Partida Rol por web

Esta historia comienza con un grupo de aventureros que, tras diversos trabajos bien ejecutados, casi han terminado por completo con las monedas ganadas, lo que les fuerza a tener que buscar nuevos trabajos para poder vivir.

Todos ellos han escuchado en algún otro pueblo o ciudad que el antaño próspero y tranquilo pueblo de Farton, esta hace ya algún tiempo asolado por varios y preocupantes problemas que han hecho que su alcalde y algunos de los habitantes más ilustres y ricos del pueblo, ofrezcan suculentas recompensas a aquel o aquellos que sean capaces de devolver la tranquilidad al pueblo. Muchas de cuyas gentes han comenzado hace ya algún tiempo a abandonarlo a la búsqueda de un lugar más tranquilo donde poder vivir con sus familias.

Tras un viaje sin problemas, más allá de las incomodidades del camino y las largas horas de marcha. El grupo llega finalmente a las afueras del bonito pueblo. A orillas del río Furioso y rodeado por el llamado Bosque del Ogro. Son aproximadamente las 2 de la tarde y no se ve mucha actividad en Farton, aunque todavía se encuentran lejos para poder ver bien la población.

Un antiguo y robusto puente de piedra cruza sobre el río Fuerte, permitiendo a los viajeros ver sus rápidas y turbulentas aguas. Y llegan hasta una llanura donde está el pueblo rodeado por algunos cultivos, el río y el bosque. El camino continúa hasta el centro del pueblo, pasando primero por una posada de buen tamaño, que se encuentra a las afueras, El Leñador Feliz.

10 de mayo, son las dos de la tarde de un bonito día de primavera, sin nubes en el cielo y una agradable temperatura. Los pájaros cantan y el campo esta lleno de bonitas flores.

Vuestro turno.

No lo sé Brom, yo creo que algo de culpa es de esas pesadas botas que usas. La próxima vez te las quitas y seguro nos sale mejor porque, si lo recuerdas, yo me descalce— La jovial elfa quería convencer al Enano de que debían de volver a bailar porque se lo había pasado muy bien danzando junto a él — Podemos comer algo y quizás en ese lugar haya música— Señaló el edificio que era una posada sin lugar a dudas. La caminata había sido larga y tediosa. Todos estaban. necesitados de dinero y sus pasos eran guiados hacia el lugar donde podrían llenar sus bolsas pero no tenían prisa y mucho menos una elfa. Después de saciar su sed, descansar sus pies y quizás tomar un baño, podría. Ver al alcalde.
Bajo su rostro observando el polvo que se había acumulado en sus pies y que las sandalias no podían ocultar — Agua caliente, espuma, sales aromáticas y un buen cepillo para poder frotar la espalda. Seguro que allí podemos conseguirlo— Se llevo una mano al recogido que se había realizado en el peinado para así poder disimular alguno de los enredos que con el paso de los días se le habían formado muy a su pesar y a los constantes cepillados nocturnos. Si hubiese querido los podría eliminar con un leve chasquido de sus dedos. Encendiendo la chispa de Poder que tan intenso era en ella pero no quería parecer vanidosa. Estaba algo frustrara por no poder estar como ella quería y hoy lo solucionaría, de un modo u otro

Mientras se acercan a la localidad de Farton, Lydon lleva las últimas dos horas tocando la gaita. Un sonido estridente surge del instrumento mientras que el grave retumbar del roncón parece ir marcando un compás que las diferentes notas que los dedos del mediano articulan ignoran completamente.

- Esta es mi última composición... ¿a qué suena bien? - pregunto en voz alta sin esperar respuesta. - La compuse cuando salimos de Meltiland la semana pasada... me recuerda a aquellas cloacas llenas de ratas...

El sonido de la gaita volvió a sustituir a las palabras del mediano. Farton cada vez estaba más cerca y cuando estaban a punto de llegar al lugar algunos lugareños miraron hacia el pasillo al oír la música.

