Partida Rol por web

Escuché a los demás, y casi todos preferían ir por los caminos laterales y coger desprevenidos a los lobos y a los orcos en su propio bosque.

-"¿Retirada estratégica? ¿Ponerles una trampa? ¿Descansar antes de la siguiente batalla? ¡Por el amor de Grimnir! Alcé la voz. ¿Acaso no intuís que ellos ya saben que estamos aquí? ¿Creéis que nos van a dejar ir alegremente por el bosque para ponerles una trampa en su propio terreno? ¿No habéis pensado que esos caminos laterales pueden llevarnos a lo profundo del bosque, a sus emboscadas? ¿Descansar aquí, con cien mil ojos espiándonos? ¿Un enano huir de unos orcos? ¡HUMMM!" Gruñí en alto.

Me di la vuelta, escupiendo serpientes por la boca, y me alejé unos pasos del resto. Que decidieran ellos el camino, yo ya había dado mi opinión y esto era una democracia.

Magni ve alejarse al testarudo Brom y mira a los otros haciéndoles una señal como de: "Ni modos a seguir al más experimentado". Y caminando detrás de Piedrarota se dispone a seguir el camino que marca Brom.

-Pero si es que el meollo del asunto no es el monolito, sino los orcos. Echarlos del bosque o reducir sus números.

Refunfuñó Tímel cuando Brom expuso su plan. Luego otros hablaron, Madelina coincidía con su idea de irnos por otro camino. Sobre los lobos y huargos Tímel tenía opiniones encontradas consigo misma, cierto era que manadas de lobos no eran nada fuera de lo común en los bosques, otra muy diferente si se habían convertido en mascotas de los orcos, como sospechaba podía ser el caso.

-Si el plan es ir por los lobos primero hacia el Este (E)no me opongo. Además, me creo que siguiendo hacía el Oeste(W) donde marcan las huellas de orcos si no encontramos la aldea de los orcos lo que eventualmente salimos del bosque y nos corta el paso el río. Que llegado el caso hay un vado para cruzar antes que ensanche el lago en caso que tengamos que huir. O bordeamos el bosque y entramos por otro lado.

La elfa después subió los hombros, claro que los enanos no nadaban, por lo mismo no era estratega militar. Pero levantó los dedos contando las veces que había tenido que pagar con su propia vida para potenciar hechizos.

-Sigo pensando que ese monolito mágico son malas noticias y deberíamos mantenernos alejados de esa piedra, la magia no da nada gratuito se lo cobra por otros lados.

No os resulta nada fácil poneros de acuerdo sobre el camino a seguir. Y tras un rato hablando, la mayoría piensa que es mejor tratar de afrontar primero a los lobos, que además parece que ya están alertados de vuestra presencia, antes de llegar al cercano claro, donde debería estar el monolito, en noches de luna llena, como la que parece que habrá hoy.

El sendero, ya que no podría llamarse camino, esta lleno de huellas de lobos de diferentes tamaños, y algunas por su gran tamaño, podrían ser de huargos. Tras un rato sin ataques, comienzan de nuevo los lobos a hostigaros, pero continuáis con gran determinación hasta alcanzar un pequeño claro con la entrada a una cueva. Son muchos los lobos y huargos que defienden la entrada a esa cueva donde, no os cabe ninguna duda, estará la madriguera.

El combate es feroz a vida o muerte, y los lobos tratan de flanquearos e incluso atacar por la espalada. Y lo peor es cuando esos enormes huargos os atacan, y lo hacen con terrible ferocidad.

Os disponéis al combate y cada uno trata de dar lo mejor de si mismo y al mismo tiempo ayudar al resto. En poco tiempo vuestra incursión se torna en una lucha a vida o muerte.

Vuestro turno.

