus. Y obra y actúa a su antojo. Katapesh es un nido de ra... y ese fué el momento en que cayó desplomado muerto.

—Ya no hace falta —corrige Zenda, cuando distingue a Marcus, cuya altura sobresale entre la multitud de gnomos, y al extravagante familiar de Shade revoloteando a su lado, probablemente por encima de la cabeza de su amo—, han vienido ellos a por nosotrosh.

Marcus no pierde en tiempo en ponerles al corriente de lo descubierto en el interrogatorio. Desafortunadamente, los esclavistas, o al menos los capturados, están afectados por algún tipo de hechizo que acaba con su vida cuando detecta que están hablando más de la cuenta. El viejo hubiera tenido algún hechizo para contrarrestarlo, pero para una aprendiz como ella, era tarea imposible a corto plazo. Y no creía que el sacerdote o Shade fueran capaces tampoco, por lo que en el futuro, tendrían que ser más sutiles en la búsqueda de información.

—Hemos sacado un buen dinero —dijo Zenda, dando un golpecito con el dedo a la rebosante bolsa de oro—, pero no hemos tienido mucha más suerte. Los eshclavistas han sido cautos, y no se han diehado ver másh de lo niecesario. Al mienos, nos hemosh enterado de la exishtiencia de una riuta másh siegura hacia el norte.

»Habilitar el vagón llevará una siemana —explicó, con el ceño fruncido—, diemasiado tiempo. Piodemos deharlo para cuando eshtemos inveshtigando en Katapesh o Sothis.

»Creo que dieberíamos diecidir el camino a seguir durante la comida —propuso—, comprar provisiones para el viahe, y partir mañana. 

- Eii... solo estaba mirando... - dijo ceñudo y aflijido por lo bajini cuando me quitan esa maravillosa... ese... el trasto que tan interesante parecía - Conque muerto e... bueno... así estará mejor todo el pueblo, Ssisisi... pero... hombre yo no soy ingeniero nonono, claro que no, ¿¿pero... no teníamossss dos amigoss malvadossmalignosodiosossamorososs??? - pregunto haciendo un nudo apenas entendible con la lengua bífida y siseante, además añado a Zenda por enesima vez cuando toca la tintineante bolsa de monedas de oro - ¿Segura que no quieres que te la lleve yo? Sisisisi - digo mientras me acerco sigilosamente a la golosa bolsa de monedas que cuelga del cinturon de la Kalesita, pero justo en el momento en que la voy a coger, la hechicera endiablada cambia el peso de una pierna a otra y se gira dejándome que sostenga el aire alegremente "Casii!!!" - Mmm... ñeñeñe, bueno, vale, llevala tú un rato... sisisi, tal vez seas capaz de llevarla venga vale... sisisi - digo mirando receloso la bolsa de oro - Deberíamos irnos mañana sisisisi, aquí ya no hay nada que mirar nonono - digo girandome de nuevo al puesto y tocando unos sutiles y finos tarros de bello crystal labrado y jugueteando con ellos entre mis manos - Sisisisi naaadaaa que ver..., he oido comer??? Sisisisi - digo mientras el pequeño estómago escamoso me ruge levemente.

Cita:

- ¿Y? El otro acabaría probablemente igual si le presionamos. Prefiero no condenarle a muerte aunque tenga el corazón negro como el carbón.

- Me parece bien eso de planear durante la comida. Siento ser tan directo, pero estoy hambriento y esta vez tenemos algo de dinero en los bolsillos para poder permitirnos una comida decente - sonríe y casi babea al imaginárselo.

Zenda sonrió cuando escuchó la afirmación de Marcus. El pobre hombre debía llevar tiempo con los bolsillos vacíos, incapaz de disfrutar de una buena comida. Ella, en ese asepcto, había tenido suerte. Los dos años que había pasado con el viejo y su gente no le había faltado de nada. Aunque relativamente frugal, el hombre gustaba de la comida bien cocinada, y con frecuencia, salvo cuando viajaban a lugares peligrosos, compraba provisiones de calidad que conservaba con hechizos y contrataba algún cocinero paro que acompañara a la expedición. Y cuando no podían permitirse más que pesado en salazón, tasajo o carne en salmuera, un simple cantrip era suficiente para cambiar el sabor a aquel que más les gustara. Reproducir toda la profundidad del sabor, olor y textura originales era prácticamente imposible, pero era suficiente para convertir las tristes raciones en pequeños manjares.