- ¿Pero quién está matando a un gato?... haced que ese animal deje de sufrir... por Balzum, que se callé ya... - fueron algunos de los comentarios de las gentes ante el arte de Lydon.

Los últimos acontecimientos habían dado un giro pues ya no solo eran él y Brom sino que se sumaron otros aventureros con motivos en común. Bueno eso le pareció a Magni, que ahora creía que mejorarían las probabilidades de cazar más orcos pues las habilidades de los demás potenciarían la fuerza de dos enanos guerreros. Formaban ahora el grupo dos humanos, una elfa, dos enanos y un bullicioso mediano que aseguraba tenía dotes artísticas para la música, algo que Partepiedras no entendía muy bien pues estaba acostumbrado a ruidos de martillos y picos, la música no era su especialidad.

La idea de Timel le parecía perfecta, ya que llevaban un buen tiempo viajando y debían recuperar bríos. La economía del grupo empezaba a menguar, así que si salia algún buen trabajo en aquel poblado les vendría de perlas.

—Secundo a Timel —habla para el grupo Magni —, todavía en mi bolsa quedan algunas monedas para solventar los gastos de una buena comida y un descanso reparador. Acerquemos ya es hora de hacer una pausa.

—De paso el hecho de hospedarnos allí le dará trabajo y dinero a los posaderos, todos salimos ganando —opinó desde su posición un poco más atrás la pelirroja que iba cubierta de pies a cabeza en forma modesta con una túnica color beige. Ella caminaba con pasos ligeros y lentos pero no lo suficiente para suponer un retraso a los otros. —Aunque yo en su lugar dejaría tanto de ambicionar lo físico y me concentraría más en el espíritu, señorita Timel, señor Magni —añadió con voz monótona. Cabe decir que su intención no era molestar a la dupla de elfa y enano, simplemente veía la vida de una manera muy distinta y fue incapaz de callarse lo que ella entendía como un consejo bienintencionado.

Desde su posición la que portaba el nombre de Madelina pudo escuchar también al mediano y a su música. Le costaba entender qué pretendía tocar el bribón, ya no digamos encontrar el gusto en ser parte de su público, sin embargo ante la pregunta ajena Madelina fue incapaz de responder. No era su lugar criticar el arte de otros… aunque tampoco iba a mentir.

Afortunadamente el largo camino terminó por dar sus frutos cuando el grupo fue llegando a las cercanías del pueblo que tiempo atrás llamó la atención de todos los presentes por las historias del peligro y las promesas de trabajo hechas de mano de personas importantes. La hermana, que era el puesto de Madelina, lejos de perseguir la gloria quería obtener dinero para ayudar a la orden que la acogió, además se encaminó a Farton para llevar sus milagros a quien los necesitara; lo suyo, al fin y al cabo, era una misión divina, la primera desde su nombramiento oficial, y qué mejor que rodear de gente experimentada en esos asuntos como lo parecían los otros.

—Parece que los pobladores de Farton tienen gustos musicales distintos, señor Lydon… ¿seguirá tocando? —preguntó al compañero más menudo en cuanto escuchó las voces de quienes estaban más allá. Luego de eso aprovechó para saludar a los ya dichos con un asentir leve de su cabeza. Debido a la posición del sol y a lo despejado que estaba el cielo en ese momento sus rizos de cobre parecieron resplandecer.

Caminaba entre medias de Timel y de Magni, escuchando las palabras de la elfa.

-"A mis botas no les pasa nada. Es a mi al que le pasa algo y ese algo es que no me gusta bailar. ¡Hum!" Bufé algo serio. "Y no deberías de andar descalza en una taberna, te podrías pinchar con algo y tendrías que pedirle a Magdalina que te curara tus pequeños pies." Le dije guiñándole un ojo a la elfa y mirando de soslayo a la humana pelirroja.

Me dolía la cabeza por el ruido que hacía el mediano, que solo sabía aporrear su instrumento y hablar de sus canciones y poemas.

