Partida Rol por web

La Cuarta Edad - El confín de Arda

A la sombra del Moratani (Escena 2)

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05/03/2015, 14:36
Gorman

El informe de los montaraces era de esperar. La tierra es hostil y nosotros no somos bienvenidos.

-Princesa, mis hombres y yo podemos ir en ayuda de los montaraces de inmediato, si así lo deseáis.- 

No me gustaba la idea de luchar codo con codo con esos Lobos, y mucho menos de compartir mi suerte con Sendar. Pero tampoco iba a permitir que los montaraces sufrieran por nuestro odio. Ya no. -Los tiempos cambian.- Resonó un eco en mi cabeza.

-Que se cuiden de los barcos.- inquirí a Arphazel. -No sabemos todavía que depara esta tierra.-

-Pinarituu.- su rostro cruzó mi mente. Esta tierra enterrará mis huesos, pero no los de mis hombres. No en esta vileza.

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05/03/2015, 19:36
Sendar

"Unos cien hombres de infantería". Él sabía muy bien de donde iba a sacarlos. Así que desenvainó la espada y se la puso al hombro.

-¡Lobos negros, aquí! -bramó.

Su compañía se presentó casi de inmediato, formando marcialmente. El capitán se acercó luego a Gorman, con el que había tenido unas pequeñas diferencias en Minas Tirith. Era el momento de dejarlas atrás.

-Para mi será un honor que nos acompañen sus inmortales. A paso ligero y sin temor, que nos necesitan.

Mandó recado a un maestre para que mandara una paloma mensajera de vuelta a los que estaban siendo atacados, avisándoles de su llegada. Acto seguido, procurando que llevaran llenos los odres de agua y algo de comer en las talegas, echó a andar hacia la espesura.

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05/03/2015, 20:44
Veremir Tuk

Parecía que habían conseguido evitar el peligro de los tiradores al retirarse a la cobertura de la linde del bosque y los montaraces habían hecho caer a algunos de los atacantes lo suficiente para que cesaran de disparar, por un momento daba la impresión de que aquello solo iba a ser una toma de contacto rápida pero del mismo bosque aparecieron unos jinetes, no en caballos sino en unos lagartos que se movían rápidamente hacia su flanco. 

Veremir puso a los suyos en movimiento mientras los montaraces seguían haciendo fuego, no respondió a Kiribanti, no había tiempo y cada uno sabía bien lo que debían hacer así que simplemente lo hizo.

 

-Manteneos entre la maleza y disparad a los jinetes, que muerdan el polvo- Instó el hobbit a los suyos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ataque 2 acciones, apuntar y atacar

10+8-2+4=20

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05/03/2015, 21:13
Director
- Tiradas (6)

Notas de juego

Tiradas de daño que debéis lanzar:

Kiribanti: 33-16 = 17 por éxito

  • +5 puntería
  • 22 margen de éxito = 6d10
  • + 2d10 por arma.
  • Total 8d10

Veremir: 20-13 = 7 por éxito

  • +5 puntería
  • 12 por éxito = 3d10
  • 2d10 por arma
  • Total 5d10
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06/03/2015, 03:54
Director

Poco a poco, el gran ejército fue desembarcando. El espectáculo era impresionante. No se había visto un despliegue de ingenio, material y diversidad de tropas semejante en una operación anfibia desde los lejanos días de Númeror.

Los 300 inmortales y los 100 lobos negros recorrieron las sendas de la densa jungla, buscando seguir los pasos de los montaraces y exploradores. Y, mientras, decenas (casi cientos) de barcas y chalupas iban y venían de los barcos desembarcando primero a los hombres armados con su impedimenta, y tras de ellos el material, víveres y artillería. Era como una pequeña ciudad que se iba definiendo en aquel estrecho espacio, abigarrándola. Fue preciso que el ejército fuera ocupando zonas limítrofes de la jungla para dejar paso a los que venían detrás.

La operación duró, como era lógico por el tamaño de la fuerza, pero todos colaboraron para que el desembarco de la tropa fuera lo más rápido posible. Los más lentos, por motivos obvios, la caballería y la artillería, que Eru mediante servirían para decantar la balanza a su favor en cualquier confrontación en campo abierto.

De los primeros en tocar tierra y prepararse para el combate, los hombres del príncipe Tanaka y los enanos, valientes y siempre dispuestos al combate. La infantería humana fue formando sus batallones en orden de marcha mientras los hombres del lejano Harad y los elfos del rey Elrohir se situaron en un discreto segundo plano, aguardando órdenes.

