Partida Rol por web

Finalmente te enaminas hacia el lugar.

El pueblo de Davenham es un pueblo pequeño, aunque tan lleno de nieve como esta resulta dificil moverse por sus calles. Llegas entorno a las 17:30 (has salido con algo de tiempo), y vas preguntando por la calle a la gente que encuentras. Los habitantes del pueblo  rebosan amabilidad y te indica el camino. Entre la nieve y que te encuentras un poco perdida para llegar hasta el lugar, tardas un poco, pero finalmente consigues ver el cartel verde con estilo irlandés que indica: "Grey Pilgrim". Faltan unos 15 minutos para la hora de la cita. 

Todavía faltaba bastante para la cita, pero como no sabía cómo iba a estar la carretera de transitable prefería ir con tiempo suficiente. Cuando llegué a Davenham aparqué mi coche en el centro del pueblo y en ese momento me di cuenta que no había preguntado por el nombre de la calle ni el hombre  me lo había dicho, pero seguro que, al ser aquel un pueblo pequeño, todo el mundo conocería el bar.

Siguiendo las indicaciones de la gente y con cierta dificultad por culpa de la nieve acumulada, al fin llegué ante la puerta del Grey Pilgrim. Me quedé por unos instantes observando el exterior del bar mientras pateaba el suelo para desprender la nieve de mis zapatos. Todavía no era la hora indicada, pero hacía demasiado frío allí fuera como para pretender dar una vuelta de reconocimiento por el pueblo así que, sin pensármelo dos veces, entré en el local, necesitaba urgentemente algo para beber que consiguiera que entrara en calor rápidamente.

Empujé la puerta del bar y pasé al interior con decisión.

Una vez cruzas la puerta de entrada, encuentras un local un poco distinto de como lo imaginabas, no había ningún borracho por ahí, aunque si algunas personas en unas mesas. El bar era casi al completo de madera, las luces eran más bien tenues, y nada más entrar podías ver a la derecha una Harley puesta en exposición junto con alguna guitarra y algún instrumento que ya debían de ser considerados antigüedades y valer una fortuna.

Todo el bar esta decorado con este tipo detalles, los cuadros en su mayoría son fotos de principios de siglo o carteles publicitarios de hace tiempo, algunos de la primera guerra mundial o de algunos sucesos importantes en la historia de América. Junto a la barra (que se extiende a lo largo junto a ti a la derecha) hay un reloj similar al de las estaciones de tren, y varios discos de vinilo junto a un tocador. También hay algunas piezas de cerámica, y un hombre fuerte con un espeso bigote color negro, que parece ser el camarero, limpia una jarra de cerveza con entusiasmo, en cuanto te mira alza una sonrisa, deja la jarra en la barra, y deja el paño con ligereza sobre su hombro.

- Buenas noches señorita. ¿Puedo ayudarla? ¿Viene usted también a la cita con el Señor Ulrich? Ya hay un par de personas esperando. 

Aprieta con fuerza la mano que le extiende levantándose levemente de la silla. Ya eran tres y este ultimo tenia algo de investigador, aunque nunca juzgaba por las apariencias. Siempre se podía encontrar con sorpresas.
-Un gusto- dijo con una sonrisa-. Roman Praice. Así es, parece que pronto sabremos de qué se trata todo este asunto, tanto misterio aumenta la expectativa.
Se pregunto si vendrían mas personas, aun tenia la sospecha que le daría el trabajo a uno de ellos, pues seria lo mas lógico. Pero como no tenia idea del motivo de esa reunión podría encontrarse con cualquier cosa.
-¿Alguno sabe de que se trata el trabajo?- no pudo evitar preguntar, él se encontraba a oscuras en todo eso.

Cerré rápidamente la puerta para que el frío no entrara y me quedé observando curiosa el interior del bar. La calidez de la madera, las luces tenues, la sorprendente decoración, todo contribuía para dar un aire muy agradable al local, lo cual me resultó bastante tranquilizador.

- Ah, buenas noches, ¿cómo dice? ¿con el Sr. Ulrich? Pues sí, supongo que es con él con quien tengo una cita. -Una gran sonrisa iluminó mi cara mientras me dirigía al, o eso parecía, camarero.- Podría ser tan amable de indicarme donde espera el resto...