-"Sí, suena de maravilla..." Contesté a Lydon.

Escuché a Magni y a Madelina.

-"No se hable más y vayamos a esa posada. ¡Me muero de sed!"

Tras oír a mis compañeros no pude evitar sentirme entusiasmado.

- ¡Genial! - exclamé - seguro que en la posada habrá mucha gente a la que le encantarán mis canciones... Vamos ya.. no perdamos más tiempo... - 

Añadí antes de redoblar mis acordes...

El variopinto y ruidoso grupo de aventureros se acerca a la posada, que tal vez es el mayor edificio de Farton, llamando la atención de alguno de los vecinos del lugar, atraídos por el estruendo de la gaita del mediano.

Veis que hay unas cuantas personas cerca de la posada, y que algunos han entrado dentro. Como a todos os ha parecido lo más conveniente, llegáis hasta la puerta, saludando a algunos vecinos, y os adentráis en su interior.

A pesar de ser un día normal de trabajo, o así debería de haber sido si la situación del pueblo fuese la normal, hay allí mucha más gente de la que habríais esperado encontrar. Pero es una posada grande y hay mesas libres en s salón principal. Os acercáis a una de esas mesas de gran tamaño y so sentáis. Al momento llega la tabernera para atenderos.  

A pesar de haber otras mesas ocupadas, y más de un parroquiano sin nada en las manos, la tabernera abandona su puesto tras la barra, en la que una jovencita, que, por el parecido, podría ser su hija, queda atendiendo a los clientes. Y se acerca a la mesa en la que estáis sentados:

-¡Buenos días y sed bienvenidos a Farton! ¿En que puedo ayudarles? Tenemos comida, hoy guiso de cordero y patatas estofadas, además de tarta de calabaza. Para beber vino, cerveza o hidromiel, así como pan recién horneado.- Y tras exponer lo que puede ofrecer, se queda mirándoos con cierta curiosidad, a la espera de lo que podáis pedir. Y entonces, su cara cambia con un gesto de expectación.

-Tal vez hayan venido a ver si pueden librarnos de alguno de los muchos problemas que tenemos últimamente en el pueblo. Han de saber que serán bien pagados si lo consiguen.-

Entre la gente que hay en la taberna os llama la atención de lo que parecen varios leñadores, con cara de circunstancias que están sentados en una de las mesas laterales. Así como lo que podrían ser los restos de otro equipo de aventureros, de los que tan solo dos heridos miembros, un humano y un enano, hablan bajo sentados a otra de las mesas.

Vuestro turno

Junto con mis compañeros entro en la taberna y de momento dejo de tocar la gaita. Apenas nos sentamos a la mesa la tabernera acude a servirnos con una sonrisa en el rostro.

- Pues sí que tienes buen ojo, mujer - exclamo después de la mujer termine de hablar - frente a ti tienes al grupo más famoso de aventureros a este lado del continente. La banda de Lydon y sus acompañantes - añadí poniéndome en pie encima de la mesa y haciendo una grácil reverencia. - Yo soy Lydon... para servirla - 

Volví a sentarme en mi taburete y pedí una pinta de cerveza...

La taberna estaba abarrotada, pero había una mesa libre, en la cual nos sentamos. Al poco, una mujer se acercó para tomarnos nota. Miré alrededor para ver que los ánimos por aquí no estaban muy altos.

-"A lo que hemos venido, jovencita, es a tomarnos unos cuantos litros de cerveza mientras comemos algo... o por lo menos esa es mi idea." Le dije a la tabernera.

Entonces el mediano empezó a teatralizar y a soltar sus típicas frases.

-"Lydon y sus sueños..." Dije en voz baja, para mi.

Miré al resto de parroquianos de nuevo, y por lo que decía la chica, algo ocurría en el pueblo.

-"Antes de que vayas a por la cerveza, cuéntanos qué ocurre en el pueblo. ¿Qué problemas son esos a los que haces mención?" Le pregunté a la tabernera.

