Partida Rol por web

Vi a Chia corriendo, sin saber si era porque nos había visto o porque estaba persiguiendo a alguien e íbamos a acabar en peor sitio del que habíamos estado todavía, pero lo que tenía claro era que teníamos que posarnos en el suelo fuera como fuera, porque aquello no permanecería encendido eternamente y tenía que intentar sacar de allí ilesos al muchacho y a la mujer, a la que le auguraba una temporada afónica después de gritar tantísimo.

Lo de no tener mucha idea de cómo se pilotaba aquello no ayudaba nada a la hora de posarse en tierra, y sí, cada vez estaba más segura de que nos iba a doler un poco, pero si conseguíamos bajar aunque fuera un poco amoratados...

- Esto me pasa por intentar ayudar y hacer caso a Jack encima!

El pajaro da la sensación de volverse más pesado y te cuesta orientarlo. No alcanzarás a enfilar la nave hacia los arenales, perro peor aún, te diriger a un sector lleno de árboles.

Por otro lado, Chia parece dispuesta a intentar algo.

En un principio, Mina gira el pajaro y pareciera que intenta conducirlo a un arenal cercano, pero no lo logra ya que está bajándo demasiado rápido y, si ustedes no son capaces de hacer algo, se estrellará contra unos árboles.

Por otro lado, los alemanes han reacionado y algunos se están llevando a los esclavos a lo más profundo del agujero mientras que otros se aprestan a repeler cualquier ataque por parte de ustedes.

No podía perder el control primero sobre mí misma que estaba viendo como nos la íbamos a dar y con tanto árbol cerca seguro que nos matábamos y lo segundo, el control de aquel chisme que necesitaba parar o terminaríamos como tan gráficamente me había imaginado, estampados contra un árbol.

- Vamos, no te resistas! - Hablaba con el aparato sobre el que iba montada, pero era eso o empezar a gritar como un histérica yo también y me parecía que con que lo hiciera una era más que suficiente.

Volví a intentarlo de nuevo, sin tener demasiado claro qué era lo que iba a hacer Chia, pero no podía perder el tiempo mirándola, tenía que llegar a tierra en las mejores condiciones posibles.

Chia piensa rapido, descarta el que salten de la nave, pues no puede cogerlo a todos, los arboles no le van a dar un buen apollo para intentar parar la nave con sus musculos, y su chi esta casi agotado, aun asi decide arriesgar, y poner toda la carne en el asador,  poniendose junto a los arboles, con la nave dirigiendose en su direccion, se concentra y trata de usar su chi para frenar la nave. una potente fuerzainvisible sale de Chia en direccion a la nave para sujetarla. Chia siente el dolor por forzar su cuerpo hasta esos extremos, hace que  su sangre salga por su boca en forma de tos, pero aun asi se obliga a mantener la concentración. "Vamos Chia, te juraste que la mantendrias a salvo"

Chia se encuentra cerca de la nave voladora, que se va a estrellar contra los arboles, se pone junto a ellos y sus manos apuntan a la nave como si la estubiera sujetando.

Dos factores mejoran tu situación. Logras girar nuavamente tu nave y enfilas más o menos a los arenales. Por otro lado, algo provoca que la caida se frene y la velocidad baje rápidamente.

Pero eso no quita que debes llegar a tierra y la verdad es que el golpe fue vastante fuerte, lo que te sarandea a ti a tus acompañantes. Después del primer contacto con la tiarra la cola del pajaro se gira en 180º y rrastran la panza por el suleo por un buen trecho hasta que paras de golpe.

Está de más decir que te duele todo el cuerpo y tienes un montón de magullones, pero estás entera.

Chia hace el gesto con las manos mientras el pajaro de Mina hace un giro de último momento y de las manos de Chia sale una fuerza que desplaza el aire. Esto evita que la nave voladora se vaya contra los árboles y aterrizara en el arenal. No obstante, el pajaro da unos giros antes de detenerse en medio de una nube de polvo.

En ese instante, Chia se siente débil debido a lo que acaba de hacer y pone una rodilla en el suelo. Pero no tiene mucho tiempo de descanzar, pues se acercan los soldados que estaban cuidando a los esclavos al lugar en que ustedes se encuentran.

Chia estaba muy cansada, pero no podia quedarse alli parada, ademas estaba preocupada por Mina, el pequeño y la extraña, que aunque no conocia debia de ser amiga, asi que corrio como pudo para comprobar que estaban bien y de paso aprobechar y cubrirse de los alemanes, para poder descansar un poco.

Cada día que paso con ellas me asombran más murmuró Sandokán a Yañez al ver cómo Chia era capaz, de algún modo que seguro era arcano, de detener la caída del pájaro mecánico que Mina montaba.  Sinceramente, no sé qué podemos hacer nosotros para aportar algo a este grupo...

Fue entonces cuando la respuesta le llegó al malayo. Chia había incado la rodilla en tierra, evidentemente agotada por el esfuerzo, y aquella ocasión querían aprovecharla los soldados alemanes para acabar con la formidable asiática.

