Partida Rol por web

Amanece. El canto del gallo y los primeros rayos de sol que se cuelan por la ventana te despiertan, como cada día. A tu lado descansa Shayre, tu bella y joven concubina. Su respiración suena pausada y tranquila, como si aún estuviese dormida, pero cuando te giras para mirarla, descubres que tiene los ojos abiertos, está despierta.

Me giro hacia mi bella acompañante, y mientras la abrazo, le susurro al oido, buenos dias..., a continuacion le doy un beso en la mejilla, y me levanto de la cama.

Lentamente desperezo cada parte de mi cuerpo, mientras suelto unos sonoros bostezos y me rasco la barba con la mano derecha.

A continuacion me visto, mientras observo el cuerpo desnudo de mi joven concubina, admirando cada una de sus hermosas curvas. Por ultimo me ajusto la funda de la espada al cinto, y salgo al exterior....

Mientras te vistes, ella te mira desde la cama.

- ¿Sabes? Quizá deberíamos marcharnos de aquí. La verdad... tengo miedo... Todavía no has jurado fidelidad a Aperión, y sabes que eso le hace parecer débil ante los demás. Tarde o temprano tendrás que hacerlo, si es que quieres continuar en Mígranz.

Shayre mira por la ventana distraidamente, soñadora, como si se le hubiese olvidado lo que estaba diciendo. Pero un instante después continúa hablando.

- Fíjate en los pájaros. Van a donde quieren. Nosotros podríamos ser así, como los pájaros. Libres... - al hablar, tu concubina parece una dama caprichosa, que no ha calculado muy bien lo que dice. De repente, el tono de su voz y su rostro cambian de manera fluida, como si sus rasgos fuesen de agua, y se pone seria -. Kratos, tengo miedo. Me da miedo Aperión. Cuando me mira siento que me atraviesa. Creo que me odia porque sabe que soy tuya y no puede tenerme. Y me odia porque te odia a ti también. Si una mirada pudiese matar, yo ya estaría muerta, te lo aseguro. Kratos, todavía no has jurado lealtad a Aperión, no le debes nada. Vayámonos de aquí y empezemos una nueva vida en algún pueblo ritión donde nadie nos conozca.

Sin girarme, le contesto a la chica, la verdad que me gustaria mucho, hacer eso que dices, pero...., en ese momento me giro y con gesto serio le digo, mi honor me impide marcharme, estoy seguro de que ha sido Aperion quien ha envenenado a nuestro anterior lider, y no puedo marcharme sin resolver esto, y mucho menos jurarle lealtad a alguien que mata por la espalda y no de cara en un duelo...., tras esto me vuelvo a girar, para mirar de nuevo el campamento por la ventana, aunque tambien para evitar la mirada de tristeza y suplica que habia aparecido en la cara de mi joven amante...

Tu concubina te mira con angustia, y, aunque estás de espaldas, sientes que su mirada te atraviesa.

- Yo pienso lo mismo que tú, pero ¿cómo lo demostrarás? Aperión ha sido aclamado por la asamblea, y cuenta con el favor de todos los oficiales. Si le restas a un duelo honorable, se negará y dirá que eres un traidor, especialmente después de que no le has jurado fidelidad. Si le acusas sin pruebas, nadie te creerá, y si.. - Shayre hace una pausa -... tú nunca le asesinarías a traición. No puedes manchar tu honor de esa forma. Lo mejor es... ¡Ah!

Shayre se interrumpe sobresaltada. No necesitas volverte para mirar qué la ha sobresaltado, porque lo ves con tus propios ojos.

La palangana del agua con la que te lavaste la cara empieza a elevarse, como si de una ola se tratase, y poco a poco va formando una cara. Se trata de una cara que reconoces inmediatamente: Yatom, el mago al que le debes la vida.

Todo sucedió la vez que te atacó aquel corueco, el que te dejó la gran cicatriz que te baja desde el cuello hasta el omóplato. Los coruecos unas enormes criaturas antropomorfas de ojos opalescentes, piel recubierta de escamas, huesos tan duros como el hierro, y costillas que llegan más abajo del pecho:

Cuando el corueco te atacó, supiste que morirías, pues no tenías oportunidad de defenderte. De un manotazo te arrancó la espada de las manos, y te tenía atrapado con la cabeza bajo su garra, cuando Yatom apareció y usó algún tipo de conjuro para amansar al corueco y ordenar que se alejase. Después, te llevó a la ciudad más próxima y se encargó de que recibieses los cuidados necesarios hasta que estuviste completamente restablecido. En agradecimiento, y puesto que el honor así lo exige, juraste lealtad de Yatom y pusiste tu espada a su servicio.

Yatom nunca te había pedido nada hasta ahora, pero parece que ha llegado el momento.

- Kratos, no tengo mucho tiempo. Perdona que use este medio para comunicarme contigo, pero la premura de las circunstancias me obligan a ello. Mi vida llegará en breve a su fin, siento como mi poder se agota rápidamente. Debes viajar cuanto antes, buscar a mi hermano Linar y ponerte a su servicio como si se tratase de mí. Él te encomendará una misión de la que quizá dependa el futuro de Tramorea.

