Partida Rol por web

En la ciudad de Neverwinter un enano de nombre Gundren Rockseeker les ha contratado para escoltar y llevar un vagón con provisiones y equipo de minería hasta el "áspero" asentamiento de Phandalin que queda unos cuantos días viajando al sureste desde la ciudad. Gundren estaba claramente emocionado y apenas podía mantener en secreto sus motivos del viaje, así que se limitaba a decir que sus hermanos y el habían encontrado "algo grande", y que pagarían 10 monedas de oro por llevar sus proviciones sanas y salvas hasta las "Provisiones de Barthen", un puesto de intercambio en Phandalin. Entonces el partió a caballo escoltado por un guerrero llamado Sildar Hallwinter alegando que tenia que llegar pronto para "hacerse cargo del negocio".

Ustedes han estado los últimos días viajando a través de un Gran Camino al sur de Neverwinter y recién han virado al este en el sendero de Triboar, no han tenido ningún problema hasta ahora, pero es conocido que bandidos y forajidos merodean en este sendero...

Hacía ya unos cuantos meses que Peren vivía en Neverwinter, sin duda era la primera vez que se había quedado tanto tiempo en un lugar fijo. Lo cierto es que aquello había sido en contra de su voluntad, pues en cuanto sanaba a la gente del pueblo se dirigía a otro lugar. Pero, con esa enfermedad todo era diferente, pues  pociones no lograban curar a los habitantes de forma completa. Después de dos meses sabía de memoria los síntomas, aumento de temperatura, pigmentación de la lengua a un color azul, cansancio y unas manchas rojas que parecían quemaduras, pero aun no sabía la causa de la enfermedad. 

Rosa Faylackson, una posadera de los barrios bajos de la ciudad, quien estaba desesperada, contactó a Peren. Resultaba que la madre de Rosa había contraído la extraña enfermedad y su hija temía por la salud de la madre con la proximidad del invierno. Fue ella, quien le comunicó que había visto esa extraña enfermedad en un mercader que venía del asentamiento de Phandalin.

En esa misma noche Peren estaba decidido a investigar la zona, con la esperanza de conseguir alguna información para detener la enfermedad lo antes posible. Paró en la última taberna que quedaba de paso antes de Phandalin. Ahí se enlistó en una caravana que debía llevar provisiones a la zona, prefiriendo la compañía que viajar solo.

Peren se encontraba en la parte interna del vagón, estaba repasando de nuevo todos los apuntes que había recogido en esos meses de la extraña enfermedad. De pronto, escuchó unos pasos que se acercaban cada vez más al lugar en donde estaba. 

Thorin era un individuo solitario que vivia en los bosques de alrededor de Neverwinter, pueblo al que acudía de vez en cuando a la posada para tomar algo y escuchar aventuras de los forasteros. En una de esas visitas un camarada se acercó me comentó lo de trabajar para el, era de manera temporal se trataba de escoltar un vagón con unas posesiones mineras.

Ya estabamos en camino, Thorin iba en el pequeño balcón de acceso del vagón, le gustaba sentir´el aire en su cara, además así podría tener mas visión en caso de intento de atraco o robo de nuestra mercancía, ya que iba todo el rato viendo el exterior.

Rerk observó el hermoso paisaje. El sendero y el bosque tenían ese aspecto asilvestrado que tanto le llamaban la atención. Cerró los ojos un instante y escuchó el murmullo de un arroyo cercano y respiró profundamente el limpio aire.

Hace unos pocos días se había topado con un granjero y tras charlar un poco con él (y asegurarse de que estaban solos), le había robado la bolsa y había continuado su viaje sin que el granjero se percatara de nada. La bolsa del granjero no tenía más que unas pocas monedas de cobre.

Después, en un asentamiento cercano, había hecho un negocio turbio que le había reportado algunas monedas más (esta vez de plata). Tras eso, había continuado su viaje, de camino a ninguna parte en concreto.

Durante el viaje se había topado con un hombre vestido con una túnica. Posiblemente algún tipo de erudito o sabio, a juzgar por su actitud reflexiva. Sin embargo, a este no le robó. Nunca se sabe cuando un hombre de aspecto de sabio puede resultar ser un mago. Y Rerk no quería problemas con un mago.

Además de la gente común de los caminos, buhoneros y demás, Rerk también llegó a cruzarse con un elfo y más tarde con un enano... El ladrón pasó de largo sin prestarles demasiada atención.

