Partida Rol por web

-Señorita Cora -saludó Diego, amplia sonrisa en su boca llena de diversión. El pirata se puso en pie. 

Muy cerca de él de nuevo, frente a frente, algo en él te resultaba familiar. El brillo afilado de su mirada, esa arruga en el ojo, la cicatriz. 

De un bolsillo extrajo unos pendientes con una piedra azul y, sin mediar palabra, te puso uno y luego el otro.

-Perfecto. Como siempre. Creado para ti, mademoiselle. La dama ma bella a este lado del océano. Y en el otro.
También la joya quería traerte recuerdos… Estabas confusa. Por si no fuese ya suficiente tu inquietud y agitación. Incluso temor.

Diego te abrazó, sus manos en la parte baja de tu espalda, cuidándose de no hacerte daño. Su olor removió las nieblas de tu memoria, pero se te escapaban los jirones del momento, de las vivencias. 

Del pasado.

El corazón te decía que conocías a Diego. ¿Cómo era posible? 

Se inclinó hacia ti. Su boca risueña se acercaba a la tuya.

Entrecierra los ojos mirando a Tulip tan tranquilamente tumbada y echándose una "siestecita". Mentalmente la llama traidora porque, al fin y al cabo, es ella la que le ha convencido para ir a hablar con Diego e intentar sonsacarle información. Incluso ha insinuado que iba a acostarse con él, que quería diversión esa noche. Bueno, parece que el tipo de diversión que busca la guía no es la que ella se ha pensando. Bufa un poco y continúa su camino, sintiendo los ojos de la calavera del colgante clavados en ella. Bueno, ¿qué más da? No les puede pasar nada más. Ya están encerradas en ese plano alternativo gracias a los grabados del templo.

Con paso firme, se acerca a la zona de vigilancia estipulada por el pirata. No espera nada bueno de ese encuentro, pero tampoco pierde nada. O eso se cree ella. No tarda mucho en llegar ha donde está el pirata guapo y sexy. Y él no tarda en levantarse y acercarse a ella. Y con la proximidad, su mente comienza a hacerle malas pasadas, diciéndole que él le tendría que resultar familiar. Que debería conocerlo, quizá de otra vida. De momentos atrapados en un tiempo pasado.

Y no solo son sus pequeños gestos, también los pendientes intentan abrirse paso en su memoria y su cálida y reconfortante cercanía que no hace más que acelerar su corazón, erizar su piel y casi hacerla olvidar que están en medio de una selva desconocida sin saber qué está pasando. Y, sin poder evitarlo, su cuerpo reacciona y acorta la distancia entre sus labios. No sabe si es lo correcto o no, pero su cuerpo así lo desea. Ni siquiera con su ex se ha sentido así. Es como si el pirata y ella estuviesen conectados.

De pronto, un poco de lucidez consigue atravesar la niebla de su mente y se separa unos centímetros de él, intentando que la cosa no vaya a más. Aun no.

-Diego... dime qué está pasando. Tú lo sabes, ¿verdad? Si no me lo cuentas, me iré... - susurra dando a entender que el precio que el pirata tiene que pagar para ir más allá es contarle la verdad de lo que está pasando.

Diego ensancha su sonrisa de pícaro seductor.

-Ere igual. La misma. Amenaza en tu lengua que tu boca no piensa cumplí. -Esta vez sus fuertes manos sujetan tus brazos y te atrae hasta sellar sus labios con los tuyos. Quizá forcejeas, tal vez te resistes. Cuando el beso llega, comprendes que una vez amaste a este hombre.
Te sumerges en un paisaje más propio de los sueños que de la realidad. Observas al pirata

Y luego te ves a ti misma a través de sus ojos. 

Diego se aproxima a ti de nuevo. El Diego del sueño. Otro beso y abrazo. Sal marina, riesgo, mar y abordajes en su boca. Deseo y aventura en la tuya. El contacto dura una eternidad. Lo saboreas como una delicia que no quieres perder y sabes que puede llegar ese día.

Regresas al presente. Colgado de tus ojos, las llamas de sus pupilas prenden fuego en ti. 

-Se algo. Presente y pasado se mezclan para alguno de nosotro. Vivimo en un espejismo o en una dimensión diferente a la nuestra, no entiendo ese vocabulario del perro traidor de Zama. -estrecha tu cuerpo entre sus brazos.- Él quiere escapar de su encierro y a la ve liberá a Larkin. Se aparecerá y buscará engatusaro.