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06/03/2015, 04:03
Elrohir

En cuanto hubo organizado a sus arqueros, el rey elfo dejó al mando de la fuerza a uno de sus capitanes, acercándose luego a la princesa. Estaba rodeada por el resto de los lobos negros, delante de las banderas y ya sobre su caballo. Se acercó a ella, o al menos la mayor distancia que le permitieron sus hombres. Se llevó entonces la mano al pecho y compuso una breve reverencia.

-Mi señora. Los de Rivendel estamos preparados para lo que se ordene. Se rumorea que ya se pelea con los moriqueni, los elfos oscuros. Estamos inquietos y ansiosos por verlos, aunque lamentablemente sea para pelear contra ellos como enemigos.

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06/03/2015, 10:59
Pallando el Azul

El mensaje del ataque a los montaraces, vuelve a desmontar mi castillo de naipes que con tanta precisión y sosiego estaba construyendo en mi cabeza como antaño hacía en mi retiro en la montaña hasta que el terremoto de Yuukimo irrumpía en la habitación con alegría. Sin embargo, en este acto no había ninguna sonrisa en mi rostro.

Parece no querer darnos respiro. Puede que eso signifique que nos teme más de lo que creemos y ni siquiera quiere perder tiempo en preparar un ataque planificado. Digo en voz alta para intentar arengar a los compañeros más cercanos. O tal vez tenga tan dominada estas tierras y su ejército sea tan poderoso, que allá donde vayamos, siempre encontraremos batalla y muertes. Pienso para mí, observando nuevamente los rostros de esos valientes guerreros que en tan increíble número se adentran en la selva.

Me quedo en silencio mientras nuestras tropas avanzan, y mientras veo como se pierden en la vegetación, se puede apreciar que mis ojos están viendo, pero no mirando, puesto tienen la atención en otra situación.

Tras el breve trance, me muevo raudo y veloz hacia el jefe de caballería. Maestre, necesito un caballo. No necesito un caballo de guerra, bravo y fuerte, necesito uno ágil, capaz de bailar en la oscuridad.
Yuukimo, acercate un momento. Le digo mientras el jefe busca un caballo apropiado.

Notas de juego

Viendo los mensajes, he de suponer que ya no debemos etiquetar a Kiribanti y Veremir no?
 

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06/03/2015, 11:49
Arphazel

Todo está listo para emprender la marcha y partir hacia el destino final del campamento, entonces se me acerca Elrohir y se pone a mis órdenes. Puedo notar el ánimo en su voz y cierta ansiedad, no es para menos: no todos los días tiene uno la oportunidad de ver qué le sucedería a su raza si se fuera al demonio con sus creencias. Nosotros los humanos, desgraciadamente, habíamos tenido esa experiencia.
La parte de mí que quería mantenerlo cerca para cuidarlo tuvo que ser corrida de escena, porque en la guerra esos  miedos no hacen sino guiar hacia la perdición.
-Pueden ir como segunda formación detrás de los lobos negros y los hombres de Gorman, que ya han partido. Escolten a Pallando y a Yuukimo mientras yo me movilizo con el resto del ejército.
 

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06/03/2015, 15:42
Veremir Tuk
- Tiradas (1)
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06/03/2015, 20:24
Gorman

Lobos Negros e Inmortales avanzando juntos. -Eru debía estar muriéndose de risa en los confines de Arda...-

Mis 300 hombres bajaron de la costa y agradecieron pisas tierra firme.

Trajeron odres de agua y comida, y Sendar se internó junto con sus 100 hombres en la jungla. Mis hombres les siguieron, juntos pero no revueltos. Aunque los tiempos cambien, mi pueblo no va a olvidar la guerra.

-¡Avanzad Inmortales!- bramé. -Vamos Cringuer.- azucé a mi pantera.

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06/03/2015, 22:10
Yuukimo

Me acerqué rápidamente a mi maestro, como había solicitado. Llevaba ya el petate y la uchigatana a la espalda y el bastón en la mano. 

-Que sean dos, Maestre -me atreví a pedir, sin habérselo consultado previamente a mi maestro. 

