Partida Rol por web

Dado que no puedo acceder hasta el forjado que nos sale al paso, ni deseo hacerlo tampoco, amartillo mi ballesta y utilizo mi posición elevada en lo alto de la escalera para disparar desde una distancia segura, protegido por los aguerridos camaradas que me preceden.

Desgraciadamente, en la oscuridad del pasadizo, resulta fácil confundir las sombras con los objetivos reales y mi proyectil se estrella inofensivo contra las paredes de piedra antes de caer repiqueteando escaleras abajo.

Threkor, herido, reacciona. Con un giro de su cuerpo extrae el estoque de su cuello logrando no causarse más daños. El mismo movimiento le sirve para retirarse tras el resto de sus compañeros dejando hueco para que estos puedan atacar...

El pesado raith queda así al frente del grupo enfrentado al forjado pero Neliandra es más rápida y tiene la opción de adelantarse para golpear antes que el guerrero o, tal vez, orar a Olladra para que les bendiga en esta lucha.

El forjado observa el rápido movimiento de Threkor hacia la retaguardia. Un inexperto combatiente se hubiese lanzado al ataque contra el guerrero que tenía delante. Por desgracia este recién aparecido enemigo parece calcular sus opciones con fría determinación.

Rápidamente deja caer su estoque y alza su mano izquierda donde lleva una ballesta ligera. Apunta y dispara a Raith a una distancia de 5 pies....Demasiado cerca para fallar. Un virote se incrusta en la rodilla del guerrero. El acero de su armadura no puede hacer nada para evitar que la punta afilada choque contra el hueso clavándose en él.El dolor es intenso.

 Ágilmente retrocede bajando por los escalones y gira una esquina en las escaleras, perdiéndose de vista. Un sonoro "splash" parece indicar que se ha  metido en el agua...

Tan rápido como apareció, el forjado emprende la huida dejando tras de sí a dos de mis camaradas malheridos. El ruido de chapoteo que acompaña a su velor retirada me induce a pensar que o bien se ha zambillido en alguna corriente subterránea o bien hemos ido a parar al sistema de alcantarillado. Resulta prácticamente imposible para mí precisarlo puesto que me encuentro bastante desorientada después del tiempo que llevamos bajando a las entrañas de la ciudad.

Seguir al peligroso forjado fugitivo no me resulta una idea tentadora pero el trasgo nos ha traído hasta aquí y parece que forzosamente debemos pasar por este punto para llegar a nuestro destino.

Me aseguro de que Raith y Threkor se encuentran lo suficientemente fuertes como para seguir adelante y me ofrezco yo misma a tomar la delantera de nuestro grupo. Yo también he aprendido un par de cosas sobre trampas y tal vez pueda reemplazar la labor de nuestro malhadado pícaro.
 

El forjado huye después de atacarnos. Debemos tener cuidado, ya que nos ha dejado algo tocados a Raith y a mí. No entiendo como el forjado no ha continuado atacando. Si lo hubiera hecho quizás hubiéramos tenido alguna baja y todo.

Nos pudimos rehacer del ataque, mientras Alhandra se adelantaba al grupo y miraba si veía algo en el camino.

El forjado había desaparecido en las sombras antes de poder enseñarle como cortaba mi espada, pero el si me había dejado un feo regalo de despedida en forma de virote.

- Maldita sea.

Saco el virote alojado en mi pierna y empiezo a descender las escaleras en pos del bicho mecánico. - Cada día odio mas a esas cosas.

Miro a mis compañeros heridos, sobre todo a Raith -No te preocupes, mejor sigo yo delante- digo mientras pongo mi escudo y espada en posición de guardia, aunque es Alhandra la que toma la posición de Threkor. La miro con preocupación pero no me atrevo a decir nada, se que es muy capaz pero me preocupa su seguridad, por lo que solo me salen de la boca un par de palabras -Ten cuidado- sigo tras ella aunque empiezo a pensar en el ruido del agua. Si es profundo tenemos un problema, no podremos pasar con las armaduras. 

Alhandra y Raith, seguidos de Neliandra, se aproximan al final de la escalera. Alhandra ha revisado los escalones en busca de posibles trampas sin descubrir nada extraño.

Cuando llegan al final ven que  delante de ellos cruza un canal de 10 pies de ancho en el que el agua corre de derecha a izquierda. Justo a su izquierda una reja cierra el canal por ese lado. El agua, que debe tener una profundidad de unos 4 pies, parece correr a no mucha velocidad. 

El lugar está oscuro pero la luz que porta Alhandra es suficiente para iluminar el lugar. Alejado a vuestra izquierda de repente se escucha un ruido metálico y un gran "fuosssh" líquido seguido de otro ruido metálico. Diríais que ha parecido el ruido de algo grande y mecánico abriéndose.

El misterio del ruido se desvela cuando ven, en la pared opuesta del canal, unas grandes válvulas de descarga, oxidadas y en pleno funcionamiento.

-Salaválvulas...-dice un asustado Sha'rg pasando entre las piernas de Alhandra.

Barro con la linterna la oscura superficie del agua en busca del escurridizo forjado y me llevo un susto de muerte cuando el pequeño trasgo se desliza entre mis piernas y a punto está de hacerme caer de cabeza al canal.

La turbia corriente no parece rápida pero sí lo suficiente caudalosa como para cubrirnos fácilmente hasta la cintura y no es descartable que algo pueda estar acechándonos escondido bajo su superficie. Tal vez el forjado huido o incluso el propio Jarem.

