Comienza la Batalla Final

El ejército Fae parecía suficientemente poderoso para hacerse cargo del otro mientras ellos acababan con el Señor y su dragón. Se pusieron a pensar en la manera de llamar su atención y finalmente pesó más la idea de ir hasta la Catedral en la que tenía su señorío para llamar su atención de una forma colosal.

El Dragón de Sanación sería el que los llevara. El de hielo se quedaría cerca por si lo necesitaban. Iato se despidió provisoriamente de ellos.

-Esto no es una despedida larga, sino una breve… recordad que debéis guiarlo hasta los bosques, así el ejército cae sobre nosotros. Él siempre irá contra vosotros, vosotros sois los de la profecía, sois el verdadero enemigo.

-Adiós amigos-dijo el conejo Plim –no vayáis a morir tan pronto –agregó Plam.

La hadita se posó en los hombros de Viento y con un batido de alas el enorme dragón despegó llevándolos a todos encima. Voló a una elevada altura para que no fueran captados hasta estar encima del edificio.

-En poco estaremos encima de la Catedral –rugió el dragón de Sanación  -tenemos la chance de bajar por la terraza, aunque vigilada estará, todo estará vigilado.

Ya no tenían la esfera roja que les permitiría responder inquietudes, así que tendrían que planear ellos mismos la táctica. ¿Entrar directamente, hacerla explotar, hacer ruido y que los soldados los vean?

De pronto el techo se hizo visible.

Sostuvo a su amada hadita para mantenerla en su hombro para que no se cayera cuando despego el dragon del suelo. Cuando estuvieron cerca escucho la advertencia del dragon.

“Gracias por la advertencia.” Agradeció revisando el techo ya visible. “No veo si es necesario que bajemos podríamos crear suficiente escandalo desde aquí mismo.” Comento meditando en sus poderes. “Aunque estaría bueno que algún guardia nos viera para que avisara a su señor que nos encontramos aquí para desafiarlo.”

“Se me ocurre que algunos podríamos bajar hacer conocer nuestra presencia y desafío, mientras otros nos quedaremos aquí protegiendo el escape.” Comento aunque se empezó a pensar si tal vez estaba siendo muy cauto. “Igual es una sugerencia, que si todos quieren dañar aquella catedral estoy dispuesto a hacer un huracán que arrase una parte o una tormenta de rayos.”

-No bajes- le dije al dragón - solo acércanos un poco-

Viento se sumó a la idea de hacer un desastre para llamar la atención, me gusto que por vez primera pensásemos igual.

-Guardate la magia para lo que se viene, con lo que haré estoy más que seguro de que saldrán...-

Sonriendo me acerqué un poco al borde del lomo del dragón, cerrando los puños y concentrando la energía de la tierra que me había legado Bregor.

Este golpe será por ti compañero, para que tu poder lo sienta profundo entienda tu represalia...

Extendí los brazos hacía atrás, abriendo mi capa y las garras mientras respiraba profundo.

-Prepárate para volar rápido- le dije al dragón, para luego clavar las uñas en el aire, apuntando hacía la catedral, apretando la realidad y las mismas ondas del aire, desgarrándolas para crear un cataclismo que hiciera temblar los mismos cimientos de la tierra.

Mientras, en el bosque la idea de los espejos animó a Mia.  La idea era tener escudos como espejos para que, cuando saliera el sol, el señor Oscuro recibiera el deslumbramiento que merecía para acabar con su reino de sombras y muerte. 

¡Ayúdenme hadas, elfos!  ¡A juntar una emboscada de espejos!

Y llamaría a la rebeldía, invocó magia para que en cada lámpara, por más débil que fuera, apareciera el mensaje de que había aparecido quienes retarían al señor Oscuro. 

Viento le dijo al Dragón de Sanación que no hacía falta que bajasen, que podrían conjurar sus poderes desde esta altura y que sería bueno que un guardia los viese para avisar a su señor. Preguntó al resto qué pensaban hacer indiferente de que alguien ya los había olido y su enorme ojo ambarino despertó de la oscuridad.

Fafnir le comunicó que no bajaran, que podían atraerlo desde aquí. Usó su energía para provocar un cataclismo que hizo que la tierra comenzase a tronar con una cacofonía rítmica mientras que una parte del muro se resquebrajó y la mitad de la catedral fue engullida por un foso que se abrió en la tierra.

Mía convocó al poder de los elfos para que supieran que estaban siendo llamados a la Guerra... y lo supieron.

Desde el edificio, de pronto, salió en temible Dragón llevando al Señor Oscuro en su lomo.