Y entonces, un día, un enano llamado Gundren Rockseeker le ofreció un trabajo: debía acompañar una caravana que contenía mercancias de algún tipo. La caravana se dirigía hacia un asentamiento llamado Phandalin y a Rerk le pareció que ese lugar era tan bueno como cualquier otro para dirigirse hacia allí.

Aceptó el trabajo pues, al fin y al cabo, era mejor dirigirse allí si le pagaban que ir allí sin que le pagaran nada.

Una vez comenzado el viaje le sorprendió encontrase con el supuesto mago, el elfo y el enano con los que se había topado dias antes. Casualidad, supuso.

Ahora mismo, Rerk va montado encima del carro, detrás de algún barril, de modo que si hubiera algún peligro, podría verlo desde su privilegiada altura, viniera en la dirección que viniera (además de poer cubrirse tras el barril, de ser necesario).

Drazhan se levantó y mientras preparaba un poco de vino con especias mojado con pan y un trocito de queso para desayunar. Parecía nublado, lo cual no era malo para un día entero de viaje.

Hacía pocos días, un viejo amigo de sus padres, el enano Gundren Rockseeker le había ofrecido un pequeño trabajo: custodiar una caravana hacia el asentamiento de Phandalin. A pesar de los recuerdos que le devolvía Gundren, pensó que era una buena idea de volver a los caminos y proteger algún que otro cargamento. Además, el negocio últimamente no daba las ganancias que debía, por lo que si aumentaba sus ganancias podría comprar nuevos suministros al gremio, y de paso recolectar algunas plantas para experimentos y brebajes. Dejó el negocio medio cerrado a cargo de su aprendiz Falagan, quien podía encargarse de los asuntos y ventas menores y se preparó para el viaje.

Se acercó a la caravana y se asombró ante quienes iban a ser sus compañeros de viaje: un elfo, un enano y un humano. Ciertamente había tratado poco con elfos o enanos, pero su curiosidad sobre ellos era patente. Probablemente sobrepasasen con creces su edad y era algo que siempre le imponía cierto respeto.

Con poco más que algún gesto de saludo, el elfo y el humano se sentaron en la parte interna del vagón, mientras que el enano se aposentó en el pescante del carro. Dado que no molestaba demasiado el sol, se acomodó al lado del enano y como nadie lo había hecho, tomó las riendas de los caballos, a pesar de su poca experiencia con estos animales. Esperaba tener pocos contratiempos (según Gundren iba a ser un trayecto muy sencillo).

Suspiró. Los caminos no eran sencillos, bien lo sabía él. Más valía no pensar mucho en ello y centrarse en el presente. Agitó las riendas de los caballos y el carro partió de Neverwinter. Después de un largo silencio, sacó una pipa y un poco de tabaco y girándose hacia el enano le ofreció un poco de tabaco de la bolsa y le preguntó:

-Buenos días maese enano. Mi nombre es Drazhan Among, y soy mago y artesano de profesión. ¿Os importaría que fumase un poco de este buen tabaco? ¿Querrías acompañarme con este tabaco propio de la misma Nevewinter? ¿Cómo os llamáis?

Rerk se acomodó lo más que pudo en su puesto. Era curioso que el miembro de aquel extraño grupo que más tenía en común con él fuera un mago.

Rerk sentía una mezcla de miedo prudente y fascinación por la magia y los magos Y no solo eso. La verdad es que siempre pensó como sería ser uno de ellos... con ese poder que solo un mago podía invocar... Seguramente Rerk lo habría usado para algo malo... o tal vez no, quien sabe.

En cualquier caso, cuando escuchó lo de la hierba para fumar, aprovechó y se acercó al mago. Rerk rara vez desaprovechaba una oportunidad de comer, beber o fumar gratis.

Yo si que aceptaré algo de esa hierba que fumas, dijo acomodándose en la parte delantera, justo detrás de los conductores, junto a un barril.

Mientras hacía esto, observó al elfo por el rabillo del ojo. Los elfos eran la raza que más le llamaba la atención. Una de las razones era que se decía que su magia era más poderosa incluso que la de los magos... pero también podían ser muy extraños... al menos el mago era humano... aunque siendo un mago, también tenía que ser un individuo raro de verdad.

Volvió su atención de nuevo hacia el mago.

Así que eres un mago. Increíble... comentó con gesto distraído.

Drazhan arqueó la ceja. Ciertamente pensaba ofrecer tabaco a todo el mundo, pero el tono del humano le hacía sospechar que el único humano que había en la expedición era un poco más descarado de lo que él aprobaba.

