Partida Rol por web

Escucho atentamente lo que el señor Dorolba y los comerciantes comentan acerca del crimen organizado en la ciudad, pues me afecta directamente dado mi oficio.

Si se me da pie a intervenir, digo:

-Por favor, tenga la amabilidad de contármelo todo desde el principio.

-Me temo honorable que se aseguran de no romper directamente la ley, al menos de la que yo soy conocedor. Pero es innegable que realizan una actividad delictiva, es por ello que voy a proponer que se les otorgue a los protectores de la ciudad la capacidad de actuar contrariamente a las pocas leyes que les cuartan contra este mal.

Después antes de dar datos más concretos se detiene y cambia levemente la expresión que se había vuelto poco a poco cada vez más pasional a una serena. -No son temas a tratar en un ambiente tan civilizado como este.

-Hemos llegado al final de esta primera reunión formal, espero que haya sido fructífera para conocer a los demás miembros y sus propuestas -Keldai mueve sus manos con elegancia, no es una mujer cuya belleza robe el aliento de los hombres, pero es innegable que es grácil y elegante, además de poderosa, y aunque no es bella, tampoco sería justo decir que es fea. -Ahora les voy a pedir que abandonen la sala, aquellos que lo deseen podrán asistir al comedor principal, pero me temo que la presidencia de la mesa del delegado Kadal se va a retrasar, en su nombre ofrezco disculpas.

Un pequeño murmullo recorre la sala ante la noticia del retraso de Kadal, se supone que la comida iba a ser su presentación en la corte, es un personaje importante en la política del Clan.

La dama de palacio acalla el barullo con un gesto firme de su cabeza antes de continuar -El retraso se debe a dificultades en el camino, pero todo apunta a que la comida prevista tendrá lugar esta noche antes de la actuación.

Se baja de la tarima con la solemnidad de quien no va a aceptar que se discuta del asunto en su presencia, luego los asistentes abandonan la sala poco a poco, algunos se rezagan e inician de nuevo algún murmullo.

Me acerco a los protectores Deno y Gaaru antes de que se marchen.

-Buenos días honorables, es un placer veros por aquí, he avanzado un poco la investigación, he de pediros que hagáis una comprobación, sospecho de forma muy firme que fue una maniobra encubierta para ocultar algo, y me parece que le ha salido bien, pero no como esperaba. Creo que alguien tiene los documentos que le inculpan en una trama de evasión de tributos, creo que esos papeles los tiene Keldairai, o su maestra Galoko. Hicisteis buenas migas, necesito que encontréis esos documentos, quiero procesar a Askuro, pero es un hombre poderoso y necesito un respaldo total a mi acusación.

Estoy un poco nervioso debido a la petición que hago, pues no es del todo legítima y lo sé, pero necesito que lo hagan.

Les miro a los ojos sosteniendo lo mejor que puedo la mirada de esos hombres de armas, cuyo honor es más afilado que sus sables. -¿Y bien?

Aprovechando que los distintos participantes en las charlas vuelven a juntarse, me aproximo a mis inciertos compañeros, tratando así de extraerlos de entre el gentío.

- No soy una persona dada a las envenenadas charlas entre pensadores y políticos, así que voy a retirarme un rato para comer sin tener que medir cada palabra y librar de mi carga a los responsables de la comida. Si alguien se quiere unir o tiene sugerencias de algún posible comedero, será más que bienvenido.- Les sonrío con sinceridad, nada, excepto el deber, que se puede tomar este ligero descanso, me retiene con esas gentes.

- Benditos los ojos.- Comento sonriente al ver al honorable Dario, al menos hay una ligera alegría tras esta ronda de charlas que finalmente no me podrían interesar menos. Tras escucharle, mi cara va tomando una expresión cargada de curiosidad. Ciertamente tengo ganas de volver a ver a Galoko, peor no creo que le haga especial gracia que sea por este interés, tampoco sería mi intención... - Vaya, el deber está por encima de según qué maneras, así que habrá que proceder, no negaré que no me agrada importunar a tan encantadora mujer, pero sé reconocer las prioridades que nos ocupan.- Como tampoco tenía intención de quedarme a comer aquí, me planteo visitara la casa de las flores que nos dio cobijo hace un par de días para ver si allí me sabrían decir dónde localizar a la artista...