-¡¡Allí!! -dijo la montura alada de los héroes, mientras con sus enormes alas empujaba el viento para retroceder en contra de la enorme criatura que se avecinaba. Tras ella vinieron otros seres alados y, por debajo, el ejército empezó a emerger las ruinas derruidas de la Catedral.

Mientras iba a lomos del gran dragón de sanación, fuente de cura de todas las demás bestias cerré los ojos intentando visualizar al dragón y me puse en contacto con mi espíritu elemental, convirtiéndome en una especie de neblina que avanzaba hacia el malvado dragón para después posarme en la espalda del oscuro señor. Mi posterior intención sería dividirme en varios tigres que le atacaran al mismo tiempo.

Como se lo habian pedido Viento espero a que Fafnir hiciera lo suyo y luego que el tempblor pareciera despertar la persecusion de varios seres alados fue que viento uso su magia. El poder de la tierra parecia ahora ser dominado por Fafnir, pero el poder en el aire seguia perteniendolo a él.

Sus ojos comenzaron a nublarse y el cielo parecio ponerse mas oscuro aunque no por una obra de Señor que ahora los perseguia sino por la magia que comenzaba a desarrollarse en el cielo por pedido de viento. Pronto rayos y truenos empezaron a oir y verse, entonces comenzo una fuerte tormenta que si bien parecia diriguida a todos se consentraba en las demas vestias aerias que pretendian ayudar al señor oscuro.

"Cuidado, que contendre mis rayos pero desearia poder pegarle al menos con uno al señor oscuro." decia el guerrero de la luz que habia notado a tiempo el movimiento del tigre.

El ataque de Tempestad me parece suicida, aunque sin dudas hay que reconocer que tiene más agallas que muchos.

De todos modos comenzar a batallar ahora sería echar por la borda la estrategia que teníamos, por lo que ordeno al dragón emprender la retirada mientras comenzaba a esquivar los ataques del dragón enemigo y respondía también a fin de que la retirada no fuera tan obvia.

El tigre se proyectó sobre la espalda del dragón negro y se dividió en otros para atacar conjuntamente al señor oscuro. Dos de esos tigres fueron desmembrados con un solo ademán de las manos del caballero. El tercero, él mismo, golpeó con inusitada fuerza a la espalda del ser que se desgarró. Luego recibió también el golpe y el tigre cayó por los aires como una roca.

El dragón sanador voló por debajo mientras Viento usaba su poder. Con su manejo de las tormentas pudo conjurar varios rayos que golpearon al rey.

-DRahgran SfhOiif!!!

Rugió el señor y varios muertos se aliaron a él volando en criaturas pequeñas, como perros alados. Fafnir les hizo recordar cuál era el plan y, cuando el dragón propio, rescató al último tigre (el original) enfiló hacia el bosque Fae.

No debían precipitarse. Rayos violeta empezaron a bombardearlos desde el cielo, productos de las invocaciones del señor Oscuro. Estaban a unos 100 km del bosque, tenían que seguir.

Un rayo golpéo al dragón y lo hizo volar de costado, algo herido.

-No puedo curarme de camino -se disculpó.

Desde el principio no le gusto el riesgo que había realizado el tigre por lo que cuando vio el resultado de su acción estuvo apunto de saltar a buscarlo pero el dragon se le adelanto a ir por Tempestad.

“No hay que separarnos…” Dijo al resto en tono casi imperativo. “Vamonos de aquí.”

Aunque a pesar de sus palabras y lo confiado que pudiera estar el señor oscuro, no los dejaría irse tan fácil. Algo que se vio cuando uno de los rayos violetas invocados por este daño al dragon que los llevaba, haciéndolos agitar pero por suerte nadie se habia caído. “Cubrenos Fafnir, Mia fijate si el tigre necesita que lo cures.” Le pidió a cada uno con rapidez antes de concentrarse en el dragon. “Yo tratare de curarte, vos vuela hasta el bosque.” Le aseguro colocando sus manos en el lugar mas cercano a la herida que habia recibido este.

Utilizando una de las magias de su compañero fallecido se concentró en este y realizo el hechizo de sanacion. Queriendo prevenir que quien los llevaba y ayudaba cayera muerto en el aire.   

Tal como había pensado el ataque de Tempestad había sido bastante suicida, no sabíamos con exactitud el alcance del poder del Señor Oscuro, pero sin dudas si atacábamos individualmente podría con todos, por algo los elegidos eramos varios y no solo uno.

