Partida Rol por web

Las cosas comienzan a tornarse muy extrañas cuando ingresan a la casa. El sonido que salía de la cocina una vez traspasado el umbral era más diciente.

Vinneeme Vitaa eterna,, Viiguti Guuudala pohhh

La puerta entre abierta no mostraba mucho desde donde estaban, solo  se podía ver que la casa en su sala (por donde ingresan) es idéntica a las dos anteriores, pero cuando cruzan la puerta de la cocina  todo cambia, la estancia  se  alarga sin existir divisiones de paredes y en el sector  de la lavandería existía una escalera  de donde salía una luz parpadeante propia del fuego. Las escaleras daban en apariencia a un sector en el sótano.  

Cada uno de ustedes camina en silencio de manera titilante mientras escuchaban la canción, algunos de ustedes no pueden dejar de notar que a medida que se acercan a las escaleras que descienden pueden ver algo de lo que ocurre en la otra planta.

Vinneeme Vitaa eterna,, Viiguti Guuudala pohhh

Y justo cuando alguno de ustedes estaba dispuesto a gritar pidiendo ayuda, lo que ven  a continuación los deja sin habla. Al lado de la escalera al sótano había un hombre en el suelo amordazado, y con un paño en su boca. Todos lo reconocen es  Roman  Castrini, el quinto amigo del profesor a quien este fue a buscar en la lluvia.

El hombre al verlos abre los ojos pidiendo ayuda, aterrorizado  y casi de manera inmediata miran hacia abajo  de las escaleras, donde curiosamente el ángulo  de las mismas permitía ver exactamente lo que había abajo. Con tal claridad que pueden ver que dicha escalera en primera medida era más larga de lo usual, y que al fondo debajo de todo,  siete hombres encapuchados  estaban alrededor de  un símbolo extraño, y en el centro yacía degollado el  gallo gigante que habían visto a su llegada, mientras un hombre encapuchado mantenia alzado un cuchillo que goteaba sangre.

Tal era la sorpresa que si bien todos trataron de no mover ni un dedo frente a lo que veían, que Owen en un movimiento involuntario tropezó generando un sonido que no era oportuno en ese momento y llamando la atención de los que estaban abajo. Todos entienden que eso no es precisamente bueno.

Katie sentía como si estuviese en un sueño, sin embargo, era consciente de que el sueño era real. Todas las extrañas situaciones que habían estado viviendo desde que el profesor desapareció parecieron culminar en aquel mismo instante para ella. Con los ojos abiertos de par en par, aquella mujer que nunca había creído en lo paranormal y en los cuentos para asustar a los niños observó temblorosa el gallo degollado, los encapuchados y al hombre secuestrado. Sintió que estaba a punto de desmayarse. Su rostro pálido de miedo parecía descompuesto.

Instintivamente, se acercó a Bishop, que era quien estaba más cerca de ella y se agarró a su brazo. Le temblaban las manos. Tiró suavemente de él como indicándole que se fueran de allí corriendo, que salieran y esperasen de nuevo al barco que les devolvería a su vida normal. Quería salir de allí como fuese.

Un... ¿un ritual? Cuchillos... sangre... ¿Roman? ... joder... - Pienso mientras asustado doy un paso atrás, golpeando sin querer con mi pie el rodapiés de madera. El golpe seco contra la madera se escucha claramente y todos miran en nuestra dirección. - ¡¡Mierda!!

Mi primer instinto es agacharme para ayudar a Roman a levantarse.

"¡Pero soltadle, hombres!"

Algo se ha "Desactivado" en mi mente: Es el sentido común... Es la única forma de aceptar esta escenta tan dantesca. Agitando los brazos, me meto en medio del ritual intentando desbaratarlo y tratar de ayudar al pintor

Fui avanzando de los primero atraído por el cántico, pero al ver al amigo de Arthur allí, y luego aquellos encapuchados, ayudé a Owen a levantar a Roman para quitarle la mordaza y soltarlo, pero me quedé espectante, con la vista puesta en aquella especie de ritual, intrigado., una parte de mi, claramente quería saber que era aquello y que iba a ocurrir.