Mantuvo la bolsa de tabaco en la misma posición en la que estaba pero sin retirarla. Nada descortés, pero firme, en cualquier caso. Por el rabillo del ojo siguió observando que los animales no se saliesen del camino. Esos condenados animales solían encabritarse por cualquier chorrada, y de lo que menos ganas tenía era de sufrir una estampida.

- Cuando una persona fuma de la pipa de alguien ese alguien espera conocer al menos su nombre. ¿Y vuestra merced a qué se dedica?

Ah, disculpadme. Parece ser que tanta vida en el camino a veces hace que me olvide de mis modales.

Me llamo Rerk. Me dedico a viajar de aquí para allá. Lo cierto es que no nací con la suerte de poseer un verdadero hogar, por lo que debo ganarme la vida en el dia a dia. Hago lo que haga falta para ganarme el sustento. Lo mismo ayudo en el trabajo de una granja que cazo lo que puedo. Y si surgen otro tipo de negocios como el presente, también lo acepto. Soy lo que se podría llamar un buscavidas. Aunque los juglares me llaman, a veces, aventurero.

Peren, había visto la escena desde la puerta, pues se había levantado a dar un rondín cuando escucho los pasos.

—Sin duda ese tabaco es de Silverwood, —Dice mientras se toca la nariz para olfatear mejor— Me alegra saber que los humanos también disfrutan de un buen tabaco, mi nombre es Peren.

Peren nota en el rostro de Rerk un poco de asombro, intuyendo que no ha visto muchos elfos en su vida,

—Solíamos ser muchos los de mi especie, ahora la mayoría nos escondemos en los bosques transformados en animales. El mundo ya no queda mucho espacio para nosotros los elfos, ahora es tiempo de ustedes los humanos.

Después se gira un poco y le pregunta al humano que conduce los caballos por su nombre, además de preguntar por el nombre de su maestro en magia, pues juzgando por su vestir debe de ser un aprendiz de magia.

Ha pasado cerca de medio día desde que tomaron el sendero de Triboar, y ahora atraviesan una parte donde el bosque se va cerrando cada vez mas pero aun no alcanza a cubrir ni el sol ni el camino, tras tomar una vuelta se encuentran a un par de caballos tirados a mitad del camino y sus cuerpos están cubiertos de flechas negras.

-Encantado maese Rerk. No os preocupéis por los modales, es algo que solemos olvidar cuando viajamos por los caminos. - digo acercándole la bolsa de tabaco - Siempre es interesante conocer a aquellos que se autodenominan aventureros. Son gente bastante intrépida, al menos en su mayoría. Espero que estos trabajos os proporcionen suficiente fortuna como para formar la estabilidad y el hogar del que habéis carecido.

Drazhan gira la cabeza mirando a los ojos del elfo y comenta:

-Encantado también de conoceros maese Peren. Veo que tenéis buen olfato, en efecto es tabaco de Silverwood. Tomad un poco también. Como he dicho, mi nombre es Drazhan Among, y soy aprendiz del maestro Grazeth Lemombark, quien me enseñó buenos fundamentos de la magia y la alquimia. ¿lo conocéis?- Suspiró, girando un poco la vista al frente para no perder de vista el camino, pero mirando de reojo al elfo - Por lo que decís, vos debéis ser de aquellos elfos a los que llaman druidas. ¿Sois acaso también practicante del Arte? Siempre es fascinante intercambiar impresiones y conocimientos con los elfos. ¿Qué os trae por aquí?

Refreno rápidamente los caballos hasta pararlos, y con voz grave pero en voz baja digo:

-Soooo.

Observo detenidamente alrededor a ver si veo el origen de las flechas mientras susurro al resto de compañeros y cargo mi ballesta.

-Esto me huele a emboscada de manual.. Con los caballos en mitad del camino va a ser muy difícil seguir hacia delante corriendo, por lo que si alguien tiene armas a distancia será mejor que se sitúe en algún sitio donde pueda disparar con comodidad, y si alguien prefiere pelear en distancias cortas será mejor que se apee ahora que una vez empiece la batalla.

Por último, si sigo teniendo tiempo, me gustaría lanzarme el cantrip "Blade Ward".

Cuando estaba a punto de presentarme ya que mis compañeros ya lo estaban haciendo, aunque no tenia prisa por estar ocn elfos, me acerque a ellos para presentarme. Mi nombre es Thorin. No pude decir mucho más, ya que la caravana tuvo que parar por unos caballos muertos en medio del camino. Hago caso a mi nuevo compañero y cargo mi ballesta. Tienes razón, esto parece una emboscada asi que abrir los ojos y poneros a cubierto.