Lydon decidió afrontar el combate con toda la precaución del mundo, al fin y al cabo para un mediano enfrentarse a un ñobo es como para un humano enfrentarse a un elefante. A un elefante particularmente grande y feroz que puede arrancarte ña caneza de un mordisco. El pícaro planeaba dedicarse a lanzar piedras con su honda, y si veía la oportunidad de apuñalar a alguna bestia ni tan mal, pero sin forzar la suerte, que tenía demasiados recientes los mordiscos de hace un rato. Pero ay, viendo que las piedras rebotaban sin dañar a los lobos, y las oportunidades que creaban los enanos con sus poderosos ataques, Lydon desenvainó las dagas, y aprovechando que los cánidos se centraban en los guerreros, se lanzó a apuñalar el flanco de las bestias. Mala idea, un pulgoso particularmente grande interceptó al mediano en el aire, que se pasó el resto del combate intentando acabar con el animal. Cuando terminó con el bicho, el pícaro sangraba de varios cortes y raspaduras. Se dispuso a ayudar a sus compañeros, pero habían sido más hábiles que él y ya habían acabado con el resto. - - Vaya vaya, esto ha sido duro. - Dijo Lydon q la par que iba degollando a los lobos en el suelo, solo por si acaso. - Mata y remata, como decía mi tía Guisita Pielargo. En este caso, vosotros matáis, y ya remato yo - Terminó Lydon con una sonrisa.

Uso vendajes para curar sus heridas de los primeros lobos, aunque quizás eran mas de lo que parecían, pues no surtieron mucho efecto, aun así no era momento para lamentar y esas heridas no le iban a parar, ni impedir nada, en absoluto.

Aunque el enano refunfuño, no esperaba menos, era un enano, no iba a pedir que sonriese estando de acuerdo, finalmente tomaron el camino de las huellas de lobos, mejor acabar con la "menor" amenaza para que no pudiesen rodearlos, ya tuvo bastante con el rodeo de las arañas.

A pesar de estar atento y concentrado, sus flechas no dieron en el blanco, a pesar de a luz de la luna, no tenia tiros claros para no dar a sus compañeros que estaban en cuerpo a cuerpo y no pudo dar a ninguno de los lobos -¡¡Maldita sea!!- dijo contrariado.

Al final, los demás decidieron ir primero por el camino de las huellas de los lobos, así que me callé y caminé en esa dirección. No volvería a hablar más, ya que los expertos en bosques, lobos y orcos sabían lo que hacer, y no necesitaban los consejos de un viejo enano que había combatido miles de veces a estas criaturas. Según avanzábamos pensaba en las palabras de Timel y hablaba conmigo mismo.

-¡Ay niña! El monolito lo es todo... Si lo protegen con uñas y dientes quiere decir que es el centro de su poder.

A no mucho tardar, las manadas de cánidos empezaron a hostigarnos. Tuvimos varias escaramuzas, hasta que llegamos a una cueva, su madriguera, donde había algunas decenas de criaturas: grandes y pequeñas. El combate serio era aquí y ahora, así que agarré con fuerza mi hacha y afiancé las piernas fuertemente. Magni y yo recibiríamos las cargas de los enemigos una y otra vez, así que a ver qué tal nos salía este combate. ¡Peor que el otro no creo que fuera! Mi hacha empezó a cortar músculos y huesos en un baile mortal. La sangre empezó a caer como una fina lluvia alrededor mía. El día iba a ser muy largo...

Al final la propuesta de Brom no fue tenida en cuenta así que el grupo decidió enfrentar primero a los perros. Magni se mantuvo junto con el otro enano en la primera línea mientras los demás hacían de apoyo además de intentar dañar de manera furtiva. Blandiendo su martillo el joven Partepiedras intenta dar lo mejor. 

El combate se vuelve frenético, los lobos maniobran para tratar de flanquearos, os despistan insinuando ataques y atacando con fuerza en otros puntos. Aunque Tandas logra abatir a alguno con sus flechas y Brom acaba con bastantes. Pronto queda claro que son demasiados, y los huargos son enemigos terribles, enormes y rápidos, con poderosos ataques que causan enormes daños. Lydon no esta muy acertado, pero logra terminar con alguno de los lobos, mientras que Magni, casi no sirve de ayuda al grupo, al tropezar y caer al suelo en su primer ataque. Al igual que Timel y Madelina, que han quedado petrificadas ante la terrible situación. 

