Partida Rol por web

Lo primero era calmar al tipo ante la presencia de extraños, por lo qu ese presento de forma escueta y directa, para que supiera que estaba entre aliados.

- Soy Ammatam, magistrada de la nutria. Los magistrados rastrean avuestros atacanates. - No hubo duda en su voz.

-Luego pasó a las preguntas

-¿Por qué están en peligro? - Quiso saber Ammatam - ¿Que puede justificar atacar a un magistrado en plena calle a ojos de todos? Si lo contáis  sin que debamos interrogaros constantemente, Honorable, ahorraremos tiempo. Y podremos reaccionar a lo que pueda estar pasando.

-Tenéis razón, no es momento de ser crípticos, pero no es una información que se pueda confiar a la ligera, tengo indicios claros de que hay figuras de poder afectadas. -se mueve incómodo solo para recordar que ahora es un saco de huesos que debe permanecer en cama -Aunque he de reconocer que necesito ayuda, bien Ammatan veamos si la nutria merece su fama. Tenemos documentos que revelan que la historia no es la que conocemos, y cambiar la historia en este episodio concreto puede traer una guerra, o detener otra que parece inminente. El caso es que se nos ha intentado silenciar, conozco solo de cuatro días a esos protectores, son impulsivos y alocados, pero su tenacidad es envidiable, si siguen vivos seguramente ya estén a punto de cazar a mi atacante. Pero si quieres contribuir con esto investiga al delegado Askuro.

Te fijas en que ha hecho un esfuerzo enorme en ignorar a Morome, casi como si de conseguirlo ella no pudiese oír la conversación, cosa estúpida, pero no tanto, con la mirada te ha dicho cosas que Morome puede llegar a intuir pero no saber con certeza. Una facción del Loto está a punto de levantarse en armas y al parecer esto puede precipitarlo en un sentido u otro y Dagio no confía en Morome, quizás por que al fin y al cabo es alguien importante en el Clan.

Tras la intervención de Ganikusi pasa un tiempo en el que reflexionáis en silencio cual debe ser el siguiente paso, hasta que recordáis que hay un asesino suelto en la ciudad.

Ante la falta de un plan de acción mejor seguís la ruta de vuelta hasta la zona del ataque, casi por inercia, como si al llegar allí fueseis a encontrar algo que os dijera como actuar.

La luz empieza a caer cuando llegáis a los adoquines manchados de sangre.

- Haré como solicitáis - Le dijo. - Recuperaros, por favor. 

Dijo al magistrado siendo consciente que de morir le dejaba a ella en la siguiente en la lista de cabos que atar  o cortar. Miró a la Dama Morome con cara de circunstancias y decidió rápidamente que si estaba en el ajo ya habían fracasado, no saldrían de aquí. Y recompuso una sonrisa por escudo.

- Usted ha sido directa conmigo, ahora me toca serlo a mi. - Dijo Ammatam sin abandonar un tono cordial, pero siendo terriblemente sincera. - Podría pensar que usted está implicada en uno de los dos bandos del complot, pero, aunque es normal que me lo plantee, creo que esa sería mi opción más desafortunada. - Explicó sin perder un apice del rostro de Morome, mientras hablaba y parecía que comenzaba a hacer una acusación contra ella, pero no le dio tiempo a intervenir antes de seguir hablando. - Prefiero pensar que alguien tan sabia como usted sabrá ver que un conflicto armado no parece lo mejor ni mas deseable situación para el reino. Y que si lo detenemos los que ayuden en tal sentido ascenderán mientras que los perpetradores caerán. Os ruego vuestra colaboración.

Daba igual si Morome estaba metida en el ajo o no, Ammatam estaba comprando su colaboración, si estaba en el ajo, le permitiría desviar la atención de ella hacia sus enemigos culpando les del intento de levantamiento, y sino lo estaba le ayudaría a quitarse a rivales políticos de en medio ganando ella relevancia, fuera como fuera, ella ganaba en todos los escenarios.

El silencio no es más que la prueba evidente de nuestra falta de juntar las piezas de esta conspiración de la vulnerabilidad creciente de nuestra vida y la seguridad de que en un corto periodo de tiempo estaremos luchando por conservarla. Esta sangre no será toda de el magistrado Nara puesto que era Deno Saru quien combatia. Rodilla al suelo y ceño fruncido.Intento buscar patrones o rastros que me indiquen la ruta de huida posible y de ser posible seguir ese rastro.

Miré un segundo que tipo de personas se situaban dentro del piso, si eran normales, si eran guerreros. Tras un primer vistazo, supuse que alguien había estado aquí, quizá hacía poco. Investigué con la mirada las posibles rutas de escape desde dentro. (tirada 1). Una vez vistas las rutas de escape, miro al hombre que baja. 

