Partida Rol por web

Rie entre dientes.

-Necesitas elasticidad...podría entrenarte, así dolerá menos cuando el niño nazca.-

-Bromas aparte, te sorprendera el...convento. Debes ir con la mente abierta al...ehh...señor. Es una visión particular la que tienen allí.-

Su mirada es insondable, como si compartiera una broma secreta.

Suelto una carcajada ante su sugerencia.

-Tienes dos días más de camino para... entrenarme. Y no se que quieres decir con que el convento es especial, pero me gustaría que me lo aclarases. ¿Por eso vamos tan lejos?. Pensaba que era para alejarme de la capital-

-Si...un lugar de esas caracteristicas, debe estar lejos de la capital. Es...conveniente.-

-Vas a entrar a un mundo nuevo para ti...¿serás capaz?- cada vez es más misterioso....

-Y si...te entrenaré..si..si no encuentro nada mejor claro...-

Lo miro con una sonrisa pícara.

-Empiezo a suspechar que el precioso convento al que me llevas es tu harén personal. ¿Esperas encontrar alguien mejor que yo?. Si por mejor te refieres a alguien más sumisa, menos inteligente, con conocimientos más limitados o con menos redaños, si, lo tendrás fácil. Si no, me temo que te llevará un tiempo-

-Novicia, ya es hora de que comienze tu entrenamiento. Briana se encargará del niño a partir de hoy, mientras estés ocupada. Sígueme.-

Sin más, echa a andar. Es una mujer de caracter duro, conviene obedecer.

-Claro- digo despidiéndome del bebé con un cariñoso beso en la frente.

Llevo aquí nueve meses y sigo sin saber a qué se dedican, todas son muy reservadas. Además, soy la íunica novicia que ha entrado en meses. Al menos he estado a salva y tranquila. Sola, pero a salvo. El mayor riesgo que corro es que me mate el aburrimiento.

Llegais a unas escaleras que no conocias...y empezais a bajar...y bajar...y bajar....cada vez se escucha más el romper de las olas, va oliendo a mar mucho más que en el monasterio.

Acabais por llegar a una cala oculta, alli hay un par de edificios con pinta antigua. Entrais a uno, en el que hay unos 20 catres.

-El último a la derecha es el tuyo. Cambiate.-

Sobre él, hay unpar de...tiras de ropa, apenas bastante para cubrirte las zonas más pudorosas.

Ella espera fuera.

Miro la ropa inquieta. No se a que viene eso de tener que desnudarme delante de desconocidas, ni qué clase de entrenamiendo lo requiere. Pero como me compensa estar en el convento, obedezco y me desnudo.

Salgo exibiendo mi cuerpo.-Estoy lista- digo esprando órdenes.

Te lleva a una punta de la playa, aun no ves a nadie más. Está amaneciendo.

-Hoy estarás sola, ya que es día de descanso.-

Te señala el otro extremo de la playa.

-¿Ves alli al fondo? Hay arena tiznada de azul. Traela. Llena este cubo, usando ese de ahi.-

Te señala un cubo grande, mas bien un barril, y al lado uno mas pequeño....como mucho de 3 kilos de capacidad.

-No pares hasta que acabes.-

Se marcha, encaminandose a la escalera por la que bajasteis.

-Si, señora- contesto con modestia.

Mi miro mis suaves manos entristecida. Me da que van a durar poco así. Cojo el cubo pequeño y hago el trabajo, porque no me queda más remedio.

-¿Para esto he aprendido a leer y escribir en varios idiomas?, ¿para esto he memorizado las leyes de varios paises?. Menuda mierda...-

Por suerte, hay una pequeña pala allí en la arena azul. Tus manos no van a sufrir...tanto.

La superiora se gira a medio camino de la escalera.

-Hazlo corriendo.-

Horas más tarde...a pleno sol de las 12 de la mañana, después de 6 horas sin parar...caes casi desmallada.

Alguien te lleva agua, es una chica de color de piel muy muy tostado.

-El primer día es el peor, creeme. Bienvenida a la hermandad de sangre.-

Y así pasan los dias...semanas...meses...

La chica es Samara, una novicia a la que no conocias...por que no paso ni un dia en el monasterio "publico"

Os entrenan físicamente, de forma muy dura...raro es el día que no lloras de dolor por verte obligada a estirar tus piernas mas de lo que puedes...por los puños o patadas de vuestras maestras...por mantener durante horas la misma postura forzada, con 30 kilos en los hombros y de puntillas en una repisa estecha....

Pero también intelectualmente, pules los idiomas que conoces, os enseñan a comportaros en cualquier corte, a ser la perfecta dama....

Y sexualmente...debeis ser capaces de mantener el cuerpo ardiente, y la cabeza fria, de mantener relaciones muy prolongadas con dos hombres vigorosos y al mismo tiempo recitar la lista de los dioses griegos.

Y os enseñan a matar. O lo harán. Cuando acabe vuestra iniciación.

