Partida Rol por web

Investiga la leyenda II - El Ojáncanu

El Ojáncanu

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16/05/2017, 19:15
Equidna - Narradora

Acabaste de revisar todas las cosas y te fijaste en que se había hecho tarde. Decidiste que lo más prudente sería dormir en Santander y salir temprano por la mañana, mejor que aventurarte a esas horas por malas carreteras. 

Dejaste todo como estaba y saliste del cuarto a buscar al conserje que te había recibido cuando llegaste. Preguntaste si había algún hotel, no muy caro cerca, y él te indicó que, subiendo la calle encontrarías el Picos de Europa.

Te dirigiste allí y lo que encontraste fue un hotel sobrio, sin excesos. Tenían una habitación por 68 eur que incluía el desayuno del día siguiente. También te dieron cuando se las pediste, las claves del wifi

Al entrar en el cuarto descubriste que no era gran cosa pero es que esta debía ser una ciudad cara en cuanto a alojamientos por ser una zona muy turística.

Dejaste todo y conectaste el ordenador. En la bandeja de entrada tenías un correo de Esther. En él venía un anexo con el informe policial respecto al hallazgo del cuerpo y la apertura del expediente. El informe contiene multitud de expresiones rimbombantes que para ti no tienen importancia pero hay varios extractos que aportan piezas de información que no tenías.

La Señora Aurora Serrano Rodríguez, con DNI 56894-Y, presentó denuncia por la desaparición de su nieto, Luis García Sanjuan, menor de edad, que actualmente residía con ella en el municipio de La Lastra. Según indicaba la denunciante, el joven había salido a dar una vuelta, algo que hacia frecuentemente por las tardes, aunque esa tarde, a diferencia de otras, iba solo.

Habiendo sido denunciada la desaparición del joven hacía unas pocas horas, nos personamos para iniciar la búsqueda junto con un equipo del Seprona pues había posibilidades de que se tratara de un caso de extravío en la montaña, actuando así conforme al protocolo de rescate y no al de desaparición.

El hallazgo del cuerpo se produjo durante la búsqueda. Éste se encontraba en el fondo del barranco llamado Del Cepo. El cuerpo estaba perfectamente visible siendo fácil su localización. 

El levantamiento del cuerpo se produjo en cuanto estuvo presente el juez. El proceso de recogida de pruebas fue rápido pues éstas no se hallaban dispersas, si no concentradas en el lugar del impacto. No existía desmembramiento ni fue necesaria la recogida de restos. El cuerpo, aunque con evidentes signos de traumatismo, se encontraba completo. 

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18/05/2017, 20:49
Fausto Godoy

Al parece todo había ocurrido muy rápido, en pocas horas. El chico salió de paseo y ya no volvió, y ni siquiera podía declararse aquello como una desaparición. Era especialmente llamativo el detalle de que, según la abuela, lo usual es que Luis saliera acompañado. ¿Por quién? ¿Y por qué no aquella vez? ¿Era casualidad que, justo el día que no sale acompañado, se precipita a un barranco?

Todo lo demás indicaba normalidad. Recogida de pruebas, levantamiento del cadáver. Aparentemente, nada extraño. Fausto daba por hecho que habían hecho un buen trabajo, aunque también consideraba que, si ellos pensaban que había sido un accidente, quizá no se esforzaran especialmente en la búsqueda de restos. Ahora que Fausto tenía indicios para pensar que había habido una agresión, la cosa cambiaba. No era imposible que alguna pista hubiera quedado sin recoger en los alrededores.

Revisó el correo pero no había nada más. Era probable que Esther no hubiera tenido tiempo de mandarle los informes de los otros casos que interesaban al director adjunto. Miró la hora. No era mal momento para cenar algo, y en el hotel había restaurante. Así acabaría antes.

Debía llamar a Sandra, pero prefirió hacerlo después de cenar. Intuición: temía que la charla telefónica le estropeara el apetito. Hay días que a ella se le nota eso.

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20/05/2017, 23:49
Equidna - Narradora

Bajaste a cenar. El restaurante estaba vacío, quizás por que todos los demás huéspedes habían salido a comer fuera. Lo cierto es que era un restaurante de los de tipo práctico, no habían invertido mucho en la decoración y el menú era funcional. Pero no era caro.