Instantes después, la cara de Yatom desaparece, y el agua vuelve a estar en calma en el interior de la palangana, como si nada hubiese ocurrido.

Espera, que te sucede?, y por donde empiezo la busqueda?, le grito en vano a la palangana, si cualquier persona hubiera entrado en ese momento me habria tomado por un loco.

Me giro hacia mi concubina, y mientras pienso en todo lo ocurrido, y con una mirada de interrogacion le pregunto, ¿Lo has visto y oido todo?, si es que si, sabrias tu decirme quien puede ser ese tal Linar y donde podria buscarlo?

Si esa es la forma que ha elegido Yotom para que salde mi deuda con el, eso hare aunque me cueste la vida.....

- Yo... yo... - Shayre tarda un poco en salir de su asombro, pero tras unos segundos recupera la compostura con admirable rapidez. Ágil como un gato, se levanta de la cama, todavía desnuda, y te coge de las manos -. Jamás había oido hablar de ese tal Linar... Yatom sí me suena, es el mago que te salvó la vida cuando te atacó aquel corueco - sus dedos livianos acarician la cicatriz -. Es un mago poderoso ¿no? Me extraña que no te haya dado toda la información que necesitas. Tal vez, si no te ha dicho hacia donde debes ir es porque el encuentro con ese tal Linar está, de algún modo, predestinado, así que vayas donde vayas darás con él. Se supone que los magos pueden hacer ese tipo de cosas ¿no?

Una sonrisa se ha dibujado en la mirada de tu concubina, que ahora está segura de que os marcharéis de Mígranz, como era su deseo.

Esta bien, le digo mientas le cojo de la mejila y le beso en sus dulces labios, haz el equipaje, pero algo liviano, no se cuanto tiempo estaremos viajando, ni por donde lo haremos..., partiremos hoy sin mas demora, y nos dirijiremos a la ciudad mas cercana, quizas averiguemos algo de el, preguntando en algun gremio o academia de magos..., tras decir esto, comenze a preparar mi equipaje para partir lo antes posible...

Shayre se tapa rápidamente, poniéndose un vestido de una pieza, muy liviando y sugerente, y te imita guardando sus cosas.

- Tenemos que ser cautos, Aperión no nos dejará salir de aquí así como así... me permití hablar con mi hermano, para que preparase las cosas de cara a que decidieses que nos marchásemos.

Una vez más, Shayre es interrumpida, aunqe, en esta ocasión, son unos golpes en la puerta lo que cortan su frase. Antes de que vayas a abrir, escuchas una voz masculina que dice con educación:

- Tah Kratos ¿estás ahí?

Parece que se trata de un sirviente o algo así.

Nada mas oir los golpes de la puerta, mira a mi compañera para ver en que estado se encuentra..., al comprobar que ya esta vestida le digo, rapido, oculta los equipajes en algun sitio, una vez que hace lo que le digo, me acerco a la puerta, me detengo a unos metros delante de ella, y grito, adelante, pasa...

Shayre oculta rápidamente tu equipaje y el tuyo, con los gestos eficaces y sistemáticos de quién tiene experiencia y preparar huidas y ocultarse de otros. Pese a la juventud y aparente inocencia de tu concubina, se oculta una mujer inteligente y astuta que se ha hecho a si misma a través de mil adversidades.

La puerta se abre y entra un sirviente. No recuerdas ahora como se llama, pero sabes que es uno de los sirvientes de Aperión. Detrás de él, esperando en el pasillo, sin entrar a tu habitación, hay diez guerreros que aguardan. Su actitud no es hostil, pero sí marcial.

- Tah Kratos, tah Aperión ha convocado una reunión de consejero y solicita tu presencia. La guardia de honor te espera. - Añade, señalando a los hombres que están en el pasillo.

Con un gesto de resignacion en el rostro, me doy la vuelta y le digo a mi Shayre, esperame aqui, no tardare mucho, en cuanto vuelva podremos estar juntos, y me encamine hacia la puerta sin dar tiempo a la chica para contestar, mientras aparecia en su ojos algunas lagrimas, y en la cara del sirviente una expresion interrogativa....

Antes de salir por la puerta, cogi mi espada y me la ceñi a la cintura, mientras le decia al sirviente, pon un par de guardias en mi cabaña, no quiero que nadie entre mientras yo no me encuentre aqui, y termino la frase mirandole a los ojos directamente con cara de pocos amigos, para que quedasen claras las ordenes y las cumpliera al pie de la letra...

Una vez todo listo, sali por la puerta, y entre dentro de la formacion de soldados, para que estos me escoltaran hasta la reunion, nunca me ha gustado todas estas etiquetas y fanfarrias, pense mientras me encaminaba hacia aquella repentina reunion....

El sirviente te deja con la guardia de honor tras asegurarte que se encargará de que dos personas custodien la puerta de tu habitación. Después, te dirijes hacia la reunión con Aperión.