Sus manos acarician y envuelven tus mejillas formando un nido.

-Cora. Antoinette. Tiene que tirar lo hueso de Larkin al pozo de lo deseo. Si no lo hace, desaparecerá en un mundo que no eh el tuyo. -sus ojos brillan. De deseo, sí. Y de amor. ¿Es posible? 

Lo que sucedió después…lo que sucede en la isla, se queda en la isla. 

Me apunté a la excursión como un reto, el que suponía a atravesar las puertas de la comodidad que ofrecía el turismo de las ciudades por una salida al campo, más bien a una isla. Un lugar alejado de la civilización. Así planteé aquella aventura, también suponía una introspección, la búsqueda del yo interior.

Lo que no pensaba era que me fuera a encontrar a alguien interesante. No en cuanto a curiosidad sino alguien que verdaderamente me interesara. Siena. A través de ella descubrí paisajes distintos, sonrisas encantadoras y una sensación de bienestar que hacía tiempo no degustaba. Me gustaba. Buscaba su contacto y pedía más.

De ahí que, cuando tuve la oportunidad de profundizar en aquel descubrimiento, me dejase llevar, como una adolescente que espera descubrir la magia. Me dejé llevar ante sus abrazos y sus caricias, correspondiendo a sus besos y juegos. Me daba morbo, deseo, pasión. Me gustaba y me sentía feliz.

El entorno podía esperar. Piratas, guerreros, monstruos tentaculares, desfiladeros, rampas y delfines rosados. Todo podía esperar.

- No, yo soy el oso panda que disfruto comiendo azúcar en rama, la tigresa ¿o era un alce? eres tú.

-¿Tú crees? ¿Te vas a dejar devorar por mí? -ronroneó la tigresa. Su mano buscando la tuya. Después se arrodilló junto a ti, tomó tu pierna y besó suavemente el tobillo lastimado.

No importaba la presencia de Tulip. Durmiendo o haciendo ver que dormía. Y, con aquellos besos o debido a ellos, te sumerges, junto con Siena, en un paisaje más propio de los sueños que de la realidad. 

Otro tiempo. Otro mundo. 

Te ves a través de los ojos de ella.

Y la ves. Una Siena que ahora es hombre. 

Siena te ama esa noche bajo la inalcanzable cúpula de infinitas estrellas. Y tú la amas a ella en ese espacio del pasado que transgrede el normal paso del tiempo. La sensación es doble, las emociones y el placer duplicado. 

-Kate… María… -el embriagador susurro de su boca.

Recuerdas…intentas recordar…canciones, bailes y ron..

La noche transcurre entre vapores de alcohol, memorias perdidas y un amor de una época de emociones violentas e intensas.

La pilla un poco por sorpresa que la coja por los brazos para besarla y aunque quizá parezca que se vaya a resistir, cuando comienzan a besarse se relaja. Imágenes del pasado comienzan a venir a su mente mientras sus labios se mantienen unidos. Imágenes de un pasado de piratería, riesgo y aventuras. Un pasado con ese hombre que está ante ella.

El tiempo parece eterno, pero nunca suficiente. Le mira mientras acaricia las conocidas cicatrices de su piel, cada línea de su torso. Escucha la explicación que le da.

-Entonces, ¿no os liberaría a todos? ¿Volverías al tu tiempo?

No entiende demasiado la situación. No sabe por qué están ahí atrapados ni lo que ha pasado con Zama, Larkin y los demás. Siente que aun quedan muchas piezas en ese gran puzzle. Pero quizá nunca acabe por entender todo el conjunto de lo que está sucediendo. De todas formas, no puede separarse de él, de su amante pasado y... ¿presente? O lo que sea que es ese tiempo en el que están. 

-Bueno, olvidemos eso por esta noche. Disfrutemos de este momento - le susurra antes de besarle de nuevo.

Al fin y al cabo, nunca se sabe cuando se van a separar de nuevo. Sí, su parte pasada está tomando ventaja en esos momento. Su manos comienzan a recorrer la piel expuesta del pirata mientras el beso se vuelve más demandante. Tienen una noche muy larga, o muy corta, por delante. 

-Escucha, Antoinette... Cora. La isla. Ella eh responsable de todo esto. Transforma el tiempo, la vivencia, te regala esto momento. Eh caprichosa igual que una mujé. -Diego te abraza y te besa en la cabeza.

