Partida Rol por web

- Que frío. ¿Qué ha pasado? – Era lo que pensaba justo antes de que el calor volviese a hacer fluir la vida por mi interior.

Nada más sentirlo me di media vuelta para observar por donde había cruzado de una realidad a la otra. Y allí se encontraban Greywood y Urdish como si los estuviese viendo a través de un charco.

De repente oigo a Steffan decir que lo habíamos conseguido. - ¿Qué hemos conseguido? Seguimos sin ver a los pequeños. – Pregunté a Steffan casi sin pensar. Mi cabeza era un mar de dudas con una marejada tremenda.

Roderick sintió como el frío le atenazaba los músculos, el corazón le dio un vuelco de manera violenta... ¿Los habría traicionado Urdish? ¿Hacía donde los conduciría aquel sitio? Paralizado por el miedo, el frio y la duda los ojos de Craven se abrieron de par en par cuando al fin reconocieron algo más mundano. Con el pánico en cuerpo el capellán giró el cuello en mabas direcciones a cámara lenta... sí... parecían estar a salvo. Cayó el suelo, quedando sentado temblando de pies a cabeza, respirando varias veces con dificultad, se posó una mano en el pecho para tratar de tranquilizarse, el corazón se le iba a salir de su sitio.

- Seguimos vivos...- respondió jadeando- eso... es lo que hemos conseguido...seguimos vivos...

El hombre tumbado es la clave. Sin él no hay alzamiento del nuevo dios.- Responde Ernest a una de tus preguntas.- Desconozco si servirá solo con despertarlo, pero si mi familia dependiera de ello yo no me arriesgaría a dejarlo con vida.

En ese momento sobreviene otro temblor, tan fuerte, que hace caer la parte del techo del templo más alejada de vosotros. Aunque no os cae ningún cascote encima os dais cuenta de que la situación es cada vez más complicada.

Hora de irse señor Greywood.- Te vuelve a pedir.- Aguantaré en cerrar el portal todo lo que pueda.

Matt se acercó al portal con la cabeza hecha un lío. El hombre estaba furioso, pero también asustado. Y comprendía que n tenía ningún sentido permanecer allí esperando a Olive. Antes de atravesar el portal se giró e hizo el saludo militar con un par de dedos.

Gracias Urdish. 

Buena suerte.- Se despide Urdish repitiendo el mismo saludo militar.

Frío. Eso es lo que notas cuando cruzas la grieta de la realidad. Mucho frío. Más del que hayas sentido nunca en tu vida. Más del que notaste en Francia, en las frías trincheras durante la gran guerra, donde muchos de tus compañeros perdieron algunos dedos por congelación.

El tiempo parece detenerse, y lo que debería haber durado lo mismo que un único paso parece durar una eternidad completa, rodeado en todo momento por la nada más absoluta.

Después de lo que parecen eónes sales de esa nada interdimensional. Al salir notas un golpe de calor repentino, mientras tu cuerpo se acostumbra al calor terrestre. El sol se está poniendo y estáis en la orilla de un río cuyas aguas parecen doradas por el reflejo del sol al ocultarse, rodeado por el resto de tus compañeros.

A través de la grieta puedes ver a Urdish, tratando de esquivar cascotes del techo que continúan cayendo a la vez que comienza de nuevo a mover las manos de forma circular. La imagen no es ni por asomo tan nítida como la que teníais al otro lado pero estáis seguros de lo que veis.

Al otro lado del río, se levanta una ciudad que reconoces inmediatamente por la torre que hay en las orillas del río. Se trata de Sevilla y el río no debe ser otro que el Guadalquivir.

Desde el otro lado de la grieta veis como Greywood se dispone a cruzarla. Inmediatamente lo véis salir, mostrando el mismo frío que tuvísteis vosotros.

También veis a Urdish, tratando de esquivar cascotes del techo que continúan cayendo a la vez que comienza de nuevo a mover las manos de forma circular.