Todos tenéis numerosas heridas, algunos caen, y los que aun se mantienen en píe, pronto se ven en una situación terriblemente desesperada, Timel y Madelina, levantan a los caídos y comenzáis a tratar de retiraros del combate.

Vuestro turno.

Entre tanto golpe y las salpicaduras de la sangre no veía cómo iba el combate, pero al ver que cada vez venían más lobos hacia mi, comprendí que no iba nada bien para nosotros. Otra vez nos habíamos compenetrado como el culo y otra vez que caeríamos ante los adversarios. Pero yo no pensaba ser comida para perros sarnosos, no señor. Redoblé los hachazos e intenté retroceder hacia atrás, recogiendo a cualquier compañera que hubiera caído o indicando que se largaran mientras les cubría con mi fuerte escudo.

-"¡Atrás, maldita sea! ¡Atrás! ¡Retroceder y salir de aquí, rápido! Tandas, busca una salida y saca a las chicas de aquí, vamos." grité fuertemente para hacerme oír sobre el campo de batalla.

La ferocidad y el número alto de lobos y huargos hacen que los movimientos de Magni sean torpes y le hagan caer. Esto provoca que reciba un gran daño por parte de las bestias.

—¡Por las barbas de mis ancestros! —grita molesto por su torpeza. Intenta ponerse de nuevo en pie para dar una mejor batalla. 

Tensando nuevamente el arco busco con la mirad a Lydon, él era el mas escurridizo y el mas apto para la tarea que le había encomendado Brom, lo sentía, pero no iba a obedecer, no dejaría solos a los enanos, no podían con todo esos lobos -Lydon, encuentra una salida, y llévate a las chicas, Timel, Madelina ¡¡retroceded!!-  Dijo a los que ya debían salir de allí antes.

-Lo siento Brom, pero no voy a dejaros solos, no podéis con tantos lobos solos- Daria su vida si era necesario para que todos saliesen con vida, no dejaría a nadie en la estacada.

A Lydon Matalobos no le vacila ningún chucho pulgoso!!!! - Grito el mediano mientras se deslizaba bajo un huego acuchillandole el vientre. En ese momento oyo la orden de Tandas para que sacase a las chicas del matadero. El pícaro siempre había tenido una gran habilidad para mantenerse alerta y orientarse en combate, así que en unos segundos ya había localizado un sendero que se elevaba hacía una colina pronunciada, habría que trepar al final y los lobos no podrían. -Madelina, Timel, por allí - gritó el mediano, a la vez que las empujaba y mantenía alejados a un par de lobos que las acosaban. - Subamos rápido, desde arriba podremos ayudar a nuestros compañeros con magia y proyectiles para que se retiren a salvo también.

Todos sois rápidamente conscientes de que este podría ser vuestro último combate. Gracias a la clérigo, se logra estabilizar a Magni, gravemente herido y que esta a punto de morir. Brom lucha con todas sus fuerzas y con rabia asesina, viendo como se acercan los lobos, por más que matan, siguen recibiendo ataques. Tandas casi se queda sin flechas, y en algunos momentos tiene que dejar el arco y coger la espada, ya que llegan a cuerpo a cuerpo con facilidad. Y Lydon en un momento de extrema desesperación, encuentra un lugar elevado, desde el que os defendéis de un brutal ataque.

Las fuerzas os abandonan, el cuerpo os falla, son muchas las heridas y la sangre perdida, y no parece que los lobos vayan a cesar en su ataque. Pero tras unos momentos eternos, en los que lográis acabar con varios, incluyendo un huargo, y otros huyen. Sois conscientes de que tenéis que aprovechar ese tiempo para salir del bosque. 

No resulta nada sencillo, pero tras varios combates más, y un largo sufrimiento, llegáis por fin a la linde del bosque. A lo lejos se ve la luz de la posada, os apresuráis, si ahora volviesen a atacaros los pocos lobos que puedan quedar, o los orcos, sería vuestro final.