Sin embargo Sandokán y los suyos se plantaron delante de la mujer, como una guardia pretoriana, las armas desenvainadas, los semblantes regios y solemnes como sólo los Tigres de Mompracén, malayo y portugués, sabían adoptar para asustar a sus adversarios.

Que alguien traduzca.   pidió en voz queda  ¡Soldados! gritó con voz potente, muy seguro de sí mismo. No teneis porqué morir hoy. Al menos no más de vosotros. Hace poco hemos derrotado por completo a los locos que decían ser vuestros líderes, y nuestra poderosa compañera ha acabado con el demonio que pretendíais devolver al mundo. Si ni ellos pudieron hacernos frente, ¿qué esperanzas teneis vosotros, simples esclavos del imperio alemán?

En cuanto el avión sufrió aquella inesperada frenada supe que había sido obra de Chia, aunque no pude pararme a nada más pues a partir de ahí sólo sentía golpes, sacudidas y dolor, porque como ya había imaginado, aquella forma de tomar tierra no iba a ser nada agradable.

Me quedé un poco allí quieta, aturdida, como si no supiera donde estaba durante unos instantes, sintiendo dolor en la mayoría de mi cuerpo debido a la gran cantidad de golpes recibidos, pero al final, aunque fuera con lágrimas en los ojos, levanté la cabeza tratando de enforcar mi mirada...

Todo me daba vueltas y tuve que agarrarme la cabeza durante unos instantes.

- ¿ Estáis bien?

Mi mayor preocupación antes incluso de salir de aquel vehículo era saber si el niño y la francesa estaban bien.

El único que podía traducir las palabra de Sandokan era Frankenstein que le repite a los alemanes tus palabras en lengua tudesca y ellos se quedan mirando por un momento a todos ustedes sin dejar ver sus intenciones. entonces uno de ellos alza su arma para apuntarle a Sandocán, pero Marlow es más rápido y abre fuego, alcanzando en la cabeza al alemán. Esto desencadena un tiroteo.

Cuando logras moverte al primero que ves es al pequeño nativo. Parece igual de magullado que tú, pero nada más que eso. Por otro lado, y para tu alivio, la francesa parece haber perdido el conocimiento. Tiene un feo golpe en la frente, pero no parece tener nada aparte.

lo que en ese momento te preocupa es que comienzas a escuchar disparos mu cerca. Te asomas desde donde te encuentras y ves que son los soldados alemanes que comienzan a pelear con tus compañeros.

En cuanto vi que el pequeño estaba bien le sonreí, incluso con mi cara de desconcierto y me aseguré de que estaba bien, pues no me podría perdonar haberle hecho mal, pues un pequeño no tendría que estar nunca condicionado por lo que los mayores querían hacer o dejar de hacer, como le había tocado a este y en la ciudad le había tocado a mi pequeño. 

- Bueno, no hay mal que por bien no venga. - Dije al darme cuenta de que la loca ahora estaba por fin en silencio y sin necesidad de que la hubieran matado. - Si no fuera porque me lo impediría mi conciencia te hubiera regalado tranquilamente a Erik. No sé como alguien puede amar a una mujer tan cansada de aguantar...

De todas maneras, no pensaba dejarla ahí y menos, cuando me di cuenta de que por detrás nuestro, demasiado cerca, se comenzaban a escuchar los disparos.

Me levanté y le hice señas al niño para que viniera conmigo, y luego, volviendo a hacer un esfuerzo tremendo y más, tan dolorida como estaba, intenté arrastrar a la mujer hasta donde estabas los míos, para dejarla en un lugar en el que no la perdiera de vista y pudiera intentar ayudar a los demás.

Adios a la salida fácil se maldijo el pirata mientras se apresuraba a echarse cuerpo a tierra para esquivar las balas alemanas.

¡Fuego a discrección! exclamó, dando la innecesaria órden a sus compañeros para que devolvieran el ataque, él mismo aferrando su carabina y apuntando con ella al que parecía tener más rango de entre sus objetivos.

El disparo de Sandokán da en uno de los soldados, pero aún quedaba una docena de los que encargarse, por lo los más sabio era aparapetarse para no ser blanco facíl. Así comenzaron a intercambiar balas pero de pronto Yañez se queda mirando al cielo con cara de no entender nada y les dice:

- Si no lo estubiera viendo, no me lo creería.

Cuando ustedes miran ven que algo viene cayendo suabemente, como una hoja al viento.Se trata de una especie de piramide de tela con tirantes en la parte inferior. De esos tirante viene colgando una persona y es tan caracteristica su apariencia que no les queda duda que se trata de Ogú, en especial cuando le escuchan gritar:

- ¡Mí no gusta vajar lentito! ¡Mí kere estar en zuelo! ¡Mí ta tanto mucho azustao!

El problema es que parece que caerá justo sobre los alemanes.