Desatan al hombre  que temblaba y parecia totalmente asustado.  De-de- debemos huir, son peligrosos, se-se-se-se llevaron a mi amigo, el-el profesor Hopkins…lo golpearon.... se-se-se  lo llevaron. Mientras tanto se levantaba tembleque mientras  señalaba la salida y mirando hacia atrás fijándose que algunos de los hombres encapuchados subían las escaleras. Estan armados…huir… vamos

 Y evidentemente  los hombres se aproximaban a la larga escalera, tenían espacio para salir de ahí, si se apuraban. Es entonces cuando un sonido conocido suena… siete veces

Salid, no hay tiempo... salid nos mataran..

Estan extremadamente nerviosos, el impacto de ver aquello les impacta, sienten su corazón papitar y su respiración agitarse, mientras el sudor se apodera de ustedes.

- ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! - Digo mientras empujo a Roman en dirección a la puerta más cercana. - ¡Vienen a por nosotros! - Digo constatando lo obvio, presa del miedo. - Nos superan en número y van armados... tienen toda la ventaja.

Me aseguro de que nadie se quede ahí, paralizado, presa del pánico. Si eso ocurre tiro con fuerza también de quien sea.

A Katie le dolía la barriga de los nervios que sentía en aquellos momentos. Cuando vio cómo sus compañeros reaccionaban y liberaban a aquel hombre, que a todas luces era el amigo del profesor, la mujer pareció volver en sí un poco. De... Deprisa, deprisa, tenemos que salir de aquí, gritó mientras ayudaba al hombre a incorporarse con torpeza.

La mujer intentó volver por donde habían entrado en la casa, corriendo como si su vida dependiese de ello.

Me crujo los dedos

"Asi que quieren venir a por nosotros ¿Eh?" digo desafiante "En mi familia, tenemos una técnica, una que debe usarse como último recurso, cuando el enemigo te supera en numero, en armas, y en terreno"

"Y ESTE ES ESE MOMENTO" digo preparandome para usar mi técnica secreta de familia

Si soy el más fuerte, me hecho el hombre al hombro (Si no, pues que lo haga otro)

Con las palabras y las prisas que Roman nos recibió tras desatarle y el ver como los encapuchados realmente empezaban a subir las largas escaleras, se veía claro que había que hacer.

Estaba mirando por está así que salí tras de todos, sin saber que dirección iban a tomar, pero la mía era clara, no iba a arriesgarme a que la puerta estuviese cerrada, saldría por el mismo sitio por el que entré, por la ventana, y allí me dirigí. Si por un casual ellos tomaban el camino hacia la puerta, iría hasta allí por la parte de fuera.

-¡Por la ventana, es lo que sabemos que está abierto!-les dije por si acaso.

Todos salen de la casa como pueden, unos más rápidos que otros llegan a la salida sin que los encapuchados que estaban en el misterioso ritual alcancen – hasta el momento- ataparlos.

Roman Castrini va detrás de ustedes, un poco más lento y errático por la ansiedad, pero les sigue a como puede.  Es cuando se dan cuenta que la campana ha alertado a la gente que no parece muy amable. Se asoman por el segundo piso de las casas, y algunos abren las puertas de sus residencias mostrándose armados con hachas, palos y  quien sabe qué más.

Miran alrededor con angustia dándose cuenta que el sector de la calle y el embarcadero  se aproxima un grupo de ocho personas entre hombres y mujeres con antorchas caseras iluminaban  el sector, algunos tenían expresiones faciales rígidas extrañas y los señalan.

No… esto es una pesadilla – dice el hombre de manera muy nerviosa – debemos escapar… están por todas partes….  Mientras comienza a correr de manera errática tratando de buscar por donde salir.

"Al bosque! ¡Al bosque perdido!" señalo. Intento que el pobre fotógrafo no se nos quede detrás, aunque tenga que tirar de él.