Te sentaste en una de las mesas, con la TV que colgaba en la pared, de cara a ti. Había un intermedio y se anunciaba el partido de después, un partido no muy relevante y bastante desigual, el Barça se enfrentaba a uno de esos partidos que llegan a primera casi sin creerselo y que tienen dificultades para pagar sus nóminas a final de mes.

El camarero se acercó a tomarte nota. Cuando lo hubo hecho volvió a la barra para pasar el pedido a cocina. De fondo escuchabas su conversación con el barman -¡Es que las apuestas estaban muy interesantes! ¿cómo no iba a probar? Vale que no sacaré nada, al fin y al cabo estan 7 a 1, pero ¿desde cuando se hacen unos ascos a un par de euros seguros?-

Sobre la mesa, tu móvil pendiente de tu decisión sobre llamar a Sandra, seguramente después de cenar.

El camarero te trajo el primer plato antes de que empezase el partido.

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23/05/2017, 00:02
Fausto Godoy

Esperó su cena con las manos entrelazadas y mirando al televisor. Fútbol. No era un gran aficionado, en realidad, pero sí sabía disfrutar de un buen partido, aunque de ningún equipo en particular. Quizá porque cuando te gusta el juego, poco a poco abandonas las pasiones personales y todos los partidos te interesan, y con el tiempo el resultado de tu equipo deja de ser importante. Lo importante son tus resultados. Tus apuestas. Si eso significa beneficiarse de la derrota de tu equipo de siempre, pues es lo que hay. Ellos juegan para sí mismos. El otro jugador, también.

Por eso no pudo evitar prestar oídos a lo que comentaba el camarero. Cuando volvió a su mesa tampoco pudo evitar preguntarle.

¿Cómo van las apuestas? –así, sin más, con media sonrisa amigable y señalando al televisor con un gesto de mentón–.

Por preguntar no se pierde nada. Se pierde cuando sigues adelante. Eso es lo que aprendió con Basilio Alvés, su, digamos, mentor. El caimán. En todas las comisarias hay un buen puñado de caimanes, como se solía llamar a los polis veteranos, esos perros viejos que tanto daño hacen al cuerpo y que, al mismo tiempo, tanto hacen por espabilar a los nuevos.

Cuando Fausto Godoy ingresó en el cuerpo, sus primeros meses fueron de la mano de Alvés, un viejo caimán que no era el mejor ejemplo de policía, pero que le enseñó las miserias de la calle. Quizá la única manera de conocer de verdad el otro lado de la ciudad. Que Basilio Alvés tuviera 25 años de experiencia y no hubiera pasado de oficial, que siguiera en la calle, decía mucho de tu faceta como agente de la ley. Vividor, bebedor, violento, egoísta, putero... conocía a la hez de la sociedad y sabía quién, cómo y cuándo. Fausto sabía que Alvés era un corrupto y que recibía pagos a cambio de favores. Pero Fausto nunca llegó a implicarse en sus mierdas. ¿Acompañarle a un puticlub sin venir a cuento? Ok, pero yo espero fuera, y no voy a tocar ni un puto billete de esos que tienes en ese sobre que te acaban de dar. Alvés era un pésimo agente de ley, pero quizá fuera, a pesar de eso, un buen policía. Era difícil de explicar. Alvés conocía la calle, sin duda, y eso era un gran valor para un policía. Pero no era honrado.

Fausto había empezado su carrera convencido de los valores «blancos» de la policía y quizá por eso pudo esquivar la mierda que envolvía a Alvés. También tuvo suerte de salir del radio de influencia del veterano, porque de haber seguido siendo su compañero, quizá hubiera caído en pozos muy negros y muy peligrosos, y habría adquirido vicios nada recomendables. De Alvés se llevó el olfato, el conocimiento de la calle y algunos contactos en los bajos fondos, pero no ese barniz de negrura y corrupción. Sin embargo, sí se llevó la afición por el juego.

Porque tarde o temprano acabas accediendo a algo «inocuo», como sentarte a jugar a las cartas con tipos peligrosos en la esquina de un mal bar, en la trastienda de un local poco recomendable, o en el reservado de un puticlub de mierda, mientras el caimán está negociando algo en otra parte. Al poco te ves apostando a las carreras, dejándote medio sueldo en el póquer... y ganando otros medios. Y ese subidón que te da sacar pasta ya no dejas de buscarlo. Para Fausto se acabaron las timbas con compañía poco recomendable. Pero el regustillo del juego le acompañó desde entonces.

