Partida Rol por web

Tarzán asiente a lo que le propone y se apronta para subir cuando el pequeño netivo le dice algo. El hombre mono les vuelve a traducir:

- Dice que hay una entrada que muy pocos conocen. Está cerca del gran hoyo y psa por debajo de la tierra hasta la despensa de los alemanes. Dice que el la usaba para robar comida, pero los alemanes descubrieron el alimento en su chosa y su madre hizo que escapara, porque el castigo al robo es... la muerte como sacrificio al Dios de la Lengua Sangrienta.

El hombre mono titubea en lo útimo pues no espraba que esos sujetos fueran tan crueles. No obstante, el pequeño les habpia dado una buena opción.

Sandokán dio un golpe con su puño cerrado sobre la palma de su otra mano ¡Buen chico! exclamó al escuchar traducidas las palabras del muchacho. Ahora, llévanos a esa entrada, veremos qué podemos hacer desde allí... pidió a Tarzán que tradujera...

El chico les sigue guiando por el enmarañado sistema de callejones que está conformado por esos paupérrimos barracones en el que son destinado los esclavos. Les muestras lugares por donde pueden escabullirse al interior del campo de trabajo y desde el escondite que les proporciona un montículo de rocas, pueden ver como trabajan a seres que si fueron humanos, eso sucedió hace mucho. Los esclavos parecen espectros lastimeros, delgados hasta parecer esqueletos caminando que portacan piedras sobre sus hombros solo por el miedo a ser muertos por los alemanes.

El pequeño mira con pena a esa gente, pero de la mano de Mina les indica que sigan avanzando hasta llevarlos detras de una maquinaria que parece moler la piedra. Ahí, escondida entre los arbustos y sin guardias a la vista.

El muchacho sabía dónde estaba aquel lugar así que al menos teníamos un buen guía pues quién nos iba a ayudar mejor a llegar que alguien que había estado ya dentro. Me quedé un poco pensando en si habrían matado a sus padres aunque él hubiera desaparecido o aún estarían vivos y esperaba que quisieran escarmentarlos a los tres juntos para dar ejemplo a los demás, aunque al ver a aquellos esqueletos andantes, no creía que mucho más ejemplo se les pudiera infundir.

- Por el amor de dios! ¿ Cómo se puede tener así a esta gente?

Tampoco era de las que se preocupaban demasiado por todo, pero ver aquello revolvería las tripas a cualquiera, pues sin duda había sobrepasado la palabra esclavitud hacía un tiempo y no tenía ni nombre.

Para cuando quise darme cuenta, el muchacho volvía a tirar de mí, así que simplemente le seguí. Había que intentar detener esto de alguna manera.

El pequeño los lleva al interior de lo que es un tunel cavado en la roca viva. Avanzan en ciertos tramos casi a tientas por la oscurida, pero al final avanzan hasta llagas a una enorme galeria iluminada por lamparas de gas. Esto no es muy prometedos, porque supuestamente este esa entrada no era conocida por nadie. Entonces escuchan una risa casi sicótica y desde las sombras una voz dice:

- Es bueno verla nuevamente, fräulein Murray. Veo que ahora a traído a sus compañeros.

Es la misma voz que Mina escuchó salir de la boca de la chica que intentó matarla en París.

Escuchar aquella voz me hizo detenerme, e incluso respiré con más cuidado queriendo estar atenta a todo lo que me rodeaba. Ya había intentado matarme una vez y sabía que no dudaría en volver a hacerlo.

- Sí, tengo la suficiente buena educación para dar la cara cuando se requiere, cosa que no puedo decir sobre otros que antes de intentar deshacerse de mí ni siquiera se molestan en presentarse debidamente. ¿ Es miedo escénico?

Quería al menos saber dónde estaba, pues no me gustaban las cosas que no podía ver y aunque mi tono era tranquilo, en el fondo estaba un poco cabreada porque yo debería de haberme vuelto a mi casa que era donde mejor estaría y que no pendiera ahora de mí el que la gente creyera que había matado a alguien y encima, estar allí en mitad de la nada africana demasiado cerca de la muerte como para que me agradase demasiado la situación.

Por sobre sus cabezas, en una galería superior al nivel en que se encuentran aparece un sujeto cuya apariencia se puede asimilar a la de una buho, con ojos penetrantes, nariz ganchuda y cabello alocado. Tras de él había otro sujeto, de semblante tan siniestro como el primero.

El que parece buho dice:

- Disculpe por lo ocurrido en París, Fraülein, pero no podía evitar intentar anular a un oponente peligroso. Se me conoce como Dr. Mabuse y mi colega acá presente es el Dr. Caligari. Les damos la bienvenida a nuestro paraiso en el continente negro.

El pequeño indigena, ante la presencia de esos hombres, se esconde tras de Mina, pero de pronto comienza a hablar con alguien, aunque ustedes no ven a nadie, para salir corriendo en dirección de uno de los túneles que se conectan con ese cacerón. Tarzán, que es el único que le entiende, dice:

- Parecia estar hablando con su madre.