Katie estaba confundida y no sabía muy bien qué hacer. Por un instante, la imagen del infierno que Dante describía en su Divina Comedia le vino a la mente. Aquello ciertamente le parecía un infierno, una imagen de pesadilla. Consternada, la mujer no sabía muy bien tampoco hacia dónde encaminarse hasta que las palabras de Jhon la hicieron reaccionar.

Asintió al darse cuenta de que era el único camino libre que había y comenzó a correr en esa dirección.

Al salir, con las campanadas, toda aquella gente salió de sus casas, armadas con diversos tipos de objetos.

Lo primero que pensé fue huir hacia el embarcadero o por lo menos en aquella dirección, pero no, por allí se acercada otro grupo de personas. Entonces John fue más rápido, y era mi siguiente opción.

-¡Si! ¡Corran! ¡Por allí parece haber un camino de piedras, vamos!

Y empecé a correr en aquella dirección sin pensarlo más, mirándo a las personas que salían de la casa más cercana al camino.

Me quedo dubitativo durante un instante al ver el panorama que encontramos al salir - ¡¡Por dios, están por todas partes!!

- De acuerdo, vamos al bosque, parece lo más seguro. - Digo retomando la marcha tras mi momentanea pausa. Intento seguirles el ritmo.

Intento prestar especial atención a Katie y a Roman por si se quedan atrás.

Todos comienzan a correr escapando de los pobladores que les persiguen. La confusión se apremia en cada uno de ustedes que no sabe qué hacer ni cómo explicarse cómo  de repente de habían convertido en foco de tal agresión.  Katie, Owen y Alphonse corren hacia el bosque, como también expresa Jhon, solo que las cosas a este último no le salen como había planeado.

Roman quien estaba aturdido y  torpe por el miedo corre delante de ustedes haciendo un amague un poco peligroso al acercarse a un sin salida. Es cuando  Jhon se acerca a él y lo hala para salir de ahí, y sin quererlo cae de brucen en el suelo.  Román confundido mira hacia atrás y en correspondencia a quien estaba ayudándolo, levanta a  Jhon  Bishop del suelo para continuar la huida, y es en ese instante en que da la espalda a los hombres que amenazan con lanzársele encima que suena el sonido de un disparo.

Jhon por un instante mientras huye puede ver como  Roman cae muerto. Los demás escuchan el disparo pero siguen corriendo sin mirar atrás, es cuando Jhon confundido, mira al hombre por última vez el cual  sangraba por la nuca inerte. Emprende la huida siendo el último en desaparecer en el bosque.

Todos corren , hasta que alguno  se detiene  de repente. El bosque es muy tupido y por el momento no se ven a sus perseguidores.

Algunos se sorprenden a ver que de cinco que huían, solo se encuentran cuatro.

Corro todo lo que da de si mi cuerpo, pero noto como poco a poco el cansancio se va apoderando de mí - ¡¡No me falleis ahora piernas!! - Voy pensando mientras sigo corriendo, hasta que agotado ya me paro junto a los demás en el bosque.

- ¡¡ Joder hemos logrado salir con vida!! - ¿Estáis todo bien? ¿Os han alcanzado a alguno con los disparos? - Pregunto a pesar de que no me parece ver sangre en mis compañeros.

Katie corrió y corrió sin mirar atrás en ningún momento, dejándose llevar por el pánico. Su vestido de viaje y sus zapatos no eran los más apropiados para aquel tipo de actividad física. Qué demonios... Yo no soy apta para esta actividad física. Por el amor de dios, soy una bibliotecaria. Yo no corro.

Y lo cierto es que la mujer, sudorosa y pálida, no parecía acostumbrada a moverse mucho. El sonido de los disparos, sin embargo, la hizo correr aún más, sacando fuerzas de no se sabe dónde, hasta alcanzar el bosque.

Yo... yo estoy... bien, susurró intentando recuperar la respiración. Se giró rápidamente para ver si los demás estaban intactos.