-Mi tiempo e donde estoy. Y el tuyo también. Antoinette y yo nos amamo un día. Tú y yo. Pero por ese amó y la dicha que disfrutamo junto debe viví tu vida. -alzó la vista a la luna -Mañana puede que no esté. Este lugar eh misterioso,  indescifrable, una maravilla del nuevo mundo que llaman la india occidentale. 

Le besas. Él sonríe - ¿Qué hago yo en tu tiempo? ¿Qué haría tú en el mío? -Sus besos devoran ahora tu cuello. Los dos cuerpos se incendian y se entregan una vez más el uno la otro, Diego, el hombre que un día fue tu amante y, tal vez, tu alma gemela. La de Antoinette.

Le escucha mientras intenta explicar en que punto se encuentran. Parece que ese lugar se encuentra en algo entre ambos tiempos, un lugar atemporal, donde un día pueden estar atrapado y otro quizá no aparecer. 

-Entonces si yo estoy en mi tiempo, tú también debes de estar. Con otra forma, otro nombre. Como Antoinette y yo.

Quizá el universo les una de nuevo en su presente, o el futuro de Diego. Pero quizá solo quiera hacer más complicada la separación, si es que escapan de ese tiempo. Sus labios vuelven a juntarse, deseando, quizá, que esa noche no se acabe nunca porque no es seguro que ninguno de los dos esté ahí al día siguiente. 

-Solo podemos amarnos, Diego - se susurra al separar unos milímetros sus labios.

Solo pueden aprovechar el tiempo que se les ha dado, aunque sea un tiempo prestado.

Estaba en la gloria, no me podía quejar. El viaje, aquella aventura había explotado con el descubrimiento de Siena. Todo lo demás era secundario aunque contaba. Me ilusionaba, me encantaba, me gustaba, mucho. Sin duda aquella isla era mágica, al menos para mí pues había cambiado mi perspectiva y de qué manera.

Sólo tenía ojos para ella, además es que hacía cosas que me encantaba y encima el sentimiento era mutuo. Aunque eché de menos el edredón no hice otra cosa que buscar su contacto, su calor. A través de su boca, sus labios, el roce de su cuerpo contra el mío. Los abrazos. Llegó un momento que traspasamos toda superficialidad y ahondamos en los sentimientos, en el goce de los sentidos, el placer y la lujuria. Todo lo demás parecía lejano, sólo estábamos ella y yo.

Un ligero parpadeo y toda la visión cambió, como si formáramos parte de una película o de otra vida, otro tiempo, atrás. Veía a través de sus ojos y me vi, cual pirata. Pero lo más sorprendente fue que ella era un pirata, no una sino uno. Lo justifiqué con los sueños, a veces soñaba de manera disparatada, así que, convertirme en pirata y a ella en un pirata podía colar. Aunque parecía tan real a la vez ¿Y por qué piratas y no astronautas? Igual era la isla, quizás habíamos vuelto a saltar a un universo paralelo, un pasado mítico, lo desconozco.

Era real. Habíamos viajado en el tiempo, ahora estábamos en una fiesta, música y ron. Le tomaba el pelo a Siena - ¿Te has visto? Mejor no, salvas que no esté aquí Cora, te haría una foto y a ver cómo lo justificas jajajaja - bailes y más ron, atrás quedaba mi lesión de tobillo, atrás todos los peligros que habíamos vivido en la isla. Aquello era como Hook, Peter-Pan, sólo que estábamos en una ambientación pirata y éramos felices, lo estábamos pasando genial.

-Quizá…en algún lugar. Ahora estoy aquí. Contigo.

Fueron sensaciones, más que recuerdos, los que te embriagan esa noche. Amor, deseo, placer. Conexión la llamarías ahora. 

La Armonía alejándose. Brazos que te sujetan. Te atan. Te encadenan. Las manos y besos del pirata pintan la oscuridad de luz.

Has amado a Siena en otra vida. Y ella a ti. Fueron sensaciones, más que recuerdos, los que te embriagan esa noche. Amor, deseo, placer. Conexión la llamarías ahora. 

Hasta que el silencio sumerge tu corazón en la tristeza. ¿Pasajera? 

Siena siempre estuvo en tu corazón. Con otro nombre. La misma luz en los ojos.

El amanecer fue un poco brusco, el sol levantándose en pocos minutos, la selva atronando igual que un despertador desquiciado con el volumen muy alto. Kate y Siena enroscadas la una en la otra, Tulip ya en pie preparando el desayuno y equipo.