Con una sonrisa amable, te señala el fondo de la sala. Allí ves un escenario, ya la derecha se abre un pasillo donde se intuyen algunas mesas más, entiendes que por allí. 

- Te puedo llevar un café caliente o algo así, si tiene usted frío. - Parece increíble que un hombre tan grande pueda rebosar tal dulzura. 

- Creo que necesitaría algo más fuerte pero... sí, un café estará bien. Muchas gracias. -Me dirigí hacia el pasillo que me había indicado, donde se podían ver algunas mesas más reservadas. Sin lugar a dudas parece un buen sitio para hablar con discreción.

Di un rápido vistazo buscando una mesa ocupada solamente por dos hombres y, una vez la localicé, caminé hacia ella con paso decidido.

La zona es casi como un apartado, con un perchero y algunas mesas de madera, una de ellas un poco más amplia, donde están tres hombres sentados. Cuando te acercas, levantan la vista, expectantes. 

Al dirigirme a la mesa compruebo que no son dos sino tres las personas allí sentadas, y los tres varones, los cuales levantan la vista al ver cómo me acerco.

- Buenas noches. -Saludo mientras me voy quitando mis guantes.- Supongo que, al igual que yo, vienen motivados por el anuncio en el periódico ¿me equivoco? -Sin apenas esperar respuesta me quito el abrigo para, acto seguido, sentarme con el resto de tertulianos.- Oh, disculpen, vaya modales los míos... soy Sarah Mitchell -una encantadora sonrisa asoma a mis labios al presentarme.

El ranger vio como se acercaba la dama hacia ellos, no pudo evitar sonreír como un lobo hambriento. Estaba por levantarse para ayudarle a sentarse como todo un caballero cuando la señorita en cuestión se sentó como si nada. Completamente ajena al comportamiento de las demás mujeres, se mostraba desenvuelta y natural.
Bajo el sombrero los ojos de Roman parecían brillar divertidos, inclino la cabeza aun sonriendo mientras se presentaba.
-Es todo un placer. Mi nombre es Roman Praice- señaló a los demás para acelerar las cosas-. Gordon Summer y Jeff Hammond. Y puede estar segura que estamos a su servicio.
No menciono el motivo por el que estaban allí, era más que obvio que a todos les intereso sobremanera ese anuncio.

Saludo a Sarah y a Gordon, me quito la gabardina y la dejo en el perchero. Se me ha olvidado algo, mi cigarrillo. Rebusco en la gabardina y saco el paquete. Saco un cigarrillo y lo enciendo.- ¿Les apetece uno?- Les digo a mis compañeros.-Si,al parecer todos estamos aquí por el mismo asunto.- Le contesto a Sarah.-¿Alguien conoce de algo al Sr.Ulrich?- Les pregunto a todos mientras doy una calada al cigarrillo.

Saluda y corresponde amablemente a todos los saludos, pero mantiene cierta distancia. No conoce a nadie y la situación todavía le escama. No habla y escucha los comentarios, pero cuando preguntan por un tal señor Ulrich no puede evitar decir simplemente.

-De nada absolutamente ... ¿Y alguien conoce a Billy?

Fue él quien le propuso el trabajo, pero estaba claro que la cosa no iba exclusivamente con él, y el caso parecía bastante confuso. No cambió el gesto severo, aunque sabía que las cicatrices del rostro deberían darle un aspecto todavía peor.

- Bueno, habrá que esperar a que se siente alguien que si sepa...

Finalmente, veis a un hombre girando la esquina, va bien vestido, con gafas, de unos 40 y algo años, algo regordete. Va dejando su inmensa gabardina y su sombrero en una mesa, junto con un pañuelo de seda algo femenino, mientras dice: 

- Buenas noches, Caballeros - Hace una inclinación a modo de saludo - Mi señora - Realiza otra inclinación, titubeando sobre si debe o no besar tu mano - creo que todos me estabais esperando, habéis llegado con antelación. Mi nombre es Simon Ulrich. Es un placer conocerles y que se hayan reunido aquí conmigo hoy, no soy capaz de ubicaros por nuestra conversación por teléfono, asi que si pudieran indicarme de nuevo sus nombres sería de gran ayuda.

