Partida Rol por web

- Me pareció muy bonito que los descendientes de los europeos conservasen las tradiciones de mi pueblo.

Una tormenta cae con furia. La lluvia parece capaz de abnegar todo el pueblo y los alrededores.

Isaac ya casi se había acabado la cena mientras el resto se dedicaba a hablar. Dirigió su campo de visión más allá de los ventanales del restaurante en cuanto percibió las primeras gotas. Aquello no tardó en convertirse en un aguacero frente a sus narices, igual o quizás incluso peor que el que les había llevado a estrellarse.

Resopló, irritado. Aquello parecía la versión perversa de la Ley de Murphy pateándoles cuando ya de por sí estaban en el suelo.

—Joder, la camioneta... —masculló tras caer en la cuenta de la situación—. Como se la termine llevando el agua me voy a cagar en la ostia... 

Había algo que no cuadraba en la historia de Kimana, y bonito no era el término para definirlo.

La tormenta se convirtió en la protagonista. -Tendremos que pasar la noche aquí- por suerte no tendríamos que movernos mucho.

-¿Tenéis habitaciones libres?- con tanta gente como decía Kimana que venía al festival. 

Patrick sonrió al ver el aguacero caer -Como estar en casa- murmuró para si.

-Bueno, entre la falta de cobertura y la tormenta vamos a tener que quedarnos a resguardo hoy, mañana podemos dar una vuelta por el pueblo, en algún lugar conseguiremos aunque sea la suficiente para una llamada.-

- Tenemos habitaciones disponibles. Las hay dobles y simples.
>> Nuestros precios son económicos. No tendréis un lujo como en las grandes ciudades, pero estaréis en un lugar muy acogedores.

El semblante de Isaac se tornó resignado. Poco se podía hacer cuando las cosas se empeñaban en joderse así, por lo que más le valía ir haciéndose a la idea de que estaban "atrapados" allí hasta nueva orden.

—Una individual para mí, por favor —le respondió a Kimana.

El lujo de la habitación poco le importaba mientras no le metieran en un cuchitril infecto en el que tuviera que dormir entre cajas de cartón. Dado que la idílica localización parecía tener su sector turístico, esperaba que el motel fuera aceptable.

Patrick asintió a las palabras de Isaac -Igualmente para mi, por favor-

Tratando de mantener una actitud optimista, continuó -Con suerte mañana habrá clareado- Dijo, tratando de ocultar su preocupación por el equipo a resguardo en el interior de la furgoneta.

-Serán tres individuales - 

Acabé de comer alternando las vistas de la tormenta a través de la ventana y vistazos a los presentes en el restaurante. 

-Podemos ir a dar una vuelta si deja de llover.- tenía curiosidad por ver aquel pueblo perfecto. 

La tormenta os da una tregua que no sabéis cuanto durará. Las luces se encienden al llegar la noche.

Al acabar de comer pedí recibo de todo. Había parado de llover y parecía buen momento para salir a conocer el pueblo. Siendo tan viejo y con una historia tan rememorada tenía curiosidad por comprobar si existía algún tipo de monumento o edificio conmemorativo.

- Voy a dar una vuelta..¿Alguien viene?-

-¡Claro!- Dijo Patrick, levantándose de un salto, animado por la idea.

-Ojalá no se hubiese quedado todo el equipo en la furgoneta, me gustaría hacer algunas fotos- Suspiró. -En fin, tendré que conformarme con el teléfono-

Antes de salir se acercó a Kimana -Disculpe, ¿Qué nos recomienda ver para una visita rápida en el pueblo?- Preguntó, sonriente.

Se acabó lo poco que le quedaba de café de un copioso sorbo. Se recostó sobre el asiento con los brazos sobre el estómago, dando a entender que estaba lleno y satisfecho. Acunó una leve sonrisilla sobre sus labios. Aún le pesaba en el espíritu el estado de la camioneta, pero el ejército le había enseñado a la fuerza que era mejor no preocuparse más de la cuenta por aquello que está fuera de su control.

—Venga, ¿por qué no? Mejor que estar tirado aquí viéndolas venir —coincidió—. Por cierto, Monica, ¿qué pasa con el teléfono? ¿No hay señal?

- Mi recomendación es que lo veáis todo. Es un sitio increíble y no demasiado grande.

Dice tras recoger el dinero y entregaros la vuelta.

El pueblo de Bonm es un lugar idílico. Sus casas son preciosas y tiene lo necesario para el día a día: Un médico, alguna tienda, etc.

En la plaza del pueblo, en su centro, hay un gran árbol. Sin duda lleva muchas décadas allí. Una placa conmemorativa se encuentra junto a él, anclada a una piedra de metro y medio de altura. En ella se pueden ver todos los años en que Bonm fue premiado como uno de los pueblos más hermosos del país.

-¿de que vivirá este pueblo? Era todo demasiado de postal. -Seguro que tras todas esas fachadas hay un montón de amas de casa alcohólicas, infidelidades, perversiónes y votantes de Trump-

-Bueno- Patrick lo meditó unos instantes. -Seguro que no únicamente del turismo, seguramente veamos algún comercio que nos dé alguna pista.-

Alzó una ceja ante el último comentario de Monica -Compañera, eres muy imaginativa- rió Patrick.

El chófer caminaba con semblante plácido y las manos en los bolsillos. La pregunta de Monica provocó que se encogiera de hombros. El pueblo era, sin lugar a dudas, precioso, tan perfecto que se le hacía casi artificial.

—Vivirán de las royalties de la avalancha de fotos que han tenido que sacar por aquí para usarlas en postales —bromeó con tono inexpresivo, su mirada aún al frente.

Le resultó imposible no fijarse en el árbol que coronaba la plaza. Hizo un ademán con el rostro, señalándolo.

—¿Creéis que el pueblo creció alrededor del árbol, o lo plantaron después?  

Uno de los edificios que más os llama la atención y que puede ser el origen de la forma de la vida de esta gente, es una tienda de artesanía. se basa en artículos fabricados con cáñamo.
Junto a su puerta tiene dibujada una planta de marihuana en la pared.

-Por la pinta, el árbol estabá antes que el pueblo- ​​​​​​

Me acerque a la tienda a echar un vistazo al dibujo en la pared . -Ya sabía yo que en algún sitio de esta historia tenía que aparecer un hippie- y después entre a curiosear.