Partida Rol por web

El rastro está frío ya, los adoquines no son el suelo del bosque y las pisadas de la urbe destrozan los rastros casi inexistentes. Pero tu no eres tan superficial, sigues la dirección aparente y cuando el instinto te dice que tu habrías girado para evitar ser seguido buscas algo que te indique por donde seguir.

Varias veces dudas de si te has perdido pero eres demasiado cabezota para reconocerlo, incluso ante ti. Finalmente alcanzas un lugar que estimas que tiene las propiedades de un refugio. Sin estar plenamente convencido de haber alcanzado el lugar, y sabiendo que de abrir la puerta no habrá vuelta atrás te tomas un momento para pensar agazapado gracilmente bajo la sobra de un naranjo que adorna la avenida.

Hay demasiado ruido como para concentrarte en lo que pueda ocurrir dentro del edificio, y eso te molesta, por lo general todos los ruidos son de interés, pues la naturaleza no es tan vanamente escandalosa.

Sales, a pesar de tus prisas está lejos y se mueve con una tendencia casi natural a esconderse por lo que a pesar de todo no tardas en perderlo de vista, aún así insistes en seguir la dirección que crees oportuna. Al parecer la fama del Gato está justificada, sus agentes parecen ser capaces de esfumarse sin más. No desistes, pero comprendes que la prisa no te va a llevar a ningún lado y paseas atento a tu entorno, expectante a una señal que delate que está pasando.

Tras un tiempo de intensa búsqueda en el que mi concentración en el rastro de los forajidos fue tal que me llevó a abstraerme de la multitud de la ciudad, encuentro algo que se parece lo suficiente al escondite que yo usaría de ser mi condición la de un bandido.- Creo que entraré en esa casa de la que no tengo pruebas de que sea de los maleantes más que mi intuición y en la cual no se que puede haber. Sí, eso haré-.

Al ver el garito, decido rodear el edificio en busca de una entrada alternativa o una ventana que me permita conocer contra cuantos me enfrento y su equipamiento. Durante mi exploración, veo lo que parece ser una ventana situada varios metros por encima de lo que podría entender que es el primer piso. - Esa ventana está demasiado alta, no creo que pueda alcanzarla...-De repente recuerdo parte de mi entrenamiento como integrante del Clan del Gato, concretamente unas clases avanzadas referentes a saltos, trepas y acrobacias, unas técnicas muy parecidas al parkour. 

Me decido pues a llegar a aquel alfeizar, para lo cual me ayudo de un barril de madera que encuentro a solo unos pasos de donde estoy situado. Coloco el barril a modo de ayuda cerca de la pared, altura que me permite saltar hacia una cornisa situada entre el primer y el segundo piso del edificio. Con un poco de maña, consigo subir a la cornisa, intentando mantener el equilibrio para no caer. -Joder, esa ventana parecía más grande desde abajo, va a estar jodido poder entrar.- Con un pequeño salto logro alcanzar el alfeizar del ventanuco que divisé minutos antes, y haciendo uso de tanto piernas como brazos, consigo meter la cabeza y parte del tronco por el mismo. Para terminar de entrar, me arrastro poco a poco a través de la ventana con cuidado de no hacer ningún ruido, pues puede haber algún enemigo dentro del edificio que me escuche. Por último, dejo caer mis manos hasta el suelo de la sala y, mediante una pirueta, apoyo suavemente los pies y me incorporo.-Quien me manda a mi metermeen estos líos...

Ya en la calle, y suponiendo que el evento había pasado hacía poco por la gravedad del herido y las palabras de su acompañante, seguí el bullicio de la calle hasta que me llevara al lugar del ataque. Tras encontrarle, escuché a quien estuviera hablando del tema.

Tras buscar y encontrar a alguno que hubiera estado presente en el acto, suponiendo que hubiera alguno, [si no], tras buscar y encontrar a alguno que pareciera que sabía todo cuanto había que saber, me acerqué y entablé conversación con él.

