Partida Rol por web

Una rápida mirada a la zona sirve para darse cuenta de la presencia de pájaros posados en los árboles, cornejas negras para más señas, que parecen cuervos de pequeño tamaño. Permanecen inmóviles, como si durmieran, en las ramas más altas de los sauces. 

Akin caminaba silencioso al lado de los otros. Sentía un peso en el corazón por el destino de aquellos valientes enanos, y no percibía que, hasta ahora, hubiese sido de gran ayuda. Luchar contra un troll era algo que sabía hacer -aunque prefiriese luchar contra orcos-, pero no era un rastreador, ni tampoco demasiado listo, para resolver el misterio del camino que los otros hubiesen podido tomar.

Ioli ha dejado su arco a la espalda y camina apoyándose en su lanza como si fuera un bastón. Algo le dice que los problemas no han acabado, pero lo cierto es que el Hombre de Bardo nunca había viajado por la espesura como lo hace ahora, y le cuesta muchísimo esfuerzo mantenerse al ritmo.

Al cabo de un rato, encontráis el camino hasta un estanque profundo de aguas oscuras. Aquí las ruinas son más prominentes, como si éste fuera el lugar donde antaño se alzaban los edificios principales de la población hundida. Los restos de un gran arco de mármol se pueden ver en la distante orilla, de donde aún cuelga un enorme portalón de madera, si bien el resto de los muros del edificio se han resquebrajado y han desaparecido en el fango. En las copas de los árboles alrededor del estanque croan las cornejas negras, señalando la presencia de intrusos.

Después, todos empezáis a oír el tañido lento y suave de una campana, que parece distante y remota, como si viniera de bajo tierra.

- Dada la reacción de Akin en el bote, dudo mucho que los enanos se hayan metido en el estanque, dice divertido Fredegar.

Ah, la curiosidad.... Eurainon era un elfo tremendamente curioso. Y que su ánimo se viera tremendamente afectado por los recientes acontecimientos no reducía su curiosidad, mas bien lo contrario. Tal vez por eso se acercó al estanque, intrigado por los sonidos que salían del mismo, y probablemente sin tomar las precauciones que el lugar hacía casi obligadas

Bueno, si procede del estanque, está claro que tenemos que ir a investigar.

Es poco probable que los enanos hayan buceado dentro del estanque, sin embargo, lo más probable es que ellos se hayan acercado para investigar.

- Preparaos, vamos a investigar que demonios es eso. - Dijo Mata mientras avanzaba despacito. - No vayamos a la descuidada, por favor. Que con un troll ya es suficiente. -

El hobbit prepara su pequeño arco y avanza mirando para todas partes como si el estanque fuera un cebo y el ataque pudiera provenir de otra parte: Recuerdo ahora una canción de niños que habla de una araña en su tela y una mosca que queda atrapada en ella....

Ioli se envara, pareciendo olisquear el aire y oteando hacia la fuente del sonido. Sin apenas pensarlo, y tras solo una breve mirada a los otros, él también camina hacia el campaneo. Considera la posibilidad de una trampa, pero para un hombre del Lago el tañir de campanas significa una petición de ayuda. No obstante...

Que extraño. Alguien que provocara ese ruido aquí tendría que esperar atraer a muchos enemigos y pocos amigos. ¿Habrán oído de alguna forma los enanos lo de nuestra llegada e intentarán guiarnos?

Es una posibilidad pequeña, pero parece la única optimista. Todavía se habla de las viejas cornejas que hablaban con los enanos y daban su consejo. Un pájaro como ese fue el que permitió a Bardo matar al Gusano.

Akin seguía apagado, las aguas y los pantanos no eran su hábitat, ahí no había piedra, y los enanos necesitaban sentirse en contacto con el esqueleto de las montañas. Sin embargo... algo le resultaba familiar.

Mata falla la tirada.

Mata, Fredegar y Eurainon se quedan como hipnotizados por el sonido de la campana, y empiezan a caminar hacia la charca en dirección a su centro.