Partida Rol por web

Han se seguía manteniendo firme pero relajado al ver como comenzaban a desfilar delante suya observándolos detenidamente . Esperó a que se alejaran varias decenas de metros antes incluso que mover algo más allá de su cabeza y ojos que los seguía . Pasado esos tensos momentos dio los primeros pasos a la posición en la que estaba donde le habían encontrado pero no sin antes volver a mirar en todas las direcciones y cercionarse de que se perdían en el horizonte antes de decirles nada a Janosh y Marco . 

El grupo sigue por el camino, se aleja, pero antes de desaparecer de la vista, algo sucede. Los caballos se paran.

Hans observa en la misma posición. Nota que, aún escondido, Janosz se remueve. A lo lejos, los caballos siguen parados. En esa planicie siempre hay algo de niebla, aunque sea lejana, que dificulta las cosas, pero aun así, Hans entrecierra los ojos, afina la vista y es testigo de cómo uno de los jinetes cae del caballo y se desploma contra el camino.

Los demás, en lugar de socorrerlo, permanecen quietos en sus monturas, como si hablaran entre sí. Uno de ellos gesticula mucho, otro hace amago de desmontar. Finalmente es un tercero el que desmonta, con decisión, saca algo de su cinturón, se arrodilla junto al caído y...

¿Es eso un hacha?

Sea lo que sea, lo descarga contra el caído. Dos veces. Se vuelve a levantar y recoge algo del suelo, que ata al caballo. Vuelve a montar y, finalmente, se cumplen los deseos de los escondidos. Los jinetes desaparecen por el camino. Pero esta vez, en lugar de al paso, a un trote vivo, casi al galope.

" ¿ Pero que coño ... ? " . 

Piensa para si mismo mientras observa en la lejanía , ¿ que tipo de situación era esa ? ¿ un rehen ? . Lo desconocía . Igualmente si fuera a ver que es lo que ha pasado no iría hasta que los jinetes se hubieran ido . 

El estaliano estaba harto de estar escondido como si él fuera el vulgar salteador. No era su estilo permanecer agazapado ante el posible peligro y mucho menos cuando no era él, el culpable de nada que allí hubiera sucedido. Por eso mismo se puso en pie y miró en la dirección en la que Hans miraba, consiguiendo ver únicamente un cuerpo en el suelo y a los jinetes alejándose al galope. El estaliano gruño molesto con esos tipos por hacerle esconderse o molesto consigo mismo quizás, daba igual estaba molesto.

Por eso sin dudar un instante o pedir aprobación dijo - Voy a ir a ver que ha pasado ahí. - no era una pregunta, más bien una mera nota informativa y tras eso echó a andar hacia el sujeto abatido, pero en aquella ocasión la mano que antes había sujetado la pistola se cambió para sujetar su arma de esgrima. No sabía que había pasado pero si era alguna clase de trampa iba a ensartarla.

Mantén los ojos abiertos y el arma preparada . 

Le comentó Han a Marco , no se fiaba del todo de que no se acabaran dado la vuelta o que sea una estratagema . Por ahora se mantendría alerta y esperaría lo que Marco descubriera . 

Janosz salió también de su escondite, pero se quedó con Hans.

-Esperemos, a ver qué encuentra tu amigo. Que nadie me pregunte qué es esto, porque cosa así jamás vi rara es entre compañeros de profesión, sobre todo en estas tierras, donde tu cuerpo dura poco entero en mitad del camino. Seres de todo tipo se apropian de tu alma, al verte muerto en el suelo.

Esperemos.

De repente, el tipo arruga el ceño. Justo cuando el estaliano se inclina hacia el cuerpo, Janosz levanta una mano para señalar.

-Lobos al acecho, o algo así. Aquí las bestias no pierden el tiempo. Pero que me da que esto es rápido hasta para ellas. ¿Cómo habrán llegado tan pronto? Sólo se me ocurre un motivo.

Pero, sea el que fuere, el hombre se calla y se lo guarda.

El camino lleva un rato. La niebla parece moverse con voluntad propia, pero a cierta distancia al menos, que permite al estaliano suponer que no hay nadie en las proximidades. Poco a poco, muy precavido, se acerca al cuerpo.

Lo que ve es algo inesperado, inquietante incluso para alguien crudo y con buenos hígados, como él. Al bellaco le han decapitado. El cuerpo que hay en el suelo está sobre un charco de sangre que brota del cuello cortado. No hay rastro de la cabeza.

Eso es lo evidente, pero también hay sensación de que algo más ocurre.