Tandas y el mediano no tardaron en sumarse a los demás, habían coincidido algunas veces y aunque no eran muy conocidos, los consideraba amigos, más de compañeros. Sonrió ante la conversación del enano y al elfa, seria divertido ver al enano bailar, siempre que miraba a Timel, una punzada atenazaba su corazón, quizás una antigua cicatriz, pero al momento sacudía la cabeza y la enterraba nuevamente. Miro a Lydon cuando empezó a tocar y sonrió -Compañero creo que deberías dejar la música para gente que sepa apreciar tu arte- dijo sabiendo que la música no era una virtud del mediano. En ese momento miro a Madelina, aquellos cabellos rojos que lo traía de cabeza desde que la conoció -¿has visto algo más mágico Lydon?- dijo mirando a la clérigo.

Decidieron dirigirse entre todos a la taberna, les vendría bien comer y beber algo, además de descansar sus castigados pies. Se sentaron en una mesa libre que había, pues la taberna era bastante hermosa en tamaño, pero realmente parecía un campo de batalla o un hospital de guerra, Se veía que los ánimos... estaban por los suelos ¿que habría tan terrible en ese pueblo? habría preguntado pero el enano se adelanto, así que cayo y escucho, no antes e pedir un hidromiel.

Por trabajo no debían preocuparse pues ya de primeras la administradora de "El Leñador Feliz" les indicaba que el poblado de Farton estaba teniendo problemas. Al parecer serios, porque Magni se había fijado en que aquel enano de la otra mesa lucia bastante maltrecho. Si el grupo deseaba aventurarse desde el comienzo, sería de mucha ayuda buscar el consejo de alguien que ya hubiese intentado realizar el trabajo.

Por otro lado se molesta con la actitud del mediano, no está acostumbrado al tales grados de impertinencia y refunfuña un poco mientras se rasca su frondosa barba enana. 

—Para mi, guiso y cerveza —pide el enano a la camarera, y luego le indica—, y de parte mía y de mis compañeros les lleva uno ronda de lo que estén bebiendo en aquella mesa —Partepiedra le señala la mesa donde se encuentran el humano y el enano que había observado hace un momento.

—Madelina, el nombre es Madelina... —se apresuró a murmurar en cuanto escuchó a Brom. Seguro el otro enano del grupo se había equivocado, ¿verdad? —Podría hacerlo, pero los milagros deben guardarse para situaciones de vida o muerte; no se arriesguen sin pensarlo, por favor —suspiró luego de agregar. Tampoco le pasó desapercibida cierta atención por parte de Tandas, el guerrero, pero debido a la sutileza ajena la pelirroja supuso que debía ser su imaginación… sí, solo eso podía ser.

El paisaje que ofrecía la taberna resultó bastante nostálgico desde la perspectiva de la hermana, pues le avivó las memorias de cuando vivía en su pueblo. Fue por lo anterior que tras dar los correspondientes saludos Madelina se dedicó a mirar los alrededores con un deje de curiosidad iluminando sus ojos grises, sin embargo pronto dicha actitud fue reemplazada por una más solemne al dejarse contagiar por la pesadez que parecía nublar los corazones de la mayoría de pobladores.

Afortunadamente la intervención de su anfitriona finalizó con palabras que sacaron de nuevo a flote la situación que había en aquel lugar, por lo que la religiosa se estremeció y recuperó su seriedad inicial rápidamente.

—Yo solo quiero un vaso con agua y una hogaza de pan —pidió no sin mirar de reojo al travieso Lydon. Sus comentarios a veces eran inconvenientes, pero mientras no dieran problemas allí tampoco tenía gran problema en dejarlo ser. Por otro lado las intervenciones de los enanos pusieron sobre la mesa algo más interesante que solo peticiones de comida. Ante esto la pelirroja miró a Tandas, a Timel y hasta a Lydon con cierta esperanza, ¿acaso estarían ante la oportunidad de encontrar lo que llegaron buscando?