Mabuse ríe con malignidad.

Observé a aquellos hombres intentando no fruncir el ceño, pues al menos, había conseguido que aparecieran y no siguieran con aquellos jueguecitos, aunque me parecía que si algo había aprendido sobre ellos era que " el escondite " debía de ser su juego preferido de la infancia.

- Sí, como no, suelo perdonar a todo el mundo que trata de matarme... pero me parece que subestima un poco a la gente.

En realidad lo que creía era que me estaba sobrestimando, porque yo que supiera no es que resultara demasiado peligrosa y menos, cuando si no llegaba a ser por todos los que me rodeaban y su millar de habilidades y ayudas ya me habría muerto al menos una docena de veces desde el primer día que conocí a Jack.

Cuando el niño comenzó a caminar, independientemente de lo que tradujo tarzán añadí.

- Dile que tratan de engañarlo para atraparle, que no crea nada de lo que oiga y que no se separe de mí.

Detuve al niño mirándole preocupada y agarrándolo para que no se alejara. Parecía ser importante para aquellos hombres.

Tarzán traduce lo que Mina le informa, pero el chico parece no importarle nada, como si estuviera en un trance. Ágil, el pequeño se safa del agarre de Mina y sale corriendo para perderse en el túnel al que se dirigía en un principio.

Yañez, que no está atento de cualquier movimiento de esos alemanes, le dice a Mina:

- Vaya por el chico, señorita Murray. Que Ogú la acompañe.

- Tened cuidado. - Respondí y rápidamente eché a correr siguiendo los pasos del chico al que habían mermado la voluntad de alguna manera, aunque eso lo supe en cuanto le vi caminar gracias a haber visto lo que el maldito alemán es capaz de hacer cuando intentaba matarme.

Sabía que la que más cuidado debía de tener era yo, pero Ogú vendría conmigo y eso me hacía estar más tranquila, pues sabía pelear y era valiente como el que más, por mucho que fuera un poco cabezota.

Lo más importante era coger a ese chico antes de que fuera al lugar que querían que fuera, que imaginaba que no sería nada bonito ni agradable.

Ogú, decidido, va a tu lado con su "palito" listo para actuar. El cavernícola parece más cómodo que tú moviéndose por los túneles iluminados pobremente con lámparas de gas.

Avanzan un buen trecho hasta llegar a un bifurcación en la cual encuentran al pequeño parado mirando algo en la oscuridad. Ogú, como si fuera un padre enjado, le dice:

- Benga pa aká chikoko kabesa dura. Mí estar tanto mucho enojao kon tú.

Pero el pequeño parece aterrorizado por algo que ha visto, aunque ustedes solo escuchan un sonido similar al que producen las castañuelas.

No sabía qué era exactamente lo que el alemán habría hecho creer al muchacho, pero estaba más que claro que estaba muy asustado y me sentía en la obligación de proteger a aquel pequeño, suponía que como Ogú sentía una extraña obligación de protegerme a mí.

Era en momentos como aquel en los que no podía pensar en otra cosa que no fuera en mi pequeño.

- Qué ganas tengo de volver a verte mi pequeño Quincy!

De todas formas, no pasaba mucho tiempo sin que recordara a mi hijo, que para mí era lo más importante del mundo.

Ahora, allí en la cueva, era aquel pequeño el que necesitaba ayuda y se la proporcionaría si estaba en mi mano así que me apresuré para intentar cogerlo, sin saber a qué tendría que atenerme después.

Al verlos, el pequeño parece despertar de su trance y sale corriendo para ponerse a salvo junto a Mina, mientras que Ogú se pone delante de ustedes para protegerlos.

Entonces, como si esto fuera una pesadilla, de unas de los tuneles dde la bifurcación salen cientos de ratas que se mueven con un enjambre asqueroso, trepando por las paredes y pasando por el lado de sus pies. Ogú, toma su garrote y comienza a golpear a esos roedores pero poco es lo que consigue. Entonces, el sonido de las castañuelas se hace más fuerte y ves aparacer al espectro.

Solo necesitaste una pasada para saber que era lo que estaba frente a ti. Piel pálida, ojos inyectados en sangre, colmillos como los dientes de una rata y orejas puntiagudas. el sonido de castañeteo era debido a que golpeaba sus garras entre sí con ancias.

Tenías la suficiente experiencia como para reconocer a un vampiro en cuando lo veías, pero a diferencia de Drácula, que era un depredador seductor, este era repulsivo y decadente. Los ojos de ese ser se posan en ti y hacer sonar su voz cavernoza para decir:

- ¡Dieser duft ist sehr lecker! - inspira con ancia - Ahora entiendo por qué el transilvano te deseaba tanto. Tu aroma es intoxicante.

Todo se complicó demasiado aunque al menos, elniño ahora estaba junto a mí que ya era algo que sacar en positivo pues era la parte fundamental de todo eso. Por lo demás, no tardamos en estar en una situación aún más complicada, ya que cuando vi a aquella criatura, más horrible que cualquier otro que hubiera visto, supe al instante que aquello se trataba de un vampiro.