Rerk cogió algo de hierba y fumó relajadamente.

Gracias por vuestra camaradería y buenos deseos, maese Drazhan.

Siguió así, relajado, durante al menos medio dia de viaje, pensando que estaba siendo un dinero facilmente ganado y que parecía que no iba a pasar nada durante el trayecto. Mejor así.

Entonces, el carro se paró bruscamente y Rerk se incorporó veloz.

Cuando vio a los animales muertos en mitad del camino, todos sus sentidos se pusieron alerta inmediatamente.

Maldita sea, pensó... con lo relajado que estaba siendo el viaje.

Rerk agarró su saco y sus demás pertenencias y su primer impulso fue huir, pero rápidamente se lo pensó mejor. ¿Huir adonde? Si se adentraba en el bosque, lo más seguro es que cayera en una emboscada... No, debía quedarse y enfrentarse a la amenaza. No había más remedio. Además, no era la primera vez que lo hacía.

Cogió su arco... sacó una flecha del carcaj y la puso en la cuerda...

Protegido tras los barriles, miró en derredor en busca de posibles amenazas.

Por el rabillo del ojo, vio a Drazhan... Creía que los magos solo usaban dagas o bastones como armas, se dijo a si mismo... En cualquier caso, si era un mago, más valia que usara la magia...

Maese Drazhan, no pretendo decios lo que teneis que hacer, pero creo que sería el momento de que prepararais un conjuro, por si acaso. Dejadme los proyectiles a mi, susurró de manera que solo pudiera oirlo el mago (y tal vez el elfo o el enano, por estar muy cerca).

Dicho esto, siguió totalmente alerta al entorno... esperando cualquier cosa...

—ah, Grazeth Lemombark, somos viejos amigos, lo conocí cuando él era joven, hace mucho tiempo que no lo he visto.

Peren se dedica a contar anécdotas sobre el maestro de Drazhan, todos ríen de aquellas viejas historias. Después de unas cuantas horas, cuando Peren estaba relatando como Grazeth se escapaba de la academia de magia por segunda vez, todos callan repentinamente, a unos cuantos metros todos visualizan los cuerpos de unos caballos tendidos en el suelo. 

Al ver a los caballos muertos Peren se encoleriza.

—Pagarán por asesinar a un animal inocente. pensó

Toma su escudo y se prepara para lanzar en cualquier momento Entangle si es que visualiza a un enemigo al alcance.

Los aventureros notaron de inmediato una trampa tan obvia y comenzaron a prepararse para el muy posible ataque, fijando sus sentidos en los alrededores, pudiendo notar a las pequeñas criaturas conocidas como goblins esperando ocultos en los matorrales, sus ansias parecían muchas por que no paraban de moverse, pronto un de ellos se desespero y lanzo un grito.

Dos de esas criaturas saltaron hacia el camino armados con espadas que se les notaba que habían visto mejores tiempos y desde los matorrales dos preparaban sus flechas y comenzaron a buscar un objetivo.

Aunque esperaba el ataque de unos bandidos, a Rerk se le metió en la cabeza otra idea.

¡Orcos!, pensó para sus adentros.

En realidad eran goblins, pero lo mismo daba, eran criaturas peligrosas.

Apartando su capa con un gesto rápido, tensó su arco y disparó.

Pensó en atacar al más cercano, pero se lo pensó mejor y fue a por los que podían atacar a distancia.

La flecha voló... e impactó de lleno en el pecho de uno de los goblins, que cayó inmediatamente muerto.

Peren enraíza a los goblins al suelo, solo el goblin #4 resiste al hechizo.

—Alguien encárguese del último goblin de arco, los de la cimitarra no se podrán mover por un tiempo.

Me dispongo a atacar al goblin con arco que queda más libre, el disparo es certero, pero no logro acabar con su vida, este infecto ficho sigue aún gritando, aunque no creo que aguante mucho. "Rematemos a esta escoria, no pueden darnos mas batalla. Que sepan que no debieron meterse con nosotros." Mientras voy cargando otra flecha por si acaso teno que volver a disparar. 

Rerk sacó otra flecha de su carcaj y la puso en la cuerda, tensó el arco y apuntó...

¡Drazhan, es el momento de tu magia!, gritó, al tiempo que se maravillaba por la magia élfica que había usado Peren.