–¿Pero que...? Matt se giró y comprobó con estupor que se podía ver lo que ocurría al otro lado. Aquello era lo más macabro que había visto nunca. El hombre temblaba y sudaba a la pez, con el estómago encogido por el brusco cambio de temperaturas. Lo que le había dicho Urdish era difícil de creer, pero si era cierto. Matt volvió a estremecerse, aunque esta vez el frío nada tenía que ver con ello. Los ojos no se apartaron de aquella grieta interdimensional. ¿Estáis....bien?

- Al menos vivos.- Respondió a Matt apretando los dientes por el dolor.- Creo que necesitaré que me llevéis a un hospital.-Dijo con culpabilidad por tener que robarles su valioso tiempo.- ¿Qué pasó con olive?

Craven miró a Greywood desde el suelo, el aspecto del capellán era el de alguien que ha visto y vivido demasiado para lo que sus nervios pueden sorportar, aquello superaba en mucho cualquier experiencia anterior...

- Bien... sí... supongo que sí- respondió al hombre al tiempo que trataba de secarse la sudor con su pañuelo- sí... debemos llevarle a un hospital... es una suerte que estemos todos con vida...- "Yo ya no puedo ni con mi alma..." pensó angustiado, él ya había tenido bichos sobrenaturales y cosas inexplicaba para rato y todavía no habían terminado... con dificultad se levantó del suelo y dió un pequeño traspie para evitar caerse.

Centímetro a centímetro la grieta por la que habéis llegado hasta las orillas del Guadalquivir se hace más y más pequeña mientras habláis.
 

Matt sacudió la cabeza con aspecto cansado. Su expresión era algo más que seria, parecía que le hubiesen dicho que le quedaban tan solo unos meses de vida. Señalando la grieta, que se cerraba cada vez más rápido, contestó a Wood.

-Urdish dijo que esperaría a ver si llegaba. Pero...parece que no lo haconseguido. Además...él no puede pasar, no puede cerrar la grieta desde fuera y si no lo hace, si no lo cierra...esas criaturas podrán atravesarla.  Me dijo que eso ya no era Tartessos como entramos...que había trasladado al ciudad a otra dimensión. Ha decidido morir matando a todos sus enemigos.

Como hubiesemos hecho nosotros en Francia

Matt movió la cabeza de nuevo.

Pero hay algo más. Richards no puede despertarse.Hay...que matarlo.

El joven permaneció unos segundo en silencio, esperando que sus palabras calasen a sus compañeros. Solo unos segundos después reparó en el estado de Wood. Por supuesto, hermano. Te llevaremos a un hospital. Mientras te recuperas podemos avisar a Keeper y Daph...y volver a por Dereck. Espero que no entrase en esa ciudad. Por Dios...Espero que no lo hiciese

Ab, absorto ante tantas noticias mira en la nieve una respuesta a cada una de las situaciones. Haber dejado atrás a alguien es como haber dejado una parte de él mismo. Pero tenían una misión y debían continuar. Todo lo que había alrededor era parte de la misma y, a veces, las bajas eran necesarias por el bien del grupo y de la misma misión. Así, el cabo entiende que todo es como debe de ser y lo acepta.

Volviendo a coger en brazos a Steffan, quien había dejado en el frío suelo para descansar sus brazos, lo levanta y mira a resto del grupo.

- Tenemos que salir de aquí y volver a casa- comenta sin ningún tipo de emoción-. Vamos- dice mientras se pone en movimiento.

- ¿Matar a uno de los nuestros?- Preguntó Steffan sopesando la posibilidad, aunque fuera de manera remota. Supuso que si su hijo estuviera en peligro quizá fuera capaz...pero ahora, en sus condiciones no le parecía que lo fuera. Le parecía una locura.- ¿Y estás seguro de que con eso recuperaríais a los niños? Es...- Optó mejor por guardarse para sí lo que pensaba. Una cosa era exterminar a los insectoides y sus secuaces y otra muy diferente asesinar a sangre fría a un compañero.