En el camino, fuí dando un rodeo por el lugar buscando cualquier cosa que pudiera darme al menos una dirección.

Menudo lío, ¿es verdad lo del ataque?, por ahí dicen que es un magistrado. ¿quién habrá sido?, dicen que se escabulló, aunque supongo que no tardarán en encontrarlo, he visto varios protectores. Parece que hasta los de más arriba son iguales que nosotros al final ¿verdad?. Le dije al hombre intentado liarle, como se hacía con los clientes. Con la excitación del momento quizá supiera algo.

Entras en una habitación pobremente iluminada, tardas unos minutos en acostumbrarte a la intensidad, la línea de luz que forma la puerta al pasillo gana presencia conforme la oscuridad empieza a revelar una sala llena de cajas.

Oyes el sonido del piso de abajo, no temes acercarte pues confías en tu capacidad para no ser percibido. Aún así extremas precauciones, no sería raro que el camino estuviera trampeado de alguna forma. Distingues cuatro voces, lo que garantiza que hay al menos cuatro idiotas.

...ión no le va a gustar, ya sabes como es él.

-Que le jodan, ¿qué más da si sigue respirando? ese ya no continúa con la investigación.

-Eres imbécil, los protectores se van a revolver

-Callaos todos, llevamos una hora discutiendo lo mismo, hasta que nos lleguen ordenes es lo que hay.

Aprovechas el jaleo para acercarte más los capullos están causando un alboroto de la ostia.

Confirmas que son cuatro, dos parece que han llegado a las manos pues tienen la respiración agitada y varias zonas enrojecidas. Ves cuatro sables, similares a las de los protectores, pero de una calidad evidentemente inferior.

-Cinco mil ciclos, nos han pagado una miseria, realmente espera...

-QUE TE CALLES. Una palabra más y se rajo el puto cuello.

-Como se te ocurra intentarl

Un tajo sorpresivo sale proyectado a una velocidad pasmosa y corta la cabeza del otro antes de que termine la frase.

- Magistrado Ammatam, podría sugerir un lugar con menos público, no querria perturbar aun mas la paz de esta audiencia. -dice Gaaru ante la pregunta de Ammatan. Es evidente que no es lugar para tratar un tema cuyo silenciamiento está provocando una ola de asesinatos.

-Muchacho, quieres hacer valer a la Golondrina, esta situación me servirá de prueba para saber si puedo permitirte viajar bajo mi protección. -dice Ganikusi a Senca antes de dirigirse a donde se encuentran Deno y Gaaru, Ammatan también estaba ahí.

Senca antes de que Ganikusi se aleje del todo le responde

-Claro, También me será útil, y al clan. Con su permiso, no creo tener el rango ni la capacidad de participar junto a tan elevada compañía. Soy hombre de campo por lo que buscaré alguna pista e informaré al honorable Ganikusi.

El protector antes de irse le asiente con aprobación, Senca no es idiota conoce el juego, no quiere que sobre él caigan sospechas innecesarias. Senca sale de la sala con educación pero con evidente prisa.

Cuando Ganikusi llega donde está el resto comenta

-Ahora no queda de otra, todos los ojos se han puesto en nuestra institución, el resto de protectores no conoce el caso, no tenemos tiempo de ponerlos al día, vayamos ya tras ellos. 

Y casi como si esas palabras hubieran invocado al destino la protectora del oso se aparece

-Honorables, ilustre -la protectora del oso se acerca. -No quiero interponerme, solo mostrar mi interés, aquellos que se han ofrecido están involucrados, no puedo ignorar la coincidencia parcial, y por eso quiero ofrecer mi ayuda, aunque no quiero que os sintáis obligados por la cortesía a aceptarla, ni ha buscar elaboradas excusas. Sé que a veces estos casos se tornan tan caóticos que no se puede confiar en nadie hasta conocer la verdad.

-Gracias por el ofrecimiento honorable -dice Gaaru con un tono que indica que lo que agradece es el no tener que comprometerse.

