Partida Rol por web

Mikaya no dice nada ante la "respuesta" de Daichi, pero se empieza a impacientar viendo que no hace caso de sus órdenes

- No se si no me habéis oído, pero he dicho que me acompañeis al palacio del gobernador. Este asunto requiere ser aclarado inmediatamente, así que no me obligueis a arrestaros. Y dejad de comportaros como si estuvieseis en tierras Cangrejo; no sé como será la vida en la Muralla, pero aquí tenemos un límite a la cantidad de groserías que podemos tolerar.

- Daichi-san, por favor, acompañanos. - digo apoyando una mano en su hombro. La Caravana estará a buen recaudo. - añado mirando a la Magistrada. ¿Verdad Soshi Miyaka-sama?

Mikaya asiente

- En cuanto lleguemos a palacio enviaré a unos magistrados a que examinen la zona y avisen a alguien para que se haga cargo de los cadáveres y los heridos.

- Y también a vigilar la caravana hasta nuestro regreso. - le digo con una ligera sonrisa. Ninguno queremos que sea víctima de pillaje.

- Sin problema; asi de paso le daremos un descanso a vuestro ronin. Después de luchar como ha luchado se lo merece.

La magistrada reinicia la marcha hacia Kuzume Mura sin decir nada más, esperando que el Hida haya captado de una vez sus órdenes

Considero un momento las opciones. Facilmente podia decir que no y mandar al cuerno a los escorpiones... que trataran de arrestarlo, era algo que le gustaria ver. Pero estaria olvidando su deber con el Kuni y Yasuki-chan. Sin el para protegerlos... 

Hizo una mueca de disgusto. Asi que le devolvio el gesto a Kuni palmeandole el lomo. 
-Esta bien, por ustedes... alguien tiene que cuidarles las espaldas de estos onna tarashi. 

El Kuni eludió bastante bien la respuesta, evitando mencionar si este había sido su primer incidente o no con esa escoria. Desde luego, sería el más peligroso del grupo de los Cangrejo con los que tratar. Por otro lado, sería muy fácil manipular al Hida si se tocaran las teclas adecuadas. Seguramente la Yasuki no daría mayores problemas, aunque no se fiaba hasta tenerla más controlada.

Esos Cangrejo iban a ser un problema sin duda, pero si actuaba como debía sería una gran victoria para las magistradas... siempre que Densishiro-san no fuera un problema mayor. Hasta poder evaluar mejorj la situación, Ranmaru mostró una mueca de satisfacción al ver que finalmente el Hida cedía y no tendrían que arrestarles - y no porque no le hubiera gustado - y volvieron a emprender el camino hacia el palacio del gobernador.

Tras un paseo de unos cinco minutos, llegáis al palacio del gobernador. Es el edificio más ostentoso de Kuzume Mura, como corresponde al status de su dueño. En la entrada del palacio se extiende un inmenso jardín lleno de plantas que no reconocéis, probablemente cultivadas por los apotecarios Shosuro para sus medicamentos... y otros brebajes menos beneficiosos. Al ver a Miyaka, los guardias os abren paso sin preguntar. La magistrada os conduce a un amplio salón, donde el gobernador atiende visitas y reuniones. Sorprendentemente, el gobernador ya se encuentra allí, hablando con unos guardias Escorpión.

- ...Bien, podéis retiraros. Avisad a los eta para que se hagan cargo de los cuerpos, y traedme a esos dos Yasuki.

El gobernador es un hombre alto y atractivo, aunque se le nota en los ojos que está cansado; tal vez le hayan despertado para informarle. A pesar de ello, va elegantemente vestido con un kimono púrpura, y en vez de una máscara ornamentada, lleva un simple mempo que solo le cubre la franja de la nariz. Como es su costumbre, lleva su katana al cinto, indicando que a pesar de su función como cortesano, puede defenderse sin problemas. En cuanto los guardias se marchan, se gira hacia vosotros.

- Ah, Mikaya-sama. Si venís a informar sobre el incidente de la posada, ya he sido advertido al respecto

La magistrada sostiene la mirada al gobernador, sin hacer ninguna reverencia, y responde en un tono neutro

- Me temo que el incidente no se limita solo a la posada, Zaibakan-sama. La caravana de Yasuki Hirotada también ha sido atacada por los mismos... asaltantes. Dado que los miembros de la escolta de la carvana estaban en la posada en el momento del ataque, creo que el objetivo eran ellos.

El gobernador se queda en silencio unos segundos

- Mmmmm... ¿y estáis al tanto de la... naturaleza de esos asaltantes?

La magistrada asiente

- Así es, aunque creo que mis acompañantes os lo podrían explicar mejor

Los guardias regresan al cabo de 15 minutos; has tenido tiempo de lavarte, arreglarte un poco y vendarte la herida, y estás bastante más presentable que al terminar la pelea con los zombis. Masanori también esta algo más presentable, aunque se le nota en la cara que sigue cansado y molesto por haber sido despertado

- Samas, el gobernador reclama su presencia en el palacio. Por favor, acompáñenme

El tiempo corría inexorable, demasiado rápido quizás, o al menos esa era la sensación que tenía. Apenas había conseguido unas vendas para cubrirme la herida y había dado las gracias a Fukurokujin permitirme acordarme de como ponerla adecuadamente.

Pero ahí no acababa la cosa, debía lavarme, pintarme ligeramente como para desempeñar bien mi labor y cambiarme el kimono roto durante la escaramuza... demasiados preparativos para los que habría jurado no tener tiempo en cualquier otro momento, pero que para cuando regresaron los guardias había cumplido con suma satisfacción.

- Será todo un honor acudir.

Le respondo educada, cayendo en la cuenta que bajo el kimono llegan a verse las vendas del brazo y que podrían llegar a resultarme incluso útiles dadas las circustancias.

El gobernador se queda mirando a los Cangrejo

- Bien, hablad

- Mi señor Zaibakan-sama. - digo inclinándome ante él.

- Me temo que contra lo que hemos luchado no son simples zombis levantados por la corrupción de las Tierras Sombrías. - digo. Son Zombis de los Portadores de Sangre. - añado con cara de preocupación. Usan una Máscara de Porcelana para animarlos mediante el uso de Maho.

El gesto de Zaibakan se contrae unos instantes

- Así que podemos tener una secta de maho-tsukai infiltrada en la ciudad... Es muy preocupante. ¿Y solo ustedes han sido atacados?

En ese instante entran en la sala dos guardias, acompañanado a Ashikako y Masanori. Ambos van vestidos con sus mejores kimonos, y la cortesana se ha hecho un improvisado vendaje en el brazo allí donde le había herido el zombi.

Ranmaru gira el rostro para observar a Masanori-san, mientras siente curiosidad también por las preguntas del Zaibakan-sama, a la vez de también observar como se iba a comportar en una situación así delante de la magistrada jefe. Observaba pero no hablaba, salvo que Zaibakan-sama le preguntase y Mikaya-sama le diera permiso para hablar.

- La verdad es que desconozco si ha habido algún ataque más esta noche. - respondo a Bayushi Zaibakan encogiéndome de hombros.