Partida Rol por web

Mañana del equinoccio de otoño, 21 de Eleint.
Bulborp, Tierras centrales occidentales.
Mañana

Nada mas entrar en la posada, la primera impresión que se lleva es el sonido y el ambiente ligeramente caldeado y animado. Oye el barullo común del interior de la taberna, y más aún si está atestada de personas de todo tipo conversando y tomándose algo.

Camina calmada y con seguridad, trata de no mirar a nadie directamente. Aunque su profesión es común, ella sigue siendo una mujer bajo una armadura dentro de una taberna.

Cuando llega a la barra observa a las personas que están allí y también comienza a oír la canción por parte de una de las féminas que ya estaban allí. Sonríe de lado y luego busca con la mirada a sus dos reclutas para que pidan ellos primero ya que están mas desesperados por ingerir algo que ella misma.

Mañana del equinoccio de otoño, 21 de Eleint.
Bulborp, Tierras centrales occidentales.
Mañana

Entra en la posada detrás de la paladina y se ajusta mejor la capucha sobre su cabeza para ocultar su rostro un poco más.

Observa por encima el local, le parece común y corriente como cualquier otra taberna, y luego desvía la mirada en el tablón de anuncios por si por algún casual ve su rostro reflejado en algunas de esas publicidades.

Agudiza el olfato y alza la cabeza como si así fuera a oler mejor y observa a los comensales de reojo. Le vienen un amplio repertorio de razas y seres que andan por allí, de los cuales aún no presta demasiado interés, tan solo entra allí para tomar algo y comenzar con el trabajo

Se termina su desayuno doble, y la chica de al lado empieza a entonar algo que reconoce como una canción, Callia la mira y le sonríe, ya no se fija tanto en su aspecto como antes, aunque le siga pareciendo raro ver una chica con escamas, nunca antes había visto a nadie así. Se da la vuelta en el taburete y se levanta, al darse la vuelta ve que entran tres personas más en la posada, a dos de ellos los reconoce de haberlos visto hablando en medio de la plaza, una era la paladina que estaba repartiendo panfletos de papiro ahí afuera y el otro el guerrero que conversaba con ella, la tercera persona que iba con ellos no le sonaba de nada, pero tampoco le dio mucha importancia.

Callia se acercó a ellos y saludó en plural, para los tres. -Buenas señores- dijo ella tratando de ser lo más cordial posible, quiso interesarse por esos papeles que estaba repartiendo antes, quizá era algo interesante. Se dirige a la Paladina -¿Puedo preguntarle sobre qué tratan esos papeles que lleva en la mano?-. Dijo Callia esperando una respuesta de esta.

Al cabo de unos minutos andando en compañía de las dos damas, entramos en la posada. Su interior era un hervidero de vida, lleno de gente, de las más variopintas gentes de distintos lugares. Por los atuendos de la gente se veía que lo que más predominaba eran combatientes.

Pero por lo que había aprendido de mi padre un grupo solo de combatientes tendría poco futuro ante una aventura incierta.

Le hago un gesto a mis compañeras hacia una de las mesas vacias

-ahí podremos hablar mejor- dicho esto me giro hacia el tabernero y alzando un poco la voz para que me oiga me dirijo a el –Pónganos vino para todos y un poco de asado para ir abriendo boca-

Dicho esto me dirijo a la mesa y tomo asiento.

-Bueno por donde empezamos…..-

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Justo al llegar a la barra, observa a la chica a la que determina como elfa o semielfa, y escucha lo que le dice.
Tras la pregunta de la muchacha sonríe amablemente y saca una de esos panfletos de su bolsa y se lo extiende.

- Aquí tiene, aquí está toda la información detallada. ¿No ha oído hablar sobre los peligros que acechan los reinos próximos? ofrecemos una recompensa por las cabezas de los culpables de dichas desgracias, los orcos, trasgos y demás... 10 piezas de oro por cabeza.

Mira un segundo a Glockta y como pide la comida, y de pronto siente ese hambre que no se ha asomado en ningún momento desde que está allí, es decir, en toda la mañana por la emoción de reclutar a los nuevos héroes de la ciudad.

- Si me disculpáis... debo sentarme con estos señores. Ante cualquier pregunta, no dudes en consultarme - Termina con otra sonrisa cordial y se gira hacia la mesa.

Cuando llega a la mesa se sienta cuidadosamente en uno de los asientos libres y observa a Sapphira, luego a Glockta.

- Bueno pues comenzemos...

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Se coloca de espaldas a la barra y observa del todo la taberna. Cuando el guerrero Glockta pide la comida, hace un gesto de aprobación con la cabeza y los labios asintiendo levemente, gustándole su pedido.

Cuando Callia se acerca a la paladina la observa de arriba abajo. Luego deja de prestarle atención y camina junto a Glockta hacia la mesa, sentándose y echándose hacia atrás sobre la silla y cruzando una pierna. Por ahora no se quita la capucha pero sus interlocutores pueden verla bien a los ojos.