La mujer se marcha pues entiende el mensaje. Pero no se ha alejado lo suficiente como para dejar de oír a Ammatam

Ammatam habló sin alzar la voz, pero sin buscar evitar que nadie más la oyera o dar la impresión de cuchichear, seguramente la escucharían la mayoría de los presentes, pues este asunto era, ahora, el foco de atención de la sala, y aunque lo hizo con decisión, no lo hizo falta de respeto.

- Por favor, honorables - Dijo la magistrada - Entiendo que les preocupe el ataque, pero han entrado como si tuvieran algo que decir a la sala, después parece que van a salir corriendo en pos de los atacantes, han traído noticias graves y aciagas, las ilustres personalidades aquí presentes merecen una explicación. Si las circunstancias no lo permiten por la urgencia de perseguir a los atacantes, id, pero sabed que tras esta interrupción sería conveniente una explicación de lo que pasa, pensadlo en el camino de regreso. - Les aconsejó sin reprenderles.

Luego miro hacía fuera, sé a donde han llevado a el magistrado.

- Procuraré que no dejen desatendido a el herido, ni desprotegido, tampoco lo dejaré solo. Id tranquilos por eso. Y tened presentes mis palabras.

Las palabras de la Magistrado os caen como un jarro de agua fría, ahora no hay alternativa, todo debe hacerse de forma impecable.

Salís a toda prisa, pues no hay tiempo que perder.

Ammatam va a ver a Dagio Nara, por el camino Morome se le acerca -Os voy  a acompañar, si me lo permite ilustre.

Los protectores salen siguiendo a Deno hasta un lugar apartado del jardín donde hablar, aún hay luz natural suficiente, al menos una hora antes de que haya que forzar la vista.

Ante la escena que acabo de presenciar, decido adoptar una postura paciente, pues deseo observar como reaccionan los dos bandidos restantes. Intuyo que una acción de tal calibre no quedará impune por parte de los compañeros del hombre cuyo cuello ha sido degollado, por lo que espero una respuesta agresiva contra el asesino. En cuanto se abalancen contra él, atenderé al curso de la batalla. Si parece que terminarán pronto, ya sea con una rendición o un nuevo asesinato, bajaré por la ventana que subí y usare una flecha silbadora con mi arco para tratar de llamar la atención de mis compañeros de expedición. De lo contrario, si parece que la pelea se extenderá durante un mínimo periodo de tiempo que provoque tanto cansancio como heridas en el/los ganadores del combate, irrumpiré en la sala con la espada desenvainada atacando velozmente al forajido que mas cerca de la entrada se encuentre.

Si, en cambio, la muerte del ex-integrante del grupo no provoca la ira de los dos restantes, aprovecharé la confusión generada para, empleando mis habilidades de excelente tirador de cuchillos, apuntar a la cabeza de aquel bandido que se encuentre más a tiro.

Cojo dos de los cuchillos que se encontraban en una de las cajas que previamente fisgué en el ático. Aprovechando el shock del momento, me apresuro a tirar uno de ellos con la máxima fuerza posible, impactando en su pecho y dejándolo en el suelo retorciéndose de dolor totalmente inutilizado. 1ª baja. Acto seguido, utilizo el segundo cuchillo, el cual hago impactar en el pecho de uno de los dos mafiosos restantes, dejándolo completamente dolorido junto a su compañero. El tiempo durante el que transcurre este segundo lanzamiento de cuchillo, es suficiente para que el bandido restante se acerque a mi. Sin embargo, con mi espada desenvainada aguardo su movimiento para contraatacar.

Estás vagando por una calle cuando escuchas gritos dentro de una casa. Podría ser cualquier cosa, podría ser una pareja discutiendo, un padre reprendiendo la última travesura de su hijo, podrían ser muchas cosas, pero tus pasos te han llevado hasta aquí y no hay tiempo para dudar.

La puerta exterior está cerrada con un pasador simple, no tiene cerradura. La interior no lo sabes.

Aún queda luz, pero empieza a decaer.

