Partida Rol por web

La acusacion de Mikaya tiene un efecto contundente tanto en el hombre que teneis delante como en parte de la clientela de aquel lugar, que deja momentaneamente lo que estuvieran haciendo para mirar la escena

- ¡Como os atreveis! ¡Este es un negocio honrado! ¿Tan cansada estais ya de tratar de encontrar alguna razón para cerrarlo, que os inventais acusaciones tan graves?

Ranmaru arquea una ceja ante las exclamaciones de Junichiro. - ¿Así que quieres hacerlo por las malas, verdad? Nosotras encantadas de que así sea, maldito bastardo. - Aún con su mano encima de la empuñadura de su katana, miró a Mikaya-sama para que indicara que tipo de respuesta, y en que grado, aplicarles a esos maleantes.

El asunto se iba a complicar, estaba tan claro como que ése hombre ocultaba algo. Podía ser que no fuera él quién había causado el ataque de los zombis, pero de seguro que sabía algo del asunto.
 

Casi esbozo una sonrisa amistosa al sujeto. Le caia bien su irreverencia para con los escorpion. No obstante, ni por un segundo olvidaba que estaban alli por la sospecha de que tuvieran que ver con el ataque a ellos mismos. .

Llevo la mano libre tras su oreja, rascandose levemente aburrido. Si estas fueran tierras Cangrejo las cosas se resolverian de una forma mucho mas directa. Como si eso le recordara algo, miro al Kuni y le señalo al pecho con los ojos, hacia donde pendia el dedo de jade que casi todos los bushi Cangrejo llevaban como proteccion. Si estaban involucrados, ¿no existiria la chance de que alguno estuviera manchado?

- ¿Por qué hay tanta violencia en tus palabras? - digo mirando al hombre. ¿Acaso tienes algo que ocultar?

Luego me dirijo a la clientela.

- Vosotros a lo vuestro.

Estaba nervioso, demasiado aún teniendo presente las preguntas de la magistrada... y eso sólo podía significar una cosa.

- Daichi-san, Hotaru-san...

Me limito a nombrarlos mientras me aseguro de colocarme tras ellos. Esta bomba podía explotar en cualquier momento.

Ranmaru señala la vaina de su katana, con una mano en la empuñadura, pero sin sacarla aún más allá de un dedo.

Junichiro, vamos a entrar y vamos a obtener lo que hemos venido a buscar. De tu ineptitud depende que nuestras katanas sigan en su vaina o estén libres y ensangrentadas una vez hayamos cruzado el umbral de la puerta.

Respeto y obediencia, o muerte y destrucción. No es que le molestase la segunda opción, simplemente quería asegurarse que si se daba, fuera a estar justificado. Cosa que tampoco le importaba realmente, ya que muertos no se iban a quejar. O como mínimo, iban a asegurarse que así fuera y siguiera siendo.

La amenaza de Ranmaru rompe las defensas del dueño del local, que pierde de repente toda la calma y desenvaina lo que parece un sable similar a los que usan los Unicornio. Mira a los ronins con una mirada enloquecida

- ¡Se cual es el castigo, así que prefiero llevarme por delante a tantos magistrados como pueda antes de morir! ¡Atacad!

Sin embargo, los ronins no se mueven; algunos incluso se marchan corriendo junto al resto de la clientela.

- ¿¡Pero que hacéis, perros!? ¡Os matarán a vosotros también!

Pero nadie parece dispuesto a enfrentarse con la magistrada y el cazador de brujas por él, así que en un último arranque de locura, se lanza a atacar a la magistrada esmeralda.

El estúpido ataque desesperado de aquel idiota no pilló de improviso a Mikaya, que se adelantó al movimiento del hombre e intentó agarrarlo por la muñeca para apresarlo y derribarlo, pero no consiguió coger la postura correcta para apresarlo.

¡Estaba loco! Bien que provablemente fuera condenado y ejecutado por sus crímenes, pero de ahí a cargar contra cinco bushi... ¡simplemente acortar sus horas de vida!

Yo por mi parte no iba a seguir sus ejemplo y opté por escudarme detrás de todos de ellos.

No sabía si Mikaya-sama se lo iba a permitir - en caso que no lo hiciera ella misma -, pero deseaba poder dejarle la cabeza decapitada de Junichiro en la mesa de Zaibakan-san.

Ranmaru se adelantó un par de pasos, desenvainó la katana y atacó al enloquecido rival antes que pudiera poner en peligro a nadie de los presentes.
 

Cruzo el Dai tsuchi sobre los hombros, aburrido. Si los ronin hubiesen intervenido... pero pelear en grupo contra un simple heimin? Osano-wo bajaria y le daria una caricia con su tetsubo por desperdiciar su tiempo con algo asi. En lugar de eso, Daichi dejo a los Escorpion lidiar con su escoria, y se aproximo a la puerta, para ojear adentro a posibles rivales que les estuvieran esperando....

El ruido del acero de Ranmaru rasgando la carne le confirmo que no tenia de que molestarse alli atras.

Junichiro intentó aprovechar la guardia baja de Mikaya después de que ella fallase su intento de derribarlo, pero antes de que pudiera siquiera mover su espada, la katana de Ranmaru lo atravesó de atrás hacia delante. El golpe fue letal y mató a Junichiro casi de inmediato.

- Buen golpe, Ranmaru-san, aunque lo hubiera preferido vivo para interrogarlo. Estúpido loco... Bien, vamos a registrar este sitio. Mejor permanezcamos unidos, por si alguno de esos perros cobardes todavía guardase un atisbo de lealtad.