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06/03/2015, 22:11
Yuukimo

-Maestro -le susurré a él solo entonces- creo poder adivinar lo que estáis pensando. No me pidáis que me quede aquí mientras vos vais en su busca, porque no pienso hacerlo. Necesito... no, quiero... no, debo ir con vos. Si no me lo permitís, os seguiré a hurtadillas. 

Afirmé rotundamente, tan rotundamente que no cabía lugar a réplica.

Pretendía ser firme y que mi gesto no diese pie a otra opción. Pero en realidad, en el fondo de mis ojos, había súplica y sabía que él podía verlo como siempre había podido verlo todo en mi mirada "por favor, confiad en mí" decían "quiero y puedo ayudaros, no me dejéis atrás; permitid que os ayude, no llevéis esta carga solo".

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06/03/2015, 22:32
Pallando el Azul

Observé a Yuukimo con la misma paciencia y cariño con que siempre lo hacía.
Sin embargo, algo había cambiado en mi mirada respecto a ella. Ya no la miraba con paternalidad ni proteccionismo sino como quien mira de tú a tú. A pesar de mis sentimientos de afecto hacia ella, poco a poco había ido dandome cuenta de que Yuukimo ya no era más una niña indefensa a la que proteger de cualquier peligro. Y la última batalla con el Kraken había sido el último detalle que me lo confirmó.

La miré por tanto con una sonrisa pero con más firmeza que otras veces en mi voz.
Yuukimo, debo marcharme y averiguar los próximos movimientos del enemigo. Nuestro ejército puede prescindir de dos espadas como las nuestras, incluso de un mago. Y aumenté la seriedad de mis palabras. Pero en absoluto puede prescindir de dos magos. Este ejército te necesita. Se lo dije más como una sentencia que como un consejo. No hemos viajado hasta aquí para continuar siendo maestro y aprendiz. Eres toda una verdadera hechicera, hay poco ya que pueda enseñarte, y si sigues pegado a mis faldas, jamás podrás mejorar. Esto último lo dije mirando hacia otro lado, pues sentí un gran dolor en mis palabras debido a la crueldad de las mismas.
Volví a mirarla a los ojos y esta vez mostré la dulzura de antaño. Por favor Yuukimo, Arphazel y sus hombres te necesitan, es vuestro tiempo, tú debes ser quien ayude y aconseje a la princesa a liderar esta misión. Espero que mis enseñanzas hayan sido las suficientes, y no te preocupes, nos volveremos a ver antes de lo que piensas.
Me acerque a ella y evitando que dijera nada, le besé en la frente como siempre hacía.
Me di la vuelta y empecé a andar hacia el jefe de la caballería, para ignorar su respuesta.

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06/03/2015, 22:59
Yuukimo

Escuché sus palabras, sabía que me respondería aquello, lo tenía claro, pero escucharlo de sus labios fue mucho más duro que predecirlo. Cuando él apartó la mirada, en mi interior sentí un gran dolor. Y sin embargo sonreí. Sonreí y no aparté la mirada de él mientras hablaba, lo dejé terminar. Pero entonces se dio la vuelta, como si tuviera miedo de que yo replicara.

Lo agarré del brazo. Aferré fuertemente su manga, con la mirada perdida en el suelo, sin tener la más mínima intención de soltarlo.