El ejecutor se lanza contra ti esgrimiendo una espada corta, su avance es furibundo y no atisbas duda en sus gestos. El primer golpe es una estocada que se proyecta con una velocidad pasmosa, la hoja casi sale despedida de su brazo, de forma similar a como si fuera a ser lanzada. Casi no yes el grito que acompaña al gesto, pues estás concentrado en el resplandeciente filo.

Detengo el ataque.-Joder...

Tras parar la primera estocada levanta la hoja y la descarga velozmente contra ti, esta vez no eres capaza de llegar a tiempo y solo consigues desviar el golpe lo suficiente para que no atraviese el cráneo, pero pierdes visión al brotar sangre sobre tu cara.

-No podéis pasar, esta zona se ha reserv... disculpe la confusión ilustre, su excelencia.

Al entrar a la habitación encuentras que un hombre mayor está limpiando las heridas de un sedado Dagio que está en un estado de semiconsciencia. Le atiende una niña que se está convirtiendo en mujer pero sigue teniendo más de niña y dos niños, uno de menos de diez y otro algo mayor están en una esquina con cara de asombro.

Ves que estos últimos tienen una expresión de querer decir algo pero no saber que o a quien.

-Deseo una explicación -la señora del palacio no parece enfadada pero si ha dejado atrás la calidez de la voz, hasta ahora todo parecía hacerle gracia, pero o es una persona muy voluble o sabe fingir muy bien, y te apuestas los dedos de la mano a que es lo segundo.

-Estos chicos y la jovencita que veis son quienes han traído al magistrado hasta aquí. La chica además ha sido capaz de evitar la muerte del ilustre Dagio, creo que sería de recibo reconocer su valor y habilidad. -responde el hombre mientras vierte un humeante líquido que emite un aroma fresco sobre la zona previamente limpiada, luego con ayuda de la chica se pone a coser la herida con lino fino.

-Gracias. -luego mira a los niños -Vuestros padres no saben que estáis aquí ¿verdad? 

-Se lo habrá contado alguien.

-¿Eres una protectora? -dice el más joven -Hemos ayudado, somos héroes ¿no?

-No puedes hablar así a estas personas -le reprime casi con un murmullo su hermano.

¿Y bien? ¿Qué sabéis de todo esto? -la mujer te mira con profundidad, puedes ver en sus ojos que te dobla la edad y posiblemente la diferencia en experiencia vital sea incluso mayor -Sé que tenéis algo de cercanía con ese grupo tan extraño, ayer mismo no os vi ni una sola vez con ellos, y sin embargo hoy parecíais conocerlos bien. Por supuesto, el objetivo de la corte es alcanzar alianzas, y estrechar lazos, y lo más seguro es que solo sea una casualidad, pero aquí y ahora os pido que digáis la verdad, sea cual sea.

Cuando los protectores quedamos solos en el jardín pasé a comunicar lo poco que sabía a mis compañeros.
- En la sobremesa, tras volver a los actos me encontré con el magistrado Dagio, al verlo azorado pasé a ofrecerle mi apoyo y compañía pues parecía temer por su vida. Había seguido investigando el caso del mensajero muerto en la casa de las flores, descubriendo que las marcas en la lista encontrada entre las pertenencias del difunto no hacían referencia a asesinatos o a contrabando, si no que son gente que sabe algo sobre esta intriga. Algunos han muerto, no sabemos si por acción de Askuro o no, pero esto demuestra que tenemos enemigos incontables además y poderosos que no quieren que la verdad sea descubierta. Esto podría afectar al poder de grandes familias, como los Kelda.- El tratar de recordar todos loa detalles vertidos por el magistrado y tratar de poner algo de orden en todo el misterio me mantenía en el filo, entre el deber y un nerviosismo involuntario.

- El magistrado pretendía hacer copias de los documentos y devolvérselos a Askuro, queriendo hacer llegar esta información por una vía segura y sensata al Consejo. Dar una lista de sospechosos a los que investigar en caso de que nos pasase algo y tratar de mantenerlo en un discreto segundo plano durante las celebraciones que están teniendo lugar.- Tras comentar esto recordé que aún portaba los documentos que me había facilitado el magistrado.