Si bien al principio lo paso fatal, poco a poco me acostumbro. Y me acaba gustando. El ejercicio, las exigencias... me gusta. Me gusta el aspecto de mi cuerpo, me gusta poder estar con el niño a pesar del trabajo duro. Y lo mejor de todo, poder seguir estudiando.

Sólo me falta saber para qué nos entrenan.

El último día del primer año...una especie de exámen físico.

Correr la playa en menos de un minuto, satisfacer al hombre que habra alli, y volver a correr la playa en menos de otro minuto.

El problema es que satisfacer a esos hombres no es tarea sencilla...observas los examenes de varias candidatas...solo una lo logra, ya que todas las demas tienen al menos un orgasmo antes de lograr "derrotar" al tipo.

La explicacion del examen, es absurda....pero lo cierto es que ese sobreesfuerzo que es el orgasmo debilita el cuerpo, deja las piernas flojas y no te permite correr lo bastante rapido.

Las que fracasan son castigadas.

Llega tu turno, y no es un hombre. Si no tres. No puedes plantearte parar...asi que al lio con los tres.

-Esto... es injusto. ¿Por qué el resto apañan con uno y a mi me tocan tres... en fin-

Corro hacia ellos intentando encontrar una forma de hacerme con tres a la vez. En cuanto llego, empiezo a repartir órdenes con los brazos en jarras.

-Tú, detras de mi. Tú, delante. Ya me ocupo yo. Y tú, quiero que te masturbes mientras acabo con ellos. Cuando los remate, túmbate boca arriba, te dejaré acabar dentro- ordeno mientras me pongo a cuatro patas.

Finjo orgasmos, pero me centro todo lo que puedo en no tenerlos. Pienso en el zar, en mi hijo, en los entrenamientos... lo que sea que me distraiga de lo que estoy haciendo.

La cosa se te complica, ya que el que le dices que se masturbe...te ignora bastante y te la mete en la boca a lo bestia, la falta de oxigeno no ayuda.

Es aún peor cuando junto a la superiora, ves al obispo, sonriendo de esa forma suya tan irresistible. Eso te exita de verdad, no como esos simples trozos de carne que te destrozan sin piedad.

Al límite de tu aguante, casi notando el orgasmo comenzar en la punta de tus pies....el ultimo se corre....realizas el trayecto, en 58 segundos. Lo logras.

Te permiten darte un baño, mientras te lo das, Jean se te acerca.

-Toda una experta ya por lo que veo.-

Su sonrisa te indica que los tres hombres son cosa suya....

Salgo del agua con una sonrisa.

-Obispo, bienvenido. Me temo que mi pequeña hazaña ha sido más cosa de ingenio que de experiencia. Veo que la complejidad de mi prueba se debe a vuestra influencia- digo mientras lo saludo con una pequeña reverencia adecuada a su puesto.

-Un pequeño reto, ya que vuestra misión, cuando se os encargue, será la más complicada.-

Te mira tendiendote una toalla.

-Asesinarás al rey Paul. No ahora claro, ahora es cuando empieza el entrenamiento de verdad. Artes marciales...venenos...y esas cosas.-

Lo miro pestañeando un par de veces.

-No podré hacer hacer eso Jean, deberías saberlo. No voy a matar al padre de mi hijo. Puedes mandarle esa misión a cualquiera, sabes la debilidad que siente por las mujeres. Cualquiera que sea bella le valdrá. Pero yo, no lo haré. Además, ¿el fin de matarlo es...?. No es una gran persona, cierto. Pero si es un buen gobernante. El país está en paz, ¿para qué sacrificar eso?-

-Oh, si que podrás hacerlo. Me temo que los superiores de la órden pueden ser muy persuasivos si lo requieren.-

-Pero no pensemos en eso ahora....descansa, tu entrenamiento de verdad empezará mañana.-

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Al día siguiente la superiora os alecciona a tres delas 20 que erais. Las únicas que habeis superado el examen.

-Bien, lo que habeis superado hasta ahora no os sirve de nada excepto para estar en buena forma física. Sin duda lo necesitareis, asi como saber satisfacer a un hombre. Las mujeres, después de todo, tenemos esa ventaja, los hombres nos desean.-

-Aprenderéis a crear venenos, a administrarlos, a robar el corpiño de una reina sin que esta lo note, cuando lo lleva puesto. También a pelear con y sin armas...y aún más cosas.-

-Y sobre todo, aprendereis a matar sin remordimientos.-

-Puedo matar sin remordimientos, si creo que estoy haciendo el bien. Pero no voy a matar a Paul. No lo voy a hacer. Me da igual como se pongan. No es algo que voy a hacer- pienso mientras atiendo a las explicaciones.

La vida discurre como siempre, pero ahora empiezan a especializarnos. Venenos, artes marciales de los que nunca había escuchado hablar, autocontrol...

Paso todo el tiempo que puedo con mi pequeño, que ya empieza a hablar y a caminar. Adoro que lo haga, es como un pedazo de mi misma. Cada pequeño avance que hace me parece un mundo. Con la edad se le empiezan a marcar los parecidos. Tiene mi pelo y mis ojhos, pero las facciones son las de Paul. Cada una de las veces que lo miro, me recuerda a él.