Una vez termina de hablar, se sienta, con las mejillas completamente rojas. Le notais un poco nervioso, se sube las gafas mirandos con atención, os dais cuenta de que en general, una persona tan grande vestida de manera tan pomposa... es un tanto ridícula, se os antoja ligeramente angustiado.
 

Observa llegar a su contratador, su forma de vestir le resulta chocante, para él, que jamás se fijo en otra cosa que no sea la comodidad para saltar una verja con rapidez mientras perseguía a un sospechoso. Se aclaro la garganta para decir con vos seria y algo fría, la que usaba generalmente para los interrogatorios, su nombre:
-Roman Praice- jamás en su vida uso tantas veces su nombre-. Ranger de Texas.
Espero a que los demás se presentaran, aunque estaba ansioso por saber a qué venía tanto misterio y nerviosismo por parte del señor Ulrich.

- Encantada de conocerlos -los miré de uno en uno a medida que el Sr. Praice me los presentaba y aproveché el ofrecimiento del Sr. Hammond para cogerle un cigarrillo que encendí tranquilamente antes de continuar.- La verdad es que yo tampoco le conozco de nada, de hecho me acabo de enterar ahora de su nombre. Y ¿de qué Billy está hablando? -la pregunta iba dirigida al Sr. Summer, el más callado y adusto de los tres.

Pero la pregunta quedó en el aire con la llegada de un nuevo personaje. Al ver al hombre que se presentó como el Sr. Ulrich, la sorpresa y el escepticismo se reflejaron en mi cara. Me había imaginado a mi interlocutor de mil maneras, pero aquel hombre me rompía completamente los esquemas con su apariencia y su comportamiento. Después de la presentación del ranger, me decidí a ser la siguiente.

- No creo que tenga mucho problema por reconocerme a mí, la única mujer del grupo... -la sonrisa seguía en mi cara y le tendí la mano a modo de saludo.- Soy Sarah Mitchell, perio... esto..., investigo sucesos y casos extraños. -No quería asustar al Sr. Ulrich antes de tiempo revelando mi profesión.

El señor Ulrich, asiente y mira a los demás esperando sus nombres. 

Me levanto decidido, y alargo mi mano hacia el Sr.Ulrich.- Jeff Hammond, para servirle. Hablamos por teléfono esta mañana. ¿A que se debe tanto misterio Sr. Ulrich?. Esperemos que el asunto se mueva en torno a cierta legalidad.- Le digo con una ligera sonrisa.

Sabía que Billy no lo metería en un caso raro, y más después del incidente con Malone, pero este tío que acababa de llegar, le transmitía una sensación extraña e inquietante.

Se levanto de la silla y le tendió la mano. La cortesía era lo primero, pese a que no le gustaba ese individuo... Le parecía postizo.

-Buenas tardes, señor Ulrich, me llamo Gordon... Gordon Summer, el músico del garito, pero dudo que su profesión sea la de promotor musical y su interés el de montar un nuevo cuarteto de Jazz ¿Me equivoco?

Se volvió a sentar en la silla y decidió que debería evaluar a este individuo y a sus nuevos compañeros...

Le dirige una mirada a Jeff Hammond, no había pensado en que quizás se había metido en algo turbio, pero al presentarse como Ranger debería ser suficiente para echar hacia atrás al tal Ulrico. También le parecía sospechoso Summers, no tenia el aspecto de un músico sino más bien el de algún matón, aunque su cuerpo no era para nada musculoso. Adelanto su cuerpo para mirar fijamente a Ulrico, se había borrado su sonrisa y su seriedad era algo inquietante.
-Como bien dice el señor Hammond algo ilegal seria bastante malo, sobre todo teniendo en cuenta que soy un representante de la ley- sonrió brevemente-. Pero no estoy en mi jurisdicción, en realidad no tendría que involucrarme, pero el hecho de que busque gente para una investigación de esta manera, solo quiere decir que los locales no le hicieron mucho caso…o es algo francamente ilegal.
Una vez mas miro a Jeff, tenía ciertas formas que se le antojaban como las de un policía, pero sin llegar a serlo.