Desgraciadamente, parece que estamos obligados a sumergirnos en las sucias y frías aguas si queremos seguir adelante. Según Elaydren, en algún lugar más allá de esta sala se encuentra una puerta sellada con la misma marca que el diario de Bonal. Debemos encontrar esa puerta y descender todavía más para encontrar la forja.

Con pasos inseguros y cuidando de que no se me caiga la linterna, meto mis pies en el canal y examino los barrotes de la reja situada a mi derecha para comprobar si está bien cerrada o si hay alguno suelto y podemos pasar a través de ellos. También compruebo si existe algún mecanismo de apertura.

Finalmente hemos llegado a la sala de las válvulas. No sé si será la que buscamos o habrá más como esta allí abajo. Sigo al grupo aun doliendome de la fea herida que me hizo el forjado mientras Alhandra ha tomado la iniciativa sumergiéndose en el agua sucia hasta la cintura. Inspecciona con detenimiento la verja pero no parece encontrar nada.

Intento determinar si estamos en la sala correcta o no.

Cuando llega Sha'rg me sorprendo, pues no esperaba al pequeño trasgo aquí abajo -Sha'rg, ¿Que haces aquí abajo? Es peligroso- mi tono es de preocupación por él, con una sonrisa vuelvo a decirle -Ves entre nosotros, nunca delante o detrás y no te pasará nada, ¿Entendido?- es entonces cuando sigo a Alhandra y me pongo a su lado, entrando en el agua, aunque comprobando antes la profundidad con la espada.

A medida que vamos avanzando por el canal, escudo alzado en posición defensiva, con la espada voy tocando el suelo delante de mi para no caer en un pozo y morir ahogada, pues con la pesada armadura y mis dotes de nadadora no lograría salir con vida de una situación así.

El grupo se había adelantado para explorar la nueva sala que habíamos encontrado, mientras Alhandra busca un resquicio en una especie de verjas el resto se va diseminando por la sala.

- Esto huele a trampa de manual.

Dejo la lámpara en los escalones donde no llega el agua y desenvaino la espada antes de sumergirme en el agua del canal como han hecho mis compañeros.

Alhandra es la primera en entrar en las frías y malolientes aguas. El cambio de temperatura no es tan malo como el olor repugnante que emana de ese agua sucia y repleta de restos. Examina la verja de su derecha. Son unos gruesos barrotes metálicos que van desde el suelo hasta el techo. A la altura del agua  hay gran cantidad de restos e inmundicias atascados entre los barrotes. Soportando la repugnancia que le provoca intenta tantear con su mano entre los restos en busca de alguna cerradura o puerta. Pero no encuentra nada. La verja parece ser una reja sólida sin puertas ni aberturas.

Threkor intenta vislumbrar si hay alguna pista o indicación que le certifique estar en el lugar correcto. Pero no encuentra nada parecido a una placa o un grabado en la pared que indique el lugar en el que se encuentran. Entra también en el agua.

Neliandra advierte a Sha'rg y le aconseja quedarse dentro del grupo. El trasgo asiente y , preocupado, observa la profundidad del agua primero y su pierna mala después. Neliandra prepara su escudo y con la mayor de las precauciones se coloca al frente del grupo preparada para cualquier ataque.

Raith entra también en el agua. Le preocupa la disposición del canal, la oscuridad, el enemigo huido...Y no le falta razón.

Nada más adelantarse por el canal ve que a ambos lados hay unos pequeños pasillos situados delante de las válvulas de descarga. Un lugar idóneo para tender una emboscada. Y eso es precisamente lo que deben haber pensado las dos figuras que entre gruñidos se lanzan al agua desde el pasillo que hay más al sur. Estaban pobremente escondidos.

Con una mezcla de rugidos y bufidos  caen en el agua y con gran agilidad se acercan hasta Raith como dos animales que se lanzan contra la presa más grande. Sin duda tienen la intención de flanquearlo y, como animales, morderle hasta desmembrarlo. Los rasgos de sus caras no dejan lugar a dudas. Son cambiantes transformados.

Ambas fieras muerden y golpean al guerrero sin causarle ningún daño. La cota de escamas absorbe las punzadas de los colmillos de ambos ataques.

Pero ahí no terminan los problemas. Justo en la parte más cercana del pasillo el forjado que antes les atacó apunta con su ballesta...

El camino no iba a ser un lecho de rosas, mojados hasta las rodillas, el ataque de los cambiantes nos pilló desprevenidos. Por suerte, fue buena idea que Raith fuera delante, ya que esquivó con maestría los ataques de los 2 cambiantes.

Uno de ellos estaba a mi alcance así que intenté atcarle. Mis compañeros más cercanos al forjado debería intentar que no disparara.

Mientras busco una forma de abrirnos paso entre los barrotes para continuar nuestro camino, Neli y Raith se apresuran a unirse a mí e interponerse entre nuestro grupo y lo que quiera que nos aceche en la oscuridad. La previsión de mis compañeros demuestra ser la acertada cuando un par de criaturas de aspecto salvaje se abalanzan sobre nosotros y el huido forjado vuelve a hacer su aparición.

De nuestros atacantes, la criatura de metal parece ser con diferencia la más temible. Por desgracia, se encuentra demasiado lejos de mí como para que pueda poner en valor mis conocimientos y desarticularlo como hice con la asesina de Bonal Geldem.

A falta de otra alternativa, empuño mi ballesta ligera y disparo contra el forjado con la esperanza de apartar su atención de mis compañeros el tiempo suficiente como para que estos puedan acabar con la pareja de energúmenos que nos ha emboscado. Lamentablemente, mi puntería no es la mejor de mis habilidades.