-Con tanto pesar decís esas palabras... ¿que ni siquiera os dignáis a escuchar mi respuesta? -esperé hasta que se dio la vuelta de nuevo y continué- en primer lugar, maestro, no pienso dejar de llamaros "maestro" -sonreí-, que creáis que puedo avanzar sola es un gran honor para mí, pero vos siempre habéis sido quien me ha guiado y siempre seréis esa figura, aprenda sola o no, y de eso deberíais estar orgulloso. En segundo lugar, mi hechizo sólo fueron cosquillas para el kraken, la increíble artillería del ejército de Arphazel fue mucho más eficaz y más que suficiente para acabar con ello. lo sabéis, no hay necesidad de negarlo. Con el gran avance de los ejércitos en estos días, no me necesitan tanto como pensáis. En tercer lugar, vos sí me necesitáis; vais en busca del otro Mago Azul; necesitáis a alguien que os conozca bien, que sea capaz de entenderos sin hablar, que sea capaz de... de poneros los pies en el suelo si hace falta. Sé que sois vos quien me ha enseñado esto y quien normalmente me controla a mí, pero ahora vuestros sentimientos profundos entran en juego; vuestra vida anterior, vuestro mejor amigo -dije, sin poder evitar pronunciar aquellas palabras, aunque sonaran duras- es ahora nuestro peor enemigo... Sé que sois poderoso, pero necesitáis alguien a vuestro lado, alguien que os conozca. Alguien que os entienda sin necesidad de palabras. En cuarto lugar, vos mismo habéis dicho que volveréis pronto así que yo volveré pronto también, no tendrán que sobrevivir solos durante mucho tiempo y, en cualquier caso, lo lograrán sin problemas, ya lo hemos comprobado. Y en quinto lugar, vos mismo me lo contasteis: aquel que trató de cargar con el Anillo solo no lo logró... necesitó de su amigo Sam que, incluso en contra de su voluntad, lo siguió hasta el final. Pues, maestro, yo soy vuestro Sam y él mismo no me iguala en cabezonería, vos lo sabéis bien. Si es necesario que vadee un río y no sé nadar, lo vadearé; si he de subir una montaña a hurtadillas porque no me queréis a vuestro lado, la subiré. ¿No decís acaso que debo hacer mi propio camino? Bueno pues mi camino lo elijo yo y, en estos momentos oscuros, mi camino lo elijo a vuestro lado. La princesa tiene una gran misión entre manos pero ha demostrado más cabeza en unos días que todo el resto del ejército. Sabrá apañárselas unos días. Y vos, sin embargo, cada vez os encerráis más en vos mismo, cada vez os apartáis más. Y no pienso permitirlo.

Y, para que quedara claro, soltándole entonces la manga al fin y sin dejar de sonreír, mirándolo a los ojos, terminé:

-Yo elijo mi camino y elijo ir con vos. De vos depende si puedo cabalgar a vuestro lado o tengo que seguir vuestras huellas a hurtadillas con la consiguiente consecuencia de que ambos iremos solos. 

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06/03/2015, 23:22
Yuukimo
Sólo para el director

Notas de juego

Y para que conste, máster, no me pienso apartar XD si intenta irse, lo sigo. Y si por algún casual tengo que tirar algo para seguirlo, me avisas. Aunque la verdad es que me gustaría que me respondiese y aceptase que fuese a su lado XD

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07/03/2015, 11:53
Pallando el Azul

Decidía marcharme sin ella. Era lo que debía hacer. Sin embargo me retuvo.
Escuché sus testarudas y sabias palabras. ¡De acuerdo! Cuando terminó, miré hacia el horizonte y con gesto enfadado.

Maldigo el día en que te conté tantísimas historietas del pasado. Haciendo referencia al simil entre Frodo y Sam. Maldigo el día en que Eru puso la testarudez en el espíritu de los humanos. Mientras doy un leve zapatazo a la arena. Los humanos eran los seres más tercos de Arda, capaces de cometer durante eras el mismo error, de topar con la misma piedra una y otra vez, de calzarse la sandalia equivocada cada mañana. Era un arma de su espíritu, un arma que yo amaba. Pero como arma, era de doble filo, y ésta era la parte que me cortaba. Maldigo el día en que decidí dejarte entrar en mi casa y te enseñé a debatir. Sus palabras habían sido muy sabias y tenían gran carga de razón. Me estaba dejando llevar por la responsabilidad, sin embargo, era egoísta privar de Yuukimo a nuestro ejército. El objetivo de la misión estaba por encima de cualquier vida, incluso de la mía. Pero esa cabeza tan dura como el mithril aún no lo entendía.

La miré nuevamente a la cara. Pero escuchame muy atentamente. Casi en tono amenazante. Esto no es ninguna aventura de las de antaño. El éxito de la misión está por encima tanto de mí, como de tí, así que si pones en riesgo tu vida, será bajo tu responsabilidad. Pausé un momento para enumerar en mi cabeza los puntos. Nada de curiosear por tu cuenta. No conoces nada de este lugar, y nos supera tanto a tí como a mí. Serás más invisible que mi propia sombra. Y concluyo. Si algo me pasará, si en algún problema me metiese. Jamás. Y mi mirada se vuelve aún más seria. Jamás intentarías ninguna heroicidad para salvarme. Volverías con nuestros hombres pues necesitan que les ilumines cuando la oscuridad apague todas las luces. Ya que te necesitan para vencer en esta misión. Y tras un suspiro. Y si la misión consigue el éxito, mi muerte no habrá sido en vano.