Espera, sí. Hay un tajo en el pecho. Menos claro, pero visible a un ojo experto en heridas de combate. Sin embargo, en este caso, un examen más cuidadoso muestra que, además de robarle la cabeza, al pobre desgraciado le han apuñalado repetidamente el corazón. Sin cuidado, de cualquier forma, con prisas, tras limpiar un poco la sangre, hay heridas más profundas y otras que han pinchado el esternón o alguna costilla.

Marco se agachó sobre el cuerpo obviamente mutilado y comenzó a examinar cada detalle de él, procurando registrar bolsillos, pliegues e incluso botas, con el fin de poder conseguir algo de información acerca del hombre que estaba ahí herido. Mientras trataba de encontrar algo que le sirviera para poder identificar a aquel pobre diablo el estaliano repetía una única pregunta en su cabeza ¿por qué ese ensañamiento? ¿Por qué matar a aquel fulano con tanta insistencia? ¿Quién era?

Estoy contigo , es muy raro . 

Hans esperó pero ante el aviso lobos no pudo evitarlo . Dio un fuerte silbido para que Marco se percatara de los problemas que venían . No quería meterse en camisa de 11 varas ya que tenía algo importante que hacer , pero perder un compañero no estaba dentro de sus planes . 

¿ Cual ? . 

Preguntó únicamente el Sylvaniano pensando directamente en cosas peores que simples alimañas hambrientas . Ya se había acostumbrado en parte a la maldad del mundo a la que tenía que combatir , pero no lo conocía todo . 

Un primer vistazo revela que el cuerpo llevaba una bolsa colgada del cinturón, pero la han arrancado y sólo quedan los cordones deshilachados. Por otro lado, lleva una espada que parece de buena calidad, un par de dagas, un broquel y una pistola ballesta, con un carcaj de 6 virotes. Eso era lo más evidente. A base de revisar más a fondo, Marco distingue dos bolsillos ocultos. Uno de ellos está vacío. El otro, sin embargo, tiene un papel doblado. Está escrito en kislevita, o al menos, en un lenguaje cuyos signos ni siquiera puede reconocer el estaliano.

Lo peor llega al retirarle las mangas. La muñeca izquierda tiene dos pequeñas punzadas que han formado grandes avones amoratados. Algo como una enfermedad había ascendido por el brazo, demacrando la piel, haciendo que las venas sobresalieran, azuladas, hasta el hombro. A esa altura lleva un vendaje. Al retirarlo, Marco encuentra un collar con un símbolo religioso que ha sido enrollado en el brazo con mucha fuerza, casi para cortar la circulación. El símbolo es de metal y parecería que había quemado la piel en la que estaba en contacto hasta formar una llaga horrible.

Marco nota un silbido, a lo lejos. Es Hans, al levantar la vista, se da cuenta de que no muy lejos, acechan lobos.

Janosz se encogió de hombros.

-Pues que los lobos ya los llevaban siguiendo de antes.

El hombre miró a Hans con aire de que aquello de daba muy mala espina.

-Es mala señal -ratificó- que te persigan lobos. O estás enfermo o maldito. Mala cosa.

Un vistazo a Marco confirmó a Hans que su compañero había escuchado el silbido y estaba sobre aviso. Los lobos dejaron de avanzar, parecía que se estaban desplegando.

No me gusta para nada esto . Vayamos con Marco , si los lobos atacan es mejor estar unidos que desperdigados . 

Le comentó Hans a Janosh a la par que tomaba el pomo de su espada por si necesitaba desenvainarla y comenzó a caminar en la dirección de Marco manteniendose alerta . Hans pensaba muchas cosas , ninguna buena , pero para saber lo que verdaderamente ocurría no había más remedio que verlas por uno mismo . 

El estaliano no dudó, fuera lo que fuera eso podía ser algo interesante y no había muchos viajeros extraños por el camino. El estaliano tomó con cuidado el collar que habían usado sobre el brazo del fulano que estaba caído y tras eso lo enrolló con mucho cuidado y lo guardó en uno de sus bolsillos. Acto seguido realizó algo de forma similar con la nota que había encontrado y la guardó también. Él no la entendía pero quizás Hans o alguien que encontraran podría decirles algo. Se disponía a tomar las armas, pero no había nada que se adaptara a su estilo de combate a ciencia cierta, sin embargo dudó.

De aquellas cavilaciones le sacó su compañero con un aviso, Marco elevó la mirada y murmuró molesto mientras se encaminaba a reunirse con sus compañeros para hablarle a Hans de lo encontrado.

Tras un momento agachado sobre el cuerpo y haberlo registrado, el estaliano empezó a andar en dirección a Hans y a Janosh, mientras mantenía su mano puesta sobre el mango de su arma. Tras unos segundos cuando estuvo cerca del hombre del Imperio le dijo. - Ese tipo no era un cualquiera, en su cadaver hay varias armas de buena calidad que quizás te interesen. Además de eso, hay unas cosas que me gustaría comentarte cuando la cosa esté más tranquila. - Dijo lanzando una mirada a los alrededores.