- Debo suponer que somos pocos para empezar, ¿a quién más necesitaríamos? ¿cuánto va a durar la misión? - Pregunta en un tono medio tirando a bajo para no hablar demasiado alto sobre el tema y que cualquiera pueda oírlos, por precaución simplemente.

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Kirea muestra sin mucha importancia su dulce voz, canturreando una canción mientras disfruta de su desayuno, algunos milicianos cercanos se giran para observarle y sonreírle agradados por escucharle. Mientras tanto, Callia es informada de la recompensa sobre los humanoides atacantes y el trío de aventureros que se sientan en una mesa desocupada, cercana a la barra, mientras son atendidos por el gnomo de la barra, que asiente e informa a la cocina de la orden.

Lady Goldheart informa a Sapphira y a Glockta sobre los ataques más recientes de los orcos, trolls y trasgos en caminos que van desde el sur, el este y el oeste. Al sur, un pequeño establecimiento de abastecimiento para cazadores y viajeros, una tienda de cosas en general, fue atacada por una banda de orcos que destrozaron el local. Al este un par de trolls se abalanzaron sobre una carreta de un comerciante, comiéndose a sus caballos y robando sus mercancías, y finalmente al oeste un gran grupo de trasgos establecidos en el camino cobran altos peajes a los transeúntes, escondidos en las grietas del pasaje montañoso, haciendo difícil el trabajo de cazarlos por los soldados que luchan por mantener el orden y la paz en aquellas tierras.

Tras unos minutos, una camarera sale de la cocina con la comida para la mesa de Glockta, Sapphira y Kerena, con tres suculentos platos de carne asada y una botella de vino acompañando tres robustas y toscas jarras de metal.

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Dasha no reparó en el nuevo grupo de personas que entró en la posada, ya que estaba mas concentrada en tratar de llamar la atención del gnomo que atendía en la barra, pero sin éxito. Cuando el guerrero llegó y fue atendido, se separó de la barra desistiendo en conseguir que la atendiera. 

Miró a su alrededor, y desilusionada, pensó qué hacia alli. Aquel no era su hogar, el hogar que añoraba y había dejado atrás hace menos de un año.

Neph que casi podía leer en la expresión de su compañera sus pensamientos, le señaló a una joven que recibía un pergamino de manos de la paladina que le había comentado haber visto fuera antes, y la animó a que se acercara. Y eso hizo, pero la paladina ya se alejaba junto a sus dos acompañantes a una mesa no muy lejana. 

-Hola- saluda a la joven semi-elfa que le devuelve la mirada al ver que le habla a ella- ¿Tu también estás interesada?- Le pregunta señalando el pergamino que tiene en las manos.

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Estábamos ya sentados a la mesa e íbamos a empezar a degustar las viandas que nos había servido el tabernero, cuando observe que las dos chicas que había en la barra mostraban interés por el panfleto que les había entregado Kerena. Nunca había sido machista así que no me molestaba la compañía de las mujeres en las misiones, siempre que cada uno fuera bueno o buena en su competencia.

Me puse de pie haciéndoles gestos para que se acercaran a nuestra mesa –Señoritas si están interesadas en el panfleto acérquense-, viendo que solo nos quedaba una silla libre, me acerque a la otra mesa vacía y cogí una de las sillas.

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Al escuchar las recompensas de las que Kerena habla, deja el vaso sobre la barra levantándose. Se acerca hasta la mesa donde están reunidas y se recomoda el espadón y la capa que cubría parte de su silueta y parte de su cola escamada.

- Si la recompensa es esa,  yo desde luego estoy interesada.- Tomó la silla vacía más próxima usando su cola y se sentó sobre esta poniendo el respaldo del revés, mostrando una mezcla de confianza e ingenuidad a la vez que saludaba amigablemente a todos los presentes alrededor de la mesa.

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En el momento en el que Glockta invita a todas las demás chicas, las observa de reojo bajando la capucha, ocultando un poco más su rostro si cabe. Y aunque no le desagradaba realmente, en ese momento se encontraba más cómoda con Glockta y Kerena a solas. Hasta tal punto que habría hecho la misión con ellos dos solamente ya que a simple vista ve a dos buenos guerreros, prefiere mil veces un grupo pequeño como ellos tres a uno grande.

Sin embargo sabe que tiene que callarse y aguantarse ya que si son más es mucho mejor para el grupo, por suerte sólo con echar un vistazo a Kerena sabe que la paladina terminará siendo la niñera de todos ellos.

Se echa hacia atrás sobre el asiento y coge su jarra, dando un trago largo con un codo sobre la mesa, en una muy mala postura, aún con la pierna cruzada, observa a todas las chicas y al guerrero sin decir nada. Sólo bebe.

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Observa a Glockta como llama a las chicas y luego a la dragona sentarse de aquella manera. Eso la hace muy feliz, sobre todo porque ve a chicas en su mayoría y las encuentra con bastante poder de decisión y muy predispuestas, eso le encanta.

Sonríe ampliamente y asiente a lo que el guerrero dice. - Me parece estupendo chicas, muchísimas gracias por vuestra participación, no sabéis lo importante que es esto para el reino.