—Vamos entonces —dijo Zenda—, y comamos hashta hartarnos. Puede que no tiengamos otra oportunidad de dishfrutar de una comida como esta en siemanas.

Reunida la información y vendidos los trastos Zenda, Shade, Marcus y Kosj emprenden camino de vuelta al Gnomo Ahorcado. Allí los recibe Tholkar quien recibe su pedido por un "buen almuerzo". Comienzan a debatir sobre su curso de acción, los pros y contras de cada camino y a repartir las monedas. Al rato vuelve Tholkar junto a su mujer, Dalma, ambos traen unas generosas porciones de carne acompañadas por guarniciones, que son ensaladas de frutos secos y puré de papas, todo acompañado por una deliciosa y fría cerveza o agua para quien no tome alcohol.

Marcus viendo que el camino volverá a ser parco en buenas comidas aprovecha esta, apropiándose de una buena parte de la hogaza con la que unta la deliciosa salsita que queda en el plato cuando todo lo demás ha sido devorado. Después acaba de un trago lo que le queda de cerveza fresquita y lanza un sonoro suspiro de satisfacción - ahhhhh - Tholkar esta vez te has superado, o tal vez sea mi estomago que va a echar en falta estas comilonas y lo ha acogido todo de muy buen grado.

Sonrio, feliz por la buena comida y porque no decirlo por las dos jarras de cerveza que la han acompañado. - Si no fuera porque tenemos prisa, os puedo asegurar que me gustaría dejarme aquí parte de las ganancias. Pero, el tiempo apremia. Así que si todo está dispuesto, creo que hemos de despedirnos y emprender viaje.

Quizás porque la figura de Zenda nunca ha sido de silueta rotunda ni femenina, y no tiende a acumular grasa, se ha acostumbrado a comer en abundancia. Y este almuerzo es una buena muestra de ello. Da buena cuenta de la carne y la guarnición, y se ayuda de un litro de cerveza para deslizar la comida hasta su estómago. Cuando acaba con todo, reposando con las manos sobre la barriga, está convencida de que no se sentiría más pesada ni aunque estuviera embarazada de gemelos.

Los compañeros, de forma táctica, han evitado tratar durante el almuerzo el asunto que queda por dirimir. Se suele hablar de discutir durante las comidas, pero de hecho, la discusión casi siempre se deja para cuando los platos están vacíos, y las tripas llenas. Y Marcus fue el encargado de abrir la conversación.

—Solo nosh falta comprar provisionesh —dice Zenda—, pero antes de nada, diecidamos diefinitivamente la ruta a seguir. Podemosh ir hacia el niorte, por el paso de los Picos Brazen, hacia Osirion. O podemosh ir hacia el eshte, directos a la capital de Katapesh. Ya hemos hablado con antierioridad las virtudes y defectos de cada trayecto, así que priopongo una votación. Yo optaría por ir al norte.

Después de comer copiosamente al menos dos veces mi peso, que no es mucho ciertamente, me quedo tumbado en el enorme asiento deslizandome ligeramente hasta que el cuello me queda en una posición incómodo, extrañamente ni siquiera yo había hablado gran cosa durante la comida, demasiado ocupado en atacar todos esos platos nuevos extraordianrios u sabrosos que nos había preparado el bueno de... "Como se llamaba... Bah!! Todos los enanos se llaman igual, será kuzduk, khazam o algo así seguramente". 

- Sisisisi, el norte está bien sisisi, mucho mejor que Katapesh nononno, Katapesh caca Sisisisi, ¿¿decidido entonces no?? Pero al menos podremos cantar un poco antes de irnos ¿no? ¡¡Si claro que sí!!! Si-si-si No-no-no!!!! - comienzo a canturrear mi entretenida y alegre canción (al menos para mí), aunque al cabo de unos instantes la pesada comida empieza a hacer efecto y parecen absorber me las ganas incluso de cantar, y los párpados me caen parecen cada vez más pesados...