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24/05/2017, 22:15
Equidna - Narradora

El camarero te contestó emocionado a tu pregunta. Era un chico joven al que se veía entusiasmado, como si haber apostado en un partido de fútbol le fuera a sacar de pobre. Tú conocías esa sensación perfectamente,  esa euforia previa, cuando estás seguro de la victoria. En el fondo eso es lo que llevaba a cualquiera a apostar, si se pensara que se podía perder, nadie se engancharia ¿no?

-Es una apuesta segura- te dice el joven camarero, con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando comienzas a cenar, el restaurante del hotel está vacío. Cuando terminas de cenar, sigue vacío. Eres la única persona. El camarero y el barman siguen el partido desde dónde están, en la barra, acompañando cada jugada con sus correspondientes "¡Uy!", "¡Casi...!" "¡Venga! ¡vamos!", como si estuvieran en el graderío y de verdad los jugadores les estuvieran escuchando.

Y tu, mientras tanto, te pierdes en tus recuerdos, aunque no en los más agradables. Los recuerdo sobre por qué el comentario del camarero le produce inquietud y curiosidad. 

Terminas de cenar antes de que acabe el primer tiempo y vuelves a tu habitación sin interés alguno por el resultado final de un partido que, además, está siendo realmente aburrido. Una vez allí pruebas a llamar a Sandra por teléfono pero no te lo coge.  Quizás esté preparando la cena y ha olvidado el móvil en el salón.  O quizás sencillamente sigue enfadada y no quiere responder. Tampoco tienes manera de saberlo. 

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27/05/2017, 11:36
Fausto Godoy

Ella no respondía al teléfono.

...¡tst! De puta madre, vamos... luego que si no hablamos...

Le escribió un mensaje, que lo leyera cuando pudiera: «Estoy en Santander, al final paso aquí la noche. Mañana iré al pueblo, a ver. Todo bien, el viaje sin problema. Besos».

En realidad, tampoco se sentía muy decepcionado. Se descubrió rozando, casi, el alivio por no tener que explicar eso mismo en una conversación de media hora de teléfono en la que notaría la frialdad de Sandra, porque estaba seguro de que estaría de mal humor. Sería tentar la suerte de acabar discutiendo. Ya hablarían mañana, pensó.

Encendió su portátil y se puso a ver la prensa, pero en seguida pasó a ver chorradas, memes y vídeos intrascendentes. Aburrido, pensó si no podría «echar una canita al aire». O, lo que es lo mismo, entrar en una web de póker online y echar un par de manos. Quizá ganara 20, quizá perdiera 100, o quizá podría ganar 200. ¿Quién sabe?

...no es por la pasta, es por el reto...

Después, a dormir y madrugar.

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28/05/2017, 20:15
Fausto Godoy
- Tiradas (5)

Motivo: Rondas

Tirada: 1d10

Resultado: 2

Motivo: Ganar/perder

Tirada: 2d4

Resultado: 8

Motivo: Ganar/perder

Tirada: 2d4

Resultado: 3, 1 (Suma: 4)

Motivo: Cantidad perdida ronda 1

Tirada: 1d100

Resultado: 41

Motivo: Cantidad ganada ronda 2

Tirada: 1d100

Resultado: 35

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29/05/2017, 20:36
Equidna - Narradora

Una vez conectado no siempre podías resistir la tentación. O quizás sí pero, sencillamente, no querías hacerlo.

El camino hacia la página web siempre era corto. En Internet todo es online, pero hay cosas a las que se llega aún antes, como si la velocidad de la conexión tuviera preferencias.

No tardaste nada en unirte a una mesa. La primera ronda parecía que iba bien pero la suerte, como siempre, cambió de un plumazo. Para cuando acabó la partida, habías perdido 41 euros. No era una gran cantidad, así que decidiste intentarlo de nuevo.

En la segunda partida, la suerte se puso de tu lado y acabaste ganando. No llegaste a recuperar la cantidad que acababas de perder pero casi.