El dragón en el cual volábamos también fue herido y necesitábamos de él hasta volver al bosque, por lo cual me preocupé, aunque tanto Viento como Mía poseían habilidades curativas.

-De acuerdo!- respondí a Viento en cuanto me pidió que los cubra, por lo que me desplacé hasta la cola del dragón y extendí mis manos hacía el Señor Oscuro, su montura y los enemigos que se iban sumando, mientras comenzaba a emanar luces de mi cuerpo las cuales se desprendían y comenzaban a invadir el aire como si fueran luciérnagas, moviéndose lentamente alrededor del enemigo- Ardán!- ordené finalmente haciéndolas estallar.

Viento ordenó que se fueran de aquí y el Dragón que ellos montaban no aguardó para seguir volando hacia el bosque Fae, como era el plan original. Mientras, el joven usó energía de sanación para restaurar las heridas que el mismo dragon había recibido. El enorme ser agradeció mientras su batir de alas llenaba el cielo. Una luz dorada emanó de las palmas extendidas del muchacho y cubrió un costado de la enorme criatura que exhaló aire, agradecido.

Fafnir los cubría en el intervalo: el ejército de criaturas aladas, soldados, guardianes y la horda de las tinieblas los seguían muy de cerca. El enorme dragón negro los miraba con ojos ambarinos, y mirada iracunda.

El íncubo convocó su poder y cientos de luces rodearon al ser negro por todos lados para encenderse al únisono a su orden. El problema que el chico no contempló era que el animal era de fuego, su propio corazón vivía a una temperatura elevada. Su sangre humeaba en sus entrañas. El fuego no lo dañó a él ni a su jinete pero sí provocó la caída de más de uno de los soldados.

Siguieron volando mientras una lluvia de saetas cruzaba el firmamente a la orden del Señor Oscuro. Una le cayó a Mía en su brazo derecho, y el Tigre se salvó de milagro. La chica podía sanarse pero eso no quitaba que estaban en peligro.

Entonces el bosque Esmeralda hizo aparición. Debajo, cientos de elfos estaban con sus armas apuntando al cielo. Al dragón y su jefe no le provocarían nada, pero sí a su ejército…

Todo había pasado muy rápido, mis dobles habían sido devastados por dos ataques certeros del maligno ser, y su aura me despistó tras el ataque que le hice, haciéndome caer de su montura. No pude pues concluir mi ataque, que iba a consistir en helar al ser, o al menos parte de las alas del dragón, para dificultar la persecución. Dí las gracias al dragón cuando fui salvado, y le acaricié el lomo con mi pata.- Muchas gracias.- Aunque estaba magullado del golpe, había conseguido herir al señor oscuro, y enfurecerlo más. Ahora volábamos hacia el bosque, y ya veíamos a nuestros compañeros preparados en armas para emboscar a las temibles criaturas de la oscuridad.

Se sintió mejor al poder ayudar al dragon de la curación, pero no se relajó en ningún momento con el dragon mostrándose bastante inmune a los fuertes ataques de Fafnir.

“Debemos pensar en otra cosa…pero igual todo esta saliendo como lo planeado.” Afirmo por si era necesario reforzar los animos de su grupo que se iba moviendo sin ser detenido hacia el bosque esmeralda donde le esperaba una emboscada al ejercito oscuro.

“Creo que debemos concentrarnos en el dragon, derribarlo de una vez por todas dentro del bosque. Si alguien tiene un hechizo que pueda contenerlo no lo dude, que debemos combinar nuestros poderes para derribar a esa bestia.” Comento viento queriendo fijar a todos en el mismo objetivo. “Yo no creo que mi poder sea suficiente para atraparlo, pero puedo intentar cortar una de sus alas.”

Mi fuego no dañó al dragón, sabía que ellos controlaban el mismo elemento además de la oscuridad por eso mismo mi sincronización con mi elemental podía ir mucho más allá, pero era demasiado pronto para eso.

-Yo creo que puedo encargarme del dragón, pero necesitaré que mantengan ocupado al Señor Oscuro-

En ese momento pude vislumbrar el bosque y nuestro ejercito preparado, comenzando a tirar flechas, sin embargo no podíamos festejar.

-Aún debemos hacer que se acerque más - dije acercándome a la cabeza del dragón de luz- comunicate con el dragón de hielo y dile que salga y ataque por la retaguardia una vez crucemos, no tenemos que dejar que escapen y una vez que el Señor Oscuro este cerca, tendré que pedirte otro favor- dije sacando mis chakrams.

