-Ha ido tan bien, que me estoy pensando en cambiar el coche por la bici de Cheng- dice en un suspiro y hecho un desastre. Manchas de grasa sobre su ropa, bastante sucio por demás -La verdad es que como no pueda enviar el telegrama a mis mecánicos, tendremos que quedarnos aquí o caminar de regreso a la civilización...-
Mira hacia la casa -¿Me pregunto como estarán nuestros colegas en su labor de catálogo? creo que me iré a cambiarme y a echarles un vistazo- su tono es difícil de discernir, mientras sonríe como si estuviera pensando algo gracioso.
Si os largáis de aquí hacérmelo saber :)
Yo espero a Percival, si no responde, asume que nos fuimos a la casa, Benjamin irá a cambiarse y eso.
Vayamos para la casa, he descubierto unas ruinas muy interesantes de una torre que ha sido trasladada piedra a piedra desde otro lugar, un lugar interesante si señor.
-Bueno, André siempre fue un hombre de excentricidades...- dice sonriente -ya ves lo que ha pasado con la gata y toda su paranoia.- y luego corta por lo rápido.
-Creo que será mejor regresar, necesito cambiarme, darme un baño quizás- comenta empezando a caminar hacia la casa.
Volvamos pues, en busca del cobijo y el calor que la mansión pueda ofrecernos.
La lluvia ha mitigado su intensidad pero sigue haciendo frío y viento, sobretodo mucho viento, así que os dirigís con más prisa que calma hacía la puerta. Una vez en la entrada de la casa procedéis a quitaros los sucios y embarrados zapatos para descubrir que la puerta no esta cerrada con llave pero al abrirla os encontráis de cara con vuestros compañeros que salen del sótano con expresión frío y distante.
Vale, seguimos en la escena general pero esta es vuestra entrada.
Mientras uno sube las escaleras del sótano en dirección hacía la entrada principal él otro baja las escaleras del primer piso hacía la planta baja. Ambos os encontráis en el hall, tanto el viejo Zhang Wei como el campechano William Connor. Vuestras miradas se cruzan y os paráis observándoos el uno al otro.
Con la mirada triste y cansada observo a William, apoyándome sobre mi bastón respiro intentando serenarme. Observo a mi alrededor cercionándome de que nos encontramos solos y que el enigmático Cheng no acecha en las sombras.
Con voz queda comencé la conversación con el alegre William-Voy al jardín a relajarme un poco, mis ojos han visto muchas cosas a lo largo de mi vida; pero en los breves minutos que llevo separados de ustedes he visto cosas que no sería capaz de explicar racionalmente.
Con mi huesuda mano recorrí los nudos de aquel bastón de madera que mandé hacer a mi gusto y adecuado a mi medida, giré la vista un momento al sótano y sin apartar la vista de la puerta le avisé.-Sea mas sensato que yo señor Connor y no baje por la escotilla al subsótano.-A continuación lo miré fijamente a los ojos.-Y si mis palabras no le hacen desistir; al menos procure, bajo ningún concepto, mirar el espejo
Acto seguido me encaminé al jardín a paso lento, atento por si Connor me quería comentar algo.
William encontró al viejo Zhang más deteriorado y derrotado que de costumbre. Una expresión de ignorancia se apoderó del rostro del capitán, quien al escuchar lo que decía este, entendió menos aun lo que pasaba.
Él mismo había mirado al espejo que habían encontrado y no había visto nada..bueno, su imagen reflejada. No entendía que podía haber visto el viejo compañero que le pudiera haber trastornado tanto.- Le acompaño.- Dijo William ofreciéndole ayuda para salir al jardín.- Pero si quiere, me gustaría saber qué es lo que ha visto. ¿Qué es por lo que me previne de bajar y mirar el espejo?.- Preguntó intrigado.
La visión del exterior de la mansión resultaba triste y apagada por culpa de la lluvia, el bello jardín al que ninguno de los dos se había acercado todavía parecía ser una sombra de la belleza que observasteis el primer día. Y es que el temporal había pasado factura a buena parte del mismo.
Las marcas de pisadas indicaban que percival y benjamin venían del cobertizo. Y el camino más adelante se internaba en el jardín quedando de fondo la colina que se divisaba al fondo, bajo la cual se resguardecia el jardín de las inclemencias de la climatología.
Lamentablemente vuestras ropas no estaban muy bien preparadas para internarse entre el agua de lluvia que caía del cielo que si bien ahora era más moderado que ayer aún seguía siendo una molestia, sobretodo por culpa del frío viento que es lo más molesto de todo.