La sala del Consejo de la Horda Roja se halla en el torreón principal de Mígranz, bajo los aposentos que habían sido de Hairón y que ahora ocupa Aperión. Se trata de una gran sala circular que ocupa toda la planta de la torre, excepto el hueco de la escalera. Las paredes están hechas con grandes sillares de granito gris surcado por vetas rosadas. De ellas cuelgan tres largos tapices, botines de sendas campañas anteriores.

En la parte sur se abre un gran ventanal en forma de arco, cubierto por una vidriera de colores que representa a Hairón recibiendo la Espada de Fuego de manos del propio dios Tarimán.

En cuanto entras a la sala, acompañado por tu guardia de honor, te das cuenta de que la situación no es favorable para ti. Aperión está sentado en el sitial que solía ocupar Hairón, y nueve capitanes más se encuentran alrededor de la mesa, de pie. Algunos eran antiguos oficiales de Hairón, y otros son nuevos oficiales, esbirros de Aperión recién ascendidos. De entre ellos, cuatro poseen el grado de Ibtahán y dos son simples iniciados. Los únicos tahedoranes sois Aperión, con siete márcas, Guiem, un antiguo oficial de Hairón que pronto demostró sus simpatías hacia Aperión y tiene también siete marcas de maestría, y tú. Cuando buscas con la mirada a Shiarmas, tu único aliado en el Consejo, compruebas que no se encuentra.

Más aún, en la sala hay quince soldados con picas, que se alinean a lo largo de la pared. Llevan los yelmos bajados, en una extraña muestra de hostilidad. En la parede de enfrente comienza a alinearse también tu "guardia de honor", que empieza a parecer más bien un contingente para asegurarse de que ibas a la reunión. Cuando Hairón presidía los consejos, no había guardias en esa sala.

Cuando atraviesas la puerta, escuchas el rechinar de las bisagras de las gruesas hojas de la puerta, oyes que una cadena cierra las argollas por fuera.

Miro a mi alrededor y contemplo todo el entorno, para memorizar, todos los detalles y donde esta situado cada hombre, no creo que ocurra nada raro, pero es mejor ser precavido..., tras unos instantes en completo silencio, rompo el hielo y digo, aqui estoy Aperion, que es eso tan urgente que necesita de mi consejo?, digo con un tono neutral, pero con una postura altiva, para indicar que no temo a nada ni a nadie....

Aperión, sin levantarse, te invita con un gesto y una sonrisa más falsa que un imbrial de caucho que te acerques a la mesa. No te ofrece asiento, por la sencilla razón de que no hay ninguna silla donde sentarse, excepto la que él ocupa.

- Bueno, todavía no ha llegado Shiarmas, aunque no lo necesitas para jurar ¿no crees? Ya deben estar a punto de traerlo.

Como?, pregunto tras oir aquella declaracion por su parte, a que te refieres?, y de que va todo esto?, tras estas ultimas palabras, mi actutid segura cambio, hacia una mezcla de frustracion y enojo, estaba empezando a mosquearme toda esta artimaña, y mi paciencia empezaba a agotarse, tan solo queria salir de aqui lo antes posible, para iniciar la mision del mago...

- Te he hecho venir para arreglar las cosas entre nosotros, tah Kratos. Tú eras la mano derecha de Hairón, y yo su mano izquierda. Hemos colaborado en muchas ocasiones, y se de tu valía. Reconozco, además, que eres mejor tahedorán que yo. De ti se dice que eres el mejor tahedorán de toda Tramórea, y seguramente es cierto. Tus hazañas, tanto como estratega, como en el campo de batalla son muchas y notorias - Aperión habla ahora con voz dulce y engolada -. Pero la Asamblea me ha elegido a mí como lider de la Horda Roja, y ha llegado el momento de que me jures fidelidad, como en su día la juramos ante Hairón ¿no te parece? Todos han jurado ya, eres el único que queda...

Se oyen unos leves golpes en la puerta.

- Ah, ahí debe estar Shiarmas. También costó un poco de trabajo que hiciese el juramento...

Aperión hace un gesto, y uno de los capitanes se acerca a la puerta y da la orden a los de fuera para que la abran. En ese momento, el nuevo jefe de la Horda Roja se pone de pie y, mirándote a los ojos ordena:

- ¡Quiero que te arrodilles ante mí y me jures pleitesía, como hicieste delante de Hairón!

Sin sentirme intimidado por las circunstancias y sin inmutarse ni lo mas minimo mi postura orgullosa, le contesto a Aperion, lo siento tah Aperion, no pienso hacerlo aqui ni en estas circunstancias..., tampoco se si quiero hacerlo..., pero si quieres que te jure lealtad, dame 5 dias para pensarlo..., en realidad estaba tratando de ganar tiempo, para poder escapar del campamento junto a mi concubina e iniciar la mision del mago.

Una vez dicho esto, me rodeo hacia la entrada para ver quien la atravesaba y en que circunstancias....