Mi mente comenzó a trabajar a mil por hora, puesto que ni Ogú ni yo éramos rivales para alguien con sus habilidades.

- Veo que hasta dentro de los vampiros existen clases sociales. - Sin duda me la estaba jugando, pero no esperaba que intentase algo que no fuera acabar con nosotros, así que me parecía que como mucho el resultado iba a ser el mismo. Además, que aunque Drácula me ocasionara repulsión por lo que hacía, tenía que reconocer que prefería mil veces yacer con alguien como él que una sola vez con alguien como el que tenía delante. La muerte sería más agradable que eso, sin duda.

- Como ya conoces a Drácula supongo que no se tomaría demasiado bien que tomaras lo que él cree que es suyo... - Claramente me refería a mi sangre. - Así que me lo pensaría dos veces antes de buscar un sitio en el que clavar mis colmillos.

Desde luego que haciéndome la valiente no tenía precio, pero tenía que intentar algo a las puertas de lo que se nos cernía.

El vampiro hace castañetear sus garras enfadado y te muestra esos casi ridículos colmillos de rata. Entonces te dice:

- ¡Crees que le temo a ese advenedizo de los Carpatos! ¡Yo, Kurt Barlow, conde de Orlok, quien camina en este mundo mucho antes de los tiempos del dios crucificado!.

Había sobervia en sus palabras, pero de ser ciertas, era mucho más viejo que Drácula.

Por su lado, como siempre Ogú no entendía muy bien lo que pasaba, así que te pregunta para salir de dudas:

- Mimina ¿Feucho kon kara de ratón ser malulo?

Lo había intentado, pero veía que mis palabras lo único que habían conseguido era enfadarlo y si tenía mucho más tiempo que drácula suponía que también era mucho más fuerte.

- ¿ Y qué se supone que he de hacer yo ahora ?

Cogí al pequeño en brazos, pues al menos me quedaba que la que le había gustado al olfato era yo y que a Ogú le daría tiempo a sacarlo de ahí.

- ¿ Por qué coño parece que les encanto a todos los chupasangres?

En ese momento me di cuenta de una cosa, y casi sonreí, pues ahora sí que iba a sentenciar mi muerte, en cuanto volviera a abrir la boca.

- ¿ Y si eres tan fuerte y tan antiguo que haces sirviendo a otra persona?

Sandokán, que aguardó hasta que Mina y el chico hubieron desaparecido, volvió a centrar de nuevo su atención en aquellos dos extraños tipos. No tenía idea de a qué intento de asesinato se refería la mujer inglesa, pero desde luego no debían ser hombres ordinarios si habían logrado llegar hasta ella cuando Pendragon la protegía.

Bien caballeros, dijo el líder provisonal de la Liga  Supongo que no van a dejarnos avanzar sin más, así que , ¿por qué no nosdicen lo que quieren?

Mabuse parece complacido ante el cuestionamiento de Sandokan.

- Me gusta su estilo directo, Herr Sandokan. Por supuesto que queremos detenerlos y eliminar de raíz la liga de caballeros extraordinarios. Nuestro país tiene planes importantes para este mundo.

Entonces Mabuse les indica uno de los túneles y les dice:

- Primero quiero que vean a María, nuestra mujer mecánica, a quien ustedes conocieron en las cercanías de París.

Y ante ustedes aparece esa mujer de metal dorado y rostro sin emociones. Pero Mabuse sigue hablando:

- Hace un par de años en Praga un vendedor viajero de telas llamado Gregory Samsa sufrio una extraña transformación. Se había vuelto un ser insectoide que fue renegado por su familia. El gobierno se lo llevó para estudiarlo pero su mente humana fue sediendo cada vez más a su estado insectoide. Él será quien ayude a María a deshacerse de ustedes.

Y del mismo túnel sale una criatura de pesadilla.

Orlok te mira con profundo desprecio ante tu pregunta, pero no te contesta, sino que fija su mirada en Ogú y le dice:

- Tú, mono parlante, estás bajo mi control. Desaste del mocoso y traeme a la mujer.

Por un momento creiste que los poderes mentales del vampiro surtirían efecto en el pobre cavernícola, pero la cara de Ogú se deforma por la rabía y levanta su garrote y lo descarga con tanta violencia en contra de cara de Orlok que éste sale volando hacia atrás y el "palito" se vuelve astillas.

- ¡Mí no soy mono! ¡Mi Ogú!.

Sandokán pensó por un instante en Frankenstein. Aquél individuo había sido tachado de monstruo en numerosas ocasiones, por su apariencia y por su temible fuerza física. Sin embargo había una mente y un alma dentro de él. Aquellos dos seres... una parecía ser simplemente un ente mecánico sin más voluntad que la de sus amos, y el otro sin duda desearía haber muerto antes que transformarse en esa cosa.

Todos preparados... murmuró el malayo formando en su mente un plan.