En ese momento, como una señal del destino sobre cuándo dejarlo, sonó tu teléfono. Era Sandra. Primero un mensaje "Estaba en la bañera. Ahora te llamo". Luego sonó su llamada.

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29/05/2017, 22:26
Fausto Godoy

«piKAtxu24» se la había metido doblaba en la primera ronda y Fausto chistó con media sonrisa en los labios.

...será cabrito...

40 euros perdidos. En fin, eso era calderilla para lo que se solía mover en las partidas de póquer, y por eso quiso repetir. Estaba tirado en la cama con el ordenador, como indolente y aburrido. Pero se enderezó como si de pronto se lo fuera a tomar en serio. Se crujió los dedos, jugó y ganó. 35 euros.

...así vamos cogiendo calor...

Se iba a preparar para la siguiente cuando sonó el teléfono. ¿Destino o casualidad? A ella no le gustaba nada que jugara. Por el dinero (se podía pasar por temporadas de auténtica pérdida tanto como por una brutal abundancia), pero sobre todo por esa caída al abismo que suponía el juego. El vicio por la adrenalina, la adicción de la sensación de ganar.

Cogió el teléfono.

– Hola, guapa. Qué tal.

 

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30/05/2017, 20:42
Equidna - Narradora

-Bien. Me he metido en la ducha y se me ha ido el santo al cielo.- la voz de Sandra suena vacía de emociones al otro lado del teléfono -Así que en Santander ¿eh? ¿No me habías dicho que ibas a un pueblo de mierda perdido en la nada? Te has desviado un poco del camino... Bueno, en realidad supongo que da igual ¿no? Lo que importa es que tú estás allí y yo aquí. Un mes más sin resultados.-

Al otro lado del teléfono se oye un suspiro de Sandra y el sonido de la televisión de fondo

-Bueno, te dejo que voy a ver si ceno. Que tengas buen viaje mañana y a ver si puedes atrapar al malo pronto y volver a casa antes de 28 días- su voz suena cansada y son evidentes las ganas que tiene de colgar.

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30/05/2017, 23:49
Fausto Godoy

Se sintió súbitamente cansado. Un cansancio emocional que le cayó encima como una losa. Aburrimiento y desgana. Lo fácil sería entrar en una discusión con ella, lanzarle una puya o incluso pedirle explicaciones por esos comentarios. O mandarla al carajo. Y entonces entrar en un círculo vicioso.

Sintió absoluta desgana por todo.

– Hago lo que puedo, Sandra –dijo con cansancio. Podría referirse tanto al caso como a su relación–. Buenas noches.

Sintió la necesidad de un copa y fue al minibar.

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01/06/2017, 20:55
Equidna - Narradora

La llamada de Sandra había acabado con tu ronda de partidas pero también con tus ganas de ser amable, al menos por hoy.

Te serviste una copa del minibar y te la tomaste en la soledad de tu habitación. Por fortuna, el alcohol no era uno de tus "vicios" y a la primera no le siguió una segunda. Te retiraste a dormir, con el ánimo gris.


Cuando sonó el despertador tardaste un poco en recordar donde estabas. Te levantaste, te arreglaste y recogistes tus cosas. Después de hacer el check-out, pasaste por la cafetería del hotel para desayunar algo. Mientras lo hacías, consultaste el email en tu móvil. Esther te había mandado algo

Perdona, ayer no pude conseguir gran cosa hasta última hora. Aún así, creo que puedo conseguir alguna cosa más que lo que te mando pero quería adelantártelo

Varios anexos están en el correo. Los abres. Se corresponden con los otros casos que el comisario habia mencionado. Hay varias cosas que te llaman la atención por uno u otro motivo

 1987 - Juan Ortiz - Guardia forestal

Estaba buscando a unos furtivos y se quedó en el bosque aquella noche para intentar cogerles. Conocía ese monte con profundidad. Según la autopsia se despeñó.

1993 - Arturo Llamas -  Excursionista

Había previsto la visita a la zona y pedido los permisos necesarios para acampar una noche. Debía haberle acompañado un amigo pero ese mismo día se rompió el brazo y no pudo ir. Arturo no quiso suspender la excursión y decidió hacerla solo.

La denuncia se presentó dos días después cuando no se presentó a trabajar

El cuerpo estaba destrozado. La posible causa de la muerte era la caída por el barranco.

