Partida Rol por web

Hay muchos explosivos, pero los que puedan llevar ustedes no serán suficientes para derrumbar la excavación de los alemanes, por lo que tienen un nuevo problema. No obstante, Yañez, astuto como un zorro, te dice:

- Quiza deberíamos pensar de otra formar. Podriamos liberar a los esclavos, sacarlos de aquí y luego volar el fuerte. Con todos los explosivos que hay pordriamos cargarnos media montaña.

Sonreí al ver que Ogú me decía que no era culpa mía, aunque me seguía sintiendo bastante culpable y más, después del vendaje tan triste que había conseguido hacerle, pero como ya sabían todos, mi único cometido en ese lugar era hablar con la gente que entendía mi mismo idioma y con Ogú, como había dicho Jack, así que suponía que nadie esperaba que hiciera algo demasiado a derechas.

- Al menos aprenderé a disparar o algo después de tanto usar la pistola... - Suspiré mientras ayudaba al hombre a ponerse de pie, que pesaba como una mole para ser tan bajito.

- Uff! Ogú cómo pesas! - Dije a modo de broma, aunque fuera totalmente cierto, para que siguiera sin estar tan asustado como un niño que se cae al suelo.

Según estuvo de pie, comencé a escuchar a Jack volviendo al mundo de los vivos.

- Espero que no tarde mucho en poder andar... no puedo mover a uno como para mover a dos!

Pero la francesa comenzó a gritar, exclamar y ambas cosas juntas al verlo y negué con la cabeza, aunque tampoco me parecía algo tan extraño que se pusiera así, porque yo misma hubiera alucinado si no lo hubiera sabido.

- Ogú apóyate en la pared que te voy a soltar e intentar que a la mujer no la dé un infarto al ver como Jack está vivo.

Asegurándome de que Ogú no se iba a caer, cogí un arma que me sirviera para poder escribir en el suelo de madera, algo afilado y la hice un par de dibujos. Ya que no nos entendíamos hablando, a ver si con jeroglíficos... Cuando me puse a dibujar pensé en que quizás fueran mejor palabras sueltas así que escribí:

King Arthur - Camelot = Jack

Jack no RIP

La hice mirar al suelo, agarrándola en aquella histeria para que me prestara atención.

La verdad es que el estado de ánimo de la mujer no era como para estar decifrando lo que intentas decirle, asi que opta por simplemente encogerse en un rincón y gimotear. En tanto, el pequeño nativo, que está tambien asustado, pero sabe llevarlo mejor y solo se acerca a ti en busca de tu cobijo.

En ese momento Jack se sienta de golpe, con toda la ropa manchada de sangre y está palido y ojeroso. No obstante, te sonríe y agrega:

- Creame, me siento mucho peor de lo que me veo.

Lo de aquella mujer era imposible... pero muy imposible y ahora podía entender cuando los hombres se pavoneaban como animales diciendo que éramos el sexo débil, pero claro, eran mujeres como aquella la que nos dejaban en mal lugar. Una cosa era que no tuviéramos tanta fuerza como un hombre y otra que después de ser raptada por un vampiro y ver cómo se desvanecía un hombre tras darle un tiro, se asustara por ver a otro levantarse aunque lo hubieran cosido a balazos.

- Al menos, no ha visto a Frank porque sino estaría gritando un mes... - Suspiré mientras rascaba el suelo para que nadie pudiera leer lo que había escrito en él. Era mejor dejar el pasado en el pasado.

Tampoco era que yo no me asustase nunca, pero lo hacía sobretodo cuando temía por mi vida o por la de alguien muy cercano. Y ahora ya había conocido hasta a la muerte... así que no sabía si eso era bueno o malo.

- Pues entonces tiene que sentirse muy mal. - Respondí volviendo a usar aquel tono de " cada uno en su sitio " porque ya me había dado cuenta antes de que le había molestado. - Espero que pueda andar pronto porque he disparado a Ogú y no va a poder caminar solo.

Me quedé unos instantes abrazando al pequeño para que no tuviera tanto miedo.

- Y haga el favor de decirle a la loca de la francesa que se tranquilice... - Señalé a la mujer.