- Tras hacer las copias salimos al exterior con idea de devolver los originales cuanto antes, y ahí fue donde nuestro celérico e invisible atacante fue capaz de alcanzar a Dagio antes de que pudiese hacer nada.- El bochorno y la culpa me hicieron palidecer ligeramente, o puede que fuese meramente el cansancio, la adrenalina remitía y con ella el exceso de sangre que había teñido mis nerviosas mejillas. Introduje mi mano en el cinto del pantalón, donde presionaba los documentos contra mi cuerpo y se los alargué a mis compañeros.- Aquí están las copias que había realizado antes del ataque, su idea era relaizar más copias para que todos supiésemos sobre qué o sobre quienes estar atentos.- Ni yo mismo había tenido posibilidad de consultarlos hasta ahora.

Ammatam observó como los protectores se organizaron, la verdad es que no sabía si había hecho bien aconsejando les en público(no quería dar la impresión de que lo necesitara, pero con las prisas y los nervios que exhibían creyó oportuno hacerlo ).

Con esos pensamientos en la cabeza se excusó ante la sala para supervisar el estado del magistrado. En su camino la dama Morome la sorprendió.

- Me haría un honor, excelencia. - Contestó a su ofrecimiento de acompañarla. Y no lo dijo por decir, su posición parecía complicada y mantenerse en una posición de poder en esas circunstancias era digno de admiración. Pero el hecho es que al final, pese a su habilidad carecía de rango aunque de buen seguro que no estaba exenta de influencia, que venía a ser lo mismo, por lo que Ammatam sin caer en la condescendencia o en la hipocresía no bajó la guardia.

Al llegar hasta el herido y encontrar a dichos jovencitos donde no deberían Morome abandonó su máscara. Se mostró franca y directa y no dudo en exigir respuestas a los jovencitos.

Contestó al niño con una sonrisa pero sin endulzar la voz.

- Haz caso a tu hermano. Cuida como dices las cosas, pero habéis sido muy valientes, si. Y soy magistrada, los protectores están buscando a los malos. - Le reconoció y miró a la muchacha - Y habéis demostrado habilidad y coraje. Muchas gracias.  - Un poco de miel para olvidar el mal trago que hubiera pasado no estaría de mas. Aunque la indiferencia demostrada con el "se lo habrá contado alguien" fue extraño.

Luego Morome abandonando todas las formas la embistió con exigencias y ¿acusaciones veladas?. O la subestimaba o la tenía por alguien sin colmillos lo bastante grande como para hacerle mella tras su armadura politica y fachada de respeto. Por fortuna no había nada que ocultar ni complots ni intenciones veladas ¿La creería o sería una paranoica? Tras una mirada en la que meditó todo aquello sonrió relajando los hombros.

- Mi relación con los protectores se remonta a la comida, poco más.  - Reconoció. - No me pareció adecuado dejarlos preocupados por el magistrado y si a este le ocurriera algo o sus heridas fueran lo bastante graves como para no poder continuar, otro magistrado deberá continuar su labor, el servicio a la corona nunca acaba, como usted bien sabrá - Le dijo y al decirlo se dio cuenta de que no querían hablar delante de nadie, por lo que sospechaban que los últimos responsables estaban en la corte, la actitud de Morome podía ser leída de dos maneras.

- Las dos sabemos que tener amigos hasta en el infierno es algo vital. Es una mezcla de deber, oportunidad y curiosidad, la verdad. - Siguió hablando - Es sorprendente que ellos me hayan aceptado tan bien(sin un pero), aunque, si se ha fijado, no me han confiado ninguno de sus secretos. - Confesó. - Y yo no les he apremiado a hacerlo, no sabría cuales tienen para empezar, salvo quizá los sucesos que han acabado con un compañero magistrado en cama. - Paseó alrededor del herido para ver su rostro y ver por si misma la gravedad de las heridas.