1998 - Jose Prieto y Laura Visuto

Su intención inicial era dar una vuelta por el bosque pero, según declaró Laura, Jose le pidió que se quedaran un poco más para tener relaciones. Ambos vivían con sus padres y era frecuente que tuviesen sexo en sitios apartados, lejos de miradas indiscretas. Según declaró Laura, algo les atacó. Era una figura humana, muy grande, que se movía con rapidez y gestos violentos. Siempre según las palabras de Laufa, agarró a Jose y lo lanzo con fuerza. Ella escuchó un golpe y Jose no se movió más. Luego la agarró con fuerza, empujándola contra el suelo. Su cuerpo pesaba demasiado y ella no pudo quitárselo de encima. La violó y luego los tiró a los dos, barranco abajo. Laura no sabe explicar cómo sobrevivió pese a sus fracturas.

 2008 - Toni Casado, Javier Frizo y Rubén Mendoza

Los tres chicos decidieron hacer un botellón en el bosque. Un cuarto muchacho fue invitado pero rechazó la invitación por que sabía que era una zona peligrosa. 

Los cuerpos aparecieron en el fondo del barranco. La autopsia verificó la existencia de elevados niveles de alcohol en sangre y concluyó que ss precipitaron por error, estando ebrios.

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04/06/2017, 13:29
Fausto Godoy

Fausto leyó con atención mientras tomaba su sacrosanto café matutino. Le habían puesto un sobao, y aunque él era más de tostadas, no podía rechazar uno de esos bollitos sabiendo que estaba en el sitio en el que eran propios. Nada de típicas imitaciones foráneas: un sobao pasiego de Pasieguilandia.

Lo primero que le quedó claro a Fausto es que aquella sierra era peligrosa. Parecía un sitio donde ocurrían accidentes mortales con frecuencia. Aunque estaban separados por años y «solo» eran siete víctimas, aquellos sucesos indicaban cierta peligrosidad. Incluso el experto guarda forestal había acabado despeñado. Presumiblemente, el excursionista Arturo Llamas también estaría familiarizado con la vida silvestre, al igual que el chaval fallecido cuya autopsia presenció la noche anterior: paseaba con frecuencia por aquellos parajes y seguramente conocía el lugar.

Sin embargo, cayeron por un barranco. Habría que andarse con ojo si iba a pasear por el monte.

Los otros casos le parecieron un juego que acabó mal. Por un lado los últimos, los botelloneros, se arriesgaron demasiado con esa actitud idiota. Tres tristes muertes por emborracharse y acabar hechos mierda en el fondo de un desfiladero. Le pareció curioso que un cuarto joven decidiera no acompañarles por «considerarlo peligroso». No es que ser precavido fuera algo malo, pero era extraño que un chaval decidiera no salir de fiesta porque pensara que era peligroso. ¿Peligroso por qué? ¿Por la orografía? ¿Acaso iban a hacer botellón colgando de una cuerda en un risco? ¿Qué le impedía simplemente ir de botellón y no beber, o no jugar a los exploradores estando borrachos?

...¿y si lo que temía no era caerse? ¿Qué podía asustarle de ir «de acampada» con los amigotes?...

Fausto comprobó los nombres de los chicos con los de la agenda de llamadas del teléfono de Luis García Sanjuán. No parecían coincidir, aunque había motes de por medio. En cualquier caso, esos chavales murieron en el 2008. Luis tendría ocho o nueve años en esa fecha. No podía ser ese «cuarto joven». Descartado.

El suceso de la pareja de 1998 le llamaba más la atención, y al mismo tiempo, se la quitaba. Por un lado, era extraordinariamente llamativo que, según el testimonio de la mujer, fueran atacados por un hombre. Eso ponía en contacto a aquel caso con el de Luis, ya que el forense parecía convencido de que el chaval había sido agredido. ¿Habría relación directa? ¿Hay en aquellos parajes un descerebrado que ataca a los incautos?

Sin embargo, el caso de esa pareja también le hacía dudar. Ella fue violada y Fausto no dudaba de que los forenses hubieran comprobado que fuera cierto. Pero el testimonio de la agresión podría ser inventado y el responsable podría haber sido el tal Toni Casado, y no un grandullón de la comarca. La agresión sexual podría haber llevado a una pelea en la que ambos acabaran despeñados. O a saber. ¿Tendría motivos para mentir sobre lo ocurrido? Sí, sin duda. Siempre puede haberlos, Fausto lo sabía. Pero también podría estar diciendo la verdad y entonces, sí: había un agresor sexual por la comarca, y no era Toni Casado.