Miré por las amplias cristaleras y contemplé tras el azote de la tempestad el estado del jardín, haciéndome desistir de mi idea principal. Me giré hacia William para poder hablar con él con mayor comodidad
-Quizás sea que ya estoy mayor...-Dije excusándome en parte por lo que iba a contar.-Pero que escuche el que quiera oir.
-Bajé al sótano y me encontré a Cheng buscando por todos lados la entrada, muy alterado, demasiado alterado...-Murmuré en mi idioma natal con la vista perdida recordando claramente lo que mis ojos habían visto.-Sus movimientos no eran torpes y lentos como los que vemos aquí todos los días, eran gráciles, rápidos, muy bien sincronizados... no se si me entiende...-Dije enarcando una ceja a William para ver si sabía por donde iba.
Mire de un lado a otro procurando que nadie escuchase y me acerqué mas a William para susurrarle.-Apostaría mi cuello que ese hombre podría ir de aquí a París a por pan y volver con él caliente.-Sentencié, no podía decirlo abiertamente ya que pensaría que estoy loco, o quizás eran cosas de la edad.
-En lo relativo al espejo.-Continué.-Sentí como si mas que un espejo fuese una ventana, como si hubiese alguien o algo detrás de él intentando contactar conmigo. A lo largo de mi vida he encontrado objetos supuestamente "mágicos"; aquí afirmo que tenemos uno.
Esto... parís esta bastante lejos, un par de horas en coche más o menos, dudo mucho que pudiera hacer eso que dices xD
Ten en cuenta que soy un anciano, y los ancianos tienden a exagerar. Como cuando el otro día me dijo uno, "esto se ha comido en el pueblo de toda la vida, por lo menos de hace mil años, que digo yo mil, cien mil". Al final el pueblo iba a resultar la cuna de la civilización XD de todos modos del Cheng ese no me fío un pelo.
PD: Weekend, hasta el lunes
William permanece en silencio y sin muchas ganas de subir a ver que era lo que ocurría doy media vuelta y vuelvo al sótano, deseoso de acabar el trabajo cuanto antes y salir de aquella mansión.
Bajo al sótano a seguir trabajando
William miró asombrado a Zhang. Por lo que decía Cheng no era quien parecía ser, o, por lo menos, escondía muy bien sus cartas.- Pero ¿le enseño a Zhang lo que encontramos en el sótano, o desistió y salió cuando se dió cuenta de que estaba usted ahí?.- Preguntó el capitán intrigado.
Luego, al oir lo que el viejo le dijo del espejo, frunció el ceño como si eso fuera una cosa imposible. Pero no dijo nada. No sabía en qué condiciones psicológicxas se encontraba su compañero. Quizás, por la edad o por su cultura, creía ver cosas que se encontraban en otro plano de existencia.- Pero, ¿a quién vio en ese... en esa ventana?.- Volvió a preguntar William.
Siento la tardanza... los carnavales han hecho estragos en mi persona... me he convertido en sectario y todo jejejeje
Si te parece bien, Zhang, si no tienes más que contarme o hablar conmigo, bajamos al sótano para seguir trabajando.
Acompañado por William bajé al sótano contestando a sus preguntas.
-Llegué al sótano en silencio, y a escondidas observé a Cheng husmear, dando brincos de un lado para otro. Siempre lo vemos encorvado, pues se presentaba firme y levantaba grandes pesos de un lado a otro como si nada.-Aseguré en voz baja.-Me impresionó tanto que intenté sigilosamente irme y hacer como que no había visto nada pero soy anciano y mi torpeza me delató. Disimulé como pude mirando al suelo y al momento volvió a ser el Cheng encorvado que le costaba moverse y con el rostro cansado y despreocupado.
Una vez en el sótano comencé a ir mirando nuevos objetos y a proseguir con la catalogación, contesté sobre el espejo a William como se merecía.-No vi nada en especial, pero sentí como una presencia extraña, sino me cree mire usted.
Con movimiento felino levanté mi bastón y le apunté señalándolo con el.-¡Pero le advierto!, si mira ahí puede ser lo último que haga, yo solo podré gritar y salir corriendo. O a lo sumo, darle un bastonazo en la cabeza y rezar para que esa cosa no pueda leerle los pensamientos estando inconsciente. Pero dígame... cunado usted miró, ¿que es lo que vio?-Pregunté a William.
En el sótano te sigo contando, así aceleramos trabajo.
Bajáis al sótano mientras se escuchan voces por la escalera pero vosotros ya estaréis abajo para cuando lleguen a la planta baja.
Yo me quedo en el sótano en principio hasta la hora del almuerzo.