Partida Rol por web

Inspirada tanto por el éxito de mi último disparo como por las palabras de ánimo de Sellion, amartillo por cuarta vez mi ballesta y apunto por encima del hombro de Neli a la criatura que acaba de agredirla brutalmente. Por desgracia, a pesar de que realizo el disparo prácticamente a bocajarro, el brutal individuo logra apartarse a tiempo y mi virote se pierde inofensivo pasillo adelante hasta aterrizar finalmente en las aguas fecales del canal.

Sellion continúa animando a sus compañeros de tal forma que experimentáis, tal vez por primera vez, formar parte de un único grupo. Ya no interesan vuestros deseos personales. Ya no interesan vuestras rencillas. Sólo actuando en grupo saldréis de aquí. Y ya empiezan a verse los resultados. 

El cambiante que ha atacado a la clérigo ha cometido un error fatal. Caer en las provocaciones de Neliandra ha tenido como consecuencia perder la oportunidad de rematar al guerrero. Y este fallo, a la postre, va  a costarle la vida.

Neliandra descarga sobre él un golpe con su maza en respuesta a los garrazos de la bestia. El golpe es contundente. Varios de sus dientes se rompen y caen al agua. Su estado es lamentable pero no sufrirá demasiado. Raith le da el golpe final con un terrible golpe de su arma en forma de machetazo en la nuca que corta su cuello hasta la mitad del perímetro. El cambiante pierde su vida al instante. Aquello que le unía al mundo mortal se desconecta y se convierte en un cuerpo flotando en el canal.

Por delante vuestro, y a espaldas de vuestro enemigo, otra de las válvulas se abre lanzando una nueva bocanada de agua sucia al ya de por sí revuelto canal. Véis como las olas que forma desplazan el cuerpo del enemigo caído.

Sin embargo la lucha está lejos de terminar. La otra bestia que queda ataca a Raith de nuevo. Esta vez una de sus garras alcanza su barbilla y parte de su labio inferior. No es una gran herida pero cuando su labio partidoentra en contacto con el agua el escozor hace temblar al guerrero.  

El forjado intenta de nuevo buscar la ingle del guerrero pero este segundo intento fracasa de nuevo.

Uno de los cambiantes había caído, Neliandra y Raith hicieron bien el trabajo. Mientras Sellion usaba su magia para eliminar nuestro cansancio y aliviarnos, era hora de acabar con aquello.

Esta vez, acerté al cambiane que qeudaba, aunque mi movimiento fue entorpecido por la crecida del agua y simplemente le rocé con el arma, causándole poco daño

Avanzo dando un paso hacia el forjado, haciendo hueco entre Raith y el cadáver del enemigo caido -Aquí estas, y como te dije vas a caer igual que tu amigo- y descargo toda la ira de mi maza contra el forjado en dos ataques consecutivos los cuales tan solo golpean el agua y salpican. Maldita sea maldigo en mi interior, mi pericia y mi suerte parece que me han abandonado por eso rezo para mi a Olladra. Diosa fortuna, no nos abandones ahora que te necesitamos.

Cuando cae el enemigo frente a mi por parte de Raith suelto un soplido de alivio para mi, como descansando, pues eran esas dos criaturas las que estaban mellando nuestras fuerzas y no el propio forjado, que parecía poca cosa.

Quedando ahora cubierta por dos de mis compañeros y sin peligro de ser herida, opto por con la mano del arma, alargarla hasta el guerrero y esta vez segura de mi misma lanzar un hechizo de sanación para curar sus heridas, aunque al parecer no resulta muy efectivo dado que puedo ver como sus heridas siguen sangrando, tal vez luego deba hacerle unas curas y deba curarme a mi misma el brazo.

El cambiante había caído ante el golpe certero de mi espada, pero aun teníamos enemigos de sobra como para estar preocupados. Un giro rápido y conseguí acertar a la carcasa de metal que nos había atraído hasta esta trampa. Ahora tendría que centrarme en acabar con otro de nuestros rivales. Una energía recorrió mi cuerpo y pude notar como uno de los leves cortes que tenía se cerraba.

- Rendid vuestras armas y podremos dejaros ir. Tengo poderosos compañeros que pueden acabar con vosotros.

Era una argucia, pero igual funcionaba. Entre que se decidían o no probé a terminar con otro de los rivales. 