Matt miró a Steffan, pero sus ojos estaban vacíos. La risueña mirada había desaparecido. Todos sabían que Matt se hubiese cortado una mano antes que hacer daño a alguno de los suyos pero...

-Espero que no sea necesario....pero...¿Recuerdas los sueños? ¿Recuerdas las pesadillas de antes de despertar en ese hospital francés? Han pasado cuatro años, Steffan. Richards lleva cuatro años en ese maldito infierno...y nosotros ni hemos pensado en ello. Cuatro años en esa maldita niebla, con ese monstruo rondando... si no puede despertar...quizá...

El soldado comenzó a sudar. Sabía que en época de guerra alguno de sus compañeros habían acabado matando a otros porque estaban heridos de muerte o con terribles sufrimientos. Pero también sabía que si lo hacía, aquello le perseguría toda su vida. Tratando de centrarse dijo. Lo primero es tu herida. Tu herida y Dereck. llamaremos a América...quizás ellos puedan despertarlo. Quizás hayan encontrado algo en lo que hemos estado fuera.

La grieta continúa cerrándose, cada vez es más estrecha y pequeña. Quedan solo unos pocos centímetros cuando de ella veis salir una pierna, seguida rápidamente del cuerpo que suele acompañarla. Es el profesor Olive, que ha atravesado el portal justo en el último segundo antes de que se cerrara.

Nada más entrar el hombre se derrumba al suelo, cansado por el enorme esfuerzo que ha realizado, sin soltar en ningún momento un cilindro metálico de unos veinte centímetros de alto y diez de diámetro que lleva entre sus brazos como si fuera un bebe recién nacido. Cuando os aproximáis al hombre veis un nombre grabado en el cilindro G. Zarramenov.

El capellán que ya se había levantado para ir junto a sus compañeros a llevar a Wood al hospital, se quedó paralizado al escuchar el testimonio de Greywood... matar al soldado mientras dormía... sus almas estarían aún más condenadas de lo que ya lo estaban, se pasó un pañuelo por la sudorosa frente sin saber que decir en aquel momento... ¿Quién de ellos tendría la sangre fría de cometer tal asesinato?

- Mirad...- señaló con uno de sus largos dedos tembloroso a la figura que comenzó a salir de la grieta interrumpiendo la conversación- ¿Profesor Olive?... pero...- no podía creerlo, entonces se acercó con curiosidad a ver que era lo que llevaba entre los brazos- CIELO SANTO- exclamó echándose hacia atrás ¿Pero que narices le pasaba a la gente? ¡Cómo se podía ir paseando con una cosa así!

En los brazos de su compañero de fatigas, Wood observó el fin de la grieta y como de ésta salía Olive. Se revolvió como un niño pequeño en brazos de su padre y quiso romperle la cara al profesor.

- ¿Qué demonios...- Por culpa de su locora se había tenido que poner en peligro y separarse del plan establecido.- ¡Explíquese hijo de puta!

-¿Pero qué os pasa? Joder. vale que ha hecho el gilipollas separándose, pero tampoco es para ponerse así– Matt se acercó a levantar a Olive, que había caído al suelo, sin hacer caso de aquel tubo cilíndrico que  tanto había alterado a sus compañeros.- Olive casi la palma ahí dentro, ¿Y así lo recibís?¿Está bien, profesor? Parece que Urdish aguantó, ios lo tenga en su gloria.  ¿Qué es eso? ¿Era de Zama...Zarramenov? 

Colt, con Steffan en sus brazos, también contempló como Olivé salía de la grieta en el último momento. Mirandolo de arriba a abajo el cabo por fin habló.

- Eso, profesor, por qué se separó del resto y qué demonios es eso que lleva- dijo centrando su vista en el frasco cilíndrico que portaba.