Cuando Hans estaba ya cerca del estaliano , este también comenzó a andar en mi dirección encontrándonos . 

Entonces démonos prisa y llevémonos todo lo que podamos , luego lo examinaremos en detalle , no quiero estar aquí más tiempo que lo imprescindible , los lobos no tardarán en envalentonarse . 

Señaló el cadáver y dijo con velocidad - ve y mira que te puede interesar, yo ya he tomado prestadas las cosas más importantes quedan algunas armas, son buenas quizás alguna te sirva. Yo hago guardia mientras. -

Tras aquellas palabras el estaliano devolvió su mano a la empuñadura de su arma y se dispuso a observar los alrededores a la espera de que Hans fuera rápido a revisar el cadáver y acabara con velocidad para poder ponerse en marcha pronto.

El cuerpo decapitado debía de llevar una bolsa colgada del cinturón, pero la han arrancado, sólo quedan los cordones deshilachados que señalan que estaba allí. La espada está envainada en cuero de calidad, y la guardia, quizá un poco recargada, parece de buena calidad. Además en el cinturón lleva un par de dagas, un broquel y una pistola ballesta, con un carcaj de 6 virotes. Es evidente, por lo demás, que el estaliano ha estado rebuscando en la pechera del bandido. No hay nada a la vista.

Marco lo ha remangado y la muñeca izquierda tiene dos pequeñas punzadas que han formado grandes avones amoratados. Algo como una enfermedad había ascendido por el brazo, demacrando la piel, haciendo que las venas sobresalieran, azuladas, hasta el hombro. A esa altura llevaba un vendaje que ha sido retirado (seguramente por Marco). En la piel hay una quemadura con una forma imprecisa, como si se hubiera utilizado un hierro con forma de cruz elaborada. Alrededor hay ampollas y llagas de muy mal aspecto.

Janosz levanta la vista y silba, temeroso.

-Pa mí que esos lobos muy normales no son. Aquí siempre son grandes, pero estos miran con malos ojos, mirada aviesa, digo. Sobre todo uno.

Señala a un montículo medio oculto por la niebla. Mientras que los demás lobos (los que se ven) están agazapados, el del montículo, negro como la muerte, se estira sin cuidado y olisquea, abre las fauces y las cierra como si pudiera dar una dentellada a la niebla. Su gruñido llega ronco, sostenido.

Hans toma la espada envainada , las dagas , el broquel y la pistola ballesta junto con la munición . Cuando observa la marca del brazo , no le gusta en absoluto aunque desconoce de que se trata , siguiendo con la rápida inspección le quita las botas por si tiene algún chelín escondido o una daga adicional y después de eso le deja una cabeza de ajo dentro de la boca. Tal vez fuera simple superstición , pero no quería quedarse a quitarle la comida a los lobos dándole un entierro y convertirlos a ellos mismos en el siguiente menú de la cena . 

Listo . Dejemos que los lobos den provecho lo que queda , pero no quitadles el ojos de encima , siempre debe haber uno de nosotros mirándolos . No quiero que nos sigan para que nos ataquen mientras dormimos . No tengo ganas de visitar tan temprano a Mor si no es en sueños . 

El trío se puso en marcha de nuevo. Cada poco tiempo, Janosz echaba una mirada atrás, a la niebla que ya cubría todo lo sucedido hacía un rato, y se pegaba a Marco y a Hans buscando una conversación tranquilizadora.

Los dos hombres supieron, gracias a los nervios de Janosz, que éste era más supersticioso de lo que querría reconocer, que es cierto que llevó una vida desordenada y que hizo cosas reprobables, pero que pagó con hierro y cárcel, y que no le gustaban estas estepas porque son lugares rencorosos, empeñados en redoblar un castigo que él ya consideraba suficiente.

Llegó la noche y tuvieron que acampar en el camino. Janosz eligió un sitio bien protegido para hacer un fuego sin que su viveza traicionara la discreción del grupo. Una vez allí, Janosz señaló la espada que había cogido Hans.

-Buena herramienta -dijo, convencido-. Conozco esa guarda. La llevan los húsares kislevitas de buena reputación. Dicen que la concede la misma reina helada, o alguien de su corte, y que protege contra el frío y otras cosas.

El hombre se quedó pensativo un momento.

-Gente cruda ésta, para haber quitado algo así a su dueño -el hombre se desperezó-. Si no os parece mal, yo haría la primera guardia, que luego el sueño me puede mucho. Ya no estoy tan hecho a los caminos.