Partida Rol por web

Embarrandome lo justo manos y rodillas para cruzar, gracias a la cutre capa de Ignatius, procuro ir lo más rápido posible para cruzar al otro lado. Una vez de pie, tengo tiempo de admirar la fuente -un poco tétrica si que es, hay que admitirlo, solo falta un relampago enmarcando y un jorobado abriendo la puerta-

Aún así, la masterclass de Carlo es de las que no tienen desperdicio. Hay que reconocer que tiene labia, aunque está por ver si el pobre empollón no tropieza con los faldones del frac cuando salga a la pista a mover el esqueleto con tanta cerveza en la sangre. ​​​​​​Me acerco a Lisa para mirar mejor la casa. -¿Daisy? No conozco a ninguna Daisy-

Presto un poco más de atención después que Lisa haya dicho que la están llamando, aunque estoy a su lado y no me he enterado de nada. - No, no he oído nada.. ¿Estás segura? - 

Tenía claro que quería entrar cuanto antes dentro de la mansión para cubrirme de la lluvia, pero los demás seguían ahí plantados como auténticos pasmarotes, observando la fuente —ni que concediera deseos—. Me giré rápidamente para instarles a moverse de una jodida vez cuando pude apreciar el espectáculo a cargo de Carlo con el pobre geek de Ignatius. Ese chico lo primero que necesitaba eran un par de guantazos a ver si espabilaba ya que a tenor de sus pintas, tarde o temprano le acabaría comiendo la vida. Las últimas frases del juerguista, dirigidas de manera (in)directa hacia mí, me hicieron clavar los ojos en los suyos, aguantando el contacto visual, mientras un brillo felino y candente se dibujaba en mis pupilas, a punto de estallar. Pero en el fondo me había hecho gracia la comparación que había utilizado. Aún así, una respuesta no tardó en salir de mis labios. Solo para él y con mi habitual cariño. 

—En tus sueños, Macarroni —sonreí, mostrando el dedo medio antes de pasar la lengua por él, como si estuviese sacándole brillo.

"Y ahora empieza la otra" —pensé cuando habló Lisa diciendo que alguien la había llamado. ¿Es que escuchaba voces en su cabeza?

—¿De qué hablas? Nadie te ha llamado —dije plenamente convencida—. Me parece que ese tinte para el pelo te está atrofiando los oídos, porque no se ha escuchado nada. ¿Vamos a entrar de una vez o preferís seguir bajo la lluvia?

Rob se quedó el último con la excusa de "yo controlo la retaguardia, que nadie nos sorprenda" , como si con esta oscuridad, frío, viento y lluvia, a quien masoquista se le iba a ocurrir salir para ver qué hacían media docena de jóvenes. En realidad quería admirar las posaderas de las chicas, que madre mía, a cada cual mejor, estaban para mojar pan y ya cuando Lisa pasó con ese contoneo, el deportista rodó los ojos. Después se echó a reír, no creía que Jade halagase precisamente a Lisa, con el tema de la depilación. Pero bueno...Dio un trago y se terminó su cerveza.

Al otro lado, se tuvo que reír con masterclass de chico guay ofrecida por Carlo la Animadora. Era una burla demasiado flagrante, pobre Ignatius, ¿cómo sería una vida soportando semejantes bromas todos los días? -No le hagas mucho caso a Carlo, tiene la cabeza como un queso gruyere o como se diga. Bebe una lata y según veas, sigues. Que si no dominas, echarás la pota.

Observó bajo la lluvia la desolada soledad de la mansión. Estuvo así unos segundos. Aquí ni hay fiesta ni nada. Como no sea en el sótano. Cada vez tenía más claro que les habían tomado el pelo. Seguramente a cada uno por una cosa en particular, alguien que les tenía rabia por lo que fuese. 

-Está muy guapo el ángel, sí, pero vamos a ver si podemos entrar. Venga, que paso yo delante, los defensas atrás. -Avanzó deprisa y decidido hacia el porche de la casucha, al lado de Theresa, pero al llegar cerca escuchó el comentario de Lisa- ¿Qué has oído? ¿Tu nombre? Será el viento, que te canta. Se quiere enrollar contigo, que no me extraña, Maravillas.

Ubicación: A2. El porche.