- He llegado con la expedición comercial, desde que llegue no he faltado a una sola reunión, el requerimiento de Kelda me iba a llevar bien lejos y ya me había pronunciado, esto me ha sorprendido tanto como al que más, ni siquiera le conozco - Añadió al hombre sedado.

Miró a Morome durante un instante ¿Estaba tratando de evaluar si era una amenaza? ¿Tendría algo que ver? ¿El magistrado y los protectores estarían metidos en un follón que involucraba ala dama o a alguien cercano a ella?

- Además, los protectores son impetuosos, no hay mas que verlos, alguien debe aconsejarles prudencia.- Dijo cautelosamente, dejando ver que quería minimizar daños.

Observé y planteé todo lo que podía ser, sin embargo, ante el inminente atentado a uno de los estamentos que protegen el estado, supuse que no era momento de chorradas familiares, una discursión podría significar cualquier cosa, pero los hechos ahora mismo indicaban que tenía algo que ver con el altercado.

Abrí con calma la primera puerta, y observé lo que había, caminando silencioso hasta la puerta interior. al comprobar que no había nadie en ese "recibidor", llegué a la segunda puerta y llamé con calma.

Esquivo el ataque del bandido. -​​​​​​​​​​​​​​​​​​Uf, por los pelos. - Me doy la vuelta y corro escaleras arriba directo hacia la ventana, por la cual salto, cayendo delicadamente con un suave ruedo y volviendo a incorporarme. Cojo mi arco.

Cojo una de las copias y me pongo a leerla cuidadosamente. Esto es una locura, no sabemos las relaciones que hay entre familias lo bastante bien como para arriesgar nuestra vida revelando esta información....aunque bien pensado...

-Quizás Hokelsa sepa algo, el habla mucho con todo el mundo, habrá que preguntarle acerca de estos nombres. Nos quedaremos una copia cada uno de nosotros y daremos otra a nuestro superior local^1. Por otro lado habrá que preguntarle a Ammatam también, tengo la intuición de que también puede sernos de utilidad en este cometido.

Y bueno, en el peor de los casos ¿Qué descubrirían? Que no tenemos muy claro quien es quien y que tenemos el papel, cosas que seguramente ya sepan.

-Estoy de acuerdo en lo que decís de la naturaleza salvaje que exige el desempeño de proteger el Reino. -Morome parece satisfecha con la conversación -Me parece que debido al estado del ilustre Dagio alguien va a tener que hacerse cargo de esta investigación, sería un alivio para mí que alguien ajeno a la ciudad, alguien que no tiene motivos para ser partidista tomara las riendas.

El mensaje no podría ser más claro sin volverse insultantemente vulgar, aún así la situación te resulta compleja de entender.

Un breve silencio se apodera de la sala durante unos cuantos pulsos, entonces Dagio tose y se incorpora, con la boca llena de sangre. La joven médico se aproxima y le intenta recostar de nuevo, pero con un hálito débil consigue decir -Espera, necesito hablar, es vital... -mira a la sala y al reconocer a la dama añade -Los protectores están en peligro- tose -Ignoro que harán ahora, pero creo que si se han atrevido a un ataque a plena luz poca armonía podemos esperar.

(Thegren)

El disparo pasa a escasos dedos de el hombro derecho del sujeto, lugar que antes ocupaba su cabeza. Entonces desaparece en la oscuridad de la ventana. Avanzas con el arco en ristre hacía la puerta principal elevando plegarias para que no haya ninguna salida trasera o algo similar. Al llegar a la puerta esta está abierta.

(Senca)

Tras abrir la puerta encuentras a dos hombres incorporándose del suelo heridos y escuchas pasos de alguien que baja apresuradamente del piso superior. Cuando te ve se queda paralizado un instánte y ves en su mirada el miedo, el odio y la férrea determinación de matar.

(Ambos)

Thegren está apuntando a la puerta principal mientras se acerca.

Senca se prepara para recibir el ataque.