Partida Rol por web

No era lo peor que podía pasar. Dormir todos juntos, vaya idea. De todas formas, mejor eso que dormir en la calle.

Yo no se qué opinará el resto del grupo, pero a mi me da igual. Soy capaz de dormir en cualquier sitio.

Mientras hablo voy bebiendo algún trago de cerveza y engullendo el estofado que, por cierto, estaba más bueno de lo que hubiera esperado.

Mientras como y hablo, miro de reojo a Neliandra, dándole a entender que tenemos pendiente el tema del maletín. Quizás seria buena idea mirar su contenido cuando todos duerman

Encuentro casi cómico que el sargento de la Guardia me ofrezca un par de piezas de oro en un gesto que no sé si interpretar como recompensa o como limosna por el lamentable estado que presento, despeinada y empapada. Estoy a punto de rechazar su dádiva cuando reparo en que prácticamente no llevo nada de dinero encima. El último frasco de tinta que compré esta misma mañana me costó más de lo que esperaba y no me vendrá mal cenar algo caliente a costa del erario público al que tan generosamente contribuye mi familia.

No puedo evitar mirar con sorpresa e incluso con recelo al supuesto escritor semielfo cuando identifica el componente mágico para forjado como algo llamado "mensajero definitivo". Nunca había oído hablar de nada semejante pero reconozco que los forjados no son mi especialidad de modo que tomo buena nota mental para investigarlo más adelante. Si hay un lugar donde informarse sobre esa clase de asuntos, es la Casa Cannith.

Dados los pobres resultados de nuestra incursión nocturna, pensaba regresar al hogar pero parece que mis compañeros se han ganado la simpatía del guardia enano y éste está decidido a conducirnos hasta una posada que, según él, es digna de ser visitada. No tengo más remedio que reconocer que está en lo cierto cuando llegamos al lugar. Está limpio y, aunque no está bien decorado, resulta acogedor. Escojo el lugar más próximo a la chimenea y pido una escudilla de estofado acompañada de una copa de vino tinto.

En otras circunstancias jamás me habría planteado siquiera la posibilidad de compartir alojamiento con este grupo de desconocidos pero el reconfortante calor de la chimenea, las altas horas de la noche y la somnolencia que acompaña a mi bebida me invitan a considerar la posibilidad de pernoctar en la posada.

―Mientras que cada uno disponga su propia cama y todo el mundo tenga claro que no debe tratar de compartir la mía, no deberíamos tener problemas ―advierto a mis compañeros masculinos, que prácticamente son unos extraños para mí.

El sabueso de Sharn mantuvo una charla incesante desde que nos conocimos, de manera abierta y amistosa fue contestando a nuestras dudas o afirmaciones una por una. Mientras recorríamos el camino que nos llevaría a la posada que nos había recomendado, pensaba como serían las cosas si la diplomacia no hubiera funcionado......pues no muy buenas. El lugar parecía acogedor, no muy lujoso pero sería suficiente. Tras sacudirme el agua de las ropas, me siento junto a Threkor y el "sabueso".

- Bonito sitio, me uno al estofado y la cerveza. 

La cosa ahora era el alojamiento, todos podíamos dormir en el mismo cuarto o buscarnos la vida en las calles.

- He dormido con gente menos conocida, no tengo inconveniente. Miro a la jefa ante sus palabras y estoy apunto de contestarla con un improperio cuando recuerdo que aun no he cobrado.

Sellion escuchó con atención las explicaciones del sabueso acerca de las relaciones entre ambas naciones, Breland y Karrnath. -Oh, sería un placer escucharle. Estoy seguro de que alguien como usted ha de conocer muchísimas historias interesante de la ciudad. Cosas que ni siquiera podrían llegar a imaginar los habitantes que duermen despreocupados a estas horas.- Respondió sonriente ante el ofrecimiento del enano para luego dejarse guiar por los puentes y calles de la ciudad.

Las preocupaciones del guardaespaldas no inquietaban al joven tampoco, la mayoría del grupo eran personas desconocidas en la ciudad y de poca importancia para la misma, ahora, no podía estar tan seguro en cuanto a la clériga y su amiga, ellas eran un caso aparte. Una marca o un emblema podrían dar pistas sobre sus identidades, pero aún así sería una tarea complicada el identificarlas, o por lo menos eso creía el semielfo.