Subís las escaleras que llevan hasta el porche, el cual - afortunadamente - tiene un tejadillo. A la izquierda, junto a la pared de la mansión, hay un viejo y desvencijado columpio de jardín. Las patas que sujetan la barra de la que cuelga están oxidadas. Frente al columpio hay un mesa de madera que tan sólo serviría para hacer leña. No hay ninguna silla.

La puerta principal de la casa consta de dos puertas macizas de madera. Están cerradas. No veis ningún timbre, aunque si un par de aldabas. Se trata de cabezas de leones sujetando sendos aros en sus bocas. Las ventanas están rotas y bloqueadas con tablones de madera.

-A estas alturas creo que no hay más fiesta que la que montemos nosotros seis.-dije, al resguardo del tejadillo del porche- Ni en el sótano. Algún gracioso, o graciosa, nos ha tomado por unos pringaos y nos ha hecho la bromita -Mi tono era medio de enfado, medio de guasa. Que vale, que a veces te la colaban.

-Pero ya que estamos aquí, podemos aprovechar para echar un vistazo a la vieja mansión. ¿no? Se cuentan muchas historias macabras de este misterioso lugar. ¿Qué mejor que Halloween para una visita? Vamos, será algo para colgar en nuestro perfil.

Seguro de mí mismo, empujé una de las puertas macizas, convencido de que no lograría nada. Luego, para hacer la gracia, golpeé una de las aldabas dos o tres veces, con fuerza y determinación. 

Es que... Yo nunca habia bebido cerveza antes, gracias...Carlo menti mientras mi semblante se tornó muy serio y apesumbrado. Ni siquiera tartamudeaba. Carlo me puso la cerveza en la mano y noi me atrevia a narrar muchas explicaciones.

Ninguno de ellos de habia interesado demasiado por los O'Leary de Aubenville, pero quizas alguino supiera mi padre tenias cierta fama de haber emigrado al nuevo mundo cuando dejó sin reservas de cerveza y Whiskey toda taberna al Norte del Tipperary y en Aubenville mantuvo sus etilicas aficiones arrastrando a mi piadosa madre capaz de rezar 30 rosarios al dia. Habia muchas cosas que ignoraban sobre el infierno que vivia en mi casa a diario en gran parte por el alcohol, y como mi refugio era estar ocupado en la biblioteca, en el club de ajedrez, en el laboratorio de quimica, en las partidas de rol con los estudiantes de informatica...

Después Rob me anima tambien a beber, solo una, y mi rostro ya parece aterrorizado. Era la primera vez que estaba con los chicos mas populares del instituto, no quería darles una mala impresión, y me moria de ganas por tomar solo una, integrarme y que se cumplieran las profecias de Carlo y poder enrollarme con quien quisiera. Nunca me habia enrollado con ninguna chica, a decir verdad.

Y cuando Carlo comenta el tema de enrollarme con una chica hace que Lisa vuelva otra vez a mi cabeza. Evité con algo de esfuerzo dirigir la vista en la animadora, su traje de heroina del comic la hacia triplemente atractiva a mis ojos ... sin embargo no debía hacerla sospechar que me gustaba; y aunque ella me habia llevado de la mano toda impresionada cuando descubri la entrada en la verja y me dijo que seria su heroe si la atravesaba tampoco debia ilusionarla, después de todo ella era una WASP y mi madre no aprobaría que saliera con alguna chica que no fuera católica apostólica romana. Cuando se enterara que lo nuestro era imposible igual la rompía el corazón y no quería hacerla daño.

Qui-quizas la tome lu-luego Rob, ahora no teng-go sed volvió mi tartamudeo mientras recuperaba mi capa y mi pesada mochila. Me quede la cerveza en la mano sin saber muy bien si devolversela. Llegamos al porche, y no resguardamos de la lluvia. Mientras Rob hace sonar las aldabas yo me dedico a curiosear mirando entre los huecos que dejan los tablones por la ventana.