Tu tono parece no caerle para nada bien a Jack, quien se pone de pie y refunfuñando se acerca a la mujer francesa. Cuando Péndragon pasa a tu lado, le escuchas decir entre dientes:

- ... quién la entiende? A mí me llegaron disparos hasta en las bolas y ella se ofende...

Cuando se acerca al mujer, está se pone más frenética y le grita:

- Loin de moi! Vous êtes le diable!

Pendragon, ya de mal humor, le contesta:

- Oui, vicomtesse! Je suis le diable et s'ils ne sont pas enfermés et tranquillement avec nous m'a pris à l'enfer

Por lo visto lo que le dijo la aterró, porque cerró la boca y les seguío desde una distancia prudente.

Luego Jack hace que Ogú se apoye en su brazo y lo ayuda a avanzar.

Deben de buscar la forma de bajarse de ese barco volador, pues el Albatross sigue cañoneándolo sin piedad.

Están en esto cuando pasan por la misma zona de carga por la que subieron y ves algo que en un principio no llamó tu atención y que te recuerda los diseños de Leonardo Da Vinci de máquinas voladores.

Me quedé exactamente igual que estaba con aquella conversación y no dije nada cuando Jack también protestó pues ni siquiera me había parecido bien lo que había hecho, pero era cosa suya y yo ya estaba un poco estresada con todo aquello ya. Intentaba no sentirme torpe, pero era demasiado difícil no hacerlo cuando le acababa de disparar a un compañero en una pierna y ni siquiera de lo había podido vendar para que no sangrara.

- Deberíamos seguir... - Fue lo único que dije antes de que nos pusiéramos en marcha, volviendo a coger al niño en brazos, quien estaba aguantando más que aquella francesa histérica.

Por unos instante, no le presté la mayor atención a lo que había allí, hasta que miré por segunda vez aquella máquina, que era como uno de esos garabatos de cosas futuristas que había dibujado Da Vinci y que tanto les gustaba comentar a los ingleses adinerados, como si supieran de todo, incluyendo de física e ingeniería.

- Jack. Creo que eso sirve para volar. - Le dije señalándoselo. - ¿ Cree que podemos salir de aquí en él? No sé cómo funciona pero... seguro que sí que vuela.

Jack observa con interes esa máquina, se detiene en su cabina y mueve una palanca, lo que hae que las alas o la cola de ese pajaro de metal se muevan. No obstante, en ese mismo momento tú y Jack caen en un importante detalle: en la cabina de no caben todos.

No obstante, Pendragon apreta un botón y rápidamente el motor diessel comienza a vomitar un humo de olor asqueroso de sus escapapes, pero también hace mover la hélice.

Jack pasea la mirada por todos y haciendo una cuenta rápida, te dice:

- Usted, el pequeño y la vizcondesa hipersencible pueden salir de aquí en esto. Por lo visto esta palanca dirige la máquina, pero más no puedo decirle. Llévese a la mujer y al niño, yo y Ogú buscaremos otra forma de salir de aquí.

Jack parecía tener más lógica deductiva que yo puesto que a mí me hubiera costado bastante más que eso el hecho de tener que averiguar cómo funcionaba, aunque así aún quedaba lo peor, que era hacerlo despegar.

Casi puse cara hasta de miedo cuando dijo eso de que tenía que pilotarlo yo, pero en seguida le repliqué.

- Ya me pesa la conciencia de haber disparado a Ogú ¿encima quiere que nos mate a los tres?

No era buena haciendo esas cosas, en realidad, no era buena con nada que no fuera pensar y conocer gente y volar en este trasto podía suponer que nos íbamos a matar los tres... o peor, que los matara a los dos y yo quedara viva para recordarlo.

Ante tu duda, Jack se acerca a ti y pone sus manos en tus hombros y te dice mirandote a los ojos:

- Mina, yo creo que usted. Lo que le paso con Ogú fue solo un accidente y por lo que entiendo igual le salvó la vida. Ni el niño, la vizcondesa o Ogñu son capaces de pilotar esta cosa, eso nos deja a nosotros dos, pero usted no podrá llevar a Ogú a la rastra porque no puede caminar. Además, si las cosas se ponen feas, yo puedo proteger a nuestro amigo incluso de forma suicida. Ya e han disparado mucho hoy, así que algo más solo es anecdota.