- Norte está bien - asiente Marcus - en Katapesh tuve un pequeño problemilla con un mercader, así que mejor dejar que pase algo de tiempo y este haga olvidar.

Zenda escucha el canturreo de Kosj, preguntándose si tiene algún sentido para alguien aparte de él. Había considerado la posibilidad de que fuera parte de carácter de los miembros de su especie, pero a pesar de no haber visto jamás a ningún otro, lo dudaba seriamente. Una especie de individuos hiperactivos y verborreicos no tenía posibilidades de supervivencia.

La decisión está tomada. Partirán hacia el norte, atravesando los Picos Brazen. Para Zenda será la segunda vez, pues llegó a través de ellos a Katapesh, y pese al terror que le inspira la cordillera tras perder en ella a sus dos amigos más cercanos, el temblor que sufre no es de miedo. No ha afectado a nada más que su mano derecha, cuyos dedos percuten sordamente la empuñadora de la cimitarra, ansiosos de blandirla contra un oponente.

—Diecidido entoncesh —concluye, poniéndose en pie—. Volvamos al mercado a comprar provisiones. Tiendrán que ser abundantesh, y riesishtentes , pues no encontrariemos asientamientos en varias hornadas de viahe. Podiemos partir mañana mishmo, si no hay inconvenientesh.

La información que conseguiste no era de mucha confianza, un viejo borracho al que le faltaba una pierna en la Ciudad de Katapesh, te comentó que podrías encontrar ayuda en el pequeño poblado gnomo llamado Yavipho, te ofreciste como guardia para obtener transporte gratis al pueblito, aunque la información no sea verdadera sería una buena oportunidad de conocer otros gnomos, además, y más importante, una comunidad entera de ellos. Como buen gnomo sentís curiosidad por todos y las ansías de relacionarte con otros de tu clase siempre fueron fuertes en vos.

El viaje hacia el oeste fue tranquilo, el calor de desierto de día y el frío y los fuertes vientos de noche fueron lo más molesto del viaje, un viaje no muy largo pero imposible de emprender solo. A lo lejos fuiste divisando tu objetivo, el pequeño pueblo de Yavipho estaba instalado alrededor de un gran oasis, un montón de casas hechas de arcilla y con tejados de paja están dispuestas aleatoriamente en el poblado, no hay caminos o calles definidas en el lugar, salvo la que atraviesa el poblado de sur a norte. En el centro se encuentra el mercado, el pueblo es punto clave de las rutas comerciales y se suelen llevar a cabo varias muchas transacciones en este pequeño y alborotado mercado. Gran cantidad de tiendas se encuentran en la misma forma desordenada que las casas unas encima de las otras. 

Te despedís de quien te llevó hasta el lugar y vas a la posada local, ya esta muy entrada la noche así que pedís una cena y una habitación. Sin interrumpir tu cena hablas con el posadero, le comentás tu situación, sin dar mucho detalle. 

El posadero es un enano bastante fornido, Tholkar dice que se llama. Él te comenta que un grupo de aventureros algo peculiar está teniendo problemas con los esclavistas y planean viajar al norte, siguiendo una muy buena pista. Parece que tienen algo de información. 

Te comenta que tuvieron un día "agitado" y ya se encuentran descansando. Lo mejor será encontrarlos al otro día.

Ya entrada la tarde el grupo termina el ostento almuerzo pre-viaje con un café bien fuerte. Mientras Tholkar les retiraba las copas les comenta lo siguiente:

- Anoche vino un gnomo de fuera, dijo que también anda buscando a los esclavistas, quizá los pueda ayudar.

Sin darle mucha importancia al comentario empiezan a preparar sus mochilas y objetos para el viaje. Mientras Kosj cuenta sus monedas y los demás cargan el carro de la posada sale un gnomo con ropas, mochila y equipo de aventurero, seguido de un extraño gato más grande que él.