Observo si Le conozco o recuerdo de la ciudad, todo fue un poco rápido desde que llegué, pero casi de formación profesional suelo quedarme con las caras. 

De haberlo visto antes, sopeso donde y que peligrosidad puede tener, para poder acercarme lo suficiente. 

Buenos días, parece que está todo un poco revuelto ¿verdad?, ¿sabes algo de lo que está pasando aquí? Dije acercándome unos pasos, no tengas miedo, no soy un protector. Al acercarme, con un golpe seco de la vaina de la espada, Le tiro al suelo y con una patada en el estomago hago que se calme. Preguntándole finamente que es lo que está ocultando para estar nervioso. No sin antes asegurarme de que no hay nadie en el rellano para ver mi pequeño secreto. 

En caso de que no me deje acercarme, me preparo para una batalla, si es agresivo, poniéndome en guardia para asegurarme de que no pasa a través de mí hacia el exterior hasta que no sepa algo de verdad. 

Mientras apunto con mi arco, veo a Senca enzarzado en una pelea con el bandido que casi me parte la cara. Haciendo un gran esfuerzo, tenso al máximo mi arma y disparo a el lugar donde se encuentra el forajido. El disparo es tan certero y tan devastador que lo atraviesa e impacta en una pared a escasos centímetros de la cabeza de uno de los hombres que trataban de incorporarse, quien perdió las ganas en el instante. Senca que coño haces aquí.

Senca intenta calmar al tipo pero este parece no oírle, el primer golpe lo detiene por los pelos, a pesar de estar con la guardia preparada Senca apenas consigue poner su hoja en la trayectoria de la del atacante, los siguientes golpes consigue recomponerse. Los hombres se levantan y se disponen a atacar por la espalda al joven cuando este consigue en un arriesgado movimiento empujar a su atacante de una patada y fragilizar de un impacto la espada de uno de los atacantes que quiebra con un golpe de la vaina. Ya casi rodeado y cuando está a punto de levantarse el tercero del suelo una flecha enorme atraviesa el cuello del atacante y se clava en la pared donde el tercero se apoyaba.

Ante la sorpresa Senca aprovecha para propinar un golpe de vaina al atacante del hombro herido y devolverlo al suelo.

Thegren entra por la puerta.

-Senca ¿Qué coño haces aquí?

Mantuve la guardia tras el flechazo, pensando por un segundo que podía ser contra mí. Sin embargo, tras un segundo supuse que querer darme, lo habría hecho. Debía buscar al misterioso arquero. Y también por qué todo el mundo había intentado atacarme. Algo me decía que tenían algo que ver con el ataque.

Al ver a Thegren, todo cobró más sentido, quien sino iba a ayudarme en esta ciudad. 

Thegren. Le miré con media sonrisa. Gracias. Dije mirando al hombre que ahora tenía un nuevo accesorio en el cuerpo. 

Supongo que no tengo ninguna razón para mentirte, no me gustan esas estúpidas reuniones, los que dicen protegernos están hablando y el atacante huyendo. Prefiero actuar. 

Comprobé el cuerpo, dos habían muerto y uno se levantaría en apenas segundos. Le quité las armas que pudiera tener y le pegué una patada en el estómago para que estuviera quieto y no molestara. 

Y tú? Has descubierto algo. Alomejor debíamos llevar al vivo a interrogar. Me moví a donde estaba clavado el otro cuerpo y saqué la flecha. Curioso, debes tener un buen arco para actuar así. Algún día Le pediré a mi maestro que te haga uno. Dije mirando la flecha, no creía que se pudiera utilizar pero había pasado tanto tiempo en la forja que había visto todo tipo de cosas, y siempre me paraba a mirar esas cosas. 

-¿Quienes carajo sois vosotros? -dice el hombre derrotado que no se mueve al tener la espada de Senca apuntando a su pecho. -No hemos fallado aún, estábamos a punto de completar el encargo, nadie mencionó que el magistrado estaría acompañado todo el tiempo de un protector.

-Eres imbécil, si teníamos alguna opción de salir vivos de esta la acabas de joder. Estos dos no son de los nuestros. fijate bien, el feo es un protector.

-Mierda...

-No voy a fingir ofenderme Ammatam, no eres tan ingenua para que juguemos a ese juego, pero no, yo no estoy en ningún bando, mi bando es esta ciudad, mi bando es la riqueza de la corte, que en torno a este evento viven familias y se genera prosperidad. Mi presencia aquí retrasa los avances en la resolución del conflicto y eso no me interesa por lo que os quedaréis a solas. Todo el mundo fuera, aquí solo quedarán la joven médico, y los ilustres.