Ese hombre era extraño, no se amoldaba a tus cánones de comportamiento y la verdad es que muchas veces has estado a punto de decirle unas cuantas cosas, pero en ese momento te transmite confianza en ti, lo cual es completamente sincero.

Hablándome así Jack hacía que mis dudas se fueran desvaneciendo, aunque siempre me quedaba esa sensación en el estómago de que ahora se esperaba mucho de mí y de que como lo hiciera mal no iba a ganarme una reprimenda, sino quizás un lugar en algún cementerio.

- Está bien. - Terminé diciendo intentando volver a parecer fuerte, aunque como la mayoría de las veces era una mera fachada con la que me había acostumbrado a convivir.

Me giré hacia la histérica y le hice un gesto en la cabeza para que se acercara, la ayudaría a subir.

Al niño, sólo tuve que auparlo un poco más hasta el interior del vehículo, aunque con ella, tendría que colocarla como poco las manos en el culo para que pudiera subir.

Una vez estuvieron todos los pasajeros arriba intenté buscar la forma de hacer que aquello se elevara.

Pendragon deja a Ogú afirmado a una pared mientras se acerca a una palanca para abrir una compuerta en el vientre de la nave. Ogú, desde donde se encuentra se despide con la mano, cosa a la que responde el pequeño nativo. por tu parte, te das cuenta que esa cosa tiene una especie de aparejo para sujetarlos al asiento, por lo que te aseguras de que todos se la pongan correctamente.

El vehiculo comienza a moverse para salir por la compuerta y en ese momento Jack te hace un gesto con la cabeza de asentimiento. No puede evitar verse preocupado.

Cuando por fin el ave de metal sale sientes por un momento un nudo en el estomago y luegoquedan supendidos en el aire, avanzando como un pajaro. Pero la punta de la nave comienza a ladearse y esto hace que se inclinen peligrosamente. Si no haces algo podrían estrellarse.

Ahora venía lo complicado, pues ahí había demasiadas cosas que no había visto en la vida, pero era como todo, si observabas lo que sucedía durante unos instantes, podías sacar algo en claro de todo aquello.

- Agarraros, el viaje va a ser movidito!

Iba dentro de un aparato volador en el que no me entendía con nadie, así que mis palabras les debieron sonar como el que está hablando por hablar, pero yo tenía que decirlo.

La máquina estaba ladeándose de manera bastante peligrosa y suponía que así no teníamos que ir porque veía que como siguiera por ese camino acabaríamos estrellados en el suelo, así que traté de ponernos rectos, ya me preocuparía del aterrizaje cuando hubiéramos salido de allí.

Por puera intuición, mueves la palanca en sentido contrario al que se estaban inclinando y las alas se mueven, ladeandose toda la nave para el otro lado. Entonces comienzas a inclinarte de masiado para el otro lado y repites la misma acción. haces esto varias veces hasta que descubres como se estabiliza el "pajaro".

Esta demás decir que la mujer que te acompaña en todo momento grita como si la quisieras matar. Por el contrario, el pequeño mira preocupado, pero parece estar más interesado en var el mundo desde arriba.

Pero había algo que no pordías obviar ¡Estabas volando! A pesar de los nervios era una sensación extraña y facinante. No obstante, habías aprendido como hacer que la vave se inclinara, pero solo podías viajar en línea recta. No sabes como girar a izquierda o derecha.

Si no llega a ser porque estaba bastante entretenida con eso de controlar el cacharro en cuestión, los gritos de la mujer me habrían hecho perder la paciencia ya e incluso, me podía haber planteado el hecho de darla un golpe para hacer que se callara, pero por suerte, muchas cosas de las que se me pasaban por la cabeza nunca llegaban a producirse, lo cual, siempre resultaba un alivio.

- Vamos, que esto no parece tan difícil. Voy...demasiado recta.

