Partida Rol por web

- Como habéis dicho el príncipe tampoco está, asi que no deberían preocuparse tampoco por mi presencia, además mi padre tiene otros asuntos que atender, con todo esto de las audiencias ni se fijará en mi breve ausencia, o eso espero. ¿Avisáis vos a Lady Katherine o lo hago yo?.

Asiento con la cabeza, sumisa.
-La avisaré yo, mi señora. Podéis esperarnos en la puerta o ir hacia vuestros aposentos si vuestro malestar es urgente.

Con una breve reverencia, comienzo a caminar en dirección a Lady Katherine.

Me dirijo a Lady Katherine, quien parece estar hablando con la reina, así que me mantengo discretamente en un segundo plano, esperando a que acaben de hablar.

No desearía molestaros, quería felicitaros por la maravilloso festín que habéis organizado y por aceptar mi presencia. Es un honor. Me gustaría poder pediros que permitáis a la princesa me acompañe a tomar el aire y conocer las estancias del castillo. 

Su alteza, disculpad, ¿tengo vuestro consentimiento? 

La noche estaba resultando todo un gozo ,el impresionante espectáculo que estaba generando el bufón en cada momento obligaba que los espectadores nos quedáramos atentos a cada movimiento, pero de la misma manera con cada nueva actuación este iba escalando sus actos...que sera lo siguiente con lo que nos sorprenderá...

Mientras el bufón busca un participante aprovecho para buscar una mejor posición de donde ver todo, en donde me vuelvo a topar con el joven mozo de cuadra.

jaja, vaya, vaya ,vaya, al final lo que decías de que trabajabas para el mismo rey no eran mentiras he!- mientras le ofrecía la mano, pues en el anterior encuentro tanto como la dama y el capitán habían impedido poder saludarlo como correspondía y aunque mi animado tono de voz era como para ser escuchado por el resto, el bullicio y cuchicheo de la gente esperando la respuesta del noble sobre la proposición del bufón ayudan a adormecer nuestra platica -has escuchado no, los granjeros en las fronteras del sur están hablando de abandonar por un tiempo sus tierras, el conflicto internos en los reinos de Ferdinan (Al sur) están apunto de afectar la frontera con los reinos de Lord Uthor, por lo que puede que los cargamentos de los siguientes mese se retrasen mas de la cuenta. 

Pero no te preocupes, tu cargamento ya venia en camino antes de que iniciara esta fiesta, por lo que debería estar llegando en unos 3 o 4 días si no hay problemas- mientras inflaba el pecho en señal de confianza.

- Por supuesto, querida: id. Haced que Ibb os acompañe.

Ante el espectáculo que se disponía a ofrecer el bufón para toda la corte, decidí aproximarme a él y le palmeé en los hombros con una de mis grandes manos.

-Tened cuidado, buen bufón -le dije, con una ligera sonrisa-. Un pequeño error y podríais dejar sin conde a toda una región.

Permanezco tras Enzo observar de cerca el espectáculo y le ofrezco uno de los puñales.

De forma disimulada, mientras apoyo una mano sobre los hombros del bufón, procedo a sustraer uno de los numerosos puñales que habían traído los sirvientes y lo guardo bajo los pliegues de mi ropa, junto al cinturón del que cuelga la vaina de mi espada.

Cuando Kurr se te acerca y te anima, palmeándote y pasándote uno de los puñales, pero te das cuenta de como coge uno de ellos disimuladamente y se lo guarda bajo los pliegues de la ropa. Eres el único que consigue ver la acción al estar tan cerca.

Ante los ánimos que recibía por parte del público, incluyendo a la mismísima Reina, a Sir John Moore no le quedó más remedio que salir a participar en el número del bufón. Bueno, era eso o que le tacharan de cobarde el resto de su estancia allí. Y eso era algo que ningún noble hecho y derecho podía permitir.

Enzo sonreía de oreja a oreja mientras guiaba al noble hacia su posición, delante del objetivo de madera.

 -Eso es, quedaos ahí bien quieto. Separad un poco las piernas... Los brazos ponedlos así… ¡Perfecto!

Con su víctima voluntario ya preparado, el bufón fue hacia Kurr para coger sus puñales y empezar a lanzar. Las fuertes palmadas que le dio el guardia casi le hicieron perder el equilibrio y le provocaron una risilla.

 -No temáis, buen Kurr. He hecho este número infinidad de veces.

Cogió el primer cuchillo y apuntó.

 -¡Sobre todo no os mováis! Detestaría fallar y llenar las alfombras de sus majestades de porquería.

Uno a uno, el bufón fue lanzando los puñales con fuerza y sorprendente precisión. Las hojas volaban por el aire y se clavaban en la madera, rodeando el cuerpo de Sir John sin llegar a tocarle.

Los dos primeros puñales de los nueve que había en total se clavaron a ambos lados del cuerpo de Sir John. Los dos siguientes cayeron peligrosamente cerca de las manos del noble, con uno rasgándole la manga de su camisa.