Saludo cortesmente al magistrado con un gesto.

Esa casa de flores si que tenias buenos y apetitosos bocados.

Magistrado la última vez que estuve alli, tuve que irme de manera muy apresurada. Nada me gustaría más que volver a presentar mis disculpas y de paso disfrutar de la compañia

Tampoco le ocultare mi deseo de que Askuro responda. Si bien pervertido por la codicia, un hombre tuvo que perder la vida a causa de esta trama. Me resultaría reconfortante evitar que nadie mas sufra tal destino.

Miro hacia Deno. Sonrio

Pues el viento nos lleva de nuevo a lo brazos de la bella Galoko. Creo que no deberiamos hacerla esperar.

Con tono sincero  Hokelsa dice a sus compañeros - Honorables compañeros, por nada del mundo me perdería este evento, pero, entiendo que no sea del agrado de todo el mundo. Es mas, -dice dejando ver unas pinceladas de malicia y diversión en su voz- a pesar de poder ser una comida de provecho en muchos ámbitos para mi persona, no estoy del todo seguro de que no valla a terminar descuartizado por esas lenguas afiladas, pero si se me permite, no deja de ser un reto. Así que si alguien decide ir a la comida de los delegados, sera un honor para mi contar con su presencia. 

Hokelsa mira a Saru y con un tono sincero y comprensivo- También se honorable protector, que esta, no es una comida divertida que para los que dominan la política y los juegos de poderes y comprendo que en sus hombros ya descansa demasiada responsabilidad, como para dejar que su inmaculada imagen se vea mancillada por un grupo de víboras con sed de poder, que no dudarían en descuartizar hasta sus hijos por un pedazo de tierra - dice esto ultimo bajando la voz y con discreción, con tono amistoso, sincero y comprensivo, dejando un poco de tiempo antes de seguir hablando normalmente, esta vez, dirigiéndose al magistrado Nara- Me haría el honor de acompañarme a la comida honorable Magistrado? 4 orejas escuchan mejor que 2 y siempre es bueno tener algun aliado en estos eventos- Termina diciendo Hokelsa con la mejor de sus sonrisas

Es mediodía, lo que significa que la casa de las flores estará cerrada. Pero no debería costaros encontrar a los dueños, pues en esa plaza todos se conocen y sois protectores.

Nakida se queda en palacio.

Al llegar a la plaza del júbilo solo encontráis dos locales abiertos, un salón donde comer y una negocio relacionado con la vestimenta.

Enseguida se responde a vuestras preguntas, pero con cierta suspicacia, y un tono de insano interés, posiblemente deseando obtener un cotilleo sobre que asuntos vuelven a involucrarles con los protectores. Os dais cuenta tarde que esa maniobra les ha dañado un poco la imagen, o que lo hará al menos. Otro daño colateral de los juegos de poder.

Finalmente llegáis a la casa del dueño.

-Honorables Deno y Gaaru -dice con perplejidad al veros cuando abre la puerta tras el toque de la campana. -¿Qué puede hacer mi humilde persona para serviros? -el hombre muestra en su cara que veros allí no es una buena noticia, pero sus palabras son correctas y amables.

-Me temo señor Hokelsa que mi asistencia es por razones de arbitraje, por lo que tomaré un descanso de mi labor y comeré algo en uno de los puestos a las afueras de los jardines, mientras disfruto del paisaje y el clima. Soy un magistrado del camino, no acostumbro a pasar tantas horas encerrado. -respondo a Hokelsa, hasta la fecha no tengo motivos para dudar de él, pero sigue habiendo algo que no me encaja, parece que actuase por altruismo y eso solo lo hacen los idealistas y los locos, y a él parece irle muy bien como para ser ninguno de los dos. -Pero le deseo lo mejor en esa contienda, procure no hacerse enemigos antes de tiempo.

Tras escuchar su despedida me encamino hacía la salida para dirigirme a los jardines, allí me quedo un rato esperando comprender todo lo que ha ocurrido.

-Saludos respetable...

Nos gustaría tener mas tiempo que disfrutar con las artistas. Mi despedida del dia anteriro fue cuanto menos, apresurada, la verdad es que su establecimientos es agradable y una conversación estimulante sería un regalo.