Y Cora bajo una manta de lana azul que nadie sabía de donde había salido pero que calentaba lo suyo. Diego no estaba. Y ahora la chica, de no ser por los pendientes de amatista azul en sus orejas, dudaría si lo sucedido durante la noche fue real o no.

Las tres aventureras tenían sueños de cierta similitud. Abordajes, bailes, ron. Vida violenta, al borde del filo de un sable o de la cuerda de la horca. Sensaciones y vivencias muy reales. Ciertas.

¿Ciertas?

Aquel amor del pasado, Kate y Siena, Cora y Diego, no podía ser falso, una ilusión, una alucinación de la isla.

El walkie vibró- Aquí Jeff. ¿Me oye alguien?

Tulip respondió, ansiosa. La conversación fue breve. El chico, el otro guía, iba de camino al diminuto embarcadero. Podían quedar en aquel puente.

¿Estaban de nuevo en su tiempo?

Kate sintió que los huesos aquellos, las vértebras, emitían calor en su bolsillo. Sin embargo, al tocarlos, estaban helados.

-Es nuestra oportunidad, vamos, antes de que la isla nos envíe a saber donde -dijo Tulip, recogiendo y enterrando las cenizas de la hoguera.

¿Era el momento de marcharse?

Se despierta un poco confundida. Parpadea un par de veces mientras se incorpora y mira alrededor sin entender muy bien dónde está y, sobre todo, en qué tiempo se encuentran. Tulip parece tranquila, preparando el desayuno, y Kate y Siena están dormidas. ¿Ha sido todo un sueño? No. Aun tiene los pendientes de Diego y a saber de dónde ha salido la manta azul que la cubre.

-Buenos días. ​​​​​​

No es hasta que el walkie cobra vida que se encuentran en su época y entonces sabe que Diego ya no está. Nadie de los que estaban en la zona entre tiempos esta.

-No podemos irnos aun. Tenemos que lanzar los huesos. Al lago de los deseo. Eso dijo Diego. Si no lo hacemos, Zama se liberará y hará maldades. 

Bonito a la vez que extraño. Así había sido el sueño, pero despertarse y contemplar a Siena junto a mí, enroscada su pierna entre las mías, sus cabellos junto a los míos, no tenía precio. - buenos días, tigre - le di un pequeño besito en la punta de la nariz y una vez que se movió, sus ricitos tras masajearme la cara pude ver el día, la mañana.

- Vaya, qué noche - sin duda había estado bien, pero mirando y buscando al pirata no lo hallé, sí a Tulip y a Cora con unos pendientes que no tenía la noche anterior - ¿Dónde está Diego, el pirata de agua dulce? - por aquellos pendientes, supuse que finalmente la morena se había lanzado a la aventura - ¿Una buena noche, Cora? - sonreí de manera poco disimulada y crucé la mirada con Tulip y Siena.

No estábamos en el camping ni en el refugio por lo que no había un desayuno esperando, ni siquiera una taza de café caliente. Aún así, en aquel lugar no se estaba nada mal, gracias a la compañía.

El sonido del walkie nos despertó a todas del ensimismamiento mañanero - por fin funciona, qué cosas - también es verdad que, no había rastro de la tormenta. Así que, igual debido a éso, había comunicación.

- Levantando campamento... hora de irse, holgazanas - tampoco había que recoger demasiado, en concreto nada. Sin embargo Cora aludió al destino de aquellos huesitos. No pregunté pues estaba claro que el pirata le habría contado algo durante la noche, pero aún así, quizás por tradición o porque tocaba, tampoco es que tuviera intención de llevarme huesos a casa - ¿y dónde está ese lago de los deseos?

- ¿Zama? El guerrero Zama... - apenas lo habíamos visto antes de que nos cayera la tormenta en aquella especie de templo en ruinas. 

-Son las vértebras de Larkin. No sé que tramará ese señor, pero seguro que nada bueno.​​​​​​

Lo cierto es que no deberían fiarse de nadie, pero tras recordar las vivencias de su "yo" pasado, no cree que Diego intentase engañarla.

-Supongo que Tulip sabe dónde está el lago. Supongo que podemos llegar y largarnos de aquí si nos damos prisa. ¿Que dices tú, Tulip? 

- ¿El lago de los deseos? -la guía está perpleja. -¿De qué hablas, de Zama y los huesos y maldades? -pero Cora parece que lo dice muy en serio. Tulip se mira a las tres chicas. Siena, inquieta, recoge sus cosas.