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-Claro, desde luego, si importante es para el reino y la paga es buena haré lo que haga falta, tu mandas compañera.- Tarareó brevemente con una sonrisa para prestar atención con una expresión de curiosidad e inquietud mientras se rascaba ligeramente las escamas de su mejilla y balanceaba la cola lentamente.

Je, esto es muy importante también para mi fama y mis bolsillos.

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Tras recibir el panfleto de manos de Kerena, Callia se disponía a leerlo y justo siente que alguien le habla, "Hola" escuchó detrás de si, se giró y vio que una chica se dirigía a ella, y le preguntó si estaba interesada señalando el panfleto, Callia mirí el panfleto y volvió a mirar a la chica -Eh.. hola- saludó ella también, -sí, supongo que si, iba a leerlo ahora jaja- le contestó a su pregunta.

No le dio tiempo a seguir la conversación con la chica que acababa de conocer, ni siquiera pudo presentarse aun, cuando vio que el guerrero que acompañaba a la paladina y la otra mujer, les hacia señas y las invitaba a sentarse en la mesa.

Se volvió a dirigir a la chica que acababa de conocer, -es a nosotras... ¿vamos?, por cierto, me llamo Callia- le dijo Callia sonriendo. Callia se acercó a la mesa y tomó asiento en una de las sillas que les ofrecía el guerrero, esperando a ser debidamente informada sobre las misiones y el panfleto.

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Tras una breve presentación entre ellos y una pequeña charla por parte de Kerena sobre los peligros que acechaban las tierras circundantes mientras desayunaban, la taberna poco a poco fue quedando vacía, dejando a unos cuantos granjeros locales y conocidos de aquel pueblo, distribuidos en dos mesas que juntaron para hacer una más grande, los aventureros hablaron entre ellos para decidir cual sería la mejor opción de las tres disponibles.

A. - En el camino del sur, la banda de orcos que atacaron la tienda de cazadores y viajeros.

B. - En el camino del este, dos trolls que atacaron una diligencia y se comieron a los caballos según los testigos.

C. - En el camino del oeste, un gran grupo de trasgos que cobra un alto peaje a los viajeros, se esconden en la red de cavernas de las montañas, haciendo dificultoso el atraparlos por la guardia que intenta defender la ciudad.

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Kerena estaba al mando absolutamente, o al menos así lo sentía puesto que se veía capaz de tomar decisiones, y además apreciaba que todos ellos la escucharan y la consideraran.
La emoción era incontrolable, sentía como esa oleada de entusiasmo le recorría todo el cuerpo y no podía evitar reflejarse en su sonrisa y sus ojos que brillaban debido la sensación de aventura. En muy poco tiempo había encontrado a un grupo bastante variado, cosa nada fácil, y de paso repleto de chicas más un guerrero. 
Sin embargo mantenía la calma con bastante facilidad, lo que le permitía comunicarse con fluidez.

- Veamos... el camino B me parece el más apropiado, porque hasta dónde sabemos solo son dos trolls... aunque pueden ir en aumento. Sin embargo pienso que visto el grupo del que disponemos... optemos por el camino A. De todos modos no decidiré yo, opinad vosotros y pensemos qué es lo más adecuado.

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Mientras daba unos sorbos a mi copa de vino escuchaba atentamente la propuesta de Kerena, y meditaba las posibles opciones que teníamos.

Después de que terminara de exponernos lo que ella pensaba, me tome un segundo para hablar.

-En cuanto a enemigos a abatir el camino B se diría que en principio sería el más factible, pero los trolls no son enemigos fáciles de derribar- doy otro sorbo a mi copa –yo optaría también por el camino A, los orcos aunque sean un número mayor, serán más asequibles, así podríamos ver como nos desenvolvemos todos juntos en combate para así asumir posteriormente mayores retos.- girando la cabeza hacia Umi –además, cuantas más cabezas mayor recompensa-

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Observa a Kerena hablar y va bajando su jarra hasta dejarla en la mesa, y lentamente pasa uno de sus dedos por el borde de arriba de la jarra, acariciando distraída dicho filo, lentamente, pensando en las posibilidades.

Mira a Glockta cuando habla, todo el tiempo con la capucha bajada sobre su cabeza y tapando su rostro pero él puede ver perfectamente sus ojos y su expresión, ya que sonríe de medio lado, de satisfacción ante el comentario "cuantas más cabezas mayor recompensa"

- Me gusta la opción A.

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-Oh! Genial, un menú A.- Ella asintió, tal vez no había entendido mucho respecto a las opciones debido a que estaba pensando en las monedas o tal vez en lo que iba a comer más tarde al escuchar la cantidad de oro que podrían ganar derrotando a esos molestos seres. Se rascó despreocupada el cuerno derecho mientras esperaba la decisión del resto del improvisado grupo de aventureros que se había formado alrededor de la mesa.

Con sus ojos rasgados cual reptil, observaba con intensa curiosidad a Kerena, notando que sería ella quién encabezaría la compañía, valorando tal vez sus dones de mando. Luego se miró las 'uñas' sin dejar de mostrar una sonrisa optimista durante la toma de decisiones.