Se acerca con una amplia sonrisa seguido de su gatos. - Buenas tardes señores me llamo Halungalom y os voy a acompañar en este viaje - La fluidez de su lengua solo es comparable a los movimientos de sus manos. - Ah, y este es Franky - El extraño felino os mira pausadamente a cada uno para luego bostezar y enseñar sus hermosos y largos colmillos.

Se estira a mas no poder y da un giro alrededor de Halungalom. Se sienta junto a el y os mira como si os analizara

Zenda abrió la boca para responder una bordería, pero la volvió a cerrar al fijarse en el gran felino que lo acompañaba. El gnomo se había presentado con una arrogancia que rayaba en la grosería, pero no era el momento de rechazar compañeros de viaje, especialmente no uno que se dejaba ver con una criatura de naturaleza tan evidentemente sobrenatural.

—Bienhalliado, Halungalom, y también Franky —devolvió el saludo, cruzando los brazos sobre el pecho—, soy Zenda. ¿Qué sabéis de nuestro viaje y qué interés tienéis en él?

Qué menos que darle el beneficio de la duda, especialmente cuando había sido el propio Tholkar quien le había hablado de ellos.

Se dirige a la bella mujer y le regala una amplia sonrisa - Encantado Zenda. Estoy buscando a un amigo que ha sido arrastrado por un grupo de esclavista, y segun me han dicho tenemos fines comunes, asi que he pensado porque no irme con vosotros, que me habia dicho tendero que tambien vais, uff para que te guarde un secreto el hombre, pues como te decia, estaba pensando en unir fuerza... eso es cerveza, Puedo? claro que si...club...club...hala comida, no importa, verdad? nam nam pof efo que podiafos unirfos, pofque la union....- traga lo que le queda avergonzado y mientras mira al suelo dice - Perdonar, a veces dicen que hablo mucho... Os puedo invitar a una ronda por mi groseria?-

Levanto los ojos de la bolsa de monedas y miro con los ojos entrecerrados durante un momento... - ¿¿Halungalom?? Con qué ahora mi nombre no es tan raro eh?? Eh!!!?? eh!!?? - abriendo mucho los ojos y mirando a Zenda y a Marcus, al instante los cierro tan repentinamente como los he abierto - Ah! Creo que se me ha metido algo en los ojos, si, ajj!! Ese maldito sol, seguro que ha sido él, sisisi, cada mañana está ahí incordiando, dañando mis pequeños ojos, y yo no le he echo nada sabéis? Nada absolutamente... O al menos no nada que yo sepa, nononno. - me vuelvo a dirigir al nuevo participante - ¿Bueno que puedes aportar al grupo? Sisisisi, aquí todos aportamos algo, Marcus su benevolencia y la de su dios, es un poco cascarrabias pero bueno, Zenda es la cara bonita del grupo sisisi- comento señalándola con el dedo, a su actual y agriada cara- , bueno... Supongo que al menos para los estándares humanos Sisisisi, y o?? - saco mi fibroso pero paupérrimo bíceps - Está claro que yo soy el músculo de este grupo, ¿no te había fijado o que? Sisisisi- digo mientras me bajo de la mesa y me acerco al felino - y tu gatito?? misisimisi, ven aquí pequeñín ven aquí - digo acercándome peligrosamente al animal que me saca tanto envergadura como peso a raudales - Ven aquí pequeñín, claro que si, o... ¿¡Sería grandullín??! si sisisi, mejor, ven aquí grandullín mismisisimisi - mientras el gato me evade perezosamente - oYe no te alejes del Tito Kosj ven aquí sisisi, ven, no no te vallas ven... ¿En qué idioma has dicho que hay que hablarle a este gatito? misismisimisi ven aquí pequeño, digo grandullín ven vamos Sisisisi, ven aquí... Ña!!! - digo finalmente indignado ante las evasivas del minino - Nonono, misimisisimisi ven aquí, ven venga vamos no seas... - "todavía no ha nacido el animal que pueda ignorarme eternamente gatito!!"