Dicho eso se marcha la última tras comprobar que todos abandonan la sala, antes de desaparecer tras la puerta de madera de roble te dirige una mirada de aprobación.

-Supongo que el deber me obliga a revelar cuanto sé -te dice el magistrado que es incapaz de no adornar las frases aún cuando cada sílaba le provoca un evidente dolor. -Tengo una lista de personas implicadas en el conocimiento de esto, más de la mitad están muertas, por lo que la lista debe ser una de muerte, o en eso se ha convertido si no fue su propósito original. Los documentos los tienen los protectores, temí que me los quitasen si caía inconsciente. No saben que paso dar ahora, todo esto es muy complejo como te dije, nuestra única pista ahora mismo es Askuro.

Al permanecer quietos una mujer se os acerca.

-Honorables protectores, ¿se puede saber que pasa? antes ha pasado por aquí un joven muy alterado preguntando cosas raras, y antes de eso un apuñalamiento a plena luz, y ahora veo a tres protectores frente a mi negocio. 

Mira hacía una calle que cruza lateralmente, como si temiera que algo saliera de ella en cualquier momento, Deno recuerda que esa fue la dirección que tomó el agresor. 

Senca, mételes una paliza a esos dos, amos a llevarlos a la reunión, pueden sernos de utilidad. -Mientras digo esto jadeo de cansancio, dejando ver que ha sido una pelea dura. Mientras Senca se dedica a patear a los dos hombres que se encuentran moribundos en el suelo, me acerco al cuerpo del jefe de ambos, recupero mi flecha y le rebano la cabeza con ciertas dificultades debido al agotamiento. Cuando los dos bandidos se encuentran totalmente indefensos e inmóviles, cojo un trozo de  cuerda que se encontraba en la habitación y les ato las manos espalda con espalda haciendo uso de uso de los nudos que aprendí durante mi formación como forestal. Salimos de casa con la intención de volvera al salón, sin embargo, entre mi cansancio y la clara dificultad que sufrían los forajidos para andar, tardamos más tiempo del que me gustaría, pero acabamos llegando a la puerta de donde salí hace apenas una hora. Con la cabeza del líder de la banda en la mano, entro al salón donde se encuentran todos mis ¨compañeros¨ de viaje en la misión que nos aguarda. A pesar de mi extenuación, consigo reunir las fuerzas suficientes como para saludar a todos con un firme:-Buenos días camaradas. Senca, quien había estado encargado de los prisioneros todo el camino, entra tras de mi y se sitúa a mi lado.

Claro, sin embargo. Dije mientras miraba a ambos, parece que tenemos dos tipos de perdonas aquí. No haré daño a alguien que se reinserta y descubre que hacer el bien es mejor que hacer el mal. Dije mirando al que nos había dicho la confesión. 

Así que mientras mi amigo coge las cuerdas. Dije mirando al que no había confesado e incluso había amenazado al otro. Comenzando a darle un par de golpes para que el primero viera lo que les pasa a los que no colaboran. 

Cuando Thegren volvió con las cuerdas, aparentemente cansado, Le ayudé a ponerlas en el otro. Yo si fuera vosotros estaría callado y colaboraría, mi amigo no parece de buen humor. Dije acabando de hacer el nudo, uno que sirviera en la herrería para aguantar mucho peso en los paquetes que portaba.

Tras ello hice caso a Thegren, cargué a uno de ellos y me dispuse a ir a la reunión. 

Al llegar, simplemente dejé hablar al protector, no tenía el derecho ni las ganas de aportar nada si no era preguntado antes. 

(Thegren y Senca)

Estáis de camino a palacio, la gente se aparta de vuestro camino pues vuestra imagen es tremendamente intimidante, lleváis a dos hombres atados espalada a espalda que caminan de lado mientras otro lleva una cabeza sujeta del pelo aún goteante.

(Deno, Gaaru y Ganikusi)

Oís gritos de horror y exclamaciones de desagrado en la oscurecida calle, al girar la cabeza para ver que pasa veis a un hombre que porta las armas expuestas llevando en su mano izquierda una cabeza humana, va acompañado del sujeto que se presentó a Ganikusi y este a su vez transporta a dos hombres atados.

 (Todos)

Os veis y os reconocéis, principalmente por que el resto del gentío se aparta considerablemente.

Y se fue... había puesto las cartas boca arriba y se retiró sin más y Ammatam se quedó sorprendida pues : ¿Que animal político no quiere más poder? Ninguno. Esto obedecía a otro impulso ¿Iba a advertir a sus seres cercanos? Quizá era cierto que no estaba en el ajo y se había asustado. ¿O iba a organizarse para precipitar lo todo? Con semejante reacción suponía que luego no esperaría hacer valer su ofrecimiento inicial....