Al parecer, la investigación de ese caso no llegó a más. ¿Cómo podría pasar desapercibido un tipo así en una zona poco poblada? Debía ser el hijo de alguien. Siempre era el hijo de alguien, o el señor perturbado de la última granja, o el hermano tontito de una señora que lo tiene viviendo en el tratero... Y en los pueblos todo se sabe.

Respiró profundamente. Muchas preguntas. Pero también tenía la sensación de que debía caminar con cuidado en la investigación. No solo porque no quería acabar resbalando en un roquedo. También porque iba a entrar en un mundo rural, y sabía que eso era una jaula de secretos y cotilleos contados en voz baja y a medias.

Pidió un café para llevar y una botella de agua. Pagó todo, pidió el tique para consignar todos los gastos, y se dispuso a irse mientras mandaba un mensaje a Sandra.

Salgo para el pueblo. No sé si habrá cobertura o wifi bueno. Besos, tq.

 

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07/06/2017, 20:31
Equidna - Narradora

Después de revisar los expedientes pediste un café para llevar y una botella de agua. Con eso y tus justificantes de pagos, te dirigiste a tu coche mientras mandabas un mensaje a Sandra. Te contestó rápida, casi nada más escribirle tú. 

Ok. Ten cuidado con el coche y avísame cuando llegues. Esta noche te eché de menos.


El viaje se te hace largo pero no porque lo sea si no porque tienes que estar pendiente del navegador para no perderte. Cuanto más te alejas de las carreteras principales, menos carteles con indicaciones que puedas seguir hay.

No es aún mediodía cuando llegas a tu destino. La carretera no está muy mal para lo lejos que te parece que está del mundo real. Según el navegador has llegado al pueblo de La Lastra. En el desvío que se adentra en el pueblo, junto al Stop, una especie de estatua de un urogallo recibe a los visitantes.

Lo primero que ves, a medida que te adentras en el pueblo, es un bar. Todas las casas están alejadas unos 200 metros unas de otras y encaladas en blanco. Una parada de autobús a un lado, contenedores a otro. Mientras avanzas con el coche, lento, te das cuenta que algunas de las casas deben estar abandonadas pues tienen las puertas o las ventanas rotas.

No hay muchas calles así que es imposible perderse. Tardas muy poco en encontrar el sitio donde tienes la reserva y, por supuesto, tienes sitio para aparcar en la misma puerta.

Entras. El aspecto es el de un típico bar de pueblo.

Un chico joven está en la barra. Apenas hay otras tres personas, todas hombres mayores, tomando algo. 

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13/06/2017, 00:16
Fausto Godoy

El camino se hizo largo, pero no se podía negar que era hermoso. Esa era la parte más interesante de aquello, desconectar y tomarse el trayecto como una oportunidad para disfrutar del verdor, el silencio y el aire limpio.

Pero también había cierta desolación. La desolación del abandono, esa maldición del entorno rural. Los ancianos mueren y nadie toma el relevo en las granjas. Los hijos se fueron a la ciudad y los nietos no saben ni quieren volver.

...excepto Luis...

Era curioso. El chaval parecía que había tomado el camino del retorno, dejando Barcelona por una aldea perdida de Cantabria. ¿Cuánto tiempo llevaría allí? Aparentemente, no era solo una visita a la abuela.

Estudió el paisaje mientras se acercaba al pueblo. Era el paraje que le pegaba al fallecido, uno abandonado y solitario. El teléfono del chaval estaba vacío de actividad y de amigos. Aquel lugar era como ese teléfono.

Pero era un lugar hermoso y que le gustaría haber conocido en otras circunstancias. Pensó que a Sandra le gustaría. ¿Tendría sentido coger una habitación en algún hotelito rural? Podrían pasar un fin de semana o un puente cerca de allí. Allí no. No estaría cómodo haciendo turismo en un lugar en el que había muerto tanta gente, y menos si había trabajado en un caso. Pero algo parecido, sí. ¿Por qué no?