No podía negar tampoco que aquello no tuviera su punto divertido, ya que jamás me había visto en una situación como esa, pero lo de volar era divertido, claro que ahora que parecía que iba bien, si no fuera así quizás no me lo pareciera tanto.

Era el momento de aprender como se giraba, aunque seguro que lo más difícil de todo era tocar el suelo luego.

Estás tan entretenida con esto del viaje, mirando a todo desde lo alto que por un momento te abstraes. Si bien no se encuentran volando a mucha altura (unos 20 metros) podían ver ala perfección la jungla, luego pasan a la sabana y te sorprende ver familias de elefantes, rinocerontes, leones y búfalos moverse por la gran explanada verde.

Estas es eso cuando escuchas que la francesa comienza a gritar con más fuerza:

- Femmes idiot! Regardez où vous allez! Un arbre!

Pero el que te hace reaccionar es el pequeño, quien tira de tu manga y con calma te dice "baobab" y te indica al frente. Se trata de un enorme arbol solitario en medio de la sabana. Por lo menos tiene 5 metros más que la altura a la que ustedes vuelan y se encuentra justo frente a ustedes. Si no haces algo chocarán.

Me había puesto a mirar cómo se giraba, pero al ver todo aquello tan maravilloso desde allí arriba se me fue un poco todo de la cabeza y me quedé alelada mirando los animales, todo lo verde que nos rodeaba...

El niño me hizo volver al mundo de nuevo y cuando miré hacia delante vi un árbol enorme que estaba en mitad del camino que no tardaríamos en trazar y de nuevo, los gritos de aquella loca que tenía detrás.

- Por favor, que la entre un pájaro en la boca que se la quede atorado y no la deje hablar en un rato...

- Al menos yo he tenido narices de hacer algo por salvar nuestro pellejo, señora! - Dije ya de mal talante teniéndola que aguantar así todo el rato y sin ninguna infusión a mano que fuera a calmar el dolor de cabeza que me estaba dando.

Me centré de nuevo en lo que tenía entre manos, que ahora venía a ser lo de intentar no acabar allí estampados como si fuéramos un cuadro así que, era ahora o...

Es una idea magnífica respondió el malayo a su camarada portugués No me hacía ninguna gracia tener que dejarles aquí encerrados la verdad.  Pero es una pena no haber enocntrado a Mina, el chaval nos hubiera venido de perlas...

Sandokán se giró hacia el resto de los miembros de la Liga. Señores, ya han oído a Yañez. Nos toca ser los paladines de la libertad. ¡Salvemos a toda esta gente, a ver si nos ayudan! arengó poniéndose en marcha hacia las chozas de los esclavos...

Todos asienten, pues tambien piensan que es importante liberar a los esclavos que trabajan para los alemanes. No obstante, en ese momento algo extraordinario ocurre sobre sus cabezas. Se abre una compuerta en la panza de de la nave voladores alemana y de ella sale lo que parece ser un enorme pájaro de metal. Pero lo más sorprendente es ver que montada en esa cosa iba Mina (la reconoces porque el pañuelo rojo que siempre se agitaba al viento).

La nave en algunos momento parece que se va a caer, pero se estabiliza y se aleja hasta desaperecer de su mirada.

Yañez se acerca a ti y te pregunta:

- ¿Crees que estará bien?.

Tiras con fuerza de la palanca y la nave comienza a elevarse. Sabes que estás a punto de estrellarte y apretas los dientes mientras subes. En ese momento sientes muy feo, luego la nave se frena, como si algo tirara de ella y luego se sueltan de golpe y sientes que algo se ha desprendido.

Tienes que hacer un gran esfuerzo para controlar al pajaro de metal, pero sabes que algo ha salido mal. Te asomas y miras la parte inferior y las ruedas ya no están, lo que seguro echarás de menos cuando quieras bajar. En especial por el hecho de que aún no podías girar.

Esa mujer nunca dejará de sorprenderme masculló Sandokán, admirado por la perseverancia y valor de Mina. El pirata siguió con la mirada el primero errático, y después algo más controlado vuelo de su compañera inglesa. Parece que ha logrado controlar lo que quiera que sea eso, así que pongámonos manos a la obra. No creo que nos quede mucho tiempo...