Su atención volvió sobre el magistrado.

- Sé que os cuesta, lamento seguir preguntando: ¿Quien es Askuro? - Le preguntó

- Me temo que Deno no llegó a templar su acero con el agresor, apreciado nagata.- me lamenté ante el bienintencionado comentario de mi compañero. - La calle estaba a rebosar de transeúntes y el agresor salió corriendo en aquella dirección.- Dije señalando a un callejón, cuando una comerciante salió a hablar con nosotros, preocupada por todo lo que había acontecido frente a su negocio aquel día.

De repente vemos salir a aquellas figuras de pesadilla del callejón al que nos dirigíamos, por un momento dudé con mi mano en el sable, peor reconocí a aquellos sujetos de la sala de audiencias de palacio. El ver a una persona decapitada y alguien cargando tan alegremente con su cabeza me heló la sangre.

- ¿Qué diablos ha pasado aquí? - Nadie nos había presentado formalmente y seguíamos siendo defensores de la ciudad. Así pues, la mano seguía sobre la empuñadura de mi arma reglamentaria.

Con una mirada entre divertida y sorprendida observo la total y absoluta despreocupación hacia la más mínima etiqueta y decoro por parte de esos dos. De su maestría con la espada ya no dudo pero si de su educación.
La gloria es un fin loable pero el miedo y la infamia parece que van a rodear a ambos tras tamaña barbarie.

En cualquier caso su vida es suya y, por suerte para mi es Deno quien rompe el hielo.

Miré mi espada, estaba empaquetada, como debía ser. Al menos para ellos. 

Me acerqué a los de la sala, al lado de Thegren, habían salido de esa reunión, aunque quien sabe donde estarían ya en caso de que fueran ellos los que hubieran salido a buscar al asaltante. Burocracia, palabras y títulos. Parece que al final alguien me hizo un favor en su momento. 

De un golpe con la vaina de la espada, si la señal a ambos prisioneros vivos de que se situaran delante de sus nuevos captores. Me disculpo por mi falta de consideración. Temo que aunque he sido educado en el buen decir, no siempre recuerdo esas enseñanzas. 

Al ver y mirar el arma sin cubrir de Thegren, continué. Creo que él debe contaros los pormenores. No tengo el honor ni la credibilidad. Dije quitando hierro al asunto sobre la nueva joya de Thegren, con poca sutileza, pero sin duda útil, todos los transeúntes que supieran algo y nos hubieran visto irían al magistrado o protector más cercano a contarle todo cuanto sabían, y después del altercado los dos prisioneros hablarían sin duda. Al menos uno de ellos. 

Señalé al que había confesado en un inicio, este sabe algo. El otro parece menos hablador pero eso va a cambiar. ¿A que si?. Dije mientras andaba hacia Ganisuki, el tenía algo que yo necesitaba. El permiso de acompañarle. 

Creo que has podido ver mis aptitudes, sin bien es verdad que Thegren ha sido una ayuda más que necesaria. Aunque nadie requiera de mi opinión, honorable Ganisuki, diré que ellos han confesado, pero a judgar por su nerviosismo, diría que cumplían órdenes, o que lo han hecho por dinero. Los entresijos de esta ciudad me son ajenos. 

Le miré más amigablemente, espero que aunque las formas hayan sido extrañas, sirva para encontrar la información necesaria, y me permita acompañarle, sería un honor otorgar mi fuerza al clan, y al gobierno. 

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 A ver Senca, vamos a llevarnos bien. No tengas los cojones de atribuirte el mérito que no te pertenece, me parece lamentable que aproveches una ocasión así para dártelas de héroe pero en fin. Bueno compañeros, problema solucionado, no es el momento adecuado para contar cómo se desarrolló la situación en aquel edificio, eso lo contaré en un lugar más privado, pero debemos centrarnos en la misión principal, hay unos niños retenidos contra su voluntad y hay que rescatarlos. De hecho, la urgencia de este hecho es lo que me ha hecho tomar la iniciativa en la caza del trío de bandidos para darle solución al problema de una vez por todas. -Mientras digo esto, con un cansancio más que notable, voy apartando un reguero de sangre que cae desde una posición cercana a mi ojo producto de un tajo bastante profundo.-No obstante, siento las formas con las que e he visto obligado a actuar, en los bosques de donde vengo la más mínima duda puede implicar una desgracia irreparable y de haber podido evitar caminar por una calle tan transitada en estas condiciones  lo hubiese hecho, no os quepa la menor duda, pero hay prisa y necesitaba llegar raudo.