Raith acaba con uno de los salvajes y Threkor logra asestar el golpe de gracia al combatiente forjado. Únicamente resta ya un oponente y mis disparon han resultado menos certeros que mis compañeros. Así pues, guardo mi ballesta y dejo que ellos lleven a buen término lo que tan bien han acometido hasta el momento.

Threkor aprovecha el momento para lanzar una estocada bajo el agua. El cambiante ruge de dolor confirmando que el acero del pícaro ha encontrado carne y hueso donde clavarse...

Raith aprovecha el impulso del machetazo anterior para girarse con gran maestría y atacar en un golpe circular al forjado. Su golpe impacta de lleno en su mandíbula dislocándola y dándole la apariencia de una sonrisa macabra. 

Su siguiente ataque contra el cambiante que quedaba no obtiene resultado. El cansancio empezaba a hacer mella en el guerrero. La sangre se cobraba su precio. Y aún iba a sangrar más. De repente el cambiante lanza un feroz manotazo a la sien de Raith impactándole de lleno. Su ojo izquierdo empieza a cerrarse casi inmediatamente. Por suerte Neliandra encuentra fuerzas para lanzar sobre Raith la bendición de su Diosa en forma de energía curativa y aliviando el dolor momentáneamente. No obstante las heridas son graves hasta tal punto que el guerrero empieza a sentirse mareado...

Raith empieza a estar herido de verdad, y se acaban los conjuros curativos. Es hora de acabar ya con la batalla o no pasaremos de la primera prueba.

Nada que hacer, estaba muy débil y fallaba ataque tras ataque.

Viendo el estado de Raith intento darle un pequeño empujon de fuerza para que uno de sus golpes sea mas certero Olladra llena a mi compañero de energia para que pueda acabar con nuestro enemigo y la fortuna este sobre nosotros medito para mi misma mientras hago los gestos pertinentes -Que la diosa fortuna te infunda su poder. Muchos solo conocian de mi diosa su faceta festival, a mi me gustaba mas la de la suerte.

Envalentonado por su anterior golpe el cambiante intenta golpearle de nuevo a Raith en la cara. Si consiguiese vaciarle uno de sus ojos el guerrero quedaría inútil y podría por fin saltar sobre su cuello. Esa era la imagen que se formaba en la iracunda mente del cambiante. Se veía victorioso como un animal relamiéndose sobre su presa caída. 

Pero Raith no está por la labor de morir en aquel asqueroso lugar a manos de un salvaje. Las dos garras chocan contra el escudo y la armadura del guerrero sin causarle ningún daño. El cambiante, frustrado, ruge.

Por su parte el forjado, aturdido por el anterior golpe que le ha dislocado la mandíbula, intenta atravesar a Threkor. Pero su daga impacta torpemente contra un lateral del muro del canal. 

¡CHIRRIEEEEEEEK!

Un estrépito metálico anuncia lo que va a suceder. La compuerta que hay justo al sur del forjado empieza a abrirse. El agua a presión empieza a salir con fuerza. Una bocanada de aguas fecales caen con una fuerza enorme sobre el forjado y el cambiante. El primero, alertado por el ruido, ha sido capaz de sujetarse. Pero el cambiante se ha visto sorprendido. La fuerza del agua lo barre haciéndole perder pie. Lo veis flotando torpemente ante vosotros y pataleando en un intento de recobrar la verticalidad.

Mis esforzados compañeros se encuentran en una situación comprometida y yo, lamentablemente, no hay mucho que pueda hacer por ellos desde mi posición de retaguardia. No puedo usar mi ballesta porque no dispongo de una línea directa de disparo y temo herir a alguno de mis aliados en lugar a nuestros enemigos. Y tampoco puedo abrirme paso hasta la primera línea de batalla debido a lo angosto de nuestro improvisado campo de batalla.

Así pues, únicamente me resta aguardar y confiar en que los dioses a los que Neli adora nos sean propicios y hagan valer finalmente nuestra abrumadora superioridad numérica.

El cambiante que quedaba vivo y el forjado, finalmente erraron sus ataques debido a la precipitación y a las ganas de acabar con nosotros. Era nuestra oportunidad de dar por finalizada la batalla aprovechando nuestra superioridad.

Los golpes de los enemigos empezaban hacer mella en mi, los que conseguían pasar de mis defensas hacían que cada segundo en el combate la espada me pesara mas y mas. Pero una ligera esperanza se forma cuando el rugido del agua se eleva y parece que esta golpea a nuestros adversario haciendo que trastabillen.

- Ahora si. Con el cambiante flotando en el agua era el momento de terminar con su vida.