¿qué pa-pa-pasó con los Hudson? ¿alguien lo-lo sa-sabe? pregunte mientras mi cabeza rapidamenmte imaginaba que merodeaba en una mansión de locura en Innsmouth o Dunwich durante los felices años 20. Cuando las chicas vestían como damas, y los hombres como caballeros, cuando en las fiestas se hacian bailando el foxtrot y no brincos y balanceos simiescos dirigidos por los ritmos electrionicos enlatados unidos a la insufrible charla de algun tipo tatuado con una gorra puesta del reves y unos pantalones varias tallas por encima de lo deseable que hace ghestos y aspavientos con sus manos para enfatizar su palabreria pseudo,musical, cuando en vez de escuchar tecno o hiphop se escuchaba jazz bebop o swing y en vez de pasarse latas de cerveza se pasaban elegantes petacas plateadas con whisky canadiense de contrabando.

Se los llevó Nodens. Y dejo vigilando a un ángel descarnado de la noche. me respondo a mi mismo en voz baja y no puedo evitar que una sonrisa aparezca en mis labios. Una vez mas dudaba que entendieran mi respuesta

La aldaba golpea contra la madera y como esperabais no contesta nadie.

Una ventana se cierra de golpe en el piso superior.

—¿Te imaginas? El cielo tormentoso lo tenemos—respondo a Jade—. Daisy una conocida de madre. Ya te la presentaré. 

Ya después cuando la morena dice que no ha escuchado nada, muerdo mi labio inferior y me quedo pensando en ello. Tal vez me estoy equivocando, aunque Theresa me tira la puya de forma muy directa. 

—Yo lo escuché—digo a Jade y miro a la otra chica—. Deberías ir a un taller de control de la ira, estás un poco agresiva y eso puede afectar tu mente, además de hacerle daño a las personas. No sé, el bullying es malo, piénsalo. 

Le guiño un ojo y estoy más distendida, la voz no se escucha otra vez, así que seguro lo he imaginado porque me da miedo muy rápido. Así que mientras nos colocamos debajo del porche, no puedo evitar sonreír con las palabras de Rob. ¡Es tan sexy!

Luego comenta sobre el engaño, la verdad es que no entiendo porque me han llamado a mi. ¡Soy popular! Y a todos les agrado, así que bueno. Un poco de penita siento, pero no lo demostraré. Soy fuerte. 

—Estoy contigo Roby, ya que estamos aquí entremos a conocerla. 

Y el chico empuja la puerta pero también toca la aldaba mientras Ignatius habla y habla. Algunas cositas le entiendo y otras no, así que le regalo un beso en la mejilla y prácticamente lo impulso a qué siga los pasos de Rob e intente abrir la puerta. 

—¡Nos cuentas dentro! ¡Tengo frío! Intenta abrirla, porfiii —digo—. ¡Jade! Vente.

Ninguno apreciaba su arte aunque estaba convencido de que después de un par de copas le alzarian por los aires mientras coreaba su nombre al ritmo de la fiesta, sólo era cuestión de esperar a que ese momento llegara. 

Esto tiene pinta de una fiesta interactiva, o como la policía lo llama, "allanamiento de morada". - Seguía sin entender porqué no había visto las luces del interior, oler la pota y la bebida o escuchar la música, como si se estuvieran escondiendo. Sin embargo el cierre de la ventana le hizo ver que no estaba vacía. 

Carlo se retiró un poco de la puerta para mirar hacia esa ventana antes de alzar la voz. 

​​​​​​!Hola! Podéis abrirnos? Traigo birras y pivas. - Si con eso no le abrían, es que estaban en una fiesta de la Iglesia.

No estás seguro por qué la casa está sumida en la más completa oscuridad, pero te ha parecido que has visto pasar a alguien que no logras identificar.

Hice una mueca ante el comentario de Lisa, dándome la vuelta. Era cierto que en ocasiones me sobraba o me pasaba con los demás sin motivo. Era una tara en mi personalidad y carácter que casi nunca controlaba. Circunstancias del pasado me impulsaron a comportarme así de cara al exterior; un mecanismo para mantenerme alejada del mundo en general. No quise hacer ningún apunte al respecto, pero por lo que se pudo apreciar en mis ojos, un ápice de arrepentimiento estaba implícito en mi mirada. 

Dirigí luego un breve vistazo a Ignatius, quien estaba aparentemente acojonado. ¿Pero de qué tener miedo? No era más que una vieja casa abandonada con una leyenda urbana detrás como tantas otras hay en los pueblos. Nada más que eso. 