No quiero alertarlos mas de lo normal, algo me dice que, en cuanto elocuencia y capacidad social, estoy en clara desventaja aqui.

Gracias a los espíritus que Deno Saru esta conmigo.

- ¿Sabéis dónde podemos encontrar a la dotada Galoko?- Le pregunto, reconociendo para mis adentros que el trasfondo de esta mujer se me escapa por completo, tal vez al dueño de esta casa también. 

-Honorables, por supuesto que os ayudaré, confío en que sea un asunto de necesidad- dice el hombre con un poco de miedo. Deno detecta que si existe cierto temor pero no alcanza a saber cual es la causa. -Vive en una habitación de alquiler en un edificio de techo lacado en color cerezo al este del templo de armonía del sur. A estas horas debería estar en casa, aunque ella se gana la vida realizando encargos para gente ocupada, si es muy urgente os aconsejo que la esperéis en su casa, de no estar no tardará en volver.

Luego os mira con inquietud y se atreve a preguntar -¿Tiene que ver con lo del asesino ilusorio? Maldita la hora -masculla casi para él mismo. Se yergue y finalmente añade -Mucha suerte con la investigación honorables, espero que la próxima vez que nos veamos sea por motivos de placer.

Encontráis el sitio enseguida. La encontráis saliendo del edificio justo a vuestra llegada, os dedica una sonrisa -Honorable Gaaru, honorable Deno, que coincidencia tan agradable sería esta, de ser una coincidencia. Decidme en que puedo ayudarles

- Lamento mucho los daños que todo esto le haya podido causar a su negocio, lógicamente no era nuestra intención acarrear algún tipo de mala sombra sobre su casa, pero el drama ya había tenido lugar cuando llegamos y nuestra misión es tratar de encontrar un sentido y justicia en todo este asunto.- Le comento con sinceridad al posadero antes de que partamos en busca de la vivienda que nos ha comentado.

Al localizar a Galoko saliendo del edificio en cuestión me planteo si un abordaje frontal será lo más propicio o no, pero habiendo venido con Gaaru y habiéndolo visto ella, creo que es lista de sobra como para sumar dos más dos, cualquier otra forma de tocar el tema sería casi como un insulto, así que procedo. - Buen día, admirable Galoko. Me temo que continuamos con la investigación de lo acontecido hace un par de días y tememos por la seguridad de Keldairai o la suya propia. Creemos...- Realizo un mínima pausa dramática. - Creemos que algo podría haber sido sustraido de los aposentos o la escena del crimen, y los culpables del asesinato podrían estar tras vuestra pista.- Continuo, aferrando la empuñadura de mi sable como indicación de que estamos aquí para protegerlas.

De así serlo vuestra presencia aquí es delatadora y me pone en peligro, peligro que disipáis con vuestra presencia, así que espero que no volváis a separaos de mí -su tono de voz es juguetón, casi insinuante. -Pero me temo que no sé nada al respecto. Ahora mismo debo atender unos asuntos, pero si me acompañáis podemos comer juntos.

Como solo en el jardín.

Un ofrecimiento la mar de deseable, pero es necesario desenmarañar todo este embrollo. ¿Y esas tareas quizás nos hagan encontrarnos con Keldairai? También nos gustaría saber si esta bien y si puede saber algo sobre el asunto que nos atañe. Quien sabe si en la busca de esos objetos sustraidos, los criminales lleguen a la conclusión de importunar a la artista en busca de los mismos. No se si las bellas y delicadas artistas están o no implicadas, pero desde luego son un punto de unión. Hay que tenerlas vigiladas aunque no me gusta sentirme tan indefenso antes tremendos encantos.

Sin poder añadir mucho más, ya que la sutileza y belleza de Galoko llena todos mis sentidos, afirmo, poniéndome, poniéndoNOS, a su servicio, flanqueándola cada uno por un lado. 

- ¿Y creéis que Keldairai podría saber al respecto o puede que incluso pudiera tener un interés personal y fuese capaz de ocultároslo?- Pregunté de la manera más natural posible, como si, una vez que estamos tratando todos estos asuntos, pudiesen ser abordados con la naturalidad de quien habla del tiempo.