Una vez en la posada, Sellion agradeció las amabilidades de la guardia local. Le venía muy bien que le guiasen a aquel lugar dada su condición de recién llegado. Pidió alimento y bebida para saciar su irritado estómago mientras reía y participaba de la conversación junto al resto del grupo y el dedicado sargento. -¿Dormir todos juntos?- No era algo que le molestase especialmente, pero, ¿qué pensaran las damas presentes? Y prontamente vino su respuesta, al menos la de una de ellas.

-Por mi no deben preocuparse. No tengo el hábito de meterme en camas ajenas sin invitación.- Respondió ante las exigencias de la joven. -Además, poco espero dormir con todas las historias que el buen sargento frente a nosotros ha de relatarme.- Rió de forma animada antes de llevar bebida a su boca.

El camino hasta la taberna había sido algo laberíntico, intentaba identificar donde me encontraba en la ciudad, y viviendo en ella desde siempre creía conocerla de arriba a abajo, aunque aquel sargento de la guardia me estaba demostrando que me equivocaba, pues nunca había caminado por aquellos puentes y calles. Decía que nos llevaba a una taberna digna de mención, las tabernas no eran un lugar que me gustara frecuentar, pero al menos, después de la lluvia se agradecería estar cerca de una chimenea.

Me coloqué junto a Alhandra al lado de la chimenea y pedí -¿Podría ser un pichel de hidromiel y algo de pan y queso por favor?- no dije nada más hasta que el mesonero y mis compañeros mencionaron lo de la habitación -Yo no tengo intención de dormir, como mucho meditaré un rato- es lo que hacíamos los elfos, la necesidad de los humanos de dormir no nos era necesaria más que un descanso breve de unas horas meditando ya nos restablecía totalmente de nuestro cansancio.

Esperaba que con lo sucedido ese maldito pícaro se hubiese olvidado de la bolsa, pero al parecer no era así, por lo que intentaría mirar dentro por la noche, y por su forma de mirarme suponía que el también estaría presente.

Transcurre al menos una hora mientras tomáis la comida que cada uno ha pedido. Norman reaviva el fuego para calentar los platos del día anterior y preparar las jarras que inmediatamente os sirve en las mesas o en la barra.  A estas horas Sharn está más silenciosa que nunca. Fuera ha dejado de llover y la ciudad descansa. Tan sólo otros dos clientes entran en la posada durante vuestra estancia en el salón seguramente con la intención de beber una última jarra antes de ir a dormir.

-...y así fue como descubrimos a aquel maldito espía.- El sargento Dolom termina su jarra frente a un plato ya vacío desde hace rato. A pesar de su evidente constitución diríais que esta cuarta jarra empieza a provocarle un cierto arrastre en las palabras.

- El susodicho traidor enviaba la documentación sobre nuestras medidas de seguridad a nuestros enemigos- continuó Dolom-. Por desgracia  nunca supimos quien recibía esa documentación...

La larga pausa parece indicar que el enano ha terminado el relato que ha estado explicando a Sellion, Threkor, Raith, Neliandra y a todos aquellos que hayáis querido escucharlo. Incluso Norman, algún cliente y un gato anaranjado que lleva un rato suplicándoos comida con la mirada parecen no haber perdido detalle del relato de Dolom. 

-Bueno, amigos mios. Creo que va siendo hora de retirarme. ¡Eh , Norman! ¡Apúntame lo de esta noche a mi cuenta!- grita a Norman mientras este cobra la cuenta al último cliente que quedaba en la taberna-. Lo dicho. Si necesitáis cualquier cosa no dudéis en venir a verme. Cualquier guardia de la ciudad podrá llevaros ante mí...Excepto si estoy en un caso importante. Ya sabéis...¡El "Sabueso de Sharn" nunca descansa y no se le pasa ni una! Y "cuidado con las alturas" como solemos decir por aquí...

Os saluda uno a uno y os agradece de nuevo vuestro servicio a la ciudad. Tras esto recoge sus cosas y abandona la posada de Norman. 