—Habladurías, eso es lo que pasó —expliqué, en tono indiferente—. Todo el mundo sabe la historia de que el hijo del matrimonio Hudson fue atropellado y que poco a poco fueron perdiendo la cabeza después de su muerte. Se cuentan muchas cosas: que si luego como venganza se dedicaron a asesinar a conductores de la zona, que si hacían cultos satánicos para traer de vuelta el espíritu de su hijo, que si secuestraron a niños para ocupar el vacío que había dejado la trágica muerte de su pequeño... No son más que cuentos que nadie con dos dedos de frente se creería. Simplemente fue una familia con mala suerte. Punto —zanjé el debate—. No tengas miedo por este lugar. Preocúpate más de los abusones y de los gilipollas que te hacen la vida imposible en el instituto, que a esos sí les podrás plantar cara. Aquí lo único que vamos a encontrar son telarañas y montañas de polvo —aseguré, suspirando con dejadez.

Al no recibir respuesta del interior tras los golpes de Rob, agarré la aldaba con fuerza y la estampé varias veces contra la puerta. Justo entonces, la ventana de la planta superior se cerró de manera súbita y sonora. "Ahí estáis" —yo presuponiendo desde el principio que esto era cosa de varios bromistas que se aburrían en su tiempo libre entre paja y paja, habiéndose decidido por burlarse de nosotros. Pues les iba a salir cara la jugada.

—¡EHHH! ¡Capullos! —vociferé haciendo aspavientos—. Quiénes estéis ahí dentro, abrid la jodida puerta de una vez si no queréis véroslas conmigo. Ya podéis rezar todo lo que sepáis como no nos abráis —dije alzando la vista por si veía a alguien asomado a la ventana.

Se guardó la birra que rechaza Ignatius - Nada, hombre, cuando estés preparado.- Luego sigue a su rollo y Rob prefirió pasar un poco de él, no sea que le taladrase el tarro.

Nadie abría los portones. Normal, si aquí no había un alma. Esperamos mientras Miss Terminator nos daba una clase de historia- Todos hemos escuchado ese cuento de miedo. No se, yo creo que detrás de toda leyenda hay algo de verdad. Esta noche es ideal para saber de qué pasta somos - y sonrió de medio lado en plan interesante.

¿Eh? Alzó la cabeza, Carlo saludó a los de arriba y Theresa despotricó contra los de dentro.

-Pero tía -le dijo, de buen rollo-, si amenazas así, seguro que no abren. Prefiero la técnica de Carlo. ¡Birras y las tías más molonas del instituto! -coreó e imito a Carlo, a ver si de una vez nos abren estos capullos.

- Lo mismo ha sido el viento otra vez. -me acerco a Lisa, si ya tenía su chaqueta. Se arriesgó a pasarle el brazo por los hombros- ¿Mejor?

Es lo malo que tiene ser la nueva en el pueblo, que no conoces el folclore local. -Anda, así que esta es la mansión embrujada.. tenéis de todo.. Al menos aquí abajo estamos a cubierto...alguien hay dentro, eso está claro. Tiene que haber una puerta de atrás, en la cocina.. Por donde el psicópata saca los cadaveres para enterrarlos en el jardin-

Más vale que ahí dentro estén de guasa y tengan un fiestorro montado, porque estoy por mandarlo todo a la mierda y volverme a casa. La bromita ya está empezando a tocarme las narices. 

Me estaba cayendo bien Theresa. Era directa y ruda, pero me gustaron sus palabras. Realmente tenia razón, ser el empollón de clase no ayuda a la hora de caer bien al resto, y te convierte en blanco facil de los abusones.

N-no me da mi-miedo la casa, Theres-s-sa. Los cuentos de fan-fantasmas son para pa-pasar el rato, pe-pero no hay na-nada que temer, pero a ve-veces me gusta dejar vo-volar mi imaginación.. De he-hecho estamos so-solos. No hay fi-fiesta que no sea la que ha-a-gamos nosotros.

El beso en la mejilla de Lisa me habia dejado rojo como un tomate y con la piel ardiendo. Realmenmte esta noche estaba plagada de emociones. Involuntariamente habia comenzado a sonreir como un idiota

Si, si, cla-claro que po-podremos abrirla y entrar.... pe-pero no por aq-qui

Habia retrocedido nuevamenmte varios pasos atrás buscando ángulo visual con la ventana que se habia cerrado de golpe en el piso superior. escudriñe el piso de arriba buscando el origen del ruido.