Vamos. No hay tiempo que perder. Quiero estar con ellos antes de lo que espero. Digo dirigiéndome al jefe de caballería para explicarle que necesito otro caballo más.

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07/03/2015, 17:55
Yuukimo

No pude evitar que un esbozo de sonrisa asomara a mis labios cuando al final cedió. Ni cuando comenzó a maldecir el haberme enseñado tantas cosas. Sabía lo que pensaba sobre la terquedad de los humanos, conocía su sentimiento ambivalente hacia ella... pero también conocía la propia ambivalencia de ser tan cabezota. Conocía mis límites, sabía hasta dónde podría llegar, él no debía preocuparse, lo entendía. Pero entonces se puso serio y me dio órdenes; me dijo todo lo que tenía que hacer y sobretodo lo que no tenía que hacer. Asentí ante todo. Me sentía mejor si me permitía acompañarlo, si me dejaba cabalgar a su lado. Mi rostro se puso serio de nuevo y asentí a sus palabras.

-Sí, maestro, lo entiendo -respondí al fin.

Pareció que no iba a decir nada más pero luego, justo mientras esperábamos ambos caballos, añadí en voz baja, pero lo suficientemente alta como para que me oyera:

-Yo, sin embargo, bendigo aquel día en que me dejasteis entrar y le doy gracias por él a Eru a cada minuto de mi corta vida -sonreí.

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08/03/2015, 02:18
Director

La primera descarga de flechas mató a diecisiete de los veinte jinetes. No estaba nada mal. Kiribanti lanzó una flecha que atravesó el corazón del capitán de los elfos oscuros y lo hizo caer al suelo entre las patas de los otros lagartos. Veremir hirió a otro de ellos en el brazo, provocando su retirada hacia el bosque.

En cuanto al último, pasó cerca de ellos, lanzándoles una mirada de desafío. Una mirada que se cruzó con la de Kiribanti, reconociendo sus rasgos.

-¡Peredhil slimo! -masculló en su idioma, como ofendido.

Retrocedió hacia la seguridad del bosque y cayó otra andanada de flechas desde las copas de los árboles, que afortunadamente no dió en blanco alguno. Pero los problemas no habían terminado. Al otro lado de la gran campiña se escuchó un rumor parecido a un cántico. Un rumor que se fue propagando como las olas del mar. Se giraron a mirar en aquella dirección y vieron como un gigantesco ejército de miles, quizá de una decena de miles, aparecía en la linde del lejano bosque. Estaban lejos, pero aún así la visión era intimidante. Caballería numerosa, formada por aquellos lagartos y otras criaturas oscuras, jinetes de wyverns, arqueros, lanceros... eran legión. Tocaron sus cuernos de guerra y comenzaron a entonar un cántico en lengua oscura.

Pero no todo eran malas noticias. Detrás de ellos llegó, casi a la carrera, una fuerza de 100 guardias de los lobos negros al mando de Sendar y 300 inmortales con Gorman al frente montando a Cringuer, la gigantesca pantera blanca del emperador del este. A cierta distancia tras ellos venían las fuerzas del rey Elrohir, 500 arqueros elfos de pies ágiles.

- Tiradas (1)
Cargando editor
08/03/2015, 02:31
Director

Yuukimo subió al caballo de un salto y Pallando lo hizo detrás. La alumna sabía más de equitación, así que guiaba los pasos del noble animal. Se internaron con audacia en la selva, tomando una ruta diferente a la del resto del ejército. El mago sabía que tenía que rodear el Moratani, y que más allá había una tierra oscura donde estaba la torre de Alatar "el negro".

La selva bullía de actividad. Algo malo iba a suceder y los animales, al intuirlo, huían. Se estaba preparando una batalla. Pero ellos tenían otro cometido, otra misión.

Notas de juego

Hacedme una tirada de Buscar nivel 12 y otra de Supervivencia nivel 10

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08/03/2015, 02:39
Coronel Quintin

Todo estaba preparado para la marcha y los tres príncipes ocupaban su lugar al frente de sus respectivos contingentes. El coronel se acercó montando su caballo hasta la princesa y esperó la señal. La orden fue cursada con contundencia: "Adelante".

El hombre sonrió y regresó a galope al cuadro de picas, poniéndose el casco que un subordinado le alcanzó.

-¡Infantería de Gondor!, ¡Por el rey, la princesa y la gloria!, ¡Adelante... marchen!