Habíamos pasado un buen rato con el enano mientras explicaba historias, una tras otra. A decir verdad, cada vez fue más divertido a medida que las jarras vacías de cerveza se amontonaban cerca del sargento. La resistencia de los enanos hacia la cerveza era algo impresionante.

Se había hecho tarde, así que me levanté y me dirigí hacia la habitación que nos habían reservado.

Terminando con las jarras de cerveza, los restos de estofado y con la marcha del enano, podíamos dar por concluida la noche. Era tiempo de retirarse, Threkor fue el primero en levantarse de la mesa e ir a nuestra habitación y unos segundos después lo hice yo.

- Yo me retiro, que durmáis bien y no os piquen las chinches.

Os disponéis a terminar las bebidas una vez el sargento de la Guardia se ha marchado. Threkor sube hacia las habitaciones mientras Alhandra permanece aún en el salón aunque bastante afectada por el sueño y la abundante comida y bebida.Todo parece tranquilo en la taberna. Sin embargo Sellion, Neliandra y Raith os dáis cuenta de algo que os llama la atención.

Cuando os disponéis a moveros veis como Norman recoge las bebidas y las monedas que los últimos clientes han dejado sobre la barra. Bajo unas monedas de plata ( diríais que más monedas de las que cuesta toda una noche de buena cerveza) han dejado una nota. Norman recoge las monedas y extrañado recoge la nota desplegándola para leerla. Véis que su rostro es de sorpresa y de preocupación.

Os acercáis a él y os mira con los ojos muy abiertos. Su voz tiembla al leer la nota...

-Creo que...creo que esto es para ustedes...-dice con apenas un hilo de voz mientras entrega la nota a Neliandra.

En esta nota puede leerse:

"Para tu grupo de clientes de esta noche:

Si deseáis saber la verdad del asesinato de Bonal Geldem, id  a la taberna el Yunque Roto al amanecer. Una aerocalesa os recogerá frente a esta misma taberna."

Está escrita con caracteres lo suficientemente grandes como para que los tres podáis leerla al mismo tiempo.

La charla con el sargento había sido realmente fructífera. Muchas de sus historias eran demasiado increíbles para ser ciertas, la famosa frase de que "la realidad supera a la ficción" pasó por la mente del joven una y otra mientras escuchaba al sabueso, y eso que sus historias únicamente eran dentro de la ciudad de Sharn, no podía dejar de pensar en todas las historias que debían de tener las otras ciudad, y no sólo ciudades; en los campos, en los mares, en los cielos. El mundo era un lugar mucho más grande de lo que el joven hubiese imaginado cuando abandonó su hogar, y su tarea ahora era la de descubrir estas maravillosas por sí mismo.

La retirada del sabueso terminó con la "fiesta" que allí se habían montado, como era de esperar. Muchos de sus colegas ya habían caído al reino de los sueños, y los que no, esos estaban muy próximos en hacerlo. Cuando el joven se disponía a abandonar el salón, una extraña expresión en el rostro del posadero le hizo detener su marcha. Al acercarse, una sospechosa nota en manos del posadera, la cual hacía referencia a hechos que sólo su grupo y la guardia de la ciudad podían saber, además de los perpetradores del asesinato claro, quienes sin lugar a dudas debían ser los autores de la nota además. Sellion quedó prendado de la emoción. No podía evitarlo. Luego de escuchar todas las historias del capitán, el joven semielfo estaba cada vez más cerca de protagonizar la suya propia.

-¡Esto es fantástico!- Exclamó. -¿Acaso será la clásica nota trampa con la cual hacen ir a los protagonistas a un lugar y allí les esperan para atacarles? O aún mejor, podría ser la otra clásica nota en la cual despistan a los protagonistas con indicaciones para ir a cierto lugar cuando en realidad lo que los asesinos preparan es un ataque contra ellos sólo instantes luego de recibir la nota... ¡Qué emoción!- Sonreía de oreja a oreja con un llamativo brillo en sus ojos.

Director, ¿podría hacer alguna tirada como para descubrir cualquier pista en la nota? No sé, algo como el tipo de papel, o de tinta usada, esas cosillas ^^