Entre reflexiones llegó a La Lastra. Aparcó, bajó y entró en el bar. Lo que se conocía como un bar en su sentido más completo. Un bar con sus abuelos, su tele en la esquina y sus muebles de corte «clásico».

Fausto suponía que le estarían esperando, que sabrían quién era. En una aldea como aquella, las noticias vuelan.

Dio unos pasos y se acercó a la barra.

– Buenos días. Hola. –Repartió saludos entre los presentes– Fausto Godoy, de la Policía Científica.

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17/06/2017, 09:38
Equidna - Narradora

El silencio se extiende por todo el bar. No es que hubiese mucho ruido antes pero ahora han cesado hasta los ruidos de las cucharillas, el sonido de los vasos sobre la barra... hasta parece que las respiraciones hubieran parado. Solo se escucha la televisión y un programa de esos de variedades que ponen por las mañanas.

Un chico joven que estaba al final de la barra, se seca las manos y acerca hasta ti. Extiende la suya para estrechártela.

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17/06/2017, 09:42
Arturo

-Hola. Soy Arturo. Creíamos que venía ayer. No pasa nada ¿eh?- le aclaro para que no piense que tiene importancia. Aún estoy flasheado con lo de que es poli "¿Ha dicho que es de la Científica?"

-Si me deja su DNI, por favor... así puedo ir grabando las cosas de la habitación- le comento mientras señalo con el dedo el ordenador que tengo en la parte de atrás del mostrador, la que queda pegada a la pared.

Miro a todos estos que se han quedado con cara de pasmaos

-A ver, que no hace falta que os quedeis mirando así, coño, que pareceis Mundo el de Perines.- Con eso parece que reaccionan y vuelven cada uno a lo suyo -Perdone, es que no sabíamos que venía la policía y nos hemos quedado... pues eso. ¿Es por lo de Luisete el de Aurora?-

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19/06/2017, 23:07
Fausto Godoy

Fausto estrechó la mano del camarero y a continuación le entregó su DNI. No se le escapó el efecto que había causado entre los lugareños. En diez minutos medio valle sabría que estaba allí la policía. Era algo usual. En una aldea, todavía más.

– Vengo por Luis García Sanjuan. El chaval que encontraron. Una pena, ¿verdad? –respondió, dejando que lo oyeran todos–. No se preocupen, no es nada irregular. Es rutina, tenemos que comprobar algunas cosas. –Mintió.

Sí era irregular investigar un caso porque al mando se le antojara buscar duendes del bosque. Pero Fausto no iba a negar que después de la autopsia le había quedado un rescoldo de dudas. No por los duendes, sino por un agresor muy real. Evidentemente, no podía decirles eso a los lugareños. Si había un agresor en la comarca, ellos lo conocerían. Todos se conocían allí, por supuesto. Alarmarlos dándoles demasiada información sería contraproducente para la investigación. También, por supuesto, para evitar filtraciones y escapadas.

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21/06/2017, 18:49
Arturo

Mis parroquianos suspiran y comienzan a lanzar los tópicos de siempre "¡Menuda lástima! Un chico tan joven...", "Pobre Aurora, lo mal que lo está pasando", "¡Que perra es la vida a veces!"... Pero no parecen tan sorprendidos como yo. Quizás porque ellos llevan más tiempo aquí y ya han visto investigar esto más veces ¿¡Qué sé yo!?

-Creía que habia caído por el barranco ¿eso se investiga? ¡Perdone! Que seguro que hay un secreto de sumario o una cosa de esas. No le preguntaré- Le devuelvo el DNI y le entrego un papel con la clave del wifi -Su habitación es la 102. Subiendo la escalera, la primera a la izquierda. Como estamos casi siempre abiertos, no tenemos horario de comidas, sencillamente cuando quiera desayunar o comer o cenar,  me lo dice y listo. Si necesita alguna cosa más, sólo tiene que decirmelo- Le comento entregándole la llave.

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21/06/2017, 18:56
Equidna - Narradora

Además del chico que te atiende, hay dos hombres, de unos 60 años, en la barra. Al fondo del local, en una mesa, está sentado un hombre muy mayor, tendrá unos 90 años casi seguro.

Por un vano detrás de la barra, que seguramente da a la cocina, sale una voz de mujer que canta una copla bajito.