 -¡Atención damas y caballeros, es ahora cuando se pone arriesgado.

Y dicho esto, Enzo se dio la vuelta y lanzó un par de puñales más de espaldas, los cuales aterrizaron de milagro en la madera cerca del muslo izquierdo y de la cadera derecha del noble.

Con una risa el bufón se giró de nuevo y lanzó otros dos puñales, apuntando más arriba esta vez y logrando rodear la cabeza del noble consiguiendo rozarle una de las orejas.

 -¡Estaos quieto! A este paso me haréis fallar…

Otros dos puñales atravesaron el aire con celeridad, hundiéndose en la madera demasiado cerca del abdomen de Sir John. Ya con el último puñal en la mano, el bufón sonrió y sacó un pañuelo de seda del bolsillo.

 -¡Y para el gran final! ¡La mayor de las proezas, sólo para ustedes, noble público!

Pidió a Kurr, que estaba cerca de él, que le vendara los ojos con aquel pañuelo. Con los ojos tapados, Enzo se dejó mover por el guardia para quedar de frente al objetivo. Sin dejar de sonreír apuntó y lanzó con fuerza el último de los cuchillos.

La hoja voló, cortando el aire a toda velocidad. Pero en vez de chocar contra la madera, este último puñal se hundió profundamente en el bajo abdomen de Sir John Moore. Al no oír aplausos, sino gritos de hoprror y asombro por parte del público y de dolor por parte del noble invitado, Enzo se quitó la venda y miró lo que había pasado. Al ver al hombre caído en el suelo, con la sangre manando de la herida recién abierta, el bufón dio un resoplido y una patada en el suelo.

 -¡Maldita sea! ¡Practicando me había salido perfecto! ¡Seguro que os habéis movido!

-Parece que Sir Moore se ha movido un poco... -comento, con un gruñido.

Me adelanto rápidamente hacia el noble herido y presiono con fuerza sobre la herida abierta de John Moore para evitar que se desangre.

-Mmm... Tranquilo... He visto a hombres sobrevivir con una de esas clavadas en sitios peores... -murmuro, mantenido aún las manos sobre el lugar en el que se hundió el puñal del bufón.

Busco con la mirada al Gran Maestre. Ahora más que nunca se necesitan sus servicios.

Mientras espero que Lady Katherine repare en mí durante su charla con la reina, observo distraidamente la actuación del bufón. Lo cierto es que se ha preparado a conciencia para esta noche. Alguna vez le he visto ensayar en el patio, y jamás pensé que vería el día en el que esos cuchillos volaran en la dirección correcta.

Suspiro, dibujando una breve sonrisa. Me alegro de que todo esté saliendo bien esta noche. Devuelvo mi atención sobre la reina y su pequeña cohorte, justo en el momento en el que Enzo lanza el último cuchillo. Escucho el breve rasguido del filo contra el aire, pero es la ausencia del golpe contra la tabla lo que me sobresalta. 

Me vuelvo rápidamente, mientras el noble elegido como cobaya se dobla por la mitad, y Kurr se aproxima a él con celeridad 

-Dios mío -exclamo, recogiéndome las faldas para no tropezar con ellas, mientras corro hacia la tarima. Me arranco el delantal para convertirlo en un vendaje improvisado, mientras fulmino al bufón con la mirada.- Desde luego, sabéis cómo ponerle la guinda a una actuación.

Unos gritos distraen mi atención de la conversacion con la reina, ¿pero qué ocurre aquí? Veo a un hombre tendido en el suelo, el noble con el que apenas he hablado. No puedo evitarlo y mis instintos hacen que acuda en su ayuda. 

Desgarro parte de los refajos de mi falda para presionar la herida, en realidad dse los alcanzo a la criada para que los utilice ella y mientras pienso que tal vez no debería haber hecho eso, la señora Weston me va a matar. 

Ahora sí que debo marcharme a cambiarme. 

La Reina asiste impertérrita a la actuación de Enzo.

- Oh, vaya... Ha fallado piensa Anne desde la profunda indiferencia que le provoca el ver a otro ser humano sufriendo.

- Esperaré a ver qué hace este gandul dice, refiriéndose a Uthor - a mí no me beneficia nada meterme aquí, y Sir John Nadie no me era de especial utilidad.

Mientras espero, ya apunto de salir por la puerta del Salón Principal veo como Enzo empieza un nuevo espectáculo y este parece sumamente interesante asi que decido quedarme a ver como lo hace. Empieza a lanzar cuchillos a Sir. John pero para mi horror uno va directo a su abdomen. Dejo escapar un leve gemido pero me quedo donde estoy ya que Ibb acude en su ayuda y al poco veo también como se acerca Lady Katherine, mejor así, yo no sabría que hacer. Miro de reojo a mis padres quienes de momento parecen tranquilos y observan también sin hacer nada, solo espero que mi querido bufón no sea castigado...