Pronto amanecerá, cargáis con Magni, a duras penas, el resto también estáis a punto de caer.

Vuestro turno.

—Me estoy convirtiendo en una carga, parece que mis habilidades no están para esta misión —Magni siente una gran pena pues él es quién, junto a Brom, debería ser el músculo del equipo. Pero nuevamente la fuerza de Piedrarota y la habilidad de los otros salen por los pelos de la batalla.

—Al final resulta que era mejor enfrentar el peligro por partes pues no me quiero imaginar enfrentar lobos, orcos y huargos al tiempo. 

Palmeo la espalda de Magni -tranquilo, lo importante es que hemos salido victoriosos y todos con vida- dijo aunque fatigado y malherido -hay otros que no pueden decir eso y se que eres un gran guerrero, todos tenemos rachas malas, no te fustigues tanto- sonrió al enano, sabía que Brom con su buen humor podía hundir al pobre Magni más todavía y aun servía menos un enano deprimido. 

Esta vez iba el último de la comitiva, hacha al hombro y lleno de sangre desde los pies a la cabeza. Multitud de heridas surcaban mi cuerpo, aunque apenas las notaba. Mi rostro serio, parecía una efigie de piedra. No había abierto la boca en todo el camino de vuelta a la posada. ¿Qué demonios hacía yo en un grupo como aquel? Tarde o temprano acabaría muerto si seguíamos luchando así. Miré por encima de las cabezas de mis compañeras para ver algunas luces en lontananza, seguramente sería la posada.

-"Ya estamos cerca de la posada. Un último esfuerzo." Dije a los demás.

No quise ni responder a los comentarios de Magni, pero tenía razón: era un zote combatiendo, al igual que el resto. Estaba deseando llegar para emborracharme profundamente...

- Vaya, ha sido una expedición dura, pero hemos acabaos con esos lobos y todos estamos vivos - saco una gaita y empiezo a tocar una alegre canción de victoria - ... seis héroes fueron al bodque, con todo en contra. Personas sensatas habrian huidooooo pero ¡ellos no lo eran! Lobos y wargos se relamían en sus guaridasssss pero había algo que ¡ellos no sabían! ... y es que la carne de enano es dura, dura, y ¡poco digestiva cubierta de malla como siempre está! Y en medio del combate, Lydon Matañobos aviso a las bestias: - Ahora tenemos la tventaja deñ yerreno más alto, ¡la batalla está ganada! Pero los bichos no hicoeron caso, y troceados terminaron en un río de lava.

- En realidad sé que no había lava, pero le da una cualidad dramática a ña canción, ¿no pensáis?

Puede que la perorata no sea una gran obra dramatica, pero creo que si ha conseguido animar al grupo, sobre todo a Magni.

No tardaron en llegar a la posada, donde se hicieron las primeras curas, y tras algo de cena, pasaron largo tiempo en la cama. En un par de días, estaban completamente recuperados, gracias fundamentalmente a Madelina, y también a Timel.

No había resultado sencillo, pero habían acabado con los lobos, o al menos con la mayor parte de estos, y eran conscientes que de haber enfrentado orcos y lobos a la vez, sin ninguna duda habrían perdido. 

Pero no estaban allí para descansar, y tras haberse recuperado, y hacer algunos preparativos, partieron de nuevo, hacia el bosque, donde aun quedaban los orcos, y probablemente también algún lobo. 

Vuestro turno.

Pasé dos días enteros llenándome el buche de cerveza y comida, para variar. Así era como un verdadero enano curaba las heridas, nada de descansar en la cama con curanderas atendiéndote cada dos por tres. Dos días tragando litros y litros de cerveza y listo. Estaba algo harto de recibir palos, así que decidí visitar al herrero del pueblo de Farton, a ver si tenía una cota de mallas que me valiera. La cambiaría por la abollada y desgastada cota de anillas que actualmente portaba. Cuando los demás estuvieran recuperados, volveríamos al bosque a terminar lo empezado o a morir en el intento.