-Yo, lo que diga Kate. Todo esto es asombroso. La noche fue...vaya, qué noche, eso. Yo... creo que me he enamorado. Que siempre lo hemos estado, Kate y yo. No se si fue sueño o realidad, pero ahora entiendo lo de las reencarnaciones.

Tulip sí que no comprende. - ¿Quieres decir que confías en ese pirata y no en Zama? ¿Cómo está tu espalda?

- ¿Pero sabes o no donde está el lago, Tulip? -pregunta, impaciente, Siena.

-E... conozco el Estanque de las Almas. ¿El lago de los deseos? No se lo que es. Espera. -La guía se comunica por el walkie. Logra conectar con el tal Jeff y le pregunta acerca de ese lago. 

-Ni idea...Aguarda... -al otro lado, se produce una pausa de varios segundos- Tal vez es el pozo de los deseos, o del deseo. Ese nombre se le daba a una gruta que hay al noreste, sumergida en la playa, en los acantilados. Nosotros...

-¡Vale! Ya se donde es. Gracias.

-Pero, Tulip, oye... 

La guía corta la comunicación.

-De acuerdo. Nos puede llevar medio día llegar a ese sitio. Es de difícil acceso. ¿Sabéis bucear? - parece muy seria cuando os mira -¿Estáis seguras que queréis esto? ¿Y si la isla nos proyecta otra vez a cualquier lugar? Cora, ¿tanto confías en Diego? ¿Y tú, Kate, qué dices? ¿Tu tobillo?

A Tulip se le nota el miedo en el cuerpo. La mujer lanzada y atrevida ha dado paso a otra más precavida y recelosa. 

Estiro una mano hasta unirla con la de Siena, me encanta eso que dice - es verdad, creo que nuestro amor es imperecedero - tiro de ella y la abrazo - yo también te quiero - la beso en el cuello, aunque me contengo. Parece que hay tema con lo de Zama y Diego.

- A ver, un poco de calma... Tulip, ¿no habías dicho que el malo era Larkin? En qué quedamos: ¿Larkin o Zama? - Zama nos había dado los huesos en las ruinas del templo, pero no sabía si el tentáculo que apareció después guardaba relación o no. Aparte el pirata había surgido de la nada y tal como apareció se había ido. Ni rastro.

- Los piratas... ¿Son de fiar? - no había soñado precisamente con guerreros tribales pero me daban más confianza los piratas, aún así, si el propio Zama nos había dado aquellos huesos ¿Qué finalidad tendrían? - No me los pensaba llevar, así que, si me dices que hay un pozo o un lago que da suerte, pues oye, me apunto. Aunque tampoco me hace mucha gracia seguir en un lugar en donde podemos cambiar de era sin darnos cuenta. Es un riesgo ir hasta allí y que ocurra "algo"

-No he dicho que el malo fuese uno u otro. Larkin era pirata y Zama un brujo o chamán que navegaba con él. Eso es lo poco que se sabe.

Le echó un vistazo al cielo. El día tenía pinta de sería estupendo.

-Ningún pirata era o es bueno, ¿no? Ni de fiar. Pero sois vodotras las de las experiencias extrasensoriales o lo que sea. Vaya, se me nota un poco la envidia, jajaja.

-¿Bucear? No. 

Hacer una inmersión sin haber recibido clases antes no cree que sea una buena idea. Muchas cosas pueden salir mal cuando se está bajo el agua y más si tienen que ir deprisa.

-¿Y si las echamos al mar cuando estemos en el velero y lejos de la isla? Quizá sea una opción.

Recoge también rápidamente sin saber muy bien cuál es la mejor opción. La verdad es que no quiere volver a la dimensión donde los árboles se transforman en gusanos tentaculares venenosos y tener que sufrir de nuevo el contacto doloroso de su veneno.

-Sí, quizá el mar sea lo mejor. Salgamos de aquí.

- Si está en la playa o cerca... también podemos acercar el velero a esa zona, no? - si había prisa por marcharnos de allí, acercar el barco se me presentaba como mejor opción que atravesar la isla a pata, vaya, eso pensaba - yo puedo sumergirme y lanzar esos huesitos al pozo de los deseos pero no aprovechéis para iros, eh? - ya sólo faltara que me dejasen tirada en aquella isla, sin provisiones, gominolas, ni saco de dormir. Peor aún, sin saber dónde estaban los refugios. Para nada me gustaría quedarme allí y volver a repetir lo del templo en ruinas, aunque ciertamente no me importaría repetir el sueño que había tenido junto a Siena en la montaña.

- Pero bueno, si da igual tirarlos al mar...