Abro los ojos con cierta sorpresa.
- Vaya... estaba asustado en verdad. Qué curioso. Debe tener algún tipo de condicionamiento. ¿Le seguimos?
- Claro... no es tan apetecible como la pareja... pero servirá de cena.
- Muy bien. Pero primero veamos si va a algun lugar. A lo mejor su condicionamiento ademas de para cortarle la lengua le hace ir a algun sitio. Y a lo mejor en ese sitio hay alguien más que preguntar - dice Alerto que se agacha y recoge el trozo de lengua partido. Luego saca su pañuelo y lo guarda, antes de, con galantería, acercarse la puerta y abrirsela a Helen
De más habeis tardado, no hay mucha iluminación por lo que el rastro de sangre es dificil de conseguir y el tio ha echado a correr y desde la puerta como tal no se le ve. Pero un tiro de percepcion + supervivencia para seguir un rastro a dif 8 por la escasa iluminación tal vez arregle el asunto. Ya sabeis, éxitos compartidos, entre los 2 teneis que llegar a 3 éxitos.
Al bajar abajo vuestros compañeros no estan por ningun lado. El hombre al que vais siguiendo sale hacia la puerta de la calle y llegais a la entrada. Al abrir la puerta veis a Alberto que le esta abriendo la puerta a Helen y una mancha de sangre en el suelo.
Asimismo Alberto y Helen se quedan sorprendidos por que no esperaban que nadie fuese a salir. Veis a vuestros dos compañeros de manada y a varias personas que les acompañan, dos hombres vestidos normales sin ningun signo sospechoso, a un calvo bajito, moreno de piel y con gafas de sol y a dos tipas que van puestas de estupefacientes hasta en el número de referencia. El calvo os pregunta directamente
- ¿Que ha pasado aqui? ¿Estais bien, de quien es esta sangre?
Tengo la habilidad secundaria rastrear. ¿Me supone eso alguna reduccion a la dificultad para seguir el rastro?
Alberto veía con total facilidad el rastro de sangre, y una sonrisa perversa apareció en los labios. Justo iba a ponerse a divertirse un poco cuando escuchó pasos detrás suya, con lo que, reprimiendo una mueca de fastidio, se incorporó.
Cita:
Alberto miró a quien había hablado, y luego a sus dos compañeros de manada. Si alguno de ellos sabía quien era el que le interrogaba y le hacía perder el tiempo sería bueno que hablase ahora, porque ahora mismo Alberto tenía una presa.
Y odiaba perder una presa
Tirada: 5d10
Motivo: rastreando con el bono
Dificultad: 6+
Resultados: 8, 9, 4, 6, 7
Exitos: 4
Anton interrumpio en ese momento - Esto dos son vienen con nosotros - dijo Anton señalando a Alberto y a Helen. - En que han estado entreteniendose estos dos - pensaba este mientras esperaba la reaccion del individuo acompañante.
Los términos de Anton no le gustaban, ni mucho, ni nada.
- Si. Cierto. Vosotros - dijo señalando a Anton y a Francisco- venís con vosotros. Y ya veo que con compañía. ¿Quienes sois? - dijo Alberto mientras abria la puerta y miraba en la dirección que debía haber huido su presa
- Permitid que me presente, me llamo Aldruich. ¿Y vosotros?- El hombre calvo se acerca primeramente a Helen, se siente fascinado con la belleza de la mujer.
Mi mirada sigue la dirección de la de Alberto primero, y luego me giro hacia el hombre que nos habla:
- Helen. ¿Dónde estabais compañeros? Miro a nuestros amigos, antes de suspirar en dirección a la puerta.
Alberto negó con la cabeza.
- Helen, guapisima, mandame un mensaje cuando sepas donde estais e iré para ya. Odio dejar las cosas a mitad. Señores...
Y en principio me marcho si nadie me lo impide. A seguir mi rastro
Alberto sale a la calle sin que nadie le diga nada. El rastro de sangre aún esta claro en el suelo para unos ojos que sepan buscarlo... como los suyos. Y además, algunas personas, sentadas en terrazas comodamente tomandose una copa con la agradable temperatura de la noche, comentan cosas acerca de un joven tapandose la boca con las manos y sangrando. Ya sería mucha casualidad que hubiera dos personas con el mismo problema, pero el cazador ha elegido a su presa. El rastro conduce a la catedral.
Alberto, a partir de ahora marcate a ti solo en los mensajes que escribas.
La catedral... eso era territorio del arzobispo. Su presa estaba herida, y probablemente confusa y sometida a algun tipo de condicionamiento o invocacion. No debia llegar hasta alli. Alberto aprovecha los momentos en que no vea gente por la calle, las calles solitarias, y su propia velocidad, para invocar en un par de ocasiones su celeridad, a fin de interceptar al sujeto antes que llegue a la catedral
Si el planteamiento esta equivocado, avisame.
Pufff, a ver, ponte en situación, estas en el principal centro turistico de Praga y a estas horas en la calle hay bastante gente. Con las pintas que tienes de un tio con traje y mazo de elegante ¿no crees que das un poco el cante como para correr a toda pastilla persiguiendo a uno que esta sangrando por la boca? Vale que seas sabbat y que no respetes la mascarada, pero aqui eres un agente inflitrado. Si quieres cambiar el post adelante.
Al no haber calle alguna solitaria su plan era impracticable. Sin embargo lo demas seguía siendo cierto. Perseguía a un tipo que sangraba y que estaba confuso. No había perdido apenas tiempo en encontrar su rastro, y como vampiro, tenia la ventaja de no cansarse, ventaja con la que su perseguido no contaba.
Sin usar celeridad, pero con toda la rapidez posible, siguió la pista, intentando llegar antes que su objetivo a la catedral
En las calles aun hay cierta actividad y finalmente el cazador ve a su presa agarrado a una señal de trafico y vomitando. Hasta ahi bien. El problema reside en el maromo que esta al lado suyo, mirando los alrededores y que centra su vista en Alberto al verlo corriendo en esa dirección. Dando una palmada en la espalda del pobre desgraciado comienza a caminar hacia Alberto, con cara de pocos amigos.
Había mucha gente por la calle. Y eso era malo. No podía simplemente despellejarlo con la navaja que llevaba al cinto. Mala suerte la mía. En fin... habría que hablar con el ganado.
Sigo avanzando en la misma dirección que llevaba
Menuda sorpresa al ver que el maromo habla castellano, porque además lo entiendes perfectamente
- ¿Que le has hecho a mi criado escoria?.- El maromo continua caminando hacia ti y dos zancadas más tarde se te pone en las narices bloqueandote el paso, pero puedes fintarlo.