El tigre agradeció la salvación que había hecho el dragón que montaban con un movimiento de su pata. Viento se daba cuenta que era importante hacer caer al otro, al dragón oscuro, en medio del bosque Fae de ser posible. Los aliados ya esperaban abajo con sus armas preparadas. Fafnir pidió a Viento que le hiciera un favor, algo que iba a ser importante en esta lucha. Todavía no especificaba cual cuando, de pronto, unas cien saetas surcaron el brillante cielo.

Todas las que dieron en el dragón negro volvieron a caer a tierra. Su piel era tan dura como la piedra, como si cada una de sus oscuras escalas estuviera hecha de acero. Sin embargo, las otras pegaron en los distintos seres alados que llevaban sobre sus espaldas, al resto del ejército. Algunos de esos bichos cayeron al bosque, heridos mortalmente y sus jinetes se bajaron con sus toscas armas preparados para presentar batalla.

El dragón de hielo, mientras tanto, había oído el llamado y se situaba tras el enorme animal sobre el que montaba el Lord Oscuro. Con una abertura de sus fauces el hielo escapó en forma de miles de fragmentos que impactaron la espalda del jinete. Él, rabioso, dijo una serie de palabras en arcano antiguo, un idioma que ninguno de los guerreros conocía y del cielo cayó un estrepitoso rayo blancuzco que golpeó en los lomos del dragón. Pero el animal también era poderoso y continuaba con su ataque de hielo.

Abajo, en la tierra, ya todo era una masacre. Enormes criaturas orcas y de especie similar, se trenzaban en una batalla cuerpo a cuerpo con elfos, hadas y otros seres etéreos. Las espadas se cruzaban en estocadas imperiosas, y los mismo pasaba con el cruce de flechas en el aire. Cuerpos caían de un lado y del otro.

-Recordad el poder del Pergamino- comentó el dragón de sanación mientras seguía volando con toda su velocidad más dentro del bosque.

Se quedó un buen tiempo esperando el favor que fuera a pedirle, pero el ataque con saetas al señor oscuro lo distrajo de preguntarle sobre el favor. Si bien se había emocionado ante la fuerza del ataque, se terminó decepcionando bastante cuando nada parecía dar éxito.

“Dime el favor, no es momento de hacerse el interesante!” le apuro a su compañero viendo que la situación no solo se ponía mal en el aire sino en la tierra. “De cualquier forma piénsatelo bien. Porque creo que nada más que las palabras pergamino pueden con él. Por lo que aunque lo lamento nuestro dragon debera acercarsele y mientras nosotros lo distraeremos como podamos al dragon del señor oscuro. Mientras uno de nosotros pronunciara las palabras cerca de este.” Comento su plan a todos incluido al dragon que tenian debajo de ellos.

“Et dominea tenebrea Lorfrien.” Repitió las palabras en un susurro y miro con odio al señor oscuro. “Me acercare yo al señor, ya que aunque me lastime el señor oscuro puedo detener yo mismo mi caída.” decidio

-Bien, entonces vamos los dos!- le dije a Viento - lo que necesito es que uses tu poder para lanzarme con todas tus fuerzas contra la cara del dragón, tu puedes encargarte de recitar el cántico frente al Señor Oscuro- dije mirando al enemigo.

-Mia!-grité llamando la atención de la chica- podrías bendecir mis chakrams con tu luz sagrada?-

Eso de "bendecir tus chakrams" suena sexoso, íncubo.  -le gritó.   Jjaj, bueno, ¿pues es un íncubo no?

Mejor aún, les mandaré ¡esto! -y envió con mucho maná aquella invocación que trocaría todo daño que se les hiciera en curación.  El señor Oscuro pensaría que los daña, pero realmente les estaría dando fuerzas -y razones- adicionales para luchar. 

Se sentía algo extraño tras las palabras de Mia, sin embargo no contaban como demasiado tiempo para preguntarle lo que habia hecho. Aunque confiaba que no los estaría afectando para mal.

“Bien, estate firme.” Le ordeno al incubo antes de acercársele y tomar uno de sus brazos. “Nos daré un impulso a ambos y tratare de empujarte para que termines en su cara mientras yo me elevare.” Le explico con prisa al tiempo que su mano ya se encontraba convocando vientos que terminaban en los pies de ellos.

Pronto con un gesto hacia delante de su mano invocadora surcaron los aires dirigiéndose de frente a quien los perseguía. Cuando ya estuvieron cerca lo impulso a Fafnir hacia abajo mientras él esquivaba al dragon para ir por el jinete.