Chi-chicos, hay una ven-ventana abierta en algún la-lado en el pi-piso de arriba. Escu-cuche como el vi-viento la ce-cerraba de go-golpe. so-solo tenemos que trepar po-por algun ca-canalon y en-trar por alli . Y Ja-jade tiene ra-razon, tiene que hab-ber otra pu-puerta en la co-cocina. Rode-e-mos la ca-casa

-Todos lo hemos oído, ignatius. El viento o alguien haciendo el ganso.

Rob se miró el bajante de una esquina. Comprobó su solidez. Pensó que tenía que demostrar sus agallas. Y su estupidez.

-Vosotros id por detrás. Voy a trepar y a ver si la ventana está abierta. Entro, bajo y os abro la puerta. Dame la linterna, Draculín.

Y comenzó a subir.

Carlo seguía con la mirada fija en la ventana que se había cerrado mientras alzaba los brazos y los agitaba para llamar la atención de quien hubiera dentro aunque, en el procedo, dejara ver los oscuros pelos de los sobacos. 

Oye que te he visto! - Dio un golpe en el costado a Rob para llamar su atención antes de señalar a la ventana. - Allí, he visto a alguien pasar, asi que hay gente dentro.- Sin embargo su compañero parecía querer trepar cual Spiderman, algo que a pesar de ser una locura le gustaba como solución. - Espera que te ayudo. -  Juntó sus manos para que se apoyara en él y servir de soporte en un intento de alzarlo.

—Mucho mejor, excelente. 

Apenas alcanzo a responder, es un momento único ya que Rob me está abrazando y lamento que haya durado tan poco, pero bueno es un gran paso. Además ya comienzo a sentir miedo, que la ventana hizo ruido y parece que alguien está dentro. Es evidente que fiesta no tendremos así que ya no me está gustando tanto todo esto. 

Ante la idea de rodear la casa, solo asiento ya un poquito nerviosa. Luego Rob quiere trepar y me encanta que tenga tanta iniciativa, además Carlo lo ayuda. Así que me quedo cerca de Jade observando lo que harán los muchachos. 

—Ten cuidado Roby, estaremos aquí para lo que necesites. 

​​​​​​

Rob trepa haciendo gala de su excelente forma física y del alocado comportamiento de la juventud. El canalón cruje un par de veces y se tambalea, aunque resiste sobradamente el peso al que se le está sometiendo.

Cuando el deportista llega al primer piso de la casa y apoya sus pies en el alféizar de la ventana, comprueba que - al igual que el piso inferior - los cristales están rotos y que está tapiada con tablones. Esa ventana, aunque todos lo han oído perfectamente, lleva muchos años sin ser abierta.

El ático remata el edificio, por encima de la primera planta.

—Vale, vale. Capto el panorama. Me calmo —hasta que entremos— por ahora —respondí encogiéndome de hombros.

Lo de que el viento hubiese cerrado una ventana no me parecía creíble. Si el recinto llevaba abandonado tantos años era de suponer que las ventanas hubiesen permanecido así desde entonces. Ya sería mucha casualidad que se hubiese cerrado justo cuando llegábamos nosotros, ¿no? Seguí aguardando, inútilmente, a que alguien abriera la puerta, pero lo único que me respondía era el silencio más absoluto. Rob pensó que era buena idea ponerse a jugar a los escaladores para llegar a la planta alta. "Ni de coña voy a subir por ahí. Como mucho conseguiría partirme la crisma con un resbalón inoportuno" —reflexioné, pues entre la lluvia y el estado general de la mansión no creía que la cañería aguantase mucho peso y menos el de varias personas.

Barajé entonces la otra opción que habían mencionado Jade e Ignatius: entrar por la puerta de la cocina. Si tal y como suponía, no se podía acceder por arriba, solo nos quedaba probar suerte por la parte de atrás.

—Venga, vamos por el otro lado. Normalmente las puertas traseras no tienen cerraduras tan resistentes y quizá podamos abrirla con un poco de insistencia. "A las malas puedo tratar de forzarla" —me dije, aunque no saqué aún a mi amiguita.

https://youtu.be/gPnx_g6DyTE