Con algo de suerte pronto lo sabrían…

Se sentó para poder descansar sus doloridos pies. Le hubiese gustado tocárselos realizándose un masaje pero en la mesa donde iban a comer no sería una buena idea. Escuchar la pregunta que Brom realizó hizo que levantase la vista mirando a la camarera esperando su respuesta.
Trataba de mantener una sonrisa que cada vez era más fingida. Sus ojos, su mirada, sus gestos ya no engañaban a nadie, estaba agotada. Quería comer algo para que el rugido de su estómago cesase, quería beber, notar como el agua mitigaba la carraspera de su seca garganta y descansar por fin antes de comenzar con su nueva aventura, el trabajo ansiado que estaban buscando.
Pan, queso, algo de fruta y bebida para todos, no quería interrumpir pero trato de pedir un poco de todo mientras asentía como si leyese la mente de alguno de sus compañeros

La tabernera os atiende y pronto tenéis comida y bebida variada y en abundancia. Ante vuestras preguntas, podéis ver que se alegra su rostro y que tras dar indicaciones a su hija (Marga) de que vaya a buscar a su padre os comenta lo siguiente.

-¡Qué alegría que hayan venido a tratar de ayudarnos! Yo no se muy bien que decirles, pero mi hija acaba de ir a buscar a mi marido, que además es el alcalde del pueblo. Hay una buena recompensa por acabar con un ogro que esta asolando la región, y otras también importantes por acabar con unos orcos que se han establecido en este cercano bosque, y …Pero mejor esperen a que el alcalde pueda informarles mejor. Tendrán habitaciones disponibles para ustedes durante el tiempo que estén aquí ayudándonos, así como toda la comida y bebida que deseen.- Trata de contaros algunas cosas, pero se ve que ella no se ocupa de esos asuntos, y no tiene los detalles. Unos minutos más tarde se acerca a vosotros el alcalde de Farton.

En un hombre grande y de cara más alegre que su mujer, aunque en los últimos tiempos las cosas por aquí no han sido las más alegres. Se sienta en una silla a vuestra mesa, tras pediros permiso y os cuenta lo siguiente:

-Hasta hace unos meses Farton era un pueblo tranquilo y próspero, pero entonces apareció un terrible ogro y las cosas cambiaron. A pesar de que a estos bosques siempre les hemos llamado el bosque del ogro, no recuerdo que habría ninguno por aquí. Hay una recompensa de 600 monedas de oro por la cabeza del ogro, que se encuentra en la zona norte del bosque (3), para cobrarla habrían de traerme su cabeza. Pero cuando las cosas se tuercen, parece que los problemas no vienen solos. El bosque de los leñadores, el más cercano al pueblo por el norte (2) ha sido ocupado por arañas, que impiden que los leñadores puedan hacer su trabajo. Si encuentran el nido y a su reina recibirían una recompensa de 200 monedas de oro. Miren, ahí están algunos de los pocos leñadores que aun quedan, que no pueden ir a trabajar tranquilos. Y la ultima de nuestras desgracias es un grupo de orcos que se ha instalado en este cercano bosque (1) que tras destruir el puerto, evitan que nadie entre en el bosque, como es otra de las zonas donde también trabajaban los leñadores, y dada la amenaza que suponen para Farton, hay 300 monedas de oro de recompensa por acabar con ellos, o hacerlos marchar.-Tras tan larga intervención, se bebe un buen trago de cerveza y estudia los rostros de los aventureros. Para añadir:-Como pueden ver, han venido al lugar adecuado, si tienen las ganas y el valor necesario, pueden conseguir una fortuna. Además de todo lo que puedan conseguir en la realización de los trabajos, que decidan emprender. Mientras trabajen ayudando al pueblo, aquí en el “Leñador Feliz” tendrán alojamiento